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Estaré aquí para ti




Mathew

Bostecé por décima vez y miré todas las hojas que aún me quedaban por revisar, tomé mi vaso de leche con chocolate y bebí una gran cantidad de este, no me gusta el café así que bebo esto, aunque no me quita el sueño sabe muy bien, tomé la pequeña bolsa de malvaviscos de colores que compré y los eché todos en el vaso ligándolos con el chocolate.

Me encontraba en la oficina del consejo estudiantil, aun era muy temprano por lo que los demás todavía no habían llegado, tomé una hoja y bajé la mirada a ella.

"¡Merecemos un receso más largo! 😭 ¡No me da tiempo ni de masticar la comida! Y si no es mucho pedir, una fuente de chocolate en el comedor... porfis :)"

¿Porfis? ¿Qué demonios es eso?

Me dio un tic en una ceja al leer aquello, respiré hondo y mantuve a raya mi obsesión con la buena ortografía.

Podría considerar un receso más largo pero, ¿una fuente de chocolate? A mí también me gustaría pero el director no lo aprobaría, no es algo razonable. Negué varias veces y tomé otra hoja de las que había sobre la mesa.

Cada mes los estudiantes podían hacer peticiones sobre algo que deseaban que se cambiara o que se añadiera en el instituto, a mí me tocaba leer todas las proposiciones y sacar algunas para luego discutirlo con el director.

"Te amo Mathew, papi, ¡hazme un hijo!"

Me sonrojé al leer aquello, arrugué la hoja sin leer las obscenidades que había más abajo, las chicas del instituto son muy explícitas en sus peticiones hacia mí, miré los quince o más papeles arrugados sobre la mesa, todos esos eran declaraciones de amor o fantasías eróticas en las que yo era uno de los protagonistas, ya estoy acostumbrado a recibirlas. Tragué duro y traté de no pensar en eso, debo controlarme.

Al principio, para mí era una tortura tener el cargo de presidente, no por las obligaciones, sino por la popularidad que eso me dio, cuando llegué al instituto era un chico muy reservado debido a mi problema, solo hablaba con Wesley...

Sentí mis mejillas calentarse al pensar en él, lo conozco desde que tenemos diez años. Yo no quería lastimar a nadie, por eso siempre me mantuve al margen y jamás hablé con alguien que no fuese Wesley, intenté dejar de hablarle pero ese chico es muy persistente, siempre volvía a hablarme, nunca me dejó solo...

No quería lastimarlo o arruinar  nuestra amistad, además me daba miedo caer otra vez en eso...

Di un respingo y me llevé una mano al corazón cuando la puerta se abrió de golpe y como si mis pensamientos lo hubiesen invocado aquel chico de cabello largo entró a la oficina como si fuese su casa.

—Toca antes de entrar —repliqué mirándolo mal y un poco nervioso por su llegada, ahora entiendo por qué el director siempre me regaña cuando no toco. Wesley me sonrió con calma haciendo que me sonrojara, lanzó su mochila a un costado y se tiró en el sofá que había a unos pasos.

En un gesto nervioso me acomodé los lentes y bebí más chocolate mientras lo observaba, él cerró los ojos y se acomodó para dormir, sonreí al ver que sus piernas sobresalían del sofá, es un chico muy grande...

—Ven a dormir un rato —me invitó, bajé la mirada al piso con mucha vergüenza al sentir mi rostro como un horno. Estar acurrucado con él, nada me gustaría más que eso...

Ese tonto no se da cuenta de que estoy enamorado de él, aunque no quiero que se entere, un enfermo como yo debe estar solo. Merezco estar solo. Tengo que tragarme a duras penas mi dolor cuando Wesley está con otros.

—Estoy ocupado... —me negué como siempre a sus invitaciones de estar tan pegados el uno del otro, si voy hacia allá terminaría lamentandolo, él resopló y abrazó un cojín. —¿Qué haces aquí tan temprano? —pregunté extrañado, él por lo general llega tarde. Es de los chicos supuestamente malos.

Wesley y yo somos muy diferentes, él hace cosas malas pero sé que en el fondo no es una mala persona; Yo hago cosas "buenas" pero no muy en el fondo soy malo.

—Pasé por tu casa y Mark me dijo que no estabas, así que vine para acá —dijo abriendo los ojos, asentí pensativo, Mark es mi hermano pequeño. ¿Vino aquí por mí? Sonreí estúpidamente.

Wesley me miró, me mordí el labio inferior, a pesar de la pena que me daba le sostuve la mirada, sus ojos grises no mostraban nada, solo me observaban con atención, bajé la mirada por su perfilada nariz hasta detenerme en su boca, sus labios estaban un poco pálidos por el frío que hacía, sentí ganas de ir, estamparlos contra los míos y besarlos hasta calentarlos.

Sin embargo, solo me limité a apartar la mirada sintiendo una opresión en el corazón al recordar donde estaban esos labios hace dos días.

El pelinegro se levantó y con una expresión aburrida tomó una hoja de la mesa y se puso a leerla, mientras mi mente me torturaba repitiendo una y otra vez lo que vi hace unas noches.

Había estado muy emocionado por la fiesta, no le había dicho a Wesley que vendría, quería sorprenderlo...

Pero el sorprendido fui yo, los latidos de mi corazón eran dolorosos mientras miraba como Wesley y Dylan se besaban delante de todos, mis ojos se aguaron al ver como Wesley bajaba su mano y le agarraba el trasero al castaño, bajé la mirada al sentir mis mejillas mojadas, me di media vuelta y salí de aquella casa sin mirar atrás...

—"Matty, cásate conmigo, te la voy a chupar como nadi...

—¡Cállate! —exclamé horrorizado y apenado al volver a la realidad y escucharlo leyendo eso en voz alta, él suspiró pesadamente y arrugó la hoja.

—Madeleine clase 3-A... —murmuró con fastidio, tragué duro al ver su mirada malvada, parecía estar ideando algún plan maléfico.

Suspiré pesadamente y miré con detenimiento lo bien que le quedaba el uniforme, en cambio yo parezco un nerd. No tengo ninguna oportunidad con él.

—Los demás vendrán pronto, deberías irte —dije en voz baja mientras fingía leer otra petición, él gruñó, dejé de mirarlo de reojo e hice una pequeña mueca.

—¿No me quieres aquí? —mi piel se erizó cuando me susurró eso al oído, no lo había sentido acercarse, con sorpresa giré la cabeza hacia él y contuve la respiración al ver lo cerca que estaba, nuestras narices estaban casi rozándose, mi mente se quedó en blanco al mirarlo a los ojos, observé su perfecto rostro, mientras él me miraba de una forma extraña acerqué una de mis temblorosas manos a su mejilla derecha y la acaricié suavemente, él cerró los ojos tras unos segundos.

Suave y cálida.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentir nuevamente lo cálida que era su piel.

Era la primera vez que lo tocaba en meses, desde que me di cuenta de lo que sentía he estado evitando cualquier contacto físico con él, incluso los pequeños roces. Pasamos de acurrucarnos juntos en su cama o en la mía durante las noches frías, a ni siquiera darnos la mano. Todo por mi culpa.

Me relamí los labios al ver los suyos, sus ojos seguían cerrados, parecía estar durmiendo, con duda acerqué más mi rostro... He soñado con besar esos labios, he imaginado muchas veces que se sentiría hacerlo...

Me detuve y me quedé helado al sentirlo observándome, me sonrojé como nunca y me alejé un poco deseando que se abriera la tierra y me tragara.

—¿T-Te estás durmiendo? —pregunté fingiendo burla mientras me separaba aún más, él se quedó callado lo que me puso más nervioso, clavé la vista en las hojas mientras sentía mis ojos picar. Lo miré de reojo, él aun seguía mirándome, me quedé atónito al ver frialdad en sus ojos... Él me estaba mirando fríamente.

—Wesley... —lo llamé con sorpresa y temor, pero él seguía mirándome de aquella horrible manera.

Me golpeé ligeramente el estómago, desvié la mirada y cerré los ojos por unos segundos deseando que todo fuese sólo producto de mi paranoica imaginación o de la confusión causada por el cansancio, cuando los abrí, ver los fríos ojos grises de aquel chico fue como recibir un puñetazo. No lo estoy imaginando.

Mi labio inferior comenzó a temblar cuando él apartó la mirada, quise echarme a llorar de la vergüenza y la tristeza, estoy seguro se dio cuenta de lo que siento, para él debe ser algo asqueroso que un enfermo como yo sienta estas cosas por él.

—T-Tú...

La puerta se abrió y yo me callé, miré a Jackie, el cual había entrado en un muy mal momento, este miró a Wesley con un poco de desagrado y luego me sonrió.

—Buenos días Mathew —me saludó el pelinegro mientras se sentaba frente a mí, me forcé a sonreírle, sentía todo mi cuerpo pesado, a parte del picor en mis ojos.

—Buenos días —dije recomponiéndome, él me miró con preocupación por lo que intenté sonreír de una manera más creíble.

Sin querer miré a Wesley, di un respingo al ver que estaba mirándome, él suspiró con fuerza, tomó su mochila y se dirigió a la puerta tras verme a los ojos haciendo que me doliera el corazón.

—Me voy —dijo simplemente, bajé la mirada y me mordí el labio con fuerza.

—Vete... —respondí ahora deseando que se largara, no podría contener por mucho tiempo las lágrimas.

—Espera... —Jackie lo llamó con un tono extraño, fruncí el ceño y apreté con fuerza mi lapicero al no escuchar la puerta abrirse. —Necesitamos que nos ayudes a llevar esas mesas al salón de inglés...

—Yo te ayudaré, deja que se vaya —dije al ver que Wesley se había quedado callado, respiré hondo y levanté la mirada hacia Jackie, él arqueó una ceja y me sonrió dulcemente.

Guardé en un lugar especial mis sentimientos y pensando fríamente sin mirar a Wesley me levanté de la silla y caminé hacia el pelinegro de ojos cafés, el cual me miraba fijamente.

—No te preocupes Mathew, sigue con lo tuyo, no quiero que te rompas algo... —lo miré indignado al escuchar aquello, él hizo un pequeño puchero que logró hacerme sonreír un poco.

Jackie piensa que soy de cristal o algo por el estilo, todo lo contrario a lo que piensan mis demás amigos del consejo. Ellos no saben de mi pequeño problema.

Ignoré olímpicamente a Wesley al escucharlo carraspear exageradamente, si lo miraba no lo soportaría y comenzaría a llorar.

—Te ayudaré —repetí decidido y me apresuré a agarrar una de las mesas, eran pequeñas... pero pesadas. Reprimí una maldición al sentir mis brazos doler tras unos segundos, tragué duro y caminé hacia la puerta llevando con dificultad la mesa.

—La llevaré yo —dejé de sentir el peso de la mesa cuando Wesley me la quitó de las manos, contuve la respiración cuando nuestras miradas se encontraron, la suya era calmada, él sonrió un poco lo cual me desconcertó.

Él caminó hacia la puerta y salió, yo me quedé en el aire. ¿Qué fue eso? Había pasado de mirarme fríamente a sonreírme de una forma realmente linda, fruncí el ceño e ignorando los parloteos de Jackie salí tras aquel chico de ojos grises. ¿Acaso está jugando conmigo?

Miré a ambos lados del pasillo y lo vi más allá llevando la mesa, caminé hacia él con algo de enojo y dolor, ¡¿cómo se atreve?!

—Wesley... —lo llamé, él me ignoró y siguió caminando, sintiéndome aún más fastidiado aceleré el paso, él se alejaba más y más dando grandes zancadas, el pasillo estaba desierto por lo que comencé a correr sin pena alguna.

Él giró un poco el rostro y vi burla en su mirada, lo miré con rabia y corrí como nunca, no dejaré que se burle de mí o de mis sentimientos. Él dejó la mesa frente al salón de ingles y siguió caminando...

—¡PATTERSON! —exclamé al verlo trotar lejos de mí, corrí con enojo y cuando estuve a solo unos dos pasos de él me lancé hacia su espalda, esperaba que se cayera pero me quedé colgando de su espalda mientras me agarraba de sus hombros, por instinto rodee su cintura con mis piernas.

—¿Creíste que me caería? —preguntó riéndose y agarrando mis piernas, me sonrojé por la vergüenza y me quedé callado al sentir contra mi pecho su musculosa espalda, él seguía caminando hacia alguna parte, con duda pegué mi oído de su espalda.

Su corazón latía muy rápido.

Igual que el mío.

Saqué de mi mente los pensamientos impuros, cerré los ojos y me di la libertad de abrazarlo.

—No te rías de mí... —le pedí en un susurro, él no dijo nada. Aunque tenga que soportar verlo con alguien diferente cada día no quiero alejarme de él. —Ya buscaré a alguien más... —murmuré para mí mismo tratando de convencerme de eso, quizás me he equivocado y no merezco estar solo. Después de todo, todos cometemos errores...

Aunque lo cierto es que para mí no habrá nadie más que Wesley.

—¿Y qué hay de mí? —esa pregunta me hizo abrir los ojos.

—¿De qué... —me callé  y casi muero de la vergüenza al ver que el pasillo estaba repleto de estudiantes en silencio, todos tenían los ojos muy abiertos. —Bájame —le pedí en un susurro, él se rió un poco, me bajó, lo miré abochornado.

Me arreglé el uniforme y casi lloro de la vergüenza, quise esconderme de todas las miradas sobre mí, Wesley sólo me sonreía maliciosamente.

—Hablaremos luego... —dije tras tragarme mi vergüenza, él me miró fijamente, miré de reojo que Dylan venía por el pasillo y se devolvió al ver a Wesley. —A-Adiós —me despedí desanimado al notar que el pelinegro frente a mí se quedó mirando al castaño, me abracé a mí mismo y me alejé rápidamente sin esperar respuesta...

Dylan

Algo cabizbajo entré al salón de Biología mientras pensaba en quién podría ser esa mujer que estaba con Will. Quizás es la madre de algún estudiante, o tal vez es otra cosa. Pero, ¿por qué Will le sonrió así? Eso no me gustó para nada...

Hice un puchero al sentir algo desagradable en el pecho, Will y yo no somos nada pero aún así lo quiero solo para mí, quiero que me sonría solo a mí...

Hasta ahora no había pensado en que Will podría enamorarse de alguien más, lo imaginé besando a otro, abrazando a otro...

Negué varias veces al sentir un nudo en la garganta y unas enormes ganas de vomitar. Él dijo que me ama, y yo lo amo aunque aún no se lo he dicho. Estaremos juntos... Debemos estar juntos, y si él realmente me quiere no se irá con otro en la primera oportunidad.

Suspiré y un poco más calmado me senté al lado de Harry, el cual estaba haciendo unos extraños e inquietantes garabatos en la parte trasera de su cuaderno con una sonrisa soñadora, miré al frente mientras los demás seguían llegando. Más tarde hablaré con Will, sin quererlo sonreí al recordar lo que me envió ayer.

Dean entró al salón y caminó extremadamente lento hacia mí, lo miré con confusión, hizo una pequeña mueca al sentarse, tardé unos segundos en comprender lo que pasaba, comencé a reírme sin poder evitarlo, él me asesinó con la mirada.

—Te dije que buscaras una crema fría, eso ayuda mucho... —dije con burla.

—Cállate —dijo tras hacer un puchero, sonreí y me quedé mirándolo con curiosidad, él estaba mirando fijamente su cuaderno, vi como sus orejas enrojecieron. —También deja de mirarme —murmuró abochornado, me reí nuevamente e ignoré lo que dijo.

Es increíble lo penoso y hasta tierno que puede llegar a ser cuando las cosas tienen que ver con mi padre.

—No me contaste como fue tu cita —recordé, él me miró en silencio lo que me hizo arquear una ceja. —¿Qué te dijo el egocéntrico? —pregunté y bostecé, Dean me miró mal.

—No es egocéntrico —dijo a la defensiva, resoplé y observé a Cameron sentarse a unas tres mesas más adelante.

—Sí lo es —dije al ver como las chicas se le acercaban y él les sonreía de una forma engreída, Dean gruñó, lo miré sorprendido, él estaba mirándome realmente mal. —¿Por qué defiendes tanto al Camarón? —pregunté confundido, él me ignoró y miró al frente.

Me sentí un poco celoso de que se pusiera así por Cameron, me crucé de brazos e hice un puchero. Estúpido rubio roba amigos.

—Hola Dylan, Dean... —nos saludó Harry con sorpresa al notar finalmente que estábamos a su lado, lo saludé, hablamos hasta que llegó la profesora...

. . .

Me levanté de la silla y caminé hacia la puerta en cuanto tocó el timbre, Dean y Harry se habían quedado hablando con Cameron, los tres estaban riéndose escandalosamente mientras miraban hacia un celular, parecían estar jugando algo.

Desde la puerta miré al rubio con los ojos entrecerrados transmitiéndole mi enojo, él me miró sin expresión alguna, suspiré y me fui.

Detuve mis pasos en mitad del pasillo al ver a la mujer que había estado con Will, ella estaba mirando atentamente hacia el salón de inglés, estaba muy concentrada, la miré de arriba abajo.

Su cabello era negro y lacio, le llegaba hasta la mitad de la espalda, no podía ver bien el color de sus ojos, sus labios eran carnosos y estaban pintados de rosado, ella vestía un traje negro formal, era muy alta y esbelta. Hice un puchero, parecía una súper modelo.

Di un respingo cuando desvió su mirada y la posó en mí, sus ojos eran grises. Wesley...

Ella parece la versión femenina de Wesley. Abrí mucho los ojos cuando me sonrió, me rasqué la nuca y bajé la mirada al piso, caminé rápidamente y me alejé de allí por la vergüenza.

Si ella está sola entonces Will quizás lo está. Caminé hacia su oficina sintiendo mis manos comenzar a sudar desde ya, quería abrazarlo, quería que él me acariciara el cabello y que me dijera cosas lindas...

Fruncí el ceño al recordar que le había dicho que todavía no, que esperara más, tendré que soportar las consecuencias de mis propias palabras.

Toqué dos veces a la puerta, fruncí el ceño cuando pasó alrededor de un minuto y no se abría, ¿no está?

Miré a los lados cerciorándome de que no había nadie más.

—Will —lo llamé y toqué otra vez, la puerta se abrió dos segundos después...

Tuve que tragar duro y tranquilizarme para no lanzarme a los brazos del hombre frente a mí, tenía muchas ganas de abrazarlo, él me sonrió un poco y se hizo a un lado, en cuanto entré y él cerró la puerta me quedé en shock cuando me agarró suavemente por la cintura y me pegó a la pared sin que me lo esperara, fue algo muy delicado y extrañamente agradable, el cosquilleo en mi estómago no tardó en aparecer.

—Will... —dije suavemente con el corazón martilleándome con fuerza, sus ojos verdes estaban mirando fijamente los míos, nos quedamos un largo rato solo mirándonos, mis orejas y mis mejillas se calentaron al ver cómo me miraba, con suavidad y amor, sin embargo había tristeza en sus ojos, bajé lentamente mis manos y agarré un poco de su camisa sintiendo una opresión en el pecho. —¿Qué tienes? —pregunté preocupado, él acarició mi rostro y pegó más su cuerpo del mío, lo miré atentamente, había algo extraño en él, algo triste...

Sentí algo apretar mi corazón cuando él me abrazó y escondió su rostro en mi cuello, lo abracé de inmediato y mis ojos se cristalizaron al sentir mi hombro humedecerse tras unos segundos, sorprendido acaricié suavemente su espalda mientras él se aferraba a mí.

Cerré los ojos y lo abracé protectoramente, Will estaba vulnerable, me pegué más a él e intenté hacer de este el abrazo más cálido del mundo.

—Todo estará bien... —le dije a pesar de no saber qué había sucedido. —Estaré contigo... —el me abrazó aun mas al escucharme. Unos minutos después se separó de mí, lo observé mientras iba y se sentaba en su silla rotadora sin volver a mirarme, él se puso a guardar unos papeles dentro de su maletín.

—Siéntate Dylan, entonces... ¿ya me extrañabas? —preguntó fingiendo diversión sin mirarme, me sentí mal al notar lo tenso y cansado que se veía, parecía estar esforzándose en parecer que está bien. Este no es mi Will de siempre.

—¿No me dirás que te sucede? —pregunté caminando lentamente hacia él, ¿acaso va a fingir que no estaba llorando? Mi camisa aun está húmeda, él suspiró y me miró, me detuve cuando sus labios se curvaron en una triste sonrisa.

—¿Qué quieres que te diga? —preguntó calmado, sentí un nudo en el estómago al ver sus ojos levemente enrojecidos.

—Lo que te pasa —respondí en voz baja, él se quedó mirándome, me acerqué y tomé una de sus manos, me inquietó sentir lo fría que estaba, la acaricié suavemente, miré su rostro con detenimiento, él estaba algo pálido, como si hubiese visto a un muerto.

Muerte...

—¿Quién fue? —pregunté tras pasar saliva con dificultad, él se quedó en silencio y entrelazo nuestros dedos.

—Mi madre.

En cuanto dijo eso me quedé asombrado unos segundos, luego reaccioné, me acerqué y lo abracé sintiendo mis ojos húmedos, me dolió el corazón al sentir como me agarraba, aferrándose a mí. Si él me necesita en este momento entonces yo estaré aquí para limpiar sus lágrimas y cuidarlo, después de todo, es el hombre que amo...

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