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Capítulo 7: Prisionero.

Jueves por la tarde y ya no tenía nada que hacer, en mis horas libres logré terminar con todas mis tareas y eso me dio también tiempo para investigar sobre los talleres y descubrí, gracias a Aarón, que no eran obligatorios, eso lo dicen para que asistas y los talleres tengan gente. Puedes ir solo si quieres puntos extras o algo así, eso no le entendí a Aarón.

Ahora estaba acostada en mi cama mirando al techo, aburrida, así que me puse de pie, tomé mi bloc y lapicera para luego encaminarme al patio trasero.

Salí a la pequeña terraza que había y me senté en las escaleras que dirigían al césped.

Iba a dibujar el patio nuevamente pero ahora lo quería hacer con colores.

Abrí el bloc y comencé haciendo un boceto de cada detalle del patio como la bodega, los árboles de fondo, la piscina y también hice la gran jaula de metal donde William encerraba a su mascota.

Terminé el boceto y comencé a hacer el dibujo en sí, ya no con rayones, sino con líneas más definidas para darle sentido a todo, cada detalle, cada grieta, cada separación, cada dobles, cada cosa por mínima que pareciera la dibujé. Terminado eso tomé los colores y comencé a colorear la piscina ya que era lo más grande del dibujo.

Para cuando terminé de dibujar la piscina tuve algo de hambre así que dejé todo mi material en un sofá que estaba cerca para adentrarme después en la casa.

Tomé un vaso de agua y cuando me lo terminé agarré una manzana de un plato que se encontraba sobre la barra de desayuno.

Di un mordisco y después me pregunté ¿Aarón ya habría llegado?

Le di otro mordisco a mi manzana antes de ir al comedor, pero cuando estaba en éste me di cuenta que había mucho ruido, no lo había notado gracias a que estaba muy concentrada en mi dibujo pero ahora sí porque el ruido provenía de la sala.

Entré a ésta y pude descubrir que el ruido provenía de un videojuego, algo si no es que demasiado, violento. Pero quien jugaba eso no era Aarón, sino William.

— William. — me ignoró — ¡Hey!— me ignoró otra vez.— ¡HEY! ¡TE ESTOY HABLANDO! — Grité ya molesta.

— ¿¡Qué!? — No me miró, siguió viendo la pantalla.

— ¡¿Dónde está Aarón?!

— ¡Entrenando! ¡Ahora largo! — me molesté por cómo me habló pero no le dije nada, solo rodé los ojos y regresé al patio trasero.

Me senté nuevamente pero ahora en el sofá ya que me dolía el trasero por el duro piso de madera del que está hecha la terraza. Le di un gran mordisco a mi manzana antes de continuar con el dibujo.

Estaba dibujando la "jaula" donde William tiene a su mascota pero cuando iba por la mitad noté que faltaba algo. ¿Dónde estaba su mascota? miré la jaula y estaba claro que el dibujo no estaba mal porque el perro no se encontraba ahí.

Dejé mis cosas a un lado y fui a ver dónde estaba el perro, conforme me acercaba me di cuenta de que dentro de la jaula había una casa para perros, pero a pesar de eso seguí caminando para ver al perro.

Cuando me encontraba a unos metros de la reja el gran perro salió de su escondite y comenzó a ladrar como loco. Por la forma tan agresiva que ladraba parecía que se estaba defendiendo para que yo no me acercara, así que retrocedí un par de pasos por la impresión.

El perro siguió ladrando solo unos segundos más antes de callarse de golpe. Fue tan raro porque simplemente de calló, se sentó y empezó a jadear como si estuviera feliz. Sonreí por la cara tan graciosa que tenía, parecía como si estuviera sonriendo. Me acerqué y extendí mi mano pero no lo toqué, solo quería ver si no ladraba por intentarlo tocar. No hizo nada, siguió de la misma manera y creo que hasta más feliz se puso porque empezó a mover su pequeña cola.

Pasé mis dedos por uno de los agujeros de la reja y acaricié su cabeza. A él no le molestó, lo supe porque se inclinó hacia adelante para que yo siguiera.

— ¿Cuál era tu nombre, amigo? — intenté recordar su nombre, estaba segura que ya lo había escuchado.

— ¡HOOK! — El perro se apartó de golpe y regresó a su escondite. Giré y vi caminar a un molesto William a donde yo me encontraba. — ¡¿Quién mierda te dijo que lo podías tocar?! — se acercó demasiado a mí y como era más alto logró intimidarme.

— Lo...siento.— tartamudeé mientras mi vista permanecía en el piso.

— ¡Vete de aquí! — sin mirarlo lo rodeé y me encamine al sofá para tomar mis cosas.

Cuando estaba por entrar a casa giré para ver qué es lo que William estaba haciendo.

William estaba adentro de la jaula, tomó dos platos que se encontraban en el suelo antes de salir y cerrar la jaula. ¿Lo iba a dejar sin comida? Y eso lo confirmé al ver que dejaba los platos fuera de la jaula y sin más se encaminó a la casa, rápidamente me adentré a ésta para que no se diera cuenta que lo vi.


Eran las once de la noche, estaba sentada en una de las sillas de la barra, llevaba haciendo eso desde hace una hora mientras fingía que seguía comiendo. Wow, que clase de hermano es Aarón para que no se preocupe de que su hermana siga comiendo por ¡UNA HORA!

Regresé a la realidad cuando escuché que apagaban el televisor y en seguida unos pasos que se dirigían a la cocina.

— ¿En serio todavía no terminas? — preguntó William mientras se recargaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

— No.

— Bien pues quédate sola como siempre. — se fue de la cocina.

Si fuera otro momento me hubiera molestado pero lo único que hice fue escuchar que la puerta del sótano se cerraba.

Al escuchar esto rápidamente me puse de pie y salí corriendo al patio trasero, específicamente a la jaula de Hook. Al llegar vi que la comida seguía afuera así que tomé ambos platos y tragándome el miedo de que Hook no me reconociera entré a la jaula.

Rápidamente dejé los platos en el piso y cuando estaba por salir algo me salto encima, lo único que sentí fue miedo pero eso se terminó cuando me di cuenta de que Hook me estaba lamiendo la cara.

— Ya se te está haciendo costumbre.— lo dije por como lo había conocido a él y al estúpido de su dueño.

Hook se alejó y fue inmediatamente a comer así que aproveché para salir de la jaula y marcharme.

Estaba por cerrar la puerta pero cuando volví a ver la jaula me di cuenta de Hook estaba sentado viéndome como si quisiera que regresara, pero a pesar de su linda cara me adentré a la casa porque era tiempo de que ambos descansáramos.

No entendía porque le agradaba a Hook, o eso pienso yo, pero de lo que sí estoy segura es que no voy a dejar que William lo trate mal.

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