Narra Naruto.

Después de tres turnos realmente insoportables de Matemática, porque si  las odio y soy pésimo en los números, pero me dirijo al comedor con Sakura.

Es el tipo comedor de una universidad normal, nada del otro mundo, solo me pido un café, hoy amanecí con unas ojeras horribles por pasarme la noche completa dándole vueltas a unas imágenes fugace, gritos desesperados y llantos de niños. Tal vez de debería ir a ver a mi doctor.

—¿Solo tomarás café?— Sakura me saca de mis pensamientos tomándome del brazo.

—Si, anoche no dormí muy bien —Me pasó la mano por el pelo revolviéndolo más de lo que está.

—Si ya te noto esas ojeras de mapache que te traes— Así es Sakura, siempre riéndose de mi desgracia— ¿Mira esa no es la chica de la piscina? —Me señala una mesa a nuestra derecha y ahí la veo.

Rodeada de algunos chicos, los demás están riéndose y tirando comida por toda la mesa, pero ella está sumida en sus pensamientos al parecer muy seria también, olvido la presión  que siento en mi pecho y me voy a sentar a una distancia prudente de la  chica piscina.

Asi pasa la media hora de almuerzo entre risas con Sakura,  ella es una chica preciosa de ojos oscuros y muy bajita,y se que siente algo por el idiota de  Toneri.

Ya luego me tendrá que contar sobre eso, me despido de Sakura para luego tomar el camino y dirigirme  hacia mi próxima clase que es literatura, esta si la amo.

Entrando al salón algo se interpone, más bien alguien. La sorpresa y luego desagrado que veo en los ojos de chica piscina me desconcierta un poco.

—Perdona— Me disculpo sinceramente, pero ella simplemente pasa de mí sin darme tan siquiera un asentimiento.

No lo puedo creer, esta chica es una mala agradecida, le salve el culo dos veces y ni un gracias he recibido de su parte. Me olvido de lo reciente y entro al salón.

Ahora la sorpresa y desagrado se instala en mi cara al ver que el único puesto que queda libre es al lado de la chica barra piscina barra malagradecida. Me siento a su lado sin mirarla, porque si ella puede ignorarme,yo también.

—Bien, bien cachorritos de agua dulce— Nos llama un señor de edad media, calvo y con un sentido de la moda y de apodos al parecer horrible— Como están bien fresquitos acabados de llegar de su colorida casa ¿Que les parece si empezamos con un proyecto?— Todo lo que recibe por parte de nosotros es quejidos y comentarios obviamente negativos.

—Shhhh se me callan o los mandaré hacer dos proyectos más— Silencio sepulcral en la sala, si que da miedo— Bien como decía, lo harán en dos y será por la lista que está aquí en el pizarrón-— Lo señala y se empieza a sacar sus guantes verdes.

Espera... ¿Guantes verdes?! No lo puedo creer! Ese tipo si tiene una forma de vestirse bastante peculiar, ya que lleva camisa rosa con una corbata de donas y pantalón amarillo. Bueno cada cuál con su gusto ¿No?

—Quiero el proyecto para el próximo lunes, ni un día mas ni un día menos, ¡Ah! esta permitido traerme merienda, me gustan las donas por cierto —Nos informa recogiendo su bolso y saliendo del salón.

—Lo notamos Señor Iruka— Grita un chico de pelo rojizo y algunos sueltan risotadas por su comentario.

Me levanto a revisar la lista para ver con que compañero me toco,espero que sepa cocinar. No se que tiene que ver eso,pero no desayunar ni almorzar me esta pasando factura, la sorpresa y el desagrado, otra vez, hace presencia en mi me ha tocado con la chica piscina.

Pero ¿Por que me tiene que pasar esto a mi? Que mal le he hecho a este mundo?Si esa chica me ignora como cojones vamos hacer un proyecto juntos.

—Nos toco hacer el proyecto juntos— sostengo por el brazo a la chica piscina cuando pasa por mi lado camino a la salida, se suelta de mi agarre bruscamente y se gira hacia mi.

Yo soy un paso hacia atrás, porque si esta chica sigue así en cualquier momento se me tira arriba y mejor prevenir y tomar distancia ¿verdad?, estoy en contra de la violencia.

—Cuando termine mi parte te la entrego— Me responde secamente sin mírame a los ojos.

—Es un trabajo en conjunto por si no sabias.

—Te repito, cuando termine mi parte te la entrego, ¿Tienes algún maldito problema con eso?— Lo último lo dice entre dientes .

—¿Tu tienes algún maldito problema conmigo? Te he salvado el culo dos veces, dos malditas vece y lo único que haces es ignórame,  ni siquiera me has agradecido, cosa que no hace falta pero igual —A estas alturas casi le estoy gritando y llamando la atención de todo el salón, pero no me interesa.

—Cuando termine mi parte del trabajo te lo entrego— Me repite y así sin más se va sin dejarme responder.

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