Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

●Skylar●

― Hazlo otra vez, la foto salió borrosa― pide Jessica, yo repito la caricia en el piecito de Tyler causando que grite agitando las manos y luego se lleva el pie a la boca para morderlo―. Mira nada más que bonito saliste― gira su celular para mostrársela y como mi hijo es un curioso de primera, extiende sus manos tratando de tomarlo.

― Quiero la foto en la que sale sonriendo, la usaré para el sexto mes en el álbum― digo mientras trato de que deje de morderse el pie, la última vez se pellizcó con sus recién salidos dientes y se puso a llorar.

Desde que empezaron a salirle ha estado de mal humor porque le molestaban, pero ya luego le gustaron tanto que agarra cualquier cosa que se encuentra cerca y lo lleva a su boca para morderlo. Mis pechos están incluidos entre esas cosas, cada vez que está comiendo quiere ponerse a morderlos, lo que resulta muy doloroso para mí. Cuando hace eso lo alejo de mí y aunque se cabree y se ponga a llorar no le vuelvo a dar pecho hasta que se calma.

― No puedo creer que ya lleve tanto tiempo con nosotros, ni siquiera sentí el pasar de los días― comenta con asombro, puedo entenderla porque yo estoy igual.

― Dímelo a mí, crece tan rápido para mi gusto― mantengo mis ojos en él y rio cuando gorjea ocasionando que empiece a babear―. Adoro esos soniditos que hace, es como si estuviera ansioso por aprender a hablar.

― ¿Por qué siento que cuando diga “mamá” te pondrás a llorar?― se burla.

― Seguro y también lo haré cuando camine― me encojo de hombros, no vale la pena negar lo que es evidente.

― Yo dije que lo harías con su primera risa, pero quien lo hizo fue Sean― se ríe y yo la acompaño. Es gracioso ver lo dramático que se pone nuestro amigo cada vez que Tyler hace algo nuevo.

― Y no olvides cuando le mordió la nariz.

― O la vez que…― Tyler nos interrumpe con un potente grito que logra sobresaltarme.

Rápidamente empiezo a inspeccionarlo en busca de lo que le molestó para que gritara de ese modo, él solo se queda mirándome fijamente sin hacer ningún sonido.

― En estos momentos desearía que supieras hablar― me quejo.

― Tal vez solo es un niño al que le gusta que la atención sea solo suya.

Me quedo quieta con los ojos clavados en mi hijo mientras considero esa posibilidad, no me extrañaría que fuera cierta. Mi padre varias veces me platicó de lo demandante que era de bebé, odiaba estar sola y siempre quería llamar la atención de todos los que me rodeaban; fui así hasta que empezó mi episodio de timidez extrema a los ocho años.

― Tantas cosas en las que pudiste parecerte a mí, ¿y elegiste precisamente esa?― me regala esa risita adorable que solo él puede hacer y extiende sus brazos en señal de que quiere ser tomado en brazos.

― Yo quiero darle de comer hoy, dijiste que le hoy le toca puré― parece ilusionada con la idea de alimentarlo.

― Claro, seguro que a Ty le encantará pasar tiempo contigo. Ya mismo voy a preparar su puré de calabaza― me levanto de la cama dejando a mi bebé con Jessica y apenas cierro la puerta me empiezo a reír.

Debo admitir que mi hijo es el bebé más tranquilo que he conocido y estoy inmensamente agradecida con ello, Tyler podría ser un ángel, excepto cuando le toca bañarse o comer. Estoy bastante segura de que Jessica terminará cubierta con puré luego del almuerzo pero quien soy yo para negarle su deseo.

(...)

― Mierda, Tyler. Quédate quieto― gruñe Sean, yo aprieto mis labios para contener la risa mientras lo veo luchar con un pañal y mi hijo.

― ¿No que se veía muy fácil?― me burlo cuando Tyler da una patada y el talco cae al suelo, los zapatos de negros de mi amigo se vuelven blancos en un segundo.

― Este niño se vuelve más inquieto a medida que crece.

― Es normal, tiene más energía― me encojo de hombros y decido acercarme a ayudar a mi amigo―. Sostendré sus piernas mientras se lo pones.

― No es necesario, yo…― se calla abruptamente y yo miro sorprendida como un chorro de orina va directo a la cara de Sean, él deja caer el pañal y se aleja rápidamente del mueble pero ya es tarde; tiene la cara y parte de la camisa mojada con pis de bebé.

Tyler ríe, encantado por su travesura y yo no puedo evitar acompañarlo con una potente carcajada. Rio tanto que me duele el estómago y aunque trato de calmar mi risa, la expresión mitad asco, mitad incredulidad de Sean no me ayuda a hacerlo.

― Tengo una pregunta― digo entre risas, él me mira pero sigue con la boca abierta y con la misma expresión― ¿Qué sabor tiene?― me vuelvo a reír.

― Tú y ese niño aparentan ser unos angelitos pero son peor que el diablo― sale de la habitación y dobla hacia el baño del pasillo― ¡Jamás volveré a cambiarle el pañal!

― Cuando le cuente esto a tu tía Jess ella se va a orinar pero de la risa― aplaude y me tomo ese gesto como que la idea le gusta.

Una vez termino de cambiarle el pañal y arreglar el desastre que hizo Sean, me dirijo a la sala donde dejamos pausada una película infantil. Aunque Tyler no entienda nada de lo que pasa, le llaman la atención los colores y al parecer la música le gusta; y como yo tengo una niña interior a la que le encantan estas cosas, no tengo ningún problema en ver una con mi hijo. A veces hasta me pongo a cantar las canciones que conozco.

Una de las cosas que Tyler ha aprendido es sentarse solo, ahora ya no necesita apoyarse en otro objeto para mantenerse firme, y según me han comentado, se encuentra en la etapa de empezar a gatear pero al parecer mi hijo es muy flojo para siquiera intentar moverse de su lugar.

Entiendo que algunos bebés tienen un avance más lento pero es que él no hace el más mínimo esfuerzo; si lo pongo boca abajo lo único que hace es usar sus manos para sentarse y se queda ahí sin hacer nada.

Me le quedo mirando, está muy concentrado en la televisión pero luego de unos segundos se da la vuelta como si sintiera mi mirada y me sonríe.

― Agu― dice, reconozco eso como “agua”. De hecho creo que es lo único que sabe decir, todo lo demás son simples balbuceos que ni siquiera se acercan a una palabra.

― Te daré tu agua― alcanzo su vasito para bebes que está en la mesita de café y justo antes de extendérselo me detengo―. Vamos a intentar algo.

Lo tomo en brazos para dejarlo sentado en el suelo y me alejo unos cuantos pasos con su vasito en mis manos, me arrodillo y extiendo mis manos mostrándole lo que quiere.

― ¿Ves esto, Ty?― agito el objeto― ¿Lo quieres? Ven por él, vamos― no hay reacción de su parte. Se queda sentado y lo único que hace es parpadear―. Anda, solo un poco.

― ¿Qué haces?― la voz de Sean llama mi atención, volteo para verlo con el cabello mojado y la ropa cambiada.

― Intento que haga algo más que sentarse a mirarnos― suspiro y vuelvo a mirar a Tyler, ahora extiende sus manos en una súplica silenciosa para que le dé lo que quiere.

― Creo que eso cuenta como algo― señala y me arrebata el vasito de las manos para dárselo a mi hijo.

― Oye― me quejo.

― No lo presiones― se sienta junto a él mientras lo mira beber  tranquilamente su agua.

― No lo hago, solo quiero que haga algo, lo que sea― me cruzo de brazos.

― Tiene ocho meses, yo empecé a gatear cuando tenía once. Dale tiempo.

(...)

Me despierto sobresaltada por un grito potente y agudo.

Me incorporo en la cama tratando de entender lo que está pasando y de dónde provino el sonido. Miro a mi lado y noto que Tyler no está donde se quedó dormido.

― ¡Sky!― el grito de Jessica es todo lo que necesito para saltar de la cama y salir disparada de mi habitación. El miedo de que le haya pasado algo a Tyler llega con fuerza y me hace caer en la desesperación por llegar más rápido a la sala, que es de donde vino el grito de mi amiga.

― ¡¿Qué pasó?!― pregunto alterada cuando llego, miro a todas partes buscando a mi hijo― ¿Tyler está bien? Él…― me quedo sin palabras cuando mis ojos al fin dan con quien buscaba―... está de pie― digo sin poder creérmelo.

Al escuchar mi voz, Tyler inmediatamente se da la vuelta para mirarme mientras aún se sostiene con fuerza del sofá. Me parece increíble que luego de meses intentando que por lo menos gatee pero sin obtener ningún resultado, ahora él se esté parando por su propia cuenta, y es que debo admitir que he estado detrás de él durante tres meses para enseñarle a hablar y caminar.

― Debo grabar esto― dice Jessica y se apresura en sacar su celular.

― Ven con mami, cariño― digo emocionada, al fin muestra un progreso―. Anda, mamá va a asegurarse de que no te caigas.

Mi propio hijo decide ignorarme olímpicamente para luego echarse al piso y hacer lo mismo que ha hecho durante todo este tiempo: sentarse y mirarnos fijamente.

― Lo hace apropósito― protesta mi amiga.

― Ya puedo irme dando cuenta de que le encantará llevarme la contraria― refunfuño y me acerco para sentarme  frente a él.

― Empezando por no parecerse a ti ni un poquito― se ríe.

Ella es muy consciente de que me frustro cada vez que me recuerda eso, porque fui yo la que tuvo que soportar dolores y malestares durante ocho meses, pero aun así el niño decidió parecerse al supuesto padre que ni siquiera sabe de su existencia.

No es que sea algo malo que se parezca a ese hombre, pero me hubiera gustado que por lo menos sacara algo mío, cualquier cosa, por más pequeña que sea, pero no.

Si nos miran a mí y a mi hijo ni siquiera se darían cuenta de que compartimos ADN, no encontrarían ninguna similitud entre nosotros.

― No me lo recuerdes, Jess― bufo.

― Yo no me quejaría si fuera tú, es un niño hermoso.

― Y no tiene ningún problema de salud― añado.

― Si, yo estaba algo preocupada de que el padre tenga alguna enfermedad hereditaria.

― También tengo miedo de eso, por esa razón nunca falto a uno de sus chequeos.

― Sería más fácil si pudiéramos preguntarle directamente al involucrado― desvía la mirada y se pone a jugar con sus dedos, clara señal de que está nerviosa.

― No empieces otra vez con eso, Jessica― ruedo mis ojos y la miro con el ceño fruncido. Hemos hablado de esto muchas veces y ya no quiero discutir con ella de nuevo.

― Yo solo digo― levanta las manos en señal de rendición, sabe que en este tema no voy a ceder.

― Seguro.

(...)

― Repite conmigo “mamá”.

― Picau― aplaude y se ríe el mismo tiempo, siento que se ríe de mí.

― ¿Cómo es que Sean mencionó la palabra una vez y no dejas de decirla? Yo he estado aquí como perico repitiendo “mamá, mamá” pero tú ni caso me haces― digo frustrada.

― Tal vez deberías decirle a él que se lo pida.

― No me hará caso, está muy feliz de haberle enseñado su primera palabra a Tyler y dice que él solo le mostrará lo que es televisión de la buena― gruño y eso hace que mi hijo ría más―. Maldita sea la hora en la que Sean mencionó a Pikachu.

― Picau, picau.

― No me gusta esa cosa, sus antenas parecen cuernos.

― Son orejas― Jessica ríe y yo solo me cruzo de brazos.

― Lo que sea. Vamos, bebé, inténtalo― prácticamente le estoy suplicando a un niño de once meses― Di “mamá”.

― Picau.

― Es todo, renuncio― me levanto del sofá y me dirijo a la cocina; Tyler se pone de pie y da tres pasos torpes antes de caer sentado al suelo.

― Creo que quiere ir contigo.

― Si no me llama como se debe, no voy a cargarlo.

(...)

― ¿Quién es el niño hermoso que cumple un año?― lo abrazo con fuerza y lleno su regordeta mejilla de besos― ¡Ty!

― ¡Yay!― rio por su intento fallido de decir su nombre.

― Si, cariño, eres tú.

― ¿El cumpleañero ya está listo?― pregunta Sean asomándose por la puerta―. Le he traído un regalito― canturrea.

― Ya está listo para salir a que lo mimen― él se adentra en la habitación pero mantiene las manos detrás de su espalda― ¿Qué es?

― Curiosa, no es para ti― dejo a Tyler en la cama y Sean revela lo que estaba ocultando.

― Eso…― hago una mueca―. No puede ser verdad.

Tyler grita y ríe encantado cuando ve el peluche amarillo que es casi de su tamaño, mientras que mi cara no debe tener una expresión muy bonita que digamos. Mi hijo extiende sus manos esperando que Sean le entregue su nuevo juguete.

― Picau― lo primero que hace es llevar una oreja del Pikachu a su boca y para ser sincera no puede verse más feliz de lo que ya está.

― ¿Es en serio, Sean?― él solo se encoje de hombros sonriendo con malicia.

― Le encanta, mi trabajo aquí esta echo.

― Voy a tirarlo a la basura mientras duerme― miro de reojo a mi hijo que ahora se encuentra abrazando al peluche amarillo.

― Haces eso y le compraré dos más― advierte―. Vamos, tu padre acaba de llegar y también trajo regalos para el niño.

Me emociono de inmediato y me apresuro a tomar a Tyler en brazos para salir de la habitación; hace meses que no veo a mi padre y me siento muy contenta de que haya podido venir a pasar este día con nosotros. Paso junto a Sean como un rayo y camino a paso rápido hasta la sala.

― Papá― deja de hablar con Jessica y se levanta del sofá para acercarse a mí; su expresión de sorpresa al mirar a Tyler me causa gracia y no puedo evitar reír―. Mira, Ty, el abuelo vino a verte.

― ¿Cómo es que ha crecido tanto? Solo han pasado dos meses― extiende sus brazos tomando a Tyler y al bendito muñeco que éste aun sostiene―. Está enorme.

― Y pesado― agrego―. Cuando no quiere caminar quien sufre es mi espalda.

― ¿Ya camina?― asiento.

― Es un terremoto; estuve intentando que lo haga durante mucho tiempo pero ahora extraño cuando todo lo que hacía era sentarse y verse adorable.

― Llegaste justo a tiempo para el almuerzo― dice Sean―. Esta vez cocinó tu hija― papá me mira sorprendido y casi con desconfianza―. Ya lo probé y es comestible― asegura mi amigo.

― Vaya, gracias. Me siento halagada― le digo sarcásticamente.

― De nada.

Ya que es el primer año de Tyler y es evidente que todos estamos emocionados por ello, hoy él es el centro de atención, cosa que le encanta. Todo el almuerzo mi padre y Jessica se la pasaron haciendo muecas para que ría pero la verdad es que nos daba más risa a Sean y a mí que a Tyler. Al final lo que a él le daba gracia era la risa de cerdito que se le suele salir a mi amigo cuando se le está acabando el aire.

El que mi padre esté aquí me emociona y al parecer a mi hijo igual puesto que no se han despegado desde que llegó. No me estoy quejando pero parece que ya no seré su consentida y me estoy dando cuenta de que hay altas probabilidades de que Tyler sea un niño muy malcriado, es el único bebé en nuestro entorno y todos están encantados con él.

― Aquí está el pastel― dice Sean dejando encima de la mesa una bandeja donde lo que hay es una tarta que cumplirá el rol de un pastel.

― Ven conmigo, cariño― lo tomo de los brazos de mi padre y lo sostengo frente a la tarta con una vela encendida―. Como lo practicamos, Tyler. Sóplala.

Lo inclino un poco para que quede más cerca y justo como le indico, empieza a intentar apagar la vela. Me rio mientras lo veo “soplar”, en realidad le sale más saliva que otra cosa.

Después de lo que parece medio minuto intentándolo, al fin lo consigue y nosotros aplaudimos, cosa que él imita, no entiende lo que pasa pero esa es la cosa con los niños; si tú lo haces, ellos también.

― ¿Quién quiere tarta con baba de bebé?― pregunto y a nadie parece importarle si de verdad la tiene o no, porque todos cortan un pedazo para comerla.

― Este año ha pasado muy rápido― comenta Jessica situándose a mi lado―. Hace un año atrás tú estabas sufriendo en el hospital para traer al mundo a este maravilloso bebé, mientras Sean y yo estábamos atrapados en el auto queriendo ir junto a ti.

― Fue un año difícil pero al mismo tiempo hermoso. Aún estoy aprendiendo a ser madre pero he descubierto que me gusta― digo con una sonrisa.

― Eso es bueno porque lo seguirás siendo durante bastante tiempo.

●Tyler●

― ¡Deja eso! ¡No lo toques!― persigo al pequeño demonio que corre con un vaso de vidrio en sus manos―. Marcus, será mejor que te detengas ahora mismo si no quieres que le diga a tu madre― amenazo pero ni caso me hace.

― ¡No!― grita mientras corre hacia la sala.

Yo camino más rápido detrás de él y veo que Ariadna levanta de inmediato la cabeza al escuchar los pies de su hijo golpear el suelo mientras corre.

― ¿Qué tienes en la mano, Marcus?― se levanta del sofá y se ubica en el camino del niño haciendo que quede acorralado entre los dos―. Dame el vaso, podría romperse, y ya deja de molestar a tu tío.

― ¿Cómo es que puede correr de esa forma? Acaba de comer hace cinco minutos.

― A él no le interesa― bufa mi hermana―. Anda de aquí para allá todo el día pero nunca se cansa. Quisiera saber de dónde saca tanta energía. 

― ¿A quién habrá salido?― ella capta perfectamente la indirecta y me dirige su mirada característica de “no me jodas”―. Ven aquí, Marcus. Déjame cargarte― se me hace un tanto extraño que camine de manera tan lenta en mi dirección y se mantenga mirando el suelo pero de todas maneras lo alzo― ¿Qué tienes, pequeño? ¿De repente te volviste tímido?

― Eh… Tyler― dice mi hermana de forma cautelosa―, creo que…

Ni siquiera termina la frase cuando Marcus abre la boca y expulsa todo lo que comió en el día, para mi desgracia todo me cae en el pecho y se escurre hacia abajo.

No muevo un solo musculo y mi sobrino tampoco, pero luego de unos segundos empieza a formar una sonrisita con la que parece querer disculparse. Ariadna empieza a reír, ella ríe tanto que hasta le salen lágrimas de los ojos y Marcus la acompaña.

― Lo siento, pero deberías ver tu cara.

― No quiero verme en este momento, créeme― extiendo mis brazos para alejar a Marcus de mí y examino mi ropa―. Justo hoy decidí usar una camiseta blanca― hago una mueca.

― Te daré algo de Devon, acompáñame, y de paso limpias tus zapatos― no me había dado cuenta de que también se ensuciaron.

― ¿Ésta es tu venganza por no haberte traído un regalo como lo prometí?―  le pregunto pero sé que no puede responderme―. La próxima vez me aseguraré de no olvidar traerte algo, no vaya a ser que me hagas pis.

Sigo a Ariadna hasta su habitación donde me ofrece una camiseta limpia.

― Dame la que traes puesta, la lavaré luego― dejo a Marcus en el suelo para poder quitármela y no pasan ni cinco segundos cuando mi hermana suelta un jadeo y se acerca rápidamente a mí, me agarra de los hombros mientras mantiene su mirada en mi pecho―. Tyler Adams, ¿qué demonios es eso?

Por un momento estoy confundido y no sé de qué habla hasta que veo que está señalando mi tatuaje, ese que había olvidado que existía y del que solo Adam está enterado.

― Ah, eso― trato de sonar casual―. Es un tatuaje.

― No te hagas el loco, sabes a que me refiero.

― Es algo… difícil de explicar― me da esa mirada intimidante con una ceja levantada mientras se cruza de brazos―. Mejor lo dejamos para otro día.

― Si no me lo dices, llamaré a mamá para que ella te saque la historia.

Mierda. No sé cómo le explicaré que el nombre en mi pecho es de una mujer que ni siquiera yo conozco.

**********

Capítulo dedicado a:
irenesandoval36
Stiles_Stiliski24
angxlluke
MariaOrellana434

Aquí tienen el capítulo de la semana, iba a publicarlo el miércoles pero decidí agregarle más cosas. Me quedó algo largo, tiene más de 3.500 palabras y espero que les haya gustado.
Nos leemos en unos días.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro