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Mamá

Cameron

Mi corazón dio un vuelco al escuchar las sombrías palabras de Dominik, temí lo peor cuando comenzó a bajarse los pantalones, su mirada grisácea era tan penetrante que se me hizo imposible no temblar de los nervios que me estaba provocando, abrí la boca varias veces pero la voz no me salía, mi mente estaba hecha un lío. ¿Por qué dijo que es un mal novio? ¿Para qué quiere ver mi cuerpo? ¿Acaso sabe que mi padre me golpeó? O quizás... Quiere verme para hacer cosas extrañas, eso explicaría por qué se está quitando la ropa... ¿Planea violarme? Eso sin duda lo haría el peor novio de todos.

—¿P-Por qué lo dices? ¿Para qué te estás d-desnudando? —pregunté cuando finalmente pude hablar, aunque estaba evidentemente nervioso, miré de reojo hacia la puerta, tengo que estar listo para echar a correr en cuanto revele sus oscuros y perversos planes. Él me miró con un poco de extrañeza y tras unos segundos sonrió siniestramente causándome un escalofrío.

—Creo que ya lo sabes... acércate Cameron....  —murmuró mirándome como si quisiera devorarme, abrí la boca con incredulidad, mis sospechas se confirmaron. Dominik me trajo aquí para hacer cosas pervertidas...

—Yo me largo —dije seriamente levantándome de la cama y tratando de no alterarme, él suspiró y negó lentamente.

—Estoy ju...

—¡N-No estoy l-listo para h-hacer eso! Y... n-no me s-siento muy bien a-ahora mismo... así que d-déjame ir... —lo interrumpí con desesperación, él me miró impactado, caminé rápidamente hacia la puerta con las piernas temblándome como gelatina, retrocedí por instinto cuando él se me adelantó y cerró de un portazo, luego me miró con una ceja arqueada tras recostarse de la puerta.

—Mmm... no estás listo... ¿y cuándo lo estarás? —preguntó luciendo realmente interesado, mi rostro pasó de estar frío a calentarse de golpe, miré de reojo hacia la cama y por mi mente pasó la imagen de Dominik desnudo sobre mí dándome placer, miré rápidamente hacia otra parte al sentirme un poco excitado, me avergonzaron mis propios pensamientos sucios.

—N-No lo sé... —murmuré sin mirarlo a la cara. Por lo general tenía sexo con mis novias al segundo día de comenzar a salir, pero esto es diferente...

Miré con temor el enorme cuerpo de Dominik y una oleada de miedo me sobrecogió, no creo estar preparado mentalmente para hacerlo con él. Subí la mirada a su rostro y me avergoncé al ver su sonrisa burlona.

—Te ves asustado, ¿tienes miedo de lo que pueda llegar a hacerte? —preguntó en un tono bajo y algo perverso, asentí apenado dejándolo sorprendido. ¿Para qué voy a negar algo que es tan obvio? —¿Y si te digo que no quiero esperar más? —soltó entrecerrando los ojos y caminando lentamente hacia mí, se me salió una pequeña risa seca, el miedo que sentía fue reemplazado por un triste sentimiento que se alojó en mi pecho.

—Te diría que no me sorprende —respondí con decepción, eso lo hizo detener, por un segundo me pareció ver frialdad y algo más en su mirada, rápidamente sus ojos mostraron burla.

—Estoy jugando Camaroncito, no te haré nada, solo voy a cambiarme de ropa —respondió con calma abriendo su closet, lo miré con desconfianza y mantuve la distancia entre los dos.

¿Qué sucede con él? No puedo dejar de preguntarme por qué controla tanto sus emociones... Él es todo lo opuesto a Dylan, el pequeño castaño es como un libro abierto, es fácil saber lo que siente, en cambio Dominik es cerrado y muy reservado, me es casi imposible saber si las cosas que dice o muestra son honestas...

Algo me dice que él está sufriendo, y por su forma de ser puedo afirmar que lo está haciendo en silencio, sin decirle a nadie lo que siente... ¿Pretende seguir así hasta que ya no pueda más y explote?

Suspiré y miré por la ventana, estaba lloviendo un poco. ¿Por cuánto tiempo estuve durmiendo? Saqué mi celular y miré la hora, eran las 2:45 a.m.

Al ver que el cabello de mi misterioso novio estaba un poco mojado al igual que la ropa que se había quitado, me relajé y me senté en la cama, abracé mis piernas y entreabrí los labios con sorpresa caer en la cuenta de que Dominik estaba únicamente en bóxer, por el miedo de ser violado o de que viera lo lastimado que estaba mi cuerpo no me había fijado en que él estaba semidesnudo. Estaba dándome la espalda mientras buscaba ropa, ignorando el repentino aceleramiento de mi corazón, mis curiosos ojos vagaron por su espalda bien trabajada, me sorprendí al ver que tenía muchos lunares, recuerdo que una vez me lo dijo, pero no creí que fueran tantos, su espalda estaba muy marcada, sorpresivamente encontré eso muy excitante, bajé la mirada y me detuve a ver su trasero, se veía muy firme...

—¿Me estás viendo el culo?

Aparté la mirada rápidamente mientras deseaba que me tragara la tierra, creo que me dejé llevar un poco... Sin quererlo mis ojos se encontraron con los suyos, él tenía una maliciosa y burlona mirada, me aclaré la garganta.

—Si te pusieras algo de ropa no estaría mirándote —respondí con desdén tratando de disimular lo acalorado que me sentía, él arqueó las cejas y sonrió de lado haciéndome sentir un extraño cosquilleo en el estómago.

—Te dejaré disfrutar de la vista por un momento más —contestó algo altanero mientras se recostaba de la pared, solté una pequeña risa, me relajé y lo miré con malicia.

—No tienes nada que me sorprenda... —mentí fingiendo desinterés, aunque obviamente me encontraba atraído y fascinado con el buen cuerpo que tiene. Mi novio borró su sonrisa de golpe, me reí.

—¿Ah, sí? —murmuró acercándose peligrosamente a mí, comencé a retroceder en la cama sin poder contener mi risa, él se veía un poco indignado, dejé de reírme y reprimí un quejido de dolor al sentir mi cuerpo doler, me bajé de la cama con cuidado y retrocedí con cautela hasta la pared al ver que no dejaba de acercarse, él tenía el ceño fruncido, sonreí con burla. ¿De verdad le molestó lo que dije?

Me sorprendí cuando me miró por un segundo con seriedad y sin que me lo esperara corrió hacia mí, contuve la respiración cuando me agarró suavemente de la cintura cuando iba a escapar, mis ojos no se apartaron de los suyos en ningún momento, se me erizó la piel al sentirlo acariciar mi cuerpo, su mirada me inspiraba confianza, sin embargo, agarré sus manos e intenté alejarlas de mí, si seguía así podría tocar uno de los moretones que tengo y dudo poder reprimir alguna señal de dolor.

—N-No... por favor... estaba bromeando... —dije arrepentido de haberlo provocado, él me miró en silencio, comencé a temblar inconscientemente cuando comenzó a levantar mi abrigo, al notar como me miraba supe que él sabía lo que estaba ocultando.

—Tu padre te golpea, ¿verdad? —preguntó con cautela, lo miré sin sorpresa alguna, pensé en inventar una excusa pero sus ojos tan fijos en los míos me habían dejado la mente en blanco, asentí tragándome mi vergüenza.

—N-No q-quiero que m-me veas... —susurré con un nudo en la garganta, sentía tanta vergüenza que quería hasta llorar. Dominik agarró mi rostro con delicadeza, me miró a los ojos y negó.

—Necesito hacerlo —me susurró con un tono suave, me quedé mirándolo con indecisión. Su tono y su tacto eran suaves, incluso tiernos, pero en su mirada puedo ver que está controlándose para no sacarme la ropa a la fuerza y ver las marcas que tengo.

Me asombró notar como su cuerpo se tensaba ante mi silencio, no me opuse cuando él levantó mi abrigo, al ver sus ojos grises bajar a mi cuerpo y abrirse con sorpresa supe que me encontraba peor de lo que pensaba, me miré y me horrorizó ver que los moretones que tenía habían cobrado un color más oscuro, se veían realmente mal.

—Ya es suficiente —dije en un susurro cargado de amargura y vergüenza mientras me bajaba el abrigo, él no intentó detenerme, lo miré a la cara, su mirada fría y absorta ahora estaba puesta en un punto detrás de mí. —¿C-Cómo lo sabías? —pregunté abrazándome a mí mismo, hice una mueca cuando me miró y apretó la mandíbula, quería que él me abrazara... Pero dudo mucho que lo haga, y menos en este momento, en sus ojos se nota que está furioso, sabía que su furia no era para mí, pero aún así me daba miedo ser rechazado si le pedía que me abrazara.

—¿Él te hizo algo más? —preguntó ignorando mi pregunta y mirándome de arriba abajo, negué lentamente, él entrecerró los ojos y se acercó más a mi rostro, tragué duro.

—Es la v-verdad —murmuré un poco abrumado, me alejé de él y lo miré con incomodidad, su fría expresión me estaba inquietando.

—Lo mataré...

Me quedé en el aire al escucharlo decir eso con molestia, solté un suspiro y me senté en la orilla de la cama, lo seguí con la mirada. Sé que no habla en serio... Aunque su fría expresión me está haciendo dudar un poco.

Él se había acercado nuevamente a su closet, me rasqué la nuca y pensé en qué hacer para que se tranquilizara, fruncí el ceño al verlo ponerse ropa de salir, no de dormir.

—No vale la pe... ¿D-Dominik? —me quedé helado al verlo sacar algo negro de una caja de zapatos y metérselo en su pantalón, me levanté rápidamente y me paré frente a la puerta, impidiéndole salir, me crucé de brazos y lo miré con seriedad, él me observó con el ceño fruncido. ¿Acaso tenía un arma? —Guarda eso ahora mismo —dije con firmeza, él resopló y sacó lo que había escondido, me asusté. Sí, tenía un arma.

—No lo mataré, solo le daré un pequeño susto —respondió sádicamente mientras bajaba la mirada a la pistola en sus manos, sentí mi corazón detenerse por un segundo. ¿Por qué siento que no está jugando?

—¡Dominik! —exclamé con regaño, él me miró sin ninguna expresión, tragué duro. —No irás a ninguna parte... —dije con temor de que le pasara algo, bajé la cabeza. No quería que se alejara de mí...

—Lo haré, algo me dice que no es la primera vez que te hace esto... —levanté la cabeza de inmediato, él se veía muy enojado. Esto no está funcionando... Tendré que hacer otra cosa...

Hice un pequeño puchero y lo miré con tristeza, él se sorprendió pero rápidamente lo disimuló, evité fruncir el ceño. ¿Por qué él oculta tanto lo que siente? Esa parte suya es la que me impide confiar en él y sentirme completamente cómodo a su lado...

—No quiero quedarme aquí solo... —dije con temor y honestidad, sus cejas se arquearon, mi rostro se calentó al verlo sonreír un poco.

Sentí sus cálidos dedos agarrar suavemente mi mentón, cuando miré sus ojos grises mi labio inferior tembló frenéticamente, Dominik me miró con sorpresa, con los ojos repletos de lágrimas lo abracé dejando de controlar mis ganas de hacerlo.

—Q-Quédate c-conmigo —le supliqué cerrando los ojos con fuerza, él me correspondió el abrazo, lo escuché suspirar, supe que se había rendido cuando sentí una de sus manos enterrarse en mi cabello y acariciarlo con delicadeza.

Abrí los ojos cuando él se separó de mí tras unos minutos, me mordí el labio inferior para no sonreír al ver su mirada de derrota, él negó y fue a guardar el arma, sintiéndome estúpidamente feliz me quedé mirándolo, él soltó un suspiro y se quitó los pantalones, sonreí sádicamente. Creo que ya sé como mantenerlo bajo control...

—¿Por qué me hiciste caso? —pregunté con el estómago lleno de mariposas. Ya sabía la respuesta, pero deseaba que él mismo lo dijera. Al ver su fría mirada no pude contenerme de sonreír.

—Si te pones así, ¿cómo voy a negarme? —dijo encogiéndose de hombros, me acerqué a él y puse mis manos en su cuello, él me estaba observando con resignación, me puse de puntillas y le di un corto y suave beso en los labios, cuando alejé mi rostro me encontré con la peligrosa mirada de mi novio, al verlo sonreír sentí que debía alejarme de él, sin embargo, sus manos agarraron mi trasero con descaro, lo miré sorprendido, él me cargó con demasiada facilidad y sin darme tiempo a reaccionar me llevó hasta la cama, abrí mucho los ojos al sentir algo presionando mi entrepierna, sin siquiera bajar la vista mi rostro se calentó. Parece que Dominik está algo caliente...

—D-Dijiste que no m-me harías n-nada —le recordé nervioso de que haya olvidado sus propias palabras, él asintió y me observó con lujuria, me relamí los labios, su mirada me hacia sentir deseado.

—¿No puedo jugar un poco con mi novio? —preguntó en mi oído con un tono que me hizo agua la boca. Él realmente estaba excitado.

Sin poder controlarme me lancé a sus labios, él no dudó en seguirme el húmedo beso, sentí su lengua meterse en mi boca y apoderarse de esta, me retorcí de placer cuando lo sentí empujar sus caderas contra las mías tratando de hacer más contacto entre los dos, susurré su nombre con dificultad cuando bajó sus labios a mi cuello, comencé a sudar y a desesperarme, lo sentí desabrocharme el pantalón pero no lo detuve, no quería que este momento acabara, cuando él me miró con los ojos llenos de deseo me dejé llevar por la excitación del momento y metí mi mano en el interior de su bóxer, al tocar su enorme, cálido y húmedo miembro erecto regresé a la realidad, el miedo me hizo apartar a Dominik con rapidez cuando este me comenzó a bajar los pantalones, él me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué? T-Te e-estabas saliendo de c-control —dije un poco intimidado por su mirada y acalorado por lo sucedido, él arqueó una ceja y se rió.

—¿Yo? Tú fuiste quien comenzó a meterme la mano —soltó con diversión, con las mejillas calientes hice un puchero, tomé una almohada y golpee su rostro con ella tratando de que borrara su estúpida sonrisa, pero él seguía sonriendo, me crucé de brazos y lo miré con burla.

—Tendrás que arreglar eso tú solo —dije bajando la mirada a su bóxer, en el cual se veía un gran bulto, cuando alcé la vista me encontré con su perversa mirada, entrecerré los ojos.

—Yo no soy el único... —dijo con un tono suave y misterioso, bajé la mirada a mi pantalón y tragué duro, yo estaba igual que él. —¿Qué dices si nos ayudamos mutuamente? —soltó sugestivamente, negué rápidamente, me levanté de la cama y corrí hacia el baño. —Vamos... será rápido... —miré hacia atrás, Dominik estaba levantándose de la cama mientras me miraba con diversión.

Comencé a dudar de si encerrarme en el baño o regresar a la cama, tengo muchas razones para no tener algo con él esta noche, pero mi propio cuerpo anhelaba ser tocado por él sin importar las consecuencias...

—No —respondí firmemente, Dominik frunció el ceño, se veía bastante confundido, antes de que dijera algo o de que yo cambiara de opinión, entré al baño y cerré rápidamente la puerta, me alejé cuando vi la sombra de sus pies frente a esta.

—Justo cuando creí que ya te tenía —escuché claramente sus palabras, sonreí un poco.

Al escuchar sus pisadas alejarse mi sonrisa se borró, me recosté de la pared azulada del baño y me miré al espejo, no me causó ninguna gracia ver lo sonrojado que estaba mi rostro ni lo hinchados que se encontraban mis labios, miré mis ojos verdes, bajé la mirada a la alfombra al sentir nuevas lágrimas descender por mis calientes mejillas.

No quería sentir lo que ahora mismo estoy sintiendo por el chico que está al otro lado de la puerta, no quería enamorarme de él. Sé que me lastimará mucho, lo sé. Ya estoy cansado de sufrir...

—N-No me q-quiero e-enamorar —susurré eso para mí mismo. —N-No... q-quiero... —los sollozos me impidieron seguir, me senté en el piso al sentir que perdía las fuerzas en las piernas, me tapé la boca con una mano y seguí llorando, mi cuerpo comenzó a doler pero no le di importancia alguna.

Después de unos minutos finalmente pude dejar de llorar, cerré los ojos y traté de respirar con calma. Quiero saber muchas cosas de Dominik, quiero conocerlo más y deseo que confíe en mí, pero sé que si me quedo más tiempo a su lado voy a terminar herido y dañado.

Tengo que irme de aquí.

Me levanté del piso y me eché agua en el rostro, me miré en el enorme y pulcro espejo frente a mí, mi cabello se había mojado un poco, mis ojos se veían hinchados, tomé una de las toallas que estaban dobladas sobre un pequeño estante, me sequé la cara y respiré hondo, saqué mi celular, eran las tres de la mañana, esperaré un rato más aquí hasta que Dominik se duerma, y entonces me iré, buscaré un motel y pasaré allí el resto de la noche.

Bostecé, con un poco de cansancio caminé hasta el váter y me senté, miré mi pantalón, me siento tan mal que hasta mi pequeño problema se resolvió solo.

—Camarón, ¿estás bien? —di un pequeño salto al escuchar a Dominik, miré hacia la puerta cerrada, él sonaba un poco preocupado.

—S-Si... —respondí titubeante, podía sentir mi corazón acelerado, al no escuchar ninguna respuesta pude relajarme un poco.

Me dieron ganas de llorar otra vez al pensar que no volveré a verlo ni a escuchar su voz. Me clavé las uñas en las piernas al sentir mi cuello y mis labios calientes, han pasado muchos minutos desde que nos besamos pero, ¿por qué siento esta calidez con solo recordarlo?

Dominik es peligroso. Siento que su personalidad tan fría y su toque tan cálido me tienen atrapado.

Me quedé absorto mirando hacia el lavabo, sentí un poco de ternura al ver el pequeño patito amarillo de hule que había junto a los jabones, ¿Dominik se baña con él?

Mi cabeza se giró lentamente hacia la puerta cuando escuché que la abrían, dejé de respirar por un momento al ver a Dominik, él estaba recostado del marco mirándome con extrañeza, noté que tenía puesto un pijama y que en sus manos traía un juego de llaves.

—¿Te vas a quedar toda la noche en el baño? —preguntó con los brazos cruzados, miré al piso y negué.

—Me quiero ir a mi casa —dije bajando la voz. Por más extraño que sonase creía que lastimaría a Dominik si le decía que ya no quería estar con él.

—¿Por qué? ¿No quieres estar aquí conmigo? —me dolió el pecho al escuchar su pregunta, su tono había sido un poco amargo, lo miré. ¿Por qué tenía que ser tan directo? Cuando nos miramos él soltó una pequeña risa y asintió comprendiendo. —Ven, te llevaré a tu casa —dijo dándose la vuelta sin mirarme, se me aguaron los ojos al ver como estaba actuando, como si no le importase para nada que me fuera. Me levanté y caminé hacia él cabizbajo.

—¿No te importa que me vaya? —pregunté levantando la mirada a su espalda, él se detuvo y se giró hacia mí, sus ojos se veían un poco vacíos, me sentí mal al verlo así.

—Me importa... —respondió suavemente, abrí los ojos con sorpresa y me estremecí, él sonrió un poco. No lo comprendo... —Pero si prefieres volver con el hombre que te hizo daño antes que quedarte aquí... con eso ya me dejaste muy claro lo mucho que odias estar conmigo —él caminó hacia la puerta tras decir eso con una inquietante calma, me quedé helado. Soy un gran idiota y un egoísta.

Tenía tanto miedo de que él me lastimara... Y quien terminó lastimando a alguien aquí fui yo.

—T-Te e-equivocas —repliqué con un nudo en la garganta, cuando Dominik me miró sorprendido quise gritarle a la cara lo aterrorizado que estaba de salir lastimado... —M-Me gusta mucho e-estar contigo... aunque m-me das m-miedo con t-tus miradas t-tan f-frías y m-malvadas  —admití con las lágrimas a punto de salirse de mis ojos, él se veía aún más sorprendido, inflé las mejillas con molestia al ver que estaba reprimiendo una sonrisa. —Pero, ¿s-sabes qué m-me da más m-miedo? —pregunté acercándome, él me miró expectante. —Q-Que me e-estoy e-enamorando d-de ti —susurré sin poder contenerme más, él se quedó helado, está claro que no se esperaba eso.

Comencé a preocuparme al ver lo pálido que se había puesto, creo que lo asusté. Con cada segundo en silencio que pasaba sentía que mi corazón se iba quebrando. ¿Por qué no dice nada? Obviamente no espero que me responda con un "yo también" pero al menos que se digne en decir algo. Tal vez cometí un error al decirle eso.

—¡Es una b-bro...

—¿Desde cuándo? —me interrumpió, su expresión había cambiado, ahora se veía un poco más suave, mis mejillas se pusieron calientes.

—¿Desde cuándo qué? —pregunté, me sorprendí por lo tímida que había sonado mi voz, Dominik me sonrió con ternura, lo asesiné con la mirada.

—¿Desde cuándo estás enamorado de mí? —preguntó esta vez con un tono orgulloso, hice una mueca y me reí nervioso.

—No estoy enamorado de ti, dije "me estoy enamorando" —respondí refunfuñando, él sonrió de lado y se echó el cabello hacia atrás.

—Para mí viene siendo lo mismo, al final terminarás enamorándote, ¿no? —contestó con mucha confianza, me dio un tic en una ceja. Sí, cometí un error al decirle lo que sentía. Creo que él ni siquiera se lo está tomando en serio.

—Lo dudo... —mentí caminando hacia la puerta, me detuve cuando él negó y cerró con seguro, lo miré con una ceja arqueada.

—No te dejaré ir —dijo sin más, entrecerré los ojos, él suspiró y caminó hacia mí, retrocedí hasta terminar pegado de la pared, me sorprendí cuando él me agarró el trasero y sin decir nada me cargó.

—¡B-Bájame! —exclamé aun sorprendido, él me ignoró, me quedé callado cuando enterró su rostro en mi cuello y me olió como el pervertido que es, la piel se me erizó al sentir tan cerca su calidez, él me llevó hasta la cama, sin decir nada me acostó quedándose sobre mí, giré el rostro para verlo, él levantó la cabeza un poco, me quedé embobado mirando sus ojos grises.

—¿Crees que voy a lastimarte? ¿Por eso te da miedo enamorarte de mí? —se me apretó un poco el corazón, él estaba mirándome fijamente, no habían rastros de burla en su tono ni en su mirada, asentí. —Puede que tengas razón, yo no soy una buena persona... —me quedé callado, algo me decía que debía mantener silencio, en sus ojos había sinceridad. —He lastimado a mucha gente, pero... no quiero lastimarte a ti —sus palabras me conmovieron un poco, pero su mirada fue la que tocó mi corazón, habían tanta tristeza en ella que no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas. No me había equivocado, este chico está sufriendo.

Lo atraje a mi cuerpo y lo abracé con cariño, ninguno de los dos emitió sonido alguno, acaricié su cabello, por la forma en que agarraba mi cintura, como si no quisiera que me escapara, supe que le hacía falta un abrazo.

—¿Sabes algo? No iba a llevarte a tu casa, sabía que si me hacía el dolido ibas a soltar todo lo que sentías —ignoré las ganas de asesinarlo que me entraron, él se separó un poco de mí, tenía una sonrisa burlona, rodé los ojos.

—Ya dañaste el momento —me quejé quitándomelo de encima, él se tiró a mi lado mientras se reía, lo miré, él tomó un pequeño control de la mesita de noche y tras presionar un botón las luces se apagaron.

—Ven aquí —dijo atrayéndome a su lado, no me negué, lo abracé y cerré los ojos, tenía demasiado sueño. —Cameron...

Abrí los ojos, todo estaba oscuro así que no podía ver su rostro.

—Dime —dije al ver que no continuaba, lo escuché soltar un extraño suspiro, me incorporé un poco pero él me atrajo nuevamente hacia su cuerpo.

—Recuerda que tenemos una cita... —murmuró en mi oído, asentí un poco inquieto, estoy seguro de que iba a decir otra cosa. —¿Te duele mucho el cuerpo? —me quedé callado cuando preguntó eso. Me dolía hasta respirar.

Él prendió las luces y me miró, sus ojos me parecían tan hermosos que sentí que me perdía en ellos, al ver como arqueaba una ceja enterré mi rostro sonrojado en la almohada.

—¿Te gustan mis ojos? —preguntó riéndose, lo miré con fastidio. Probablemente está acostumbrado a que le digan lo lindos que son sus ojos. —Uso lentillas de color —soltó levantándose de la cama, lo miré boquiabierto. Tiene que estar de broma, al escuchar su estridente risa comprendí que no hablaba en serio. Recordé a su madre, ella también tiene los ojos del mismo color que él. 

—Lo sé, ¿qué estás haciendo? —pregunté al verlo buscar algo en un estante, él levantó en su mano derecha una crema pequeña, luego caminó hacia mí mientras la abría.

—Quítate el abrigo —me pidió mirándome, comencé a sudar un poco, al ver lo cansado que se veía Dominik decidí no discutir más y me saqué el abrigo. —Recuéstate —dijo acercándose más a la cama, me recosté y cerré los ojos para evitar ver mi cuerpo, me tensé al sentir la fría crema y los suaves dedos de Dominik pasar por uno de los moretones. —Relájate, lo haré con cuidado —tuve que tragar duro cuando sentí su aliento justo en mi nuca, respiré hondo y me mordí el labio, no sé si será perfume o qué pero Dominik tiene un olor tan delicioso que está haciendo que se me acelere el corazón. —Rosados y pequeños... —abrí los ojos al escucharlo susurrar eso con un tono cargado de malicia, mis mejillas se pusieron cálidas al notar que su mirada estaba puesta en mis pezones, al notar que lo había descubierto sonrió un poco y siguió poniéndome la crema.

—Eres un pervertido —afirmé sin sorpresa alguna y con el pulso acelerado, él se encogió de hombros.

—No sabes cuanto estoy controlándome para no mordértelos —respondió descaradamente, me reí un poco pero al ver la seriedad en su mirada mi risa desapareció, me cubrí los pezones con bochorno.

—¿Por qué tienes este apartamento? —pregunté cambiando rápidamente de tema, él cerró la crema y fue a guardarla sin mirarme.

Su familia prácticamente tiene una mansión no muy lejos de aquí, ¿tiene este apartamento para venir cuando desee estar a solas?

—Lo compré porque está cerca de donde vivían Dylan y Dean antes, quería tenerlos bajo control... —dijo tranquilamente, entrecerré los ojos. Este chico tiene un serio problema.

—Eres un acosador —dije en otras palabras lo que él había dicho, él se rio un poco. Ahora que lo recuerdo... —¿Por qué había hombres vigilando mi casa? —pregunté cruzándome de brazos, el hizo una pequeña mueca.

—Cuando te dejé tuve un mal presentimiento, te veías asustado y tu padre muy enojado, dejé a uno de mis hombres por ahí por si algo pasaba —admitió sin problema alguno, suspiré, él estaba mirándome fijamente, le di la espalda y me cubrí con las sábanas sintiéndome algo decaído.

—Está bien —respondí con la voz algo débil, él apagó las luces nuevamente, lo sentí subirse en la cama.

—No me arrepiento de haberlo hecho —dijo bajando la voz, me quité las sabanas de encima y le sonreí un poco aunque no pudiese verme.

—Gracias por preocuparte por mí —murmuré acercándome a él, agarré suavemente su rostro y le di un lento y profundo beso que él me correspondió, se me heló la sangre al escuchar algo caerse fuera de la habitación.

—¿Escuchaste eso? —le pregunté a Dominik en un susurro contra sus labios.

—No... —contestó él bostezando, me encogí de hombros y cerré los ojos, él me abrazó, al cabo de media hora yo seguía despierto, por alguna razón no podía dormir.

Al sentir a Dominik alejarse no abrí los ojos, escuché con claridad como se levantaba de la cama. ¿Será sonámbulo? Él me cubrió con las sábanas y se alejó, decidí abrir los ojos cuando lo escuché abrir la puerta, él salió y cerró la puerta con cuidado...

Fruncí el ceño y me incorporé. ¿A dónde va?

Dean

Entré en la oficina con una sonrisa inocente, Celine gruñó al verme, me senté en uno de los sillones mientras Robert se sentaba tras su escritorio. Lo había convencido de dejarme estar presente cuando hablara con la bruja. Asentí como niño bueno cuando me miró significativamente.

—¿No es hora de que los niños se vayan a dormir? —miré con una ceja arqueada a la mujer que me observaba con desagrado, me crucé de brazos y sonreí.

—Tú deberías estar volando en tu escoba a estas horas y yo no te digo nada —dije encogiéndome de hombros, ella se enojó, no me sorprendería si comenzara a echar chispas ahora mismo.

—¿Terminaron? —miré a Robert y me sentí avergonzado por comportarme como un niño, él nos estaba mirando con las cejas arqueadas, miré de reojo a Celine, ella lucía igual de avergonzada.
Me mantuve callado cuando ellos comenzaron a hablar sobre negocios, gruñí. ¿No estamos aquí para hablar sobre Mick, la bebé, la traición y cosas así?

Comprendí lo que sucedía al ver las miradas que me daba Celine de vez en cuando, ella quiere que me duerma para así soltar su veneno y mentir a diestra y siniestra.

Entrecerré los ojos. No le daré el gusto de salirse con la suya.

Dylan

Abracé con fuerza la almohada de mi estúpido y traicionero hermano, no puedo creer que me haya dejado solo. Ha pasado un rato desde que se fue, algo me dice que no volverá por ahora.

Miré hacia la puerta, todo estaba completamente oscuro, excepto por la ventana, la luz de la luna solo iluminaba levemente, me eché hacia atrás instintivamente cuando vi las nubes relampaguear, segundos después se escuchó un fuerte trueno, hice una mueca, sin soportar un segundo más me levanté, me puse las pantuflas del traidor y sin soltar la sábana caminé hacia la puerta. No tengo más opción, iré a dormir con mi padre. No quiero hacerlo con Dean porque no quiero molestarlo y sé que necesita descansar bien...

Al ver la luz de la oficina de mi padre encendida me dirigí hacia allá, había olvidado que él y mi madre iban a hablar. Probablemente ella aprovechará y se inventará su propia historia donde se hará ver como la víctima de toda la situación, el solo pensarlo me irrita.

Dejándome llevar por la pequeña molestia que sentía entré en la oficina sin siquiera tocar, mi padre fue el primero en notarme, él estaba parado junto al ventanal, no parecía muy sorprendido de verme, miré a mi madre, ella estaba sentada en un sillón mirando fijamente hacia el piso, y por último, miré a Dean con sorpresa.

Negué con resignación al ver como estaba el bello durmiente, él estaba abrazando un cojín mientras babeaba, sus rizos estaban todos alborotados y sus mejillas tenían un leve color rojizo.

—Vete a dormir —con una ceja arqueada miré a mi madre, ella estaba observándome, ignoré lo que dijo y miré a mi padre, el cual la estaba mirando atentamente. Los dos se mostraron confundidos al ver la sábana que traía encima, me acomodé la sábana con pena, no quise soltarla porque olía demasiado bien, tenía un olor a lavanda mezclado con un perfume masculino, me recordaba a Will, aunque él huele mejor.

—¿Dean te contó lo que pasó hoy? —le pregunté cubriéndome mejor con la sábana y mirando de reojo la reacción de mi madre, noté como ella entrecerró un poco los ojos solté un resoplido y miré al frente, mi padre se acercó y mirándome con interés se sentó en su silla rotadora. —Deberías fijarte más a tu alrededor —le aconsejé a mi madre con una sonrisa, ella respiró hondo y me miró mal.

—¿Qué sucedió? —preguntó pasando su mirada de mí hacia ella.

—Ya te dije lo que pasó, Mick mandó a su hermano a amenazarme —dijo mi madre cruzándose de brazos, negué y rodé los ojos. Ella solo dice lo que le conviene.

—¿También le dijiste que le disparate a ese hombre? —pregunté haciéndome el inocente, la miré con indiferencia cuando ella me lanzó una fría mirada, mi padre arqueó las cejas. Tengo que agradecerle a Dean por contarme lo que pasó. No dejaré que mi madre se salga con la suya.

—Solo me estaba defendiendo —dijo bajando la voz, la miré de arriba abajo. No parecía estar lastimada físicamente, ¿ella le disparó a ese hombre por simple gusto?

—¿Sucedió algo más? —preguntó mi padre, él nos estaba mirando fijamente, mi madre se levantó y me miró con el ceño fruncido.

—Eso fue todo, Dyl...

—No te lo pregunté a ti —el rostro de mi madre enrojeció cuando mi padre la cortó fríamente, me relamí los labios, ella volvió a sentarse y se mantuvo en silencio, por la mirada algo preocupada que me lanzó estoy seguro de que teme que yo diga algo, pero, ¿el qué?

Comencé a pensar rápidamente en todo lo que sucedió, la mirada expectante de mi padre me puso nervioso, mi mente se quedó en blanco, mi madre soltó un pequeño suspiro, apreté los dientes. Tengo que pensar en algo rápido o mi madre habrá ganado esto.

—Dime qué fue lo que ella te contó —solté con la mirada fija en mi padre, él se acomodó en su silla y me miró.

—Para resumirlo, me dijo que su amante Mick quiere dinero y que la quiere a ella de vuelta —respondió con un poco de sorna, miré a mi madre con sorpresa. Creí que se inventaría algo más elaborado y dramático.

Mi extraña madre tenía sus manos protectoramente sobre su barriga, parece que realmente ama a su bebé...

Recordé lo que había insinuado el doctor, mis ojos se abrieron mucho, cuando mi madre me miró noté de inmediato lo pálida que se puso. ¡Eso es!

Miré a mi padre, él se veía muy interesado ahora. Quería evitar contarle esto pero tendré que hacerlo.

—Y dime papá... ¿ella te contó que el doctor insinuó que soy hijo de Mick? —cuando pregunté eso la mirada de mi padre se volvió helada y despreciable cuando miró a mi madre, la cual me miró con dolor, dejándome sin palabras pequeñas lágrimas salieron de sus ojos.

—M-Mick cree q-que eres su h-hijo... p-pero n-no es a-así —declaró ella limpiándose las lágrimas, solté un suspiro de alivio. Aunque ya sabía la verdad me tranquiliza que ella lo diga. La mirada de mi padre no cambió ni por un segundo.

—Celine, ¿por qué tu amante cree que mi hijo es suyo? —preguntó levantándose de su silla, mi madre lo miró con miedo, hasta yo me asusté un poco. Es raro ver a mi padre hablar con tanta calma y frialdad.

—Porque yo le dije eso... —dijo ella en un susurro, mi padre se acercó y se detuvo frente a ella, fruncí el ceño.

—¿Por qué rayos dijiste eso? —pregunté con molestia, ella se quedó callada y me ignoró, decidí callarme por el momento al notar la extraña tensión que había entre mis padres. 

—¿Cuándo se lo dijiste? —preguntó mi padre alzando suavemente el mentón de mi madre, su maquillaje se había corrido por las lágrimas, su rostro estaba rojo de la vergüenza.

En sus ojos había un dolor auténtico, ni siquiera ella podría fingir tanto dolor. Sabe que en cuanto responda esa pregunta cualquier lazo que tenía con mi padre se romperá.

—A-Antes d-de que D-Dylan n-naciera —dijo con dificultad, mi padre asintió, seguro esperaba esa respuesta, en sus ojos también vi un poco de dolor, bajé la mirada. Mi madre le ha sido infiel durante tantos años... —F-Fue solo u-una v-vez... y-yo n-no q-quería... él m-me obligó —levanté la mirada, mi madre se veía asustada, mi padre y yo fruncimos el ceño.

—¿Estás diciendo que fuiste violada? —pregunté con escepticismo. No voy a creerme eso.

Mi madre asintió levemente, su cuerpo estaba temblando mucho, me acerqué a ella y la miré un poco fastidiado.

—¿Crees que nos vamos a tragar esa mier...

—Dylan... —mi padre me interrumpió con un tono algo fuerte, resoplé y me tragué lo que quería decir. Mi madre no apartaba sus ojos de mí, me miraba con culpabilidad, miré hacia otro lado. —¿Por eso fue que cambiaste? —la pregunta de mi padre me hizo volver a mirarla, ella asintió nerviosa, mi padre y yo nos miramos, él asintió un poco, me sorprendí. ¿Él cree que ella dice la verdad?

—¿Eso tiene algo que ver en tu odio hacia mí? —pregunté mirándola, ella comenzó a llorar nuevamente, chasquee la lengua al sentir que me dolía el corazón.

—No creo que ella te odie... —soltó mi padre pensativo, inflé las mejillas. La miré, ella me miraba ahora con impotencia, como si quisiera decirme algo, comencé a sentirme incómodo.

—¿Cómo puedes decirme eso después de todo lo que me ha hecho esta mujer? Ella me odia, le gusta hacerme daño —dije fríamente, mi padre se sorprendió un poco, mi madre sonrió con tristeza y se paró, solté una pequeña risa. Ahora es el momento en que comienza a reírse como desquiciada y a echarme en cara lo idiota que soy.

Me quedé desconcertado cuando sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, me quedé tieso, sus lágrimas estaban mojando la sábana de Dominik, me separé de ella con incomodidad y con los ojos aguados, sin siquiera ver su expresión me acerqué rápidamente a mi padre, el cual miró a mi madre con una ceja arqueada, seguí su mirada, ella se veía decaída y pálida.

—¿Estás contenta con lo que causaste? —le preguntó él, ella se giró hacia nosotros y me sonrió, su mirada cálida me hizo recordar aquellas pocas veces en las que me trató con cariño cuando era niño, mis mejillas se calentaron.

—Dylan, cuando te dije que te amo lo decía en serio —dijo ella con suavidad, recordé cuando me lo dijo en la piscina, no dije nada. Ella caminó hacia el sillón y se sentó mientras suspiraba, se limpió las lágrimas y puso su calculadora mirada, aunque esta vez era un poco más suave. —Cuando Mick abusó de mí yo ya te tenía viviendo dentro de mi vientre... —no pude evitar abrir mucho los ojos, ella me sonrió y se acarició la barriga. —Quizás por eso no terminé suicidándome, porque te tenía a ti conmigo. Después de eso pasaron los meses y tu seguías creciendo sin ningún problema, no volví a ver a Mick hasta unos días antes de que nacieras, él había ido a buscarme con la intención de asesinarme, cuando me encontró y vio que estaba embarazada creyó que llevaba un hijo suyo, tuve que mentirle y decirle que así era, sino nos hubiese matado a ambos, en ese entonces él no se encontraba en una buena posición económica, le dije que me dejara estar con Robert para que "su hijo" creciera bien, terminé convenciéndolo, cuando naciste pensé en huir y llevarte conmigo, pero también estaba Dominik, no podía dejarlo, y sabía que Robert me encontraría en cualquier lado, Dylan yo... creí que en algún momento de tu vida Mick vendría y te arrebataría de mi lado, yo no merecía quererte por haberte arruinado la vida desde antes de que nacieras, pero no puedo odiarte, jamás pude, así que quise que me odiaras, pero cada vez que te alejaba de mí tú volvías y me sonreías como si no hubiese pasado nada, me decías que me querías a pesar de lo mala que era contigo... pero ya no eres ese pequeño niño que siempre terminaba regresando a mis brazos...

Solo podía sentir las gruesas lágrimas que bajaban por mis mejillas y los rápidos y dolorosos latidos de mi corazón, la mirada de mi madre era afectuosa, sentí que cada una de sus palabras salían desde lo más profundo de su ser, quería abrazarla, pero mis pies no se movían, sentí un pequeño empujón desde atrás, miré a mi padre, él me miró con confianza, miré adelante y comencé a caminar hacia ella, la vi sorprenderse, ella se levantó con lentitud, sonreí un poco cuando hizo una mueca para no llorar, antes de que terminara de acercarme ella se lanzó a mis brazos y sollozando me acurrucó en su pecho, la sorpresa de verla tan alterada me dejó atónito, tragué duro y la abracé, su pecho estaba caliente. Sí que se ha estado conteniendo todos estos años...

—Pero mamá... no me "arruinaste la vida" con eso, tú solo intentabas protegerme, ¿no? —dije un tanto inseguro, ella alejó un poco su rostro y asintió mirándome con los ojos rojos, a pesar de que sonrió un poco había mucho miedo en su mirada. Ella le teme a Mick, creo que ese miedo era lo que la impulsaba a ser fría conmigo. —Yo... creo que necesitaré algo de tiempo para procesar todo esto —susurré tratando de no sonar frío, me costaba no imaginar que de un segundo a otro ella comenzaría a reírse de mí. Ella asintió sin dejar de abrazarme, tragué duro.

Aunque sé que sus palabras eran honestas por más que quería no podía evitar ser escéptico y desconfiado, el daño que ella causó en mí lleva años, no es algo que pueda desaparecer de un segundo a otro.

—No me lo vayas a matar —después de unos minutos mi padre se apiadó de mí y me alejó de mi madre, mi rostro estaba todo caliente y algo sudado, mi madre se veía avergonzada, mi padre la miró de una forma algo sospechosa y se puso delante de mí, ladee la cabeza. Mi corazón seguía acelerado. —¿Cómo explicas esa barriga? —cuando preguntó eso bajé la mirada a la barriga de mi madre, había pasado eso por alto, ella miró a mi padre con nerviosismo.

—¿Y si te digo que es tu bebé? —preguntó arqueando una ceja, ahogué una exclamación, mi padre entrecerró los ojos.

—Te diría que estás loca, no te he puesto un dedo encima desde hace mucho tiempo —respondió él con tranquilidad, su mirada se dirigió por un segundo hacia Dean, ella hizo un puchero y suspiró.

—No es tuya... no diré nada más —dijo ella mirándonos con firmeza, al ver esa mirada comprendimos que no podríamos sacarle más información sobre la bebé que lleva dentro.

—Ahora, hablando en serio, ¿qué quiere Mick? —preguntó mi padre con seriedad, cuando mi madre me miró abrí mucho los ojos, mi padre y yo entendimos de inmediato...

—Quiere a su "hijo".

. . .

—¿Qué fue lo que dijo exactamente? —preguntó mi padre mientras revisaba todas las cámaras de seguridad con uno de los guardias, mi madre se recogió el cabello en una coleta y lo miró nerviosa.

—Que me fuera hoy de esta casa porque mañana me odiarías más que nunca, algo así —dijo ella pensativa, fruncí el ceño. Ahora es que a ella se le ocurre soltar algo así, quien sabe qué podría estar tramando el tal Mick ahora mismo.

—Todo parece estar normal... —murmuró mi padre. —Quizás solo quería asustarte para que te fueras —dijo mirándola, asentimos, al recordar que Dominik no estaba aquí me asusté.

—... ya me voy a dormir —dije fingiendo un bostezo, caminé hacia la puerta sabiendo que me miraban, salí rápidamente.

—¡Dylan! —me detuve en el pasillo al escuchar a mi madre, me di la vuelta, ella me estaba observando con duda, se acercó rápidamente y agarrándome las mejillas me dio un beso en la frente. —Buenas noches —dijo acariciándome, asentí con nervios. Creo que tardaré un tiempo en adaptarme a esto.

Ella me sonrió y regresó a la sala de seguridad, algo desubicado caminé hacia la habitación de Dean, mi padre lo había llevado a su cama hace unos minutos, le pedí que dejara todas las luces prendidas, pasé por mi habitación y tomé mi celular, mientras le escribía un mensaje a Dominik fui hacia donde estaba Dean.

—Cálmate, estoy con Cameron —susurré un "oh" cuando Dominik me respondió eso, suspiré. ¿Él sabía la verdad sobre mamá? Siempre me dijo que ella me quería, y siempre la defendía, creo que sí estaba enterado.

Cerré la puerta de la habitación de Dean cuando entré, caminé hacia la cama en medio de la oscuridad, me acosté a su lado con cuidado de no despertarlo. Debí ir a dormir a la habitación de mi padre.

Me sentí confundido al ver que Dean respiraba de una forma extraña, solté el celular de inmediato y salí corriendo hacia donde estaba mi padre.

—¡Papá! —grité con todas mis fuerzas, él salió de la sala rápidamente, al ver mi cara se alarmó. —D-Dean, ¡no e-está r-respirando b-bien! —exclamé asustado, sus ojos se abrieron mucho, sin esperar un segundo más salió corriendo hacia la habitación de Dean, mi madre con el ceño fruncido también corrió hacia allá.

Juro que voy a matar al doctor y a su hermano si algo le pasa a Dean.

—¡Corre, ve prendiendo el auto! —antes de que entrara en la habitación mi madre salió corriendo de esta con las llaves del auto en sus manos, me hice a un lado cuando mi padre salió cargando a Dean, en su rostro estaba escrita la preocupación.

Cuando mi primo Roth salió en pijama y con una expresión de total confusión le expliqué rápidamente qué pasaba, le dije que se quedara cuidando a mi abuela, luego corrí hacia las escaleras tras mis padres.

Cuatro minutos después todos entramos a la clínica con desesperación, dos enfermeros trajeron una camilla rápidamente y pusieron a Dean en esta, ellos lo llevaron a la sala de emergencias, no nos permitieron pasar, mi padre golpeó la pared con un poco de fuerza, mientras mi madre trataba de calmarlo no pasé por alto a un chico que estaba grabándonos disimuladamente con su celular, caminé hacia él, al verme a la cara se asustó y se levantó, lo seguí con rabia, justo cuando estaba en la puerta un hombre lo detuvo, creo que ya estoy alucinando...

Will le quitó el celular y miró con molestia al chico, luego borró el video y lanzó el celular a la calle, me acerqué a él sin poder creer que realmente estaba aquí, al ver sus ojos verdes y sentir como se me aceleraba el corazón supe que era real.

—¿Qué haces aquí? —pregunté sorprendido, él hizo una mueca y se acercó a mí, me fijé en que traía una caja de donas en las manos.

—Hoy a sido la mejor noche de mi vida, pequeño... Abigail ha vomitado como cinco veces y Edward comió demasiados mariscos en la cena —me contó con cansancio, hice un puchero y sentí pena por él, le iba a dar un abrazo hasta que recordé quien estaba a pocos pasos de nosotros, Will miró hacia donde estaban mis padres y luego me miró con el ceño fruncido. —¿Qué pasó? —preguntó muy serio, mis hombros decayeron y solté un triste suspiro.

—D-Dean no e-estaba respirando b-bien —dije soltando unas cuantas lágrimas, Will limpió mis mejillas con una mano y se inclinó un poco para estar a mi altura.

—Estará bien —me dijo con confianza, agradecí en silencio que estuviera aquí. Él revolvió mi cabello y mirándome con calma caminó hacia mis padres, lo seguí.

Cuando él comenzó a hablar con ellos me senté en una de las sillas de espera, desde allí admiré a mi novio, él traía puesta una camiseta gris que marcaba sus músculos, un pantalón de dormir azul y unas converse, sonreí un poco, cuando él me miró aparté rápidamente mis ojos de él.

—Toma —miré adelante con sorpresa, él me estaba pasando una dona cubierta de chocolate blanco, bajo su fija mirada tomé la dona, él se quedó mirándome hasta que me la lleve a la boca, mi rostro estaba sonrojado, no tenía ni que verme en un espejo para saberlo.

Me sorprendí cuando mi madre se sentó a mi lado comiéndose con ansias una dona de chocolate, estaba irreconocible, ella se veía muy nerviosa, miré a Will con una ceja arqueada, él también se veía sorprendido.

—¿Dónde las compraste? —le preguntó mi madre en cuanto se la terminó, Will señaló con duda hacia la puerta.

—Hay una cafetería al frente —dijo extrañado, ella se levantó y mirándolo agradecida caminó hacia la puerta, miré a mi padre, él no nos estaba prestando atención, no dejaba de mirar hacia las puertas por donde se habían llevado a Dean.

Cuando Will se sentó a mi lado dejé caer mi cabeza en su hombro, me ardían los ojos por todo el sueño que tenía, terminé de comerme la dona.

—¿Quieres otra? —miré a Will con confusión, él me sonrió un poco y llevó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿No son para Abigail? —pregunté mirando de él a las donas, él negó. Pasaré luego a ver a la rubia.

—Para Edward, pero puedo comprarle más —dijo abriendo la caja y pasándome una con caramelo, la miré con indecisión, me mordí el labio inferior y miré a Will, él estaba viéndome la boca con ganas, tomé la dona y le di una mordida.

—Sigue mirándome así y estaremos en problemas —le susurré enfurruñado aunque algo apenado, él se encogió de hombros y miró hacia la puerta, mi madre entró con dos cajas de donas, me quedé boquiabierto, dejé de recostarme del hombro de Will antes de que ella nos viera así.

Ella nos miró por unos segundos, luego fue hacia mi padre y le pasó dinero, después se sentó a mi lado y comenzó a comer donas en silencio.

—¿Quieres? —preguntó mirándome con vergüenza, negué lentamente, ella se encogió de hombros y siguió comiendo, miré a Will, él tenía una ceja arqueada, suspiré.

Nos paramos cuando mi padre se acercó rápidamente al doctor que salió de la sala de emergencias, todos nos acercamos y lo rodeamos, agarré la mano de Will sin importarme que nos vieran, el hombre canoso se acomodó los lentes y nos miró con una expresión de traer malas noticias, me asusté.

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