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'Capítulo 4♡

Un omega rubio corria a toda prisa por las calles de la ciudad, ese día se había demorado más de lo normal en arreglarse para asistir a la academia en la cuál trabajaba dando clases de baile todos los días, era su pasión, siempre soño con convertirse en un gran bailarín reconocido por todos y así poder tener su propia academia de danza.

Se levantó a la misma hora de siempre y se metió a bañar pero en el momento en que quedó completamente desnudo se quedó viendo su reflejo en el espejo que se encontraba en el baño, aún no podía acostumbrarse a aquella cicatriz que tenía en el pecho.

Aún no podía creer que después de tantos años de espera, al fin, hace casi un año, cuando por fin había aceptado que su vida estaba llegando al final, recibieron una llamada notificando que había un corazón que era compatible para él.

Nunca olvidará la cara de felicidad de su abuelo, ese viejo lobo que ha dado su vida entera en cuidarlo y protegerlo, lloraba dándole gracias a la Diosa Luna por dejar que su pequeño pastelito tuviera la oportunidad de seguir con vida.

No supo cuanto tiempo se quedó ahí parado observando la cicatriz hasta que escuchó unos golpes en la puerta de su habitación - Pastelito! Está listo el desayuno, apresúrate o llegarás tarde- dijo su abuelo al otro lado.

Reaccionó abriendo los ojos lo más que podía, de manera rápida y torpe trató de entrar a la ducha cuando se enredó con la cortina y cayó golpeándose el trasero, el golpe se escuchó en toda la casa.

- Pastelito ¿Estás bien?- preguntó su abuelo.

- Eh si, no pasa nada Bubu. Enseguida bajo- respondió el omega levantándose y sobándose el trasero. Algunas veces podía ser muy torpe.

Se dió una ducha rápida y se arregló lo mejor que pudó, se puso sus cremas, protector solar y seco perfectamente su cabello rubio, le gustaba combinar su ropa con sombreros o boinas por lo que se colocó una y decidió bajar a desayunar lo más rápido que podia.

Su hogar era una pequeña casa de dos pisos, en la parte superior estaban las habitaciones, una pequeña sala y una mini cocina que nunca ocupaban y en la parte inferior se encontraba el restaurante de su abuelo "Magnate".

Al llegar al restaurante se encontró con aquellos lobos que considera parte de su familia, desde que tiene uso de razón los amigos de su abuelo se la pasan todo el día metidos en el restaurante jugando poker, tomando una cerveza o simplemente platicando o peleando entre ellos. Adoraba a esos viejos lobos, su compañía siempre lo hacía sentir bien.

- Hola pastelito- saludo el señor Hyungsik.

- No te permito que le digas pastelito, sólo yo puedo decirle así. ¿Quién te crees?- refutó de inmediato su abuelo.

- Viejo rabo verde, todos podemos llamarle como nos dé la gana, a Jimin no le molesta ¿Verdad pastelito?- dijo el señor Wooshik.

- Dejen de molestar a mi pequeño pastel de arroz, no ven que de seguro el pobre no puede desayunar a gusto, ni yo lo haría viendo sus horribles caras cada mañana- comentó el señor Sunghwan.

Jimin sólo comenzó a reír haciendo de sus ojos avellana dos pequeñas medias lunas, todos lo voltearon a ver maravillados, era el ser más bonito que podía existir siempre alegre y bondadoso con todos. Aunque no todos tuvieran un vínculo de sangre con él, lo adoraban con todo su corazón y agradecían a la Diosa por permitirle seguir con ellos.

- ¡Buenos días a todos!- saludo a aquellos lobos dándoles un pequeño beso en la mejilla - Pueden llamarme como gusten, no hay problema- dijo el rubio notando la cara de enojo de su abuelo.

Park Seojoon era un lobo muy celoso y sobreprotector con su pequeño nieto (Que no era tan pequeño) pero para él siempre sería aquel tierno niño que llegó a su vida para cambiarla por completo, recuerda perfectamente aquella noche de lluvia en la que su única hija omega les dijo a él y a su esposa que tendría un cachorro.

Sabía perfectamente lo enamorada que estaba su pequeña Shinhye de aquel alfa que sólo jugó con su corazón y que la orillo a quitarse la vida, dejando a un pequeño cachorro solo sin el amor y la compañía de su madre. Fue muy duro para él y su amada Boyoung continuar con su vida sin su única hija pero siempre dieron lo mejor de sí para sacar adelante a su pequeño.

- Siéntate pequeño Chim- dijo la señora Minyoung colocando frente a la barra el desayuno del rubio que consistía en huevos con tocino, hotcakes y jugo de naranja.

Ella era la omega cocinera que trabajaba en el restaurante ayudando a su abuelo, creía que estaba enamorada en secreto de él pero no se atrevia a confesarse por miedo a que su abuelo la rechazara.

- Gracias tía Min- contestó amablemente a la omega. Mientras empezaba con su desayuno recibió una llamada de su mejor amigo.

- ¡Minnie!- gritó el omega castaño al otro lado de la línea.

- Buen día TaeTae- respondió el rubio - ¿Todo bien?-.

- Más que bien, hoy sale la revista con el anuncio que diseñe para la recaudación de fondos en apoyo al zoológico- comentó el omega - ¿Me acompañas a recoger algunas ejemplares a la editorial cuando salgas de la academia?-

Sólo en ese momento el omega revisó la hora en el reloj de pared del restaurante, era demasiado tarde, no llegaría a tiempo para dar la primer clase de baile, estaba en problemas. Rápidamente se tomó el jugo de naranja y de dos mordicos trató de terminar su desayuno.

- Seguro TaeTae nos vemos en la tarde- y colgó la llamada tomando su mochila.

- Nos vemos en la noche Bubu, no cenen sin mi.. Los quiero- se despidió rápidamente de todos y salió corriendo para tratar de alcanzar el autobús.

En esos momentos se daba cuenta de la falta que le hacía su pequeña bicicleta, comenzó a reflexionar si fue realmente necesario atropellar a aquel alfa gilipollas que habia tocado su trasero, oh claro que lo fue.. ¿Quien se creía? Pensaba que solo por ser un alfa de quinta podia ir por ahí tocando el trasero de todos.

Jimin podia ser un omega hermoso, tierno y realmente parecía un ángel, aunque a veces era medio torpe (casi siempre) pero no se dejaba de nadie, no por ser un omega podían hacer y deshacer con él lo que quisieran, oh no él sabía muy bien como defenderse.

Mientras corría hacia la parada del autobús sin darse cuenta chocó con alguien tirándole el café encima. Trató de disculparse pero cuando alzó la mirada pudo ver que frente a él se encontraba aquel alfa que lo trató pésimo en el zoológico.

- Tú

- Tú

Dijeron ambos al mismo tiempo....

🦍

(⁠✿⁠^⁠‿⁠^✿)

Un capítulo más 🥰

Díganme que les parece la historia con estos pocos capítulos....

Comenten si está siendo de su agrado & que teorias tienen!! 🌻

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