PRÓLOGO
Luego de parpadear un par de veces y no poder enfocar con éxito mi dibujo decido echarme para atrás sobre la silla, haciendo que ésta se inclinara un poco. Observo mi creación a detalle, analizando que más le puedo agregar, luego de unos segundos tomo con decisión el color verde de la caja y de la misma manera lo acercó a mi dibujo.
Pero justo antes de dar el primer trazo me detengo de golpe ¡¿QUÉ ESTOY HACIENDO!? ¿¡POR QUÉ ALGUIEN LE PONDRÍA VERDE A UN CABELLO RUBIO?!
Temerosa conmigo misma por lo que estaba apunto de hacer dejo el color en la caja y tomo el cobre. Al hacer esto no puedo evitar echarle un vistazo a la pila de hojas que se encontraban justo a un lado... eran 20... 20 hojas que ahora se encontraban inservibles porque en cada una me equivoqué al tratar de dibujar a la princesa Rapunzel.
Había decidido dibujar para distraer mi mente, para poder despejarme... pero creo que solo me estaba frustrando más con tantos errores que solo se debían al hecho de que mi mente estaba hecha un caos.
¿Por qué estoy tan distraída? Porque estoy a punto de comenzar la universidad y no puedo parar de pensar en eso.
— ¿Jessica? — la voz de mi madre hace que me sobresalte, pero interiormente agradezco su intervención.
— ¿Sí? — el desastre en mi escritorio pasa a segundo plano y le presto atención. Estaba en el marco de la puerta con el teléfono en mano.
— Es Aarón al teléfono, quiere hablar contigo.
— ¡Pásamelo! — dije tan rápido que mi mamá no pudo evitar reír.
— Ya parece que te negarías. — una vez que me entregó el teléfono me dejó sola.
Llamada telefónica...
— ¿Hola? ¿Aarón?
— Hola Jess ¿Cómo has estado?
— He estado bien.
— ¿Segura? Te estuve llamando a tu celular, pero no contestabas.
—Ah... lo siento, estaba dibujando y me distraje.
—Ya... ¿Y cómo vas? — dude si decirle la verdad o quedarme con mi sentimiento de angustia. Pero al final, lo que hizo que me disidiera por esta primera fue solo el hecho de que estaba hablando con Aarón, mi hermano, la persona que más me cuidaba y entendía.
—Pues ya tengo 20 hojas listas para el triturador, y todas son del mismo dibujo.
—Carajo... ¿Tan mal estás? ¿Y eso? — Aarón rápidamente entendió.
— Bueno... es que estoy algo nerviosa por comenzar la universidad, pero supongo que es normal ¿no?
— ¡Claro qué es normal! Pero hay una ligera línea entre lo normal y lo exagerado y considerando los antecedentes... — se refería a las hojas. — No estás moviendo tu pulsera como cuando estás nerviosa ¿verdad? Porque si es así es que ya estás exagerando. — dejé de mover mi mano de golpe. Ni siquiera estaba siendo consciente de esa acción hasta ahora.
— ¿Cómo supiste que...?
— Has hecho eso con tu pulsera desde el día que papá y mamá te la regalaron. — como dije, Aarón es la persona que mejor me conoce.
— Bueno, eso es cierto... — reí un poco al recordar ese día.
— Jess, no quiero angustiarte más pero ¿Ya sabes dónde es que vas a vivir? — ¡Demonios! Con todo lo que he tenido en la cabeza olvidé por completo que tenía que buscar una casa o departamento cerca de la universidad para poder quedarme pues la casa de mis papás está al otro lado de la cuidad. Y los dormitorios de la universidad no eran una opción, Aarón ya me había dicho que eran un asco, fue la principal razón por la que se fue de ahí.
— No, te juro que lo olvidé por completo. — la angustia comenzaba a invadirme de nuevo.
— ¿En serio? — su tono de voz me pareció algo alegre.
— Si... ¿A caso te alegra mi sufrimiento? — soltó una gran carcajada.
— Claro que no, Jess ¡Wow! Sigues siendo la misma.
— Hay cosas que nunca cambian. — él rio de nuevo. — Bueno, entonces ¿Por qué sonaste tan feliz ante mi desgracia?
— Bueno... es que te quería proponer una cosa.
— ¿Qué cosa?
— Es que... desde que entré a la universidad ya no pasamos tiempo juntos como antes lo hacíamos, ya solo nos vemos como tres veces por año y eso si tenemos suerte.
— Sí, lo sé. — dije algo triste al recordar eso pues en serio extrañaba pasar más tiempo con mi hermano, él es como mi mejor amigo.
— Bueno...pues he estado pensando en que... claro si tú quieres, puedes venir a vivir conmigo. Sé que no sería mucha la diferencia considerando que tengo muchos entrenamientos, pero nos veríamos más ¿Qué dices? — me quedé callada unos segundos analizando la idea de Aarón.
— ¿Lo estás diciendo en serio?
— Claro, ¿Por qué no? Sería muy divertido tenerte aquí, a Hanna también le gustaría mucho. — Hanna es una amiga de la infancia de ambos, bueno, más de Aarón que mía, pero aún así ambas nos llevamos muy bien. — ¿Qué opinas?
— Pienso que será muy difícil convencer a papá que me deje mudarme contigo.
— ¿Es un sí?
— Es un sí.
— ¡GENIAL! Comienza a empacar tus cosas porque paso por ti en la mañana, bye. — él estaba por cortar la llamada pero lo detuve.
— ¡AARÓN!
— ¿Qué?
— Falta algo.
— ¿Qué cosa?
— Tienes que convencer a papá.— él era demasiado sobreprotector conmigo.
— Ay, no es tan difícil.
— Claro, no es difícil convencer de algo a uno de los mejores abogados del país. — dije sarcásticamente.
— No lo es cuando sabes su punto débil.
💮🌸💮
— No. — dijo mi papá y sin más regresó su vista a unos papeles sobre un nuevo caso que tenía.
— Papá...— iba a decir algo pero Aarón me interrumpió.
— Anda papá, deja que Jessica se mude conmigo, te prometo que cuidaré bien de ella.
— Te ayudamos a comprar esa casa para que TÚ te mudaras, no para que ahora te quieras llevar a la única hija que me queda en esta casa. Así que espero que haya quedado claro que la respuesta es no.
— ¡Cameron! — Aarón y yo nos miramos mientras sonreíamos felices porque ahí venía el punto débil de mi papá; mamá.
— ¡Ay, no! Tú ni te acerques, mujer, porque no cambiaré de opinión, la respuesta es y siempre seguirá siendo...
💮🌸💮
— No puedo creer que de nuevo lo hayas logrado. — dijo mi papá mientras metía la última maleta al auto.
— ¿De qué te sorprendes? Siempre lo hago. — mamá le dio un beso en la mejilla antes de adentrarse al auto.
— ¿Estás contenta? — preguntó mi papá con tono serio en un intento de sonar molesto, mientras que yo solo respondí asintiendo con la cabeza y una gran sonrisa.
Esa sonrisa era de auténtica felicidad, no podía esperar para comenzar mi vida universitaria, tenía el presentimiento de que todo saldría bien; que equivocada estaba.
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Gracias por leer, espero disfrutes la historia.
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