Capítulo 1:🌌
Apariencia de Jungkook en esta historia.
— Walter Duncan/ Jeon Jungkook. 20 años.
Apariencia de Jin en esta historia.
—Jin. 126 años.
Norte de Alemania. 1942.
Hoy era el segundo o quizás el tercer día en donde junto a mis compañeros de la armada nos oponíamos contra el régimen de Alemania. Por momentos me agobiaba conocer el paso del tiempo, pues entre más horas transcurría alejado de mi familia más llegaba a platearme que nunca volvería a casa.
Mi pecho subía y bajaba con temor debido a que mi compañero fallecido yacía a mis pies, y en sus ojos perdidos en el ocaso podía ver los míos propios siendo capaz de observar mi pánico en ellos.
Mi sudor bajaba por la comisura de mi barbilla y mi pierna herida por un disparo de bala no detenía el sangrado. Me lamentaba junto a mi metralleta con escasas balas la desgracia de mi vida. Yo moriría en este lugar y mis hijos se quedarían sin padre. Yo moriría y mi amada Emma tendría que vivir con el padecimiento de ser madre soltera. Yo moriría hoy y no encontraba nada que pudiera cambiar ese destino.
Mis compañeros armados morían uno tras otro, y yo aun yacía escondido en la trinchera como un cobarde. Ahogado con el dolor del disparo y temiendo a la muerte misma.
— ¡Walter! — grito el compañero a mi lado — ¡dispara! — me ordeno.
— No puedo...mi pierna — respondí sin aliento.
— ¡No importa! ¡Solo dispara! — pero mi compañero no fue capaz de decir otra palabra, su vida fue robada cuando una bala atravesó su cráneo y se perdió en el abismo.
Quise gritar...huir de allí, pero me era dramáticamente imposible, estábamos acorralados. Con el dolor de mi alma decidí colocarme de pie a como pudiera. Al menos debía morir como un valiente; debía morir luchando y entregando todo de mi.
Cojeando sujete mi arma intentando ignorar el dolor que esta acción me causaba, y observando hacia el campamento enemigo descargue esta mientras gritaba por la ira que todo lo que tenia que ver con la guerra me producía. Tal vez conseguí atinar a dos o varios objetivos, pero eso realmente no lo supe, pues en ese momento yo me uní a mis compañeros en el gran después...en la vida eterna después de la muerte....
Contemple colores variados...azul, verde, amarillo y en gran medida el morado. Al parecer ahora nadaba en la galaxia infinita siendo a que mis alrededores resplandecían innumerables estrellas, algunas más pequeñas que otras y mis manos tentaban por tocarlas más, sin embargo, parecían ser solo una ilusión. Mi cuerpo descendía con lentitud, con calma y yo no conocía a donde exactamente me estaba dirigiendo.
Era como si ahora estuviese volando, pues mis brazos se abrieron como alas y reí cuando el brillo de la galaxia acarició mi nariz haciéndome cosquillas. Todo se sentía como paz, todo a mi alrededor era tan hermoso y lleno de luz. Era como si se hubiese eliminado todo el mal del mundo y yo no podía ser más feliz por ello. A mis fosas nasales llego el perfume que siempre usaba mi amada Emma, y creí entonces que estaba a punto de encontrarme con ella hasta que mis párpados se abrieron y me hallé a mi mismo en un cuarto de paredes blancas.
Yo yacía tendido sobre una cama siendo este objeto el único en la habitación. Todo a mis alrededores era del purificador color blanco, desde el piso, las paredes, las sábanas de la cama y la almohada, solo estaba la excepción de mi vestuario gris como si de un pijama se tratase. Me levanté entonces pisando suelo intentando comprender como demonios había llegado aquí, y mi mente tembló cuando me creí siendo prisionero de la Alemania n4z1. Ahora sí mis días estaban contados...
Me desesperé, estando a punto de entrar en pánico. Yo no quería morir a...
— ¡Hola!
— ¡Aah! — grité aterrado cuando sin previo aviso un joven de ojos rasgados apareció frente a mi, y por la sorpresa caí al suelo como un idiota.
— Lo lamento — dio unas carcajadas — siempre estoy tan feliz de conocer a los nuevos - expresó tendiendo su mano para que yo la tomará y así hice, muy confundido por todo.
— ¿Dónde estoy?
— ¿Dónde estas? Vaya esa es una buena pregunta, pues verás ahora mismo te encuentras en mi reino — dijo el joven quien se notaba ser muy carismático.
— Tu reino es pequeño — exprese observando el escaso espacio como también los escasos objetos.
— Oh no, esto es solo el recibidor. Mi reino es gigantesco... — afirmó él quien no paraba de sonreír.
— ¿Y que debo hacer en tu reino? — pregunte cuando él comenzó a caminar hacia la nada y yo lo seguía.
— Tú amigo mío tienes una misión — afirmó posicionando sus manos sobre mis hombros.
— ¿Una misión? — cuestione enarcando una ceja.
— Así es y es muy muy importante — dijo haciendo énfasis en las palabras.
— Pero ¿Qué se supone que eres? ¿Eres Dios?
El hombre vestido de blanco no se veía para nada parecido al retrato tan popularmente conocido del creador. Era un joven de unos veintitantos, tenía ojos rasgados y además no parecía ser muy listo. Esa no era imagen que me habían planteado del creador.
— ¿Dios? Pff... — resoplo con burla — aquí no existe algo como un Dios, todos podemos obtener el liderazgo si así lo decidimos debido a nuestras hazañas y logros.
— Entonces ¿Quién eres? — insistí con la pregunta estando aun más confundido que antes.
— Ah verdad, que idiota... — expreso palmeando su frente - perdón por no presentarme, soy Jin - dijo tendiendo su mano hacia mi y yo la sujete.
— ¿Jin?
— Si, así como el yin y el yang jajaja — carcajeo por algún motivo. Yo no entendía nada — bueno en fin, me distraigo mucho.
Haciendo un movimiento rápido con sus manos hizo que una maquina parecida a un tablero de comandos saliera del suelo, así de la nada...
— Wow ¿Qué diablos? — exprese aturdido, contemplando como ahora una pantalla muy plana se expandía ante nosotros cuando él solo usaba sus manos para manejarla — es tecnología n4z1 ¿o qué?
— ¿N4z1? Jaja dices cosas muy graciosas. Bien aquí esta... — dijo señalando la pantalla en donde ahora se mostraba un retrato de mi persona - eres Walter Duncan ¿no?.
— Así es.
— Bien pues ya no más.
— ¿Qué? Pero ¿Por qué? — pregunte necesitando una buena explicación.
— Mmm bueno ¿Cómo puedo decirte esto? Eeh...tu moriste Walter.
Esas palabras retumbaron en mi cabeza tal y como un sismo lo haría. ¿Yo había muerto? No podía tan siquiera analizarlo.
— ¿Estoy...muerto?
— Si, fue horrible ¡Pero ya no debes preocuparte por nada! — me aseguro siendo entusiasta — pues veras Walter tu vida ya quedo atrás ahora te encuentras en otra vida.
— ¿Estoy en el cielo?
— No. — negó con la cabeza.
— No puede ser... ¿Estoy en el infierno? — pregunte con temor a saber la respuesta.
— Eso no existe, préstame atención — dijo señalando una vez más la pantalla — tú has muerto, pero en otro tiempo. Ahora te encuentras reencarnado en otra vida y en otro cuerpo. Walter Duncan ya no existe más, ahora eres solo un chico de veinte años, estudiante de biología y llamado Jeon Jungkook.
— Eso no es verdad — me negué.
Este loco no tenía ni idea de lo que decía.
— ¿Ah no? Mírate — dijo y seguí lo que su dedo señalaba cuando entonces al darme la vuelta me encontré con un espejo y con un rostro que no reconocí.
— ¡Aah! — grite de nuevo cayendo hacia atrás - ¡no puede ser! ¡Soy un enemigo japonés!
— ¡¿Qué japonés?! — exclamó chistando la lengua al mismo tiempo que palmeo mi cráneo - eres coreano ¡Co-re-ano!
— ¿Core- que?...
— Escucha el mundo en el que vivías ya no existe. Tus amigos, familiares, conocidos no están aquí ellos son parte de otro tiempo.
— Pero ¿y mis compañeros? Van a asesinarme si me ven así, pensaran que soy un enemigo — dije al sobar el lugar en donde antes Jin me hubo golpeado.
— Ellos ya no existen, la guerra acabó.
— ¡¿Acabo?! — exclame feliz.
— Si, pero lo que siguió después fue aún peor... — resoplo
— ¿Y que ocurrió después? — pregunté atemorizado.
— Eso ya no importa Walter Jungkook, solo debes entender que te encuentras en otro plano. Ya nada es igual a lo que conocías y tu misión es adaptarte a eso — explico él.
— Pero ¿Cómo sé que no mientes?
— Mira...
Usando el tablero de comandos cambio lo que se veía en la pantalla. Al observar las imágenes recordé entonces ese día en que yo hube muerto.
— Soy yo...
— Así es, aquí se encuentra tu velorio — dijo cambiando ahora de escena y efectivamente pude ver a mi esposa y a mis amados hijos llorar mi pérdida.
— Emma... — musite sintiendo un dolor en mi pecho que me hizo sentir vivo, aunque no sabía si lo estaba.
— Has reencarnado en alguien más porque el mundo te ha otorgado una segunda oportunidad. — dijo él quitando las dolorosas imágenes.
— Si esto es una misión entonces debo cumplir un objetivo ¿no? — pregunte por obviedad.
— Eso es correcto — expreso con sonrisas.
— ¿Y que se supone que debo hacer?
— Bueno, no mucho en realidad. ¿Ves a la chica joven de aquí? — pregunto y con su índice toco la foto de una hermosa dama.
— Si. — afirme.
— Tu misión será enamorarla y por supuesto casarte con ella. Una vez que lo consigas voy a concederte un deseo libre de cualquier norma y tú decidirás que hacer con tu deseo. Increíble oferta ¿no? — expreso mostrando todos sus dientes en una sonrisa.
— ¿Solo eso? — pregunte desconcertado creyendo que este chico bromeaba conmigo.
— Así es.
— ¿Pero en que te beneficia a ti?
— No importa en que me beneficie a mi Walter, importa en que te beneficie a ti — carcajeo bajo — yo soy el encargado de un proyecto que se llama "Destinados", y tú eres el destinado de la joven Sunjin ¿me entiendes?
— ¿Así que solo debo enamorarla? Pero... — pensé por un momento el error en todo esto y entonces recordé a Emma — pero le estaría siendo infiel a mi esposa.
— Claro que no, ni siquiera es tu cuerpo Walter. Emma se encuentra en otro plano, ella ni siquiera sabe que Jungkook existe y nunca lo va a saber — explico más a detalle y yo seguía sin creerlo.
— ¿Eso significa entonces que este cuerpo nunca ha tenido alma?
— Eehh...sí. — afirmó si convencerme, pues lo hubo dicho casi y como si intentará ocultar algo de peso.
— Bien, pero si soy coreano debo hablar el idioma y yo solo manejo el inglés — le hice recordar.
— Ya estamos hablando coreano tontito.
— Claro que no — dije si creerlo cierto hasta que me tomé el tiempo de escuchar mi propia voz. El chico no mentía.
Esto ya era demasiado insensato como para ser real.
— ¿Por qué haces esa expresión? ¿Estas asustado? — pregunto luego de reír.
— Empiezo a pensar que estoy en coma y que alucino mientras duermo ¿tan siquiera eres real?
— No responderé a eso, solo te diré que nos veremos en el otro espacio — al pronunciar lo último el hombre desapareció de mi vista, y grite cuando sentí que caía hacia al abismo.
La habitación blanquecina desapareció y ahora yo caía como en una especie de agujero negro. Solo había amplitud sombría a mi alrededor mientras descendía sin detenerme. Lo siguiente que vi fue a la tierra misma, esa esfera de colores azules y verdes en la dimensión galáctica. Mi consciencia desapareció y al otro segundo ya me encontraba sobre una cama en una habitación demasiado diminuta como para ser habitable.
Me senté sobre la cama y me encontré usando el mismo pijama de tonos grises. Este lugar era pequeño, solo conservaba una cama, un escritorio con libros y una mesa de noche con lámpara. Lo que más me sorprendió por supuesto era que no poseía ventanas lo cual me hizo sentir claustrofobia.
Camine hasta la puerta con intención de abrirla y agradecí porque esta no tuviese seguro. Me acerque de nuevo al escritorio cuando note algo nuevo y allí había varios carteles con distintas frases tales como: "Tu teléfono", "Tus documentos", "Tu dinero", "Documentos adicionales".
Detrás del cartel "Tu teléfono" se encontraba un artefacto que jamás había visto en mi vida, lo demás solo se trataba de información complementaria que me serviría para entender un poco más toda esta locura.
Mis datos eran los siguientes: yo era un joven huérfano que había sido adoptado a sus doce años, cursaba biología en primer semestre de la universidad, tenía veinte años y vivía en este pequeño cuarto que estaba siendo pagado por mis padres adoptivos.
También descubrí que tenía información de la joven mujer a quien debía conquistar para hacerla mi esposa. Teníamos la misma edad, su nombre era Chun Sunjin y cursaba comunicaciones en primer semestre.
No parecía ser muy difícil la misión que me habían encargado, pero aún así no lograba adaptarme a esta nueva realidad. El clima era tan distinto al que conocía, como también las personas. Luego de dar un recorrido por la ciudad de Busan entendí que estaba muy lejos de mi hogar y de mi tiempo, había tantas cosas nuevas que no entendía y las personas parecían despreocupadas, ya no tenían que angustiarse por algo tan dantesco como una guerra.
Caminé por las calles, siendo temeroso al momento de interactuar hasta que conseguí algo que si conocía: una biblioteca.
Ingrese a la misma y pregunte por la sección de historia. Cuando me indicaron busque libros y leí la letra que al parecer ahora conocía. Esto que se me hacia presente era un nuevo mundo y yo un total extranjero ignorante de casi todo. Estuve durante horas en la biblioteca hasta que el día se hizo oscuro y tuve que regresar a esa habitación angosta que ahora fungía como mi hogar.
Gracias al cielo yo era bueno para las direcciones, por tal motivo pude ser ágil al momento de regresar. Abrí la puerta y luego me perdí entre las frazadas mientras lloraba por mi vida. Extrañaba tanto a mi familia que aún no podía asimilar que ellos ya no existían y que encima habían sufrido mi pérdida en la otra dimensión. Pensé entonces que debía ser fuerte por ellos.
Mañana despertaría cuando sonara la primera alarma, tomaría el desayuno y partiría entonces a mis clases siguiendo las indicaciones. No iba a tolerar desperdiciar esta nueva oportunidad que me brindaba la vida. Yo lucharía con determinación como lo había hecho antes en otra época, y habría entonces de reunirme con mi familia para vivir felices durante el tiempo que nos quedaba.
Si, eso iba hacer. Pero entonces lo oí llegar y me hizo ver el mundo de una forma completa distinta...
Muchas gracias por leer, esta historia es un poco mas suave para aquellos a quienes no les gustan las historias tan violentas, espero que les guste 😉😉.
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