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Capítulo 11: "Descubrimiento y enfrentamiento"


Una bella pelinegra caminaba a prisa por los pasillos del castillo cuando una peli roja se cruzo en su camino.

¿Ya se siente mejor?, dijo irónica Cirys.

Si, ¡gracias por el té¡ dijo Milk.

Su nana dice que eso le hará bien, dijo Cirys mirando detenidamente el cuerpo de la pelinegra.

Pues si ya me siento mejor, ¡gracias por preguntar¡ pero tengo algo importante que hacer, dijo Milk continuando su camino.

No puede ser lo que estoy imaginando, ¿o si?, pensó Cirys con molestia.

Minutos después:

La pelinegra llego hasta la oficina de su padre, al encontrarla con una ligera abertura decidió colocarse tras de ella a escuchar la platica pues había escuchado mencionar el nombre de su amado.

Esta es la prueba de que el chiquillo estúpido, fue eliminado, decía el rey Ouji, entregándole la caja que contenía la cola de Kakaroto.

¿Chiquillo?, de qué chiquillo hablan, pensó la pelinegra poniéndole más atención a la platica de los reyes.

Estúpido chiquillo, pensó que nunca me enteraría de su osadía, decía el gigantesco rey.

¿Y quién te lo dijo compadre hasta ahora no me has dicho quién fue la persona que vio a ese estúpido chiquillo y Milk besándose?, dijo el rey Ouji con molestia.

Fue una empleada del castillo, no pienso revelar su nombre, pero con su acto se convirtió en una de mis empleados más leales, dijo el gigantesco rey.

Y lo mejor fue que todo salió cual lo planeado, el estúpido de Kakaroto Saiya, está bien muerto, dijo el rey Ouji riendo con maldad.

Brindemos por ello, ¿pero cuéntame como fue su tortura?, dijo el rey Ox, sirviendo unas copas con vino.

La pelinegra al escuchar la terrible confesión, llevo sus manos a su boca para tratar de ahogar sus gritos de desesperación y dolor pues las lágrimas inundaban su rostro mientras escuchaba la manera despiadada en que su padrino le narraba a su padre la supuesta muerte de su amado.

Nunca sentirás remordimiento por esto, dijo el rey Ouji.

Me da pena por Bardock, pues él es uno de mis soldados más leales, pero su hijo fue quién se lo busco. Bueno ya esta hecho, al fin el estúpido ese salió de la vida de mi hija, decía el rey Ox.

Como dices, él se lo busco compadre, como se le ocurrió poner sus ojos en ella, decía el rey Ouji, cuando la puerta del despacho se abrió y por ella entro una destrozada pelinegra.

¿Cómo pudiste?, ¿qué daño te hacíamos con nuestro amor?, dijo Milk desesperada lanzándose contra su padre siendo sujetada por las manos por sus padrino.

Cálmate hija, ese chiquillo y tú eran muy distintos, decía el rey Ouji.

¿Dónde esta su cuerpo?; ¿quiero verlo?, decía desesperada la bella princesa mientras se arrodillaba en el piso.

Eso ya no importa, dijo con frialdad el gigantesco rey.

A mi me importa, es el hombre que amo, quiero ver su cuerpo, exijo verlo, dijo Milk desesperada.

Milk, pequeña tranquilízate, decía el rey Ouji.

Usted no me hable, decía Milk furiosa.

Milk respeta a tu padrino, dijo el gigantesco rey.

Ustedes dos son un par de monstruos, decía Milk sollozando.

¿Qué pasa aquí?, dijo Vegueta que había llegado al castillo y al ver la puerta abierta de la oficina del rey y escuchar el llanto desgarrador de la pelinegra fue corriendo a ella.

Este par de monstruos mandaron a esa misión a mi Kakaroto para matarlo, decía Milk desesperada.

¿Tú sabías que el chiquillo ese andaba con Milk y lo permitiste?, decía furioso el rey Ouji mirando a su hijo.

Si, si lo sabía y si lo apoye es porque ellos dos se aman, dijo Vegueta.

Pues eso a nosotros eso nos importa muy poco, ese chiquillo esta muerto, tú y Milk se casan en dos semanas, dijo el rey Ouji.

Nosotros no nos casaremos y ¿Cómo esta eso de que Kakaroto está muerto?, dónde esta su cuerpo, decía Vegueta.

Se quedo en el Planeta Tierra, dijo irónico el padre de Vegueta.

Tu maldad, lo sabrá todo el reino, todos sabrán lo malvados que son, yo iré a la Tierra por el cuerpo de mi amado, dijo Milk sollozando.

Cálmate Milk, cálmate, decía Vegueta abrazándola.

Tú no iras a ningún lado, dijo el gigantesco rey.

¿Quieres probarlo?, dijo Milk corriendo junto a Vegueta y echando a volar ambos.

Minutos después:

Milk, tranquila, los hombres de mi padre nos dirán donde dejaron su cuerpo para ir por él, tomaremos una de las naves del castillo y partiremos en cuanto sepamos donde descansa su cuerpo, decía Vegueta.

Vamos al castillo, entonces, dijo Milk tratando de mantener la calma pese al dolor que sentía.

Milk y Vegueta luego de algunos minutos llegaron a su castillo, el joven cabello de flama. Luego de buscar por varios minutos dentro del castillo a los hombres que habían ido en la misma nave en que viajo Kakaroto los encontraron.

Con ustedes necesitamos hablar, dijo Vegueta.

¿Qué se le ofrece majestad?, dijo el hombre de cabello en puntas.

¿Dónde exactamente dejaron el cuerpo de Kakaroto?, denme las coordenadas, dijo Vegueta.

Ya lo sabe, dijo el hombre de cabello azul, mientras Milk sollozaba.

No podemos darlas, dijo el hombre de cabello azul.

Dámelas, dijo Vegueta agarrando con fuerza de su traje al hombre de cabello azul.

¡Por favor¡ se lo suplico, díganme donde esta el cuerpo del hombre que amo, dijo la bella princesa sollozando.

En realidad no podemos, el rey nos lo prohibió revelarlo, dijo el hombre de cabello de puntas.

Yo soy su príncipe, les ordeno que me lo digan, dijo Vegueta furioso soltando con violencia al hombre de pelo azul.

No llore princesa, dijo el hombre de mirada ruda al ver llorar a la bella princesa.

Como me pide eso, si ustedes mataron al amor de mi vida, dijo Milk sollozando.

Él no esta muerto, dijo el hombre de mirada ruda dejando sorprendidos a todos.

¿Cómo qué no está muerto?, si mi padre dice que ustedes lo mataron, decía Vegueta mientras Milk dejaba de llorar.

No digas mentiras, yo lo mate con mis propias manos, decía el hombre de cabello azul.

Pues no fue así, el aún tenía vida cuando vinimos, ustedes no saben sentir el ki, yo soy el único de los tres que tiene desarrollada esa capacidad, por eso estoy seguro que él no murió con tu golpe, se quedo muy herido si pero no murió, con suerte alguien lo encontró y lo curo, dijo el hombre de mirada ruda.

Vamos a tu nave, tenemos que ir al Planeta Tierra, dijo Vegueta.

Eso es imposible majestad, las llaves de la nave lo tiene su padre, la mía y las demás naves no podemos usarlas sin que él nos de la llave, su padre es muy precavido, dijo el hombre de mirada ruda.

¿Y ahora qué haremos?, dijo Vegueta.

La fuerza de mi gente mi reino me tiene que apoyar, dijo Milk.

¿Cómo?, dijo intrigado Vegueta.

Hablare con los lideres de los pueblos de mi reino, encabezare una movilización para que mi padre y el tuyo nos dejen usar una nave y así ir por el hombre que amo, dijo Milk.

Cuente conmigo princesa, dijo el hombre de mirada ruda.

Y conmigo, dijo el hombre de pelos en punta.

¡Gracias¡ dijo la pelinegra.

Milk junto a Vegueta visitaron a todos los lideres de su reino, ella les comento la relación que había tenido con un plebeyo, la negativa de su padre y la maldad que había hecho para separarlo.

Castillo Ox:

Dentro de una oficina un par de reyes platicaban.

¿Qué haremos entonces?, decía el gigantesco rey.

Esperar, ellos volverán, no pueden ir a ningún lado porque las llaves de las naves las tengo yo, decía el rey Ouji.

Eso espero, decía el rey Ox cuando un bullicio fuera de su castillo interrumpió su plática.

¿Qué sucede?, dijo el rey Ouji.

No lo sé, salgamos a ver, dijo el rey Ox saliendo del castillo y encontrándose en el jardín a su hija con los líderes del pueblo.

Allí está su rey una persona perversa y sin escrúpulos que no se toco el corazón para causarle el peor dolor a su hija, decía la pelinegra mientras Bardock, Túrles y Raditz junto a otros soldados trataban de impedir el avance de la gente del pueblo que venían tras la princesa.

Princesa Milk, ¿Qué le sucede?; ¿por qué le habla así a su padre?, dijo Bardock.

Usted aún no lo sabe, dijo Milk con tristeza.

Cállate Milk, dijo el gigantesco rey.

Ese hombre que esta allí parado junto a ese otro cretino, esos que se dicen reyes, mandaron a su hijo a una perversa misión con la finalidad de eliminarlo en ella y todo porque él y yo nos amamos, dijo Milk con rabia mirando a su padre.

¿Qué?, dijo Bardock volteando a ver al rey Ox.

No le hagas caso, mi hija esta diciendo mentiras, dijo el rey Ox.

Yo no digo mentiras, quien dice mentiras es usted señor rey pero sabe la maldad nunca podrá ganarle al amor, su misión no se cumplió del todo, Kakaroto vive y si usted y este señor no autorizan darme una nave para ir por él, yo no descansare hasta hacer que su reinado termine, dijo Milk con firmeza.

Mira en lo que te has convertido, todo por culpa de ese chiquillo estúpido, decía el rey Ox.

No puede haber fallado la misión, inútiles, pensaba el rey Vegueta.

Si ustedes no autorizan una nave para que la princesa y yo vayamos por mi hijo, yo mismo me encargare de destruir sus reinos, dijo Bardock mientras Raditz y Túrles se colocaban a sus costados en señal de apoyo.

La discusión se prolongo por varias horas, los reyes al ver que la gente del pueblo antorchas en mano empezaban a llegar decidieron tomar una decisión.

No creo que este vivo, démosle la nave antes de que esto se ponga peor, dijo el rey Vegueta.

Esta bien, les daremos una nave, dijo con rabia el rey Ox.

Ahora mismo quiero irme en ella, dijo Milk.

No hay problema, eso si esa nave solo acepta dos tripulantes ni uno más, las demás naves están reparándose, dijo el rey Ouji.

Está bien, dijo Milk.

Yo voy contigo Milk, yo se manejar la nave, dijo el príncipe Vegueta.

¡Gracias¡ dijo Milk.

Yo también quisiera ir, pero creo que será mejor que ustedes dos vayan, princesa Ox, traiga a mi hijo, dijo Bardock tomando las manos de la joven princesa.

Eso haré señor Ox, lo traeré con vida, él y yo somos una pareja y debemos estar juntos, dijo Milk sonriendo mientras Bardock y los demás presentes escuchaban sorprendidos la confesión de la joven princesa.

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