¿Estoy celoso?
Dylan
Abracé a Will en silencio mientras enredaba mis dedos en su cabello negro, respiré hondo para mantener la calma, al verlo llorando me dieron ganas de llorar a mí también, es la primera vez que lo veo de esta forma... tan frágil y vulnerable. Me dan ganas de protegerlo de todo lo que pueda causarle dolor, sé que no debo llorar, eso podría ponerlo peor. Le demostraré mi amor cuidando de él en este momento tan difícil.
Me alejé un poco y acaricié sus mejillas mientras él me miraba a los ojos.
—Yo sabía que esto pasaría pronto... estaba muy enferma... —lo escuché con atención, sentí un nudo en la garganta cuando él me agarró de las manos. —Ella quería conocerte... —me sorprendí al escuchar eso, él sonrió con melancolía, inevitablemente mis ojos se llenaron de lágrimas. ¿Cómo se supone que debo ser fuerte ante esto?
Le había hablado sobre mí a su madre...
Bajé la mirada y sonreí levemente, cuándo alcé la vista lo descubrí observándome con ternura...
—Me hubiese encantado conocerla —afirmé sonriéndole un poco y aguantándome las lágrimas, él suspiró y me sonrió genuinamente dejándome embobado, sus ojos verdes mostraban agradecimiento. —¿Cuándo fue? —pregunté en voz baja mientras entrelazaba nuestros dedos.
Sonreí al ver que no encajaban perfectamente entre sí, sus manos son más grandes que las mías. No me importó, para mí esto era perfecto.
—Anoche, pero me enteré hace unos minutos —contestó distraídamente, hice una pequeña mueca.
—¿N-No irás a v-verla? Lo siento, v-vine en un mal m-momento —me disculpé, él no la ha visto y yo estoy reteniéndolo aquí...
—Ella estaba en Japón, la traerán mañana... —asentí cuando dijo eso, no pasé por alto que sus manos seguían frías, las froté contra las mías. —Dylan...
—Dime —susurré concentrado en calentar sus manos.
—No viniste en un mal momento, eres lo que más necesito ahora mismo —sus palabras me dejaron sorprendido, cerré los ojos con fuerza al sentirlos llenarse de lágrimas, solté sus manos y me cubrí los ojos mientras negaba, él me necesita... traté de limpiar mis lágrimas pero no dejaban de salir, maldije en voz baja, miré a Will, él estaba observándome detenidamente con una pequeña sonrisa, apenado le di la espalda y me limpié las mejillas rápidamente, traté de soltarme cuando me agarró una mano. —¿Por qué lloras? —preguntó suavemente, hice un puchero y me relamí los labios cuando me agarró de la cintura. Me dije que no podía llorar, pero con las cosas que este hombre me dice es imposible no hacerlo.
—D-Dices que me n-necesitas... e-eso me hace feliz, q-quiero estar -siempre para ti —dije con sinceridad, él se quedó en silencio observándome de una forma extraña, mordí mi labio inferior con nervios, pensé en qué decir para que dejara de verme así. —S-Si quieres puedes desahogarte, t-te e-escucharé —añadí nervioso, él me acercó más a su cuerpo, no dije nada cuando me hizo sentarme sobre sus piernas, él seguía en silencio. —¿Qué? —pregunté frunciendo el ceño y más que abochornado, sé que digo estupideces, pero es lo que siento y lo que pienso. Will se rió haciéndome abrir mucho los ojos.
Lo observé mientras se reía, hice un puchero y traté de levantarme de sus piernas pero él me agarró con firmeza por la cintura, mi corazón se hinchó cuando me abrazó acurrucándome protectoramente en su pecho, en silencio lo abracé yo también, él tenía una gran sonrisa.
—¿Dónde te habías estado escondiendo todo este tiempo? —susurró en mi oído, me estremecí y pegué mi cabeza de su pecho.
—Lo mismo te pregunto —murmuré escuchando los latidos de su corazón, él me apretó más contra su cuerpo.
Suspiré y bajé la mirada al piso al sentir sus ahora cálidos labios sobre mi cuello. Este es mi idiota. Tragué duro cuando mordió suavemente mi cuello haciendo que me estremeciera, cada vez que hace eso siento que me derrito en sus brazos.
¿Él quiere hacerlo? Me llevé una mano a la camisa y me quité los tres primeros botones, a pesar de lo que dije ayer estoy dispuesto a hacerlo con él si eso lo hará sentirse mejor. Lo miré a los ojos, él se veía un poco sorprendido, miré sus labios y tragué duro, pasé una de mis manos por su cuello y lo acaricié.
Mirándolo fijamente acerqué mis labios, mis mejillas estaban ardiendo, llevamos días sin besarnos, mi corazón latía tan rápido como la primera vez que él me besó, y justamente fue aquí en su oficina. Relamí mis labios otra vez y acerqué más mi rostro, me quedé desconcertado cuando él giró la cabeza...
Me quedé en completo silencio. Me ha rechazado.
—No quiero que lo hagas por lástima —dijo mirándome fijamente, eso me hizo fruncir el ceño aunque me sentí aliviado de que esa fuera su razón y no otra cosa.
—No quiero hacerlo por eso —respondí con calma, él se quedó mirándome, rodé los ojos y me levanté de sus piernas arreglándome la camisa. —Tú te lo pierdes —dije enfurruñado y le saqué la lengua al ver que ahora él se veía desconcertado.
—Acabo de hacer algo estúpido, ¿cierto? —preguntó seriamente, sonreí y asentí con diversión, él miró pensativo y arrepentido hacia el piso. Yo en serio estaba dispuesto a hacerlo, pero bueno, así es Will. —Creo que sí soy un idiota —dijo para sí mismo.
Me sentí bien al ver que ya se veía un poco mejor, me aplaudí mentalmente y le sonreí con amor, sus ojos verdes estaban mirándome fija y atentamente lo que aceleró mi corazón, reprimí mi sonrisa y miré hacia la pared de cristal, afuera estaba nublado.
—La mujer con la que estabas, ¿quién es? —pregunté con el ceño fruncido al recordarla, desvié la mirada hacia él, una sonrisa maliciosa bailó en sus labios, me crucé de brazos y lo miré con advertencia. Esa sonrisa es señal de que quiere joderme.
—Oh, ¿hablas de la pelinegra de ojos grises? —preguntó con un tono bastante sugerente, me dio un tic en una ceja.
—Sí, hablo de esa —dije secamente, él me miró con duda fingida y dio varias vueltas en su silla que gira, estúpido director.
Él tenía una sonrisa inocente mientras pensaba su respuesta, caminé hacia él y detuve la silla con una mano, miré al hombre frente a mí, él agarró un mechón de mi cabello que caía sobre mi frente y lo puso detrás de mi oreja, ignoré lo caliente que estaban mis mejillas y seguí mirándolo.
—¿Estás celoso? —preguntó mirándome con interés, me quedé callado, estaba más que celoso y molesto, él es solo mío. Me pasé una mano por la cara, traté de poner una expresión vacía o fría, fruncí el ceño al ver que él estaba luchando contra una sonrisa.
—¿De qué te ríes? No estoy celoso —dije mirándolo con los ojos entrecerrados, él negó lentamente, lo miré con frialdad y él se rió, hice un puchero. —¿Sabes? Anoche tenía frío, y Yogui me calentó... —murmuré vagamente alejándome un poco, su sonrisa se borró de golpe, quise reírme al ver su expresión seria y asesina.
—¿Quién es ese? —preguntó con un tono que asustaba, le sonreí tranquilamente y me abracé a mí mismo. ¿Quién está celoso ahora?
—Alguien... grande... muy grande —susurré y me acaricié la cintura, él frunció el ceño y me miró fijamente, dejé de acariciarme cuando arqueó una ceja y esbozó una sonrisa.
—¿No estarás hablando del oso que te envié, o sí? Iré a sacarle todo el relleno... —lo miré horrorizado cuando dijo eso con una mirada macabra, él me sonrió.
—No te atreverías... —dije con algo de temor, él se rió y me sonrió con malicia.
Apenas llevo un día con el enorme oso pero ya lo quiero mucho, porque fue él quien me lo regaló.
—¿Quieres apostar? —preguntó ese desalmado, lo fulminé con la mirada.
—No tienes que matarlo ni preocuparte, él es frío... en cambio tú eres... c-cálido... —admití a regañadientes para salvar a mi oso, él sonrió levemente y me miró a los ojos.
—Y tú no tienes que estar celoso, esa mujer es mi supervisora, además es la madre del delincuente Patterson —contestó con tranquilidad, lo miré asustado. Ya me había imaginado que es la madre de Wesley. Pero, ¡¿supervisora?!
—¿Q-Qué tal si v-viene? D-Debería irme... —dije con los pelos de punta, me asustaba poner en peligro a Will. —E-Ella p-podrí...
—Shh —él puso un dedo sobre mis labios, lo miré con preocupación, se veía muy relajado. —No te alteres, ella estará ocupada por un largo rato —explicó mirándome, me quedé un poco inseguro pero asentí.
—Si tú lo dices... —murmuré y miré hacia la puerta, me alejé más de él y me senté en uno de los sillones haciendo que él frunciera el ceño, le sonreí nervioso. —Por si acaso —dije y él negando sonrió.
—Debes tener cuidado cuando estés con Wesley... —dijo seriamente, respiré hondo y miré al techo.
—Lo sé, ya ni quiero acercarme a él —contesté y lo miré de reojo, él se veía aliviado. —¿No te agrada porque es un busca problemas? —pregunté con curiosidad, él asintió con calma.
Wesley debe ser un dolor de cabeza para él...
—Y por otras cosas que ya no tienen importancia.
—¿Qué cosas? —pregunté de inmediato con los ojos puestos en él.
—¿Recuerdas que te hablé de Lucas? —asentí cuando preguntó eso, inflé las mejillas. "Es solo un ex" había dicho él, ¿qué tiene que ver con Wesley? —Él daba clases aquí... Patterson me tenía un fuerte resentimiento en ese momento por algo que hice, como "venganza" tuvo sexo con Lucas, realmente no me importó mucho, terminé con Lucas y Patterson sigue odiándome —dijo con mucha calma y desinterés, en cambio yo estaba más que sorprendido. Puto Lucas y maldito Wesley.
—¿Te engañó? ¿Cómo es eso posible? —me pregunté en voz baja, levanté la mirada al escucharlo reírse un poco, me sonrojé cuando me miró con cariño.
Lo observé mientras tomaba unos papeles, me quedé meciendo mis piernas y miré alrededor con distracción. Nunca hemos tenido sexo aquí... Negué rápidamente al imaginarnos haciéndolo sobre el escritorio, soy un pervertido.
—Me gustaría saber qué estás pensando —di un respingo al escuchar su tono divertido, lo miré, él estaba mirándome fijamente.
—N-Nada... —tartamudee pasándome una mano por el cabello, él sonrió de lado y siguió mirando unos papeles, me mordí el labio inferior con rabia. Quería decirle algo muy importante.
Aun no me he declarado, quizás ya se imagina que estoy enamorado de él, pero aun no se lo he dicho, quiero hacerlo... Necesito hacerlo, pero creo que este no es el momento, él podría pensar que lo dije por "lástima" o algo así, no quiero eso.
Mientras lo veía trabajar sentí un cálido sentimiento en mi interior, me llevé una mano al pecho, ¿esto es el amor? Si es así, entonces me encanta. Mi corazón se aceleraba con solo estar en el mismo lugar que él, me llevé una mano a la barriga al sentir maripositas revoloteando en mi estómago, Will me miró, me perdí en sus ojos verdes, le sostuve la mirada, solo por la forma en que me miraba supe que estaba sintiendo lo mismo que yo.
Dejamos de mirarnos al escuchar toques en la puerta, mientras él se levantaba e iba a abrir me quedé desconcertado mirando como comenzaba a llover afuera. El sentimiento cálido fue reemplazado por un poco de frialdad al escuchar la voz de una mujer.
—... Un trabajo impecable como siempre, Sr. Collins... desde que llegaste has sido perfecto... oh, no sabía que estabas con un estudiante... —me levanté y miré hacia la puerta, la mujer de ojos grises estaba mirándome con sorpresa, Will se aclaró la garganta y yo bajé la mirada al suelo con vergüenza.
—Sí, él es Dylan Brown... últimamente está siendo intimidado por otro chico... —arqueé una ceja al escuchar aquello, miré a Will, él estaba mirándome con fingida pena. ¿Qué diablos...?
La mujer se llevó una mano al pecho y con una expresión se preocupación se acercó a mí.
—¿Te encuentras bien? ¿Quién es el que te molesta? Muéstramelo, hablaré con él... —dijo ella rápidamente mirándome a los ojos, le sonreí con timidez y miré al maldito de Will, podía ver su sonrisa malvada.
—Y-Yo...
—No tengas miedo de decirlo, me contabas que era un chico alto y con el cabello negro... ¿qué más? —preguntó Will con inocencia, ya veo por donde va esto... Quiere que diga que Wesley me molesta. Reprimí una risa macabra, así no Will...
Creo que no ha expulsado a Wesley porque su madre es su superior.
—Hoy vine a decirle que ya no importa Sr. Director, hay un chico... W-Wesley... él me defendió del que me molestaba... —dije fingiendo estar emocionado. —Usted se p-parece a él —añadí fingiendo sorpresa mirando a la mujer, ella se quedó asombrada, una sonrisa orgullosa creció en sus labios, sin que me lo esperara me abrazó.
—Me alegra escuchar eso —dijo ella con alivio y felicidad.
Le sonreí a Will mientras le correspondía a la mujer, él negó y bufó cruzándose de brazos. Como dicen, mantén a tus enemigos cerca. Ya no debo preocuparme por esta mujer.
—Lo siento, me emocioné un poco... —se disculpó ella separándose de mí, le sonreí como niño bueno. —Me llamo Kathrine, Wesley es mi hijo... me gustaría seguir hablando pero tengo que ir a la central, Dylan fue un placer conocerte, William, adiós —dijo rápidamente sonriéndonos, Will y yo asentimos, ella me miró con dulzura y caminó hacia la puerta, en cuanto salió ensanché mi sonrisa mirando a Will.
—Eso no me lo esperaba —dijo él mirándome con sorpresa, me reí. —Aunque fue una movida inteligente —admitió a regañadientes, le sonreí tranquilamente y me sentí aliviado al ver que ya no se veía depresivo, pero sí muy estresado.
—Gracias —dije caminando hacia él, llevé mis manos a su cuello y poniéndome de puntillas le di un pequeño beso en los labios tomándolo por sorpresa, presioné suavemente los suyos durante unos segundos, me aleje al escuchar el timbre, con las mejillas y las orejas calientes le sonreí, su mirada se había oscurecido. —Nos vemos luego —me despedí y caminé apresurado hacia la puerta.
—Dylan... —ignoré su llamado y salí de allí, en cuanto cerré la puerta suspiré y me abracé a mí mismo, mis labios estaban cálidos y mi piel erizada.
Mientras caminaba hacia los casilleros me quedé pensando en cómo podría hacer que Will se relajara y se sintiera mejor.
Mathew
Tarareando me acomodé los guantes, tomé mi pequeña escalerita y comencé a quitar las manzanas que ya estaban rojas, las fui echando en un canasto, tomé una de las que seguían verdes y le di una mordida, la miré y sonreí, estaba muy buena.
Tomé una roja y le quité los pequeños trocitos de hielo que tenía, miré con sorpresa hacia la izquierda al escuchar pasos sobre el césped, bajé de la escalera lentamente y caminé con cautela hacia allá, el sonido de hojas moviéndose venía por los arbustos de moras, con temor puse mis manos en estos y los separé para ver al intruso.
—¡Wesley! —exclamé indignado al verlo comiéndose las fresas a escondidas, él me miró y sonrió.
—Están buenas —dijo mirándome con fingido asombro, arqueé una ceja.
—Si quieres puedes pedírmelas, no robarlas —dije riendo un poco ahora, él se quedó pensativo y asintió, me removí un poco incómodo al ver sus labios rojos por las fresas y recordar lo que había pasado esta mañana, me aclaré la garganta y caminé de regreso al árbol de manzanas cuando mis mejillas se calentaron.
Teníamos que hablar sobre eso...
—Wes...
—Mathew —me callé por la sorpresa.
Abrí mucho los ojos y me giré con una gran sonrisa al escuchar esa voz, un hombre joven alto, de cabello rubio, ojos negros, labios carnosos curvados en una sonrisa, me emocioné al ver que llevaba una bata blanca. Él es Dave Jobs, mi profesor de biología.
—¡Profesor! ¡Regresó! —exclamé mas aliviado que otra cosa, corrí hacia él, lo miré mal cuando abrió sus brazos esperando un abrazo, le di un pequeño golpe en un brazo y él se quejó. —¡¿Cómo se atreve a irse por tanto tiempo?! —pregunté con enojo, él sonrió apenado.
—Pero ya volví —bufé cuando dijo eso con una sonrisa calmada.
Él me dejó como encargado aquí en el invernadero, al principio para mí era un sueño, pero desde que algunas plantas comenzaron a morir esto se convirtió en una pesadilla.
—¿No me vas a abrazar? —preguntó aun extendiendo sus brazos, sonreí y lo abracé. —¿No has tenido ningún problema? —me preguntó en voz baja, sabía a qué se refería, negué.
—Bueno, solo que algunas flores están muriendo —murmuré con cuidado.
—¡¿QUÉ?! —preguntó dramáticamente rompiendo nuestro abrazo, me reí al ver su cara de sufrimiento.
—A usted nadie lo mandó a irse, mire, las que están por a... —me quedé callado al darme la vuelta y ver a Wesley a unos pasos mirándome con auténtica sorpresa, al verme a los ojos su mirada paso a ser fría, sentí un nudo en el estómago cuando él caminó en silencio hacia la puerta. —Wesley... —lo llamé, él me ignoró y salió del inverdero.
¿Qué rayos le pasa?
—Deberías ir a hablarle —miré al profesor con sorpresa, él estaba sonriéndome levemente, asentí y caminé rápidamente hacia la puerta.
Corrí por los pasillos hasta ver a Wesley mas allá, rodé los ojos al ver que estaba apresando contra los casilleros a un inocente y asustado chico, caminé hacia allá.
—Déjalo ir —dije agarrando suavemente a Wesley por la camisa, él me miró con enojo dejándome sorprendido. —Wesley deja...
—Vete de aquí, Mathew —me cortó mirando ahora al chico que estaba por llorar, respiré hondo para mantener la calma.
—Suéltalo —dije otra vez con un tono calmado, él ni me miró.
Algo que me fastidia mucho es que los más grandes se aprovechen y molesten a los pequeños que no pueden defenderse.
—No lo...
—No te lo estoy pidiendo, imbécil, te lo estoy ordenando —dije con fastidio agarrándolo por un brazo, el chico aprovechó y salió corriendo gritando que me ama, Wesley arqueó una ceja, puse ambas manos en su pecho y con toda mi fuerza lo pegué de los casilleros. —¿Qué es lo que te pasa? Estás bien en un momento pero al rato cambias, no lo entiendo... —admití realmente confundido, él se rió sarcásticamente.
—No eres el más indicado para decir eso —arqueé ambas cejas al escuchar aquello, su tono socarrón me molestó. —¿Qué haces aquí? Deberías estar con el girasol, para que... ya sabes... recuperen el tiempo perdido —susurró con malicia pasando un dedo por mi mejilla, lo miré estupefacto.
Bajé la mirada al sentir mis ojos cargados de lágrimas.
—¿Insinúas que me acuesto con él? —pregunté sintiéndome vacio, lo miré, él me observó en silencio.
No pude evitarlo y comencé a llorar, que él piense eso es algo muy duro para mí, él más que nadie sabe de mi problema.
A los trece cometí el peor error de mi vida, perdí mi virginidad con un hombre que me llenó la cabeza de corazones, flores y estúpidas historias de un amor que no existía.
—A-Ahora sé lo que piensas, fue un error creer que podía contar contigo —dije sonriéndole un poco y limpiando mis lágrimas, tras ver sus ojos grises llenos de algo extraño comencé a alejarme sintiendo por primera vez la soledad.
Sonreí, que ingenuo fui. Parece que nunca aprenderé.
Sexo. En cuanto aquel hombre me rompió el corazón lo único que usé para "reparar" el daño fue el sexo. Sexo. Sexo. Sexo. Terminé con un pequeño problema, no podía acercarme a nadie sin pensar en cómo se verían gimiendo o en cómo me harían gemir. Los alejé a todos para no lastimarlos, ni a ellos, ni a mí.
A pesar de saberlo Wesley siempre estuvo cuidándome, él nunca se aprovechó de mi problema. Por eso me duele tanto lo que insinuó, es como si estuviese echándome en cara que soy un enfermo.
Lo que él no sabe es que ahora me da asco el simple hecho de imaginarme teniendo relaciones con otra persona. Él y yo ni siquiera nos hemos besado, pero yo solo pienso en hacerlo con él.
—Mathew —no me detuve al escucharlo, seguí caminando lejos de él y su maldita bipolaridad.
Abrí mucho los ojos cuando me agarró fuertemente por un brazo, me giré y lo miré, él tenía el ceño fruncido al igual que yo.
—¿Qué quieres? Ya me dejaste claro lo que piensas —dije tratando de soltarme de su agarre, él apretó la mandíbula y me jaló hacia su cuerpo.
—¿Por qué no quieres que te toque? No parecía molestarte abrazar al girasol —me quedé callado y aparté la mirada. Más imbécil no puede ser.
—Déjame en paz —murmuré sintiéndome un poco humillado, él agarró mi rostro con una mano y me hizo mirarlo a la cara.
Había tristeza en sus ojos, me quedé paralizado cuando me abrazó, traté de alejarme pero él me agarró por la cintura con fuerza, comencé a respirar con dificultad y mis ojos se cristalizaron, estaba por tener un ataque de pánico.
—S-Suéltame p-por f-favor —susurré llorando y asustado.
—Relájate —murmuró con suavidad en mi oído, mi pecho subía y bajaba rápidamente, cerré los ojos con fuerza y me dejé abrazar por él mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas.
Al cabo de unos segundos lo abracé con fuerza aunque seguía asustado.
—Te amo... —mi corazón se aceleró al escuchar sus lindas palabras. —Quítate la ropa... —miré nervioso hacia la puerta.
—Mami podría venir —dije mirándolo con duda, él negó y me sonrió.
—Ella no vendrá —dijo bajando mis pantalones, me quedé mirando sus lindos ojos azules, asentí y me desnudé rápidamente.
Lo amaba, y él decía que me amaba, entonces, hacer esto está bien ¿verdad? Los que se aman lo hacen...
Ya no era más ese estúpido niño, sin embargo ¿por qué sigo sintiendo tanto miedo? Tengo miedo de volver a caer y perderme por una persona.
—S-Si te digo que t-te a-amo, ¿qué h-harías? —pregunté contra el pecho de Wesley sintiendo mi corazón ir muy rápido, él me pegó más de su cuerpo.
—Te diría que yo también te amo —abrí los ojos al escuchar eso, su voz no sonaba burlona ni sarcástica, me alejé un poco y lo miré a la cara, él estaba mirándome con fijeza.
Me quedé callado cuando me quitó los lentes, sonrió y acarició una de mis mejillas.
—Estás rojo, Matty —dijo mirándome de una forma rara, lo fulminé con la mirada, él acercó su boca a la mía, tragué duro y en cuanto sus labios tocaron los míos sentí todo mi cuerpo estremecerse, sin dudarlo puse mis manos en su cuello y ambos comenzamos a besarnos con violencia y desesperación, él metió su lengua en mi boca, se la chupé y jugué con ella, él me agarró el trasero y pegó sus caderas de las mías, todo mi cuerpo estaba ardiendo, sus labios sabían a fresas, subí mis manos a su cabello y agarré un poco y lo jalé suavemente sin dejar de mover mis labios, él mordisqueo con suavidad mi labio inferior, se me salió un pequeño gemido cuando me pegó violentamente a los casilleros, esa acción me hizo sonreír, aunque me devolvió a la realidad, puse las manos en su pecho y lo alejé, mis labios se sentían hinchados, sonreí al ver lujuria y sorpresa en sus ojos, miré alrededor y suspiré aliviado al ver que estábamos solos, tragué duro cuando Wesley comenzó a besar mi cuello.
—S-Seguimos en e-el pasillo —le advertí excitado, él gruñó y siguió en lo suyo, acaricié su cabello y suspiré.
"Patterson y Wallance, a la oficina del director, ahora mismo" Alejé a Wesley de un tirón al escuchar aquello por los parlantes del pasillo, quise morirme ahí mismo al ver la cámara que había en una esquina, Wesley se rió al verme, hice un puchero.
—¡Qué vergüenza! —exclamé cubriéndome el rostro, el director lo vio todo.
—No sabía que fueras tan salvaje —susurró pícaramente, lo asesiné con la mirada y me arreglé el uniforme.
—Mis lentes —le pedí con timidez, él sonrió y me los pasó, en sus ojos grises había fascinación, carraspee y comencé a caminar hacia la oficina del director.
—Oh si, tú y yo vamos a follar mucho... —miré boquiabierto al loco a mi lado, él se veía muy concentrado en sus pensamientos, parecía un niño contando dulces, me reí y negué.
—No he dicho que follaré contigo —dije haciendo que me mirara con horror, sentí ternura al ver su ceño fruncido y su mirada de confusión.
—Pero yo te amo —susurró pensativo, me sonrojé y lo miré con bochorno. —Y tú me amas —dijo o más bien afirmó mirándome a los ojos, asentí tímidamente y él me sonrió de lado. —Iré esta tarde a tu casa... —avisó, me relamí los labios y lo miré nervioso, él me dio un beso en los labios, sentí un cosquilleo en el estómago. —Nos vemos, dile al director que iré en un mes —luego se alejó por un pasillo como el delincuente que es.
Suspiré con una sonrisa y me dirigí a la oficina del director, en cuanto llegué entré sin tocar y me encontré con su mirada seria.
—Dice Wes...
—Que vendrá en un mes... —me interrumpió arqueando una ceja, asentí avergonzado, Wesley siempre le dice lo mismo. —Así que, ¿Patterson? —preguntó mirándome seriamente, asentí levemente. —Espero que pienses bien lo que haces —le sonreí con tranquilidad cuando dijo eso con preocupación, él suspiró.
Will se ha ganado mi aprecio y mi cariño, al principio se me hizo algo cruel que me pusiera como presidente sabiendo mi problema, pero luego entendí sus razones, prácticamente me obligó a comportarme como un líder, fue un poco insensible de su parte pero funcionó lo que quería, me esforcé en ser una persona que los demás pudieran seguir y tomar como ejemplo, eso me ayudo a superar en gran parte mi problema, ya no pienso en cosas raras cuando estoy con los demás, o con un hombre tan atractivo como él... Al principio me le insinuaba todos los días cada vez que venía a su oficina, pero fui rechazado todas las veces.
—Ven a ver esto —dijo mirando hacia su computadora, me acerqué con curiosidad y lo que vi me dejó avergonzado y con una sonrisa estúpida.
Wesley estaba alzando sus brazos como si hubiese ganado algo, parecía estar diciendo "Ohoo" me reí cuando se subió al escritorio de la profesora y comenzó a bailar.
—Es un delincuente —dijo Will negando, sonreí.
Es mi delincuente.
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