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Marcando ¿territorio?

―¿Tío pasó algo malo?―hago intento por conversar.

Voltea haberme extrañado.

―No sobrina―comenta tiempo después.

―¿Entonces podría decirme por qué vamos tan aprisa?―menciono temerosa aferrándome al asiento.

Sé da cuenta que va muy rápido y baja la velocidad, a la vez que afloja su agarre en el volante.

―Disculpa sobrina no me había fijado que iba manejando muy rápido―apenado voltea a verme.

―No se preocupe―aflojo un poco mi agarre.

Sigue manejando y ahora va muy lento, como si quisiera alargar la caminata por algún motivo.

―¿Qué tal tu día con Gil?―pregunta lo que temía.

De sólo recordar todo lo que platicamos me llena de emociones, pero más crece mi miedo y las emociones felices van muriendo.

―No le hice daño tío, traté de estar lejos de él, pero él no me la ponía fácil con sus preguntas y pláticas.

―No te prohibiré estar con él hija―toma una pausa―disculpa mi comportamiento de la mañana, pero tanto Regina como el hechicero me hicieron ver la realidad.

―De todas maneras no pasará algo tío―suelto un suspiro.

Aparca el carro y voltea a verme.

―Escucha Aide―toma mis manos―tal vez digas eso por el enamoramiento que tienen tu prima y él, pero él no es del todo humano, así como a ti te durmieron tus poderes al igual a él.

―Pero él huele a cazador.

Recuerdo que ese olor es algo difícil de detectar, es parecido a la miel y por lo regular los humanos tienen un olor frutal.

―Sabes la historia de los padres de Regina, pero no dé Gil―aclara.

―Gil mencionó que sus padres lo abandonaron―susurro.

Recordar su carita triste al decir eso me dieron ganas de abrazarlo y besarlo hasta que sepa que me tiene a mí para él, pero me contuve bastante.

―Es extraño que te cuente eso, por lo regular no comenta algo de sus padres―menciona asombrado―no cabe duda, el lazo comienza a forjarse, tal como lo mencionaron.

Extrañada por sus palabras sin sentido es que comentó rápidamente lo siguiente.

―Pero tío ¿no le parece que es muy pronto...?

―Nada es pronto sobrina―aclara―ahora entremos a la casa a cenar―ordena.

Al entrar mis primos me bombardean con preguntas, mientras Traicy sólo me observa y mi tía cuestiona a mi tío, me da gracia que a ninguno de los dos nos dejan hablar y ellos sacan conjeturas.

―¡Ya déjenlos hablar!―grita Traicy.

Se crea un silencio en la puerta y al fin pudimos llegar a la sala en completo silencio, mi tío me guía para tomar asiento a su lado, mi tía se sienta en el sofá individual mientras sus hijos se ponen en el piso frente de nosotros, expectantes de lo ocurrido.

―Tenemos que hablar familia―comienza hablar mi tío―en la mañana Aide sufrió una especie de despertar y su víctima en ese momento fue Gil.

Inmediatamente mi prima me ve con preocupación, pero no descifró por quién, ¿por él o por mí?

Mi tía es la primera en reaccionar.

―¿Qué poder despertó sobrina?―pregunta emocionada.

―Manipulación tía―digo cautelosa.

―No te sientas mal hija, no eres un dios para controlar tus poderes a tu antojo, esto siempre pasa―anima mi tía.

Sólo afirmó con la cabeza.

―¿Qué tan grave lo dejo?―la seriedad con la que hablo Traicy fue irreconocible.

Ninguno habla y un enojo inexplicable crece en mí, observó a mi prima queriendo imaginar que esa pregunta no salió de sus labios, mi paciencia es poca.

―Afortunadamente no paso a mayores, prima―menciono arrastrando las palabras.

―Perdóname prima, pero al no ver a Gil en la escuela pensé lo peor―trata de justificarse.

Sus palabras sólo me dan una idea.

Celos.

Pero él es mío y no de ella.

Una sonrisa altanera sale de los labios de Tomás.

―Expresa tu sentir Aide, no te lo guardes―me reta.

―Aquí la víctima es Gil, ella como sea se puede recuperar, pero él es humano es...―la interrumpo.

―Es mi pareja Traicy jamás le haría daño―aseguró.

Su rostro muestra muchas emociones, pero lo que más tiene es incredulidad, se para a dificultades y nos recorre con la mirada a todos, esperando algo decir, pero nadie se mueve.

―Eso no es cierto―es lo que más se le entiende entre sus balbuceos.

―Cree lo prima, no quería que te enteraras así, pero tengo que aclarte bastante, para que no pienses mal de mí.

―No tienes por qué aclarar algo Aide―comenta sería mi tía―desde un principio Traicy sabía que no podía enamorarse y le importó poco.

―Pero mamá yo lo quiero―asegura.

―Si, pero así como tú estabas dispuesta a que cuando encontrarás a tu pareja lo dejarías, así hazlo hermanita―aconseja Treice.

―El papel fue al revés, pero paso, no hay más que hacer, acéptalo y supéralo―completa, Tomás.

―No es justo―menciona entre llantos Traicy.

―Jamás quise que esto pasará prima, desde ayer en la mañana estaba dispuesta a ayudarte con él...―me interrumpen.

―No tienes que seguir Aide, Traicy te comportas como una niña inmadura, afronta la realidad lo más pronto posible y deja de hacerte víctima que no te queda―finaliza mi tía.

Treice que está a su lado la jala del brazo para que tome asiento otra vez.

Creo que oír esas palabras fue algo duro para ella, pero ya no menciona algo más, baja la cabeza y no la levanta en todo el rato.

―Bueno pasando a otra situación, familia, les prohíbo a ustedes dos―señala a sus hijos―amenazar a Gil, sólo deben cuidarlo en la escuela, Traicy los vas a ayudar.

Ella levanta la mirada y asiente al mandato de su padre.

―Aide se encargará de él en la tarde y su abuela en la noche―finaliza.

―Padre, ¿puedo saber el motivo?―pregunta cautelosa Traicy.

―Mientras armabas su escenita, no dejaste comentar la parte siguiente, Gil no es un humano, debes saber que él es cazador, pero también por sus venas corre sangre de demonio.

La única que luce sorprendía es Traicy, tal parece que era un secreto a voces y a ella no la quisieron incluir.

Pero analizando eso último me hace recordar a la plática que tuve con él en la mañana, no sabía a qué se debía, tal vez mi tío pueda decirme.

―¿Tío será que por eso tiene un inexplicable sudor y ansiedad en las manos?

Mi tío analiza la pregunta.

―¿Eso pasó hoy?―pregunta mi tía.

―Me lo dijo hoy, pero dice que eso desde que me vio le sucede―menciono.

―Esto es raro, no sabemos que parte sea la que manifieste pequeñas señales―hace una pequeña pausa―con más razón deben de cuidarlo y si pasa algo extraño avísenme inmediatamente―ordena.

Los cuatro afirmamos con la cabeza.

―Ahora vamos a cenar Aide y yo, vayan a la cama hijos.

Mi tío se para y camina a la cocina, mientras que sus hijos imitan su acción, pero ellos suben las escaleras, sólo quedamos mi tía, Traicy y yo.

―Quiero que te comportes señorita―le ordena mi tía a Traicy.

Mi tía camina a la cocina dejándome con mi prima que se encuentra recargada en la pared, aun lado de la televisión y desde ahí solo me observa indiferente.

―No me alegraré Aide, no seré hipócrita, pero tal vez con el tiempo te perdone―menciona altanera.

Una sonrisa sardónica brota de mis labios y me encaminó a donde está.

―Mira niñita―pongo mis manos a ambos lados de su cuerpo―he sido demasiado paciente contigo, pero te diré algo―me inclino en dirección a su oído―yo jamás me pelearé por un hombre, si te sientes tan poca cosa no es mi problema.

Ella trata de empujarme, pero no me mueve ni un poco, así que sin que se lo espere tomo sus manos con una mano y aprieto sus muñecas, mientras con la otra tomó su cuello.

―No te equivoques prima, no soy tan débil como creías, recuerda que tengo más años que tú y sé pelear limpio o sucio―aplicó fuerza en mis manos―por esto si sería bueno que aceptes mi perdón, pero nunca por mi pareja, niña caprichosa―escupo la última palabra.

Retiro mis manos de su cuello y muñecas, ver su cuello adornado por una hermosa línea roja y una muñeca colgando me satisface.

―Permiso, socia―menciono aguantando la risa.

Camino a la cocina y mis tíos me ven llegar, la felicidad que tenía se esfumó.

―No te disculpes hija, tiene que aprender que no todo lo que quiere obtiene―menciona mi tía.

―Siéntate hija, cena algo―ofrece mi tío.

Enseguida escuchamos pisadas fuertes en las escaleras.

Me remuevo incómoda en mi lugar.

―Creo que me pase con ella―menciono apenada.

―Ya te dijimos que la dejes hacer su berrinche, mientras cena ¿o cenaste con Gil?―pregunta pícaro mi tío.

Yo sólo sonrió tímida.

―No pudimos, se nos pasó el tiempo conversando―comentó sonrojada.

―Pues ándele señorita―anima mi tía―lávese las manos y coma algo―señala los platos en la mesa.

Hago caso y lavo mis manos para después en un plato tomar un poco de fruta con yogur y algo de carne asada, junto con un vaso de té helado.

Acomodó mis cosas en el lugar que me corresponde y tomo asiento.

―¿Y a ti cómo te fue mujer?―le pregunta a mi tía.

Escuchamos el relato de mi familiar en compañía de nuestra cena.

Después de haberme aseado y cambiado en el baño, encontró a Tomás sentado en la cama admirando mi cuaderno de dibujos.

―¿Qué haces aquí?―pregunto extrañada.

―Platicar contigo―explica.

Camino extrañada hacia él y con reserva me siento a su lado.

―¿De qué?―interrogó.

―De tus emociones por tanto tus poderes como por tu pareja.

Nos quedamos en silencio bastante rato, trató de entender la situación, pero nada bueno sale de ello.

―No te preocupes por Traicy, ya hablamos con ella―toma mi mano sutilmente.

Aún asi no me convence.

―¿Por qué debería confiar en ti?, eres su hermano y debes estar de su parte―expongo a la vez que me suelto de su agarre.

―Tienes razón, pero le advertí desde hace tiempo que no se encaprichara con algún humano y ve lo que pasó―arrastra las palabras con mucho odio.

La forma en que manotea y ese enojo irracional me hace dudar, yo no me tragó el cuento de que es mi situación, aquí hay algo más.

Me aventurare a tocar un tema algo delicado, pero muy importante.

―Encontraste a tu pareja y te rechazó, ¿verdad?

Lo veo agrandar los ojos, tensarse y bajar la mirada como si sus manos nerviosas restregandolas en el pantalón sea lo más interesante.

―¿Quién era?―insisto.

Mueve la cabeza negando.

―¿No la conocías? ¿era forastera?

Vuelve a negar.

―Asi como viniste para hablar de mí, así hazlo para hablar de ti.

Hace intento por pararse de la cama, pero no lo dejo moverse, no se irá sin decirme lo que quiero.

―Perdóname, pero sólo así dirás algo―tocó su hombro.

No me deja acceder, es lo malo de quien comparte poder, bloquea su mente y es difícil ver lo que deseas, asi que tendré que acceder a algo más.

Me paro de la cama, me planto delante de él, tomo bruso su mentón para que me vea y al mirarlo a los ojos veo lágrimas rojas.

―Habla conmigo no te juzgare―suplico.

Alejó mi mano de su rostro, pero él me atrae a su cuerpo y me abraza fuerte.

―Lo conoci hace tres días, pero ayer en la noche vino a buscarme, me dijo que no podemos estar juntos, que ya tiene pareja―susurra sobre mi cabeza.

La parte que sigue resonando es "lo conocí", espero no crea que lo juzgare por algo natural.

―¿Quién es?―volví a preguntar.

―Es el demonio que estaba en la casa del alfa, Antón―suelta por fin.

Deshace el abrazo y me observa expectante.

―¿Dices que ayer vino a verte?―me concentro en eso.

―Si―responde en un susurro.

―No puede ser...

Me quedo pensando en eso.

―Era él, no hay nadie con el mismo olor a menos que tenga un gemelo y sea mi segunda pareja―ironiza.

Achico los ojos.

―Pues fíjate que a ese demonio lo conozco bien y sé que no fue él, tampoco tiene un gemelo, lo que si es que nuestro pasado, siempre nos seguirá.

Su rostro refleja duda, así que resignada tomo asiento otra vez y explicó un poco.

―El viejo cazador que me compro capturó a Antón casi al mismo tiempo, fuimos inseparables por el mismo motivo, esto me hace recordar que al principio el viejo nos sacaba sangre o partes de nuestra piel.

―¿Jamás supieron para qué quería eso?―pregunta asqueado.

―No y el viejo es capaz de todo, éramos su más apreciada colección, no nos dejará ir tan fácil.

―Pero eso ¿qué tiene que ver conmigo?―pregunta confuso.

―Si te debilitan a ti es debilitar a Antón―simplifico.

Tomás se queda pensando en algo por algunos minutos.

―Ahora que me dices eso―se ruborisa―ayer por la emoción no me fijé bien en su olor sólo vino a rechazarme y se fue―hace una pausa―entonces ¿quién vino ayer?

La mirada confusa que me da, me hace querer odiar más al viejo.

―No estoy segura, pero de lo que si, es que Antón no dejaría pasar una oportunidad contigo―le giño el ojo.

Suelta una risa nerviosa y evita mirarme.

―Bueno―juega con sus dedos―ya hablamos de mi, ahora cuéntame, ¿qué tal tu día con Gil?

―No hay mucho que contar―me encojo de hombros―contamos algunas cosas y bebimos café, fue todo.

―¿De verdad no intentaras algo con él?―aquella pregunta la replanteo bastante.

Por increíble que parezca no lo haré; dejaré que todo fluya y ya veremos adónde nos depara esto.

―No lo obligare a nada, no seré egoísta―finalizó.

―Respeto tu decisión―menciona no muy convencido―y ¿cómo te sientes con lo de tus poderes?―cambia la plática.

―Ni bien ni mal―contesto sin interés.

―¿Lo asimilas muy rápido o de verdad no te interesa?―pregunta molestó.

―Trató de no darle importancia o me autodestruire si pienso demás en ello―explicó.

―Tienes razón, bueno pues te dejo dormir mañana tienes más martirio que soportar.

Me da un abrazo corto y se retira a paso lento de la habitación.

Una vez ya sola me dejo ir para atrás, mis piernas quedan colgando a un costado de la cama y mi torso queda en la cama, llevo mis manos detrás de mi cabeza para mejor comodidad.

Mientras estoy así recuerdo la plática que tuve con Antón hace poco en casa de la abuela de Dan.

Estamos vigilando a Dan trabajar en la cafetería y lo único que vemos es al encargado regañar por todo a los empleados.

―Que tipo tan más imbécil, sino fuera el hijo de la dueña ya lo habría golpeado―menciona molesto Antón.

―Toda la razón, pero no venimos a hacer ayuda ciudadana―le recuerdo.

―Lo bueno es que no se meterá con Dan―comenta aliviado―de sólo recordar el miedo que tenía cuando le advertimos me satisface.

A mi igual, la misma sonrisa retorcida tenemos ahora.

Si Dan se entera que obligamos a conseguirle ese empleo nos irá peor, es mejor que se quedé pensando que fue alguna coincidencia.

―Pero sabes siento que debimos escoger otro puesto para Dan, como en la cocina o así.

Así podrá cocinar algo mejor en casa y no que los demás somos quienes cocinamos.

―Ahora me arrepiento, pero ¿qué podemos hacer? a la niña parece no molestarle―explica.

―¿Niña? bien sabemos que es tu reina y tiene casi la misma edad que nosotros―menciono aguantando la risa.

―Bueno, pero ella cree tener menos edad, así nos quedaremos―se encoge de hombros.

De sólo recordar que ninguno en esa casa es menor a como aparentamos me hace reír.

Seguimos mirando a la cafetería sin decir algo más.

***
Guarde lo más pronto mis cosas y deje mi mochila en la sala, como nadie más está listo subí al techo, necesitó pensar en toda esta situación, que vayamos a casa del alfa, eso cambia todo el plan del viejo.

―Al viejo esto le jodera―comenta Antón sentándose a mi lado.

―Y vaya que si―afirmó.

―¿En qué piensas?―toca mi hombro.

―Todo esto es raro―suelto un suspiro.

Ambos nos miramos compartiendo la misma preocupación, él me jala para estar más cerca y pasar su brazo por mis hombros.

―Daremos la mejor cara a todo Aide, siempre lo hemos hecho y ahora no será la excepción―asegura.

―Si, pero temo encontrar algo que no he querido...―me interrumpe.

―Sería algo bueno Aide, así tendremos un compañero que en todo nos apoyará―menciona emocionado.

―Y dime ¿qué harás con tu niño si llega aparecer tu pareja?―hago énfasis en niño.

―No es mi niño, sólo nos hacemos compañía en estos días tan fríos―soba sus brazos dramáticamente―ambos sabemos que si aparece nuestras parejas no tendremos problemas con ello, sólo nos alejaremos.

―Que bueno que lo tienen presente―ironizó.

―Nos evitamos problemas futuros―menciona serio.

―¿Qué pasará si la vieja los descubre antes?

―Ambos sabemos que la vieja no aceptará tu relación con él, si llega a enterarse, ella quiere que encuentre una buena mujer hechicera.

Recuerdo que la vieja le prohibió a su nieto andar con las chicas del pueblo, hasta habló conmigo para no engatusar a su inocente familiar, nadie se imagino que seria gay.

―Lo tenemos en cuenta, por eso somos cuidadosos―menciona.

―Los sonidos que escucho todas las noches no me dicen lo mismo―canturreo.

No pudo responderme por el grito que nos dio la vieja, avisando que debíamos irnos.

Despierto alterada por tanto ruido, me trató de parar de la cama y noto que las piernas me responden torpemente.

Caigo en cuenta que me quedé dormida en la posición de anoche. Por lo que trató de sentarme lentamente, pero de lo que no puedo es del escándalo que tiene Traicy.

―¡Bajale a tu escándalo Traicy!―grita Treice.

Seguido de golpes en el techo, con este acto me deja claro por quien desperté.

Nada cambia en la habitación de a lado, ella sigue con su música a todo volumen y por lo que captó esta cantando.

Siento a alguien venir lento en el pasillo y por el olor compruebo que es mi tía.

―Tienes 3 para bajarle a esa música o te aviento tu aparatejo por la ventana y sabes que voy enserio―amenaza detrás de la puerta de su hija.

En seguida escuchamos silencio en la habitación.

―Ahora baja a desayunar en silencio y sin berrinches Traicy―hace una pausa―que vamos a hablar.

―¡Chicos bajen por su desayuno que hoy lo tomarán en su cuarto!―grita el tío desde abajo.

Me paró de inmediato manteniendo el equilibro de no caer, por lo que camino arrastrando los pies hasta la puerta.

Una vez frente a la puerta, abro rápido encontrádome a Tomás con tres platos de cereal y Treice con tres vasos de jugo.

―Te toca ir por los otros vasos Aide―menciona Tomás a la vez que pasa al cuarto.

―Buenos días, con permiso―comenta Treice siguiendo a su hermano.

Al menos él pidió permiso.

Dejo la puerta abierta y camino por el pasillo, encontrándome con mi tía y tío que lleva tres vasos de sangre.

―Buenos días hija―saluda mi tía.

―Buenos dias tíos―saludo.

―Perdona el escándalo y la interrupción de tus primos―se excusa mi tío a la vez que me extiende dos vasos.

―Gracias tío y por el escándalo no se preocupen que tengo poco de despertar―mencionó sin interés.

Ambos familiares me observan intensamente.

―Aide, el escándalo de Traicy lleva toda la noche―explica mi tía.

―Pues lo que me hizo despertar fueron los golpes que dio Treice.

Ya no comentamos más porqué vemos salir a Traicy de su cuarto, ya esta vestida para la escuela, pasa delante de nosotros ignorándonos, se encamina a las escaleras y baja lentamente los peldaños.

―Ve con tus primos Aide y no salgan de ella hasta que les hable―ordena mi tía muy seria.

Mi tío me da el tercer vaso cuidadosamente, para ambos descender velozmente al encuentro con su hija, sólo espero que no sea por lo que hablamos anoche.

No doy ni un paso cuando tengo frente mío a los dos hermanitos. Entregó cuidadosamente un vaso a cada uno e ingerimos el contenido espeso.

Caminamos juntos al cuarto a desayunar en el piso, que fue donde se les ocurrió dejar los platos y jugo.

―Bueno ya que por razones Traicy no te ayudará a tu remodelación, te ayudaremos nosotros―propone Tomás.

―Sólo no nos pidas opinión sobre los colores a combinar y te ayudaré en todo―finaliza Treice.

Me comienzo a reír y niego con la cabeza.

―Lo tendré en cuenta, gracias―me sincero.

―Bueno pues te dejamos para que te vistas,¿tienes qué trabajar hoy?

―Todos los días trabajo Tomás.

―Pero debes de tener un día de descanso Aide―menciona serio Treice.

―La verdad no le veo chiste descansar, no hago gran cosa ahí y ¿todavía pedir descanso?―menciono sarcástica.

―Bueno, pero no creo que Regina se niegue a darte un día de descanso.

―Eso si, pero si antes no quería causar incomodidad con ustedes, ahora es más con su hermana.

―No te alejes de tu familia Aide, ahora es cuando más juntos debemos estar.

Ver a Treice hablar así me enternece, no creía que él me quisiera con ellos, daba un hecho de que seria todo lo contrario.

―Y por nuestra hermana no te preocupes, debe de aprender que no todo lo que ella quiere obtendrá.

Con ese comentario ambos hermanos me dan un beso en la frente y salen dándome privacidad para arreglarme.

Voy al closet para ver que ponerme y optó por un pantalón tiro alto color negro, una blusa de manga larga con un moño en el cuello y mis botines de gamuza negra.

Dejo la ropa extendida en la cama y tomo lo necesario para bañarme.

Una vez ya terminó de hacerme mi trenza francesa, tomo mi celular y el pastillero que me dio mi tía.

Salgo de la habitación, a paso lento camino por el corredor y escaleras, llego a la planta baja encontrando a todos en el recibidor.

―Hasta que bajas Aide―reclama Treice.

―Si ella no se tardó como ustedes―los señala mi tía.

―Bueno ya vámonos―interrumpe Traicy.

―Recuerda lo que hablamos, lleva la fiesta en paz―sentencia mi tío.

Nadie menciona algo y en ese silencio subimos al carro de mi tío, los hermanos van atrás y yo estoy en el lugar del copiloto, su esposa se fue en el suyo al banco directamente.

―Pasaremos a dejar a Aide primero y luego los dejo a ustedes―avisa su padre.

El trayecto al museo se vuelve corto.

Al llegar me despido de todos, salgo del auto y camino al museo, mi tío todavía no arranca, creo que quiere ver que sí entre.

Estoy por cruzar la puerta cuando veo salir a Gil, ajusta su mochila y con una sonrisa me saluda, lo sigo con la mirada irse.

―Se ve que no podrás alejarte de él por mucho―menciona Regina.

No me había dado cuenta que estaba recargada en la puerta.

―Buenos días―omito su comentario y aceleró el paso.

Escucho de fondo como arranca el carro de mi tío y a la vez como cierra la puerta Regina.

―Tenemos mucho de que hablar Aide, seguro tu tío te contó un poco, pero ahora yo te aclararé cualquier duda―susurra aguantando las lágrimas.

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