Capítulo 5: La Cueva.
— Y bien ¿Qué clase toca? — me preguntó Ema después de la tercera clase que tuvimos.
— Bueno, aquí dice que es hora libre.
— ¡GENIAL! — levantó los brazos al cielo.
— ¿A dónde vamos?
— A la cueva.
— ¿Eh?
— Ese es el nombre de la cafetería.
— Está bien.
Ema me tomó del brazo y salió corriendo conmigo apenas siguiéndole el paso.
Cruzamos hasta llegar a la cafetería que por cierto era muy grande y linda. Había demasiadas personas pero en una de las mesas del fondo pude ver a Aarón sentado con otros chicos, que a juzgar por su tamaño se notaba que eran del equipo de fútbol. Aarón giró, pudo verme y me saludó, yo le correspondí.
— ¿De dónde conoces a Aarón Cox?
— Pues... somos hermanos. — Ema gritó de la nada.
— ¡Dios, cómo no lo adiviné! ¡Eres la hermanita de Aarón! ¡Se parecen mucho!
— De hecho no pero bueno... — me dio un abrazo y sentí como alguien también se nos unía, nos separamos y vi que era Hanna.
— Hello. — Nos saludó. — Veo que ya no tengo que presentarlas, me alegra que se hayan conocido.
— Sí. — Dijimos las dos al mismo tiempo.
— Síganme. — comenzamos a caminar hacia la mesa de Aarón pero gracias a Dios no nos sentamos ahí sino en una de las mesas que estaban a unos metros más atrás. No me gustaba mucho la idea de sentarme con todo el equipo de fútbol en mi primer día.
Hanna y Ema comenzaron a hablar sobre las personas y maestros de la universidad pero su conversación se vio interrumpida cuando...
— ¡HANNA PARKER! — Resonó un grito agudo por toda la cafetería que provenía de una chica que estaba rodeada de otras cuatro más, todas usaban vestido corto, zapatillas y estaban cubiertas de pintura púrpura de los pies a la cabeza.
— Me voy. —como un rayo se puso de pie y se dirigió a la salida pero no sin antes tomar a mi hermano por su sudadera y llevárselo.
— ¡PERO ESTA VEZ NO HICE NADA!
— ¡SOLO CORRE! — Y salieron de la cafetería pero no sin antes ser seguidos por el grupo de chicas claramente molestas.
Toda la cafetería estalló en carcajadas.
— Se lo merecen por perras. — dijo Ema antes de morder su hamburguesa.
— ¿Por qué las llamas así?
— Bueno porque aparte de que lo son, la universidad entera ya las conoce por ello. Ese es el nombre de su grupo, todos los grupos de la universidad tienen un nombre. — ambas giramos para tener una mejor vista de la cafetería. — los futbolistas son los mujeriegos, las porristas son las alegras porque por alguna rara razón siempre están felices, los chicos con esas cosas de vídeo son los chicos cámara, más atrás están los chicos spoiler, se llaman así porque aman leer y cuando ven que alguien que no está en su grupo trae un libro van y lo spoilean. Esos son algunos.
— ¿Y los que no tienen grupo?
— Se les conoce como invisibles.
— Bueno ya sé cómo me conocerán.
— No lo creo y en ese caso serías del grupo de Hanna y mío.
— ¿Y cómo las llaman?
— Los maestros nos dicen "chicas problema" pero nos gusta más "chicas broma". — sonreí porque sonaba lindo el nombre.
Hablamos un rato más sobre los grupos e incluso cuando la cafetería se calló de golpe.
Miré a todos lados buscando la causa que hizo que todos se callaran de la nada. Ema tomó mi cabeza y la hizo apuntar a la puerta principal donde varios chicos con tatuajes en los brazos y en su mayoría vestidos de negro entraron a la cafetería. Miré detenidamente al grupo y entre ellos pude divisar que se encontraba William.
— Ellos son uno de los grupos más conocidos de la universidad, todos los llaman los mafiosos.
— ¿Por qué ese nombre? ¿Venden droga o algo parecido?
— Pues... venden de todo. Drogas, armas, pornografía, juguetes sexuales, etc. Te pueden conseguir lo que tú les pidas. En serio, cualquier cosa.
— ¿Y cómo hacen eso?
— Eso es un misterio.
— Todos tienen tatuajes. — dije más para mí misma que para Ema.
— Sí. Son muy raros. Con ellos en serio que no te conviene juntarte.
— Mi hermano es amigo de uno de ellos.
— Sí, ya lo creo, con William Morrison. Tu hermano habla justo con el que tendría que tener más cuidado. Aparte de ser el más intimidante es uno de los que organizan ciertas cosas ilegales fuera de la universidad.
Simplemente asentí antes de regresar mi vista al grupo de chicos, específicamente mire a William aunque realmente no lo miraba a él sino a sus brazos. Tenía puesta una sudadera negra pero gracias a que se había subido las mangas pude ver que sus dos brazos estaban cubiertos por tatuajes. Desgraciadamente estaba muy lejos para ver que eran cada uno de éstos.
— Jess.
— ¿Sí? — miré nuevamente a Ema.
— Creo que ya es hora de ir a nuestra siguiente clase.
— ¡Oh! Cierto, vamos. — tomamos nuestras cosas de la mesa y salimos de la cafetería.
💮🌸💮
Para mi mala suerte Ema y yo no teníamos las mismas clases, después de la clase que seguía del almuerzo (lengua extranjera), así que me era todo un reto buscar las aulas, pero lo peor era que ni siquiera quedaban cerca, todas quedaban lejos una de la otra.
Tres clases seguidas estuve corriendo por todo el campus para poder llegar a tiempo. Hasta que por fin tuve mi segunda hora libre.
Esta vez no fui a la cafetería, bueno solo para comprar una barra de proteína, pero luego de eso me fui al campus. Estuve caminando hasta que encontré una sombra bajo un árbol, me senté bajo éste y no hice nada, solo mirar a las personas pasar y esperar a mi siguiente clase.
Estaba a punto de quedarme dormida cuando comencé a escuchar gritos. Abrí mis ojos y vi corriendo a Hanna y a mi hermano que estaba vestido con lo que parecía ser una mofeta de Águila, lo sabía porque Hanna cargaba la cabeza. Cuando desaparecieron de mi punto de vista aparecieron ahora las porristas que claramente los estaban siguiendo ¿No qué esas chicas no se podían enojar?
— En serio que cada día Hanna me sorprende más. — lancé un grito al escuchar que alguien estaba tan cerca de mí. Miré a la derecha y ahí se encontraba de pie justo a mi lado.
— ¿Qué haces aquí?
— Estudio aquí. — se encogió de hombros y yo rodé los ojos.
— Me refiero a lado mío.
— Pues me dieron ganas de molestar a alguien y como vi que no estabas haciendo nada decidí venir.
— Que considerado de tu parte. — comencé a recoger mis cosas.
— Lo sé.
— Adiós. — me puse de pie y comencé a caminar, no sabía a dónde pero realmente no quería estresarme con este chico.
— Es de mala educación dejar hablando a la gente ¿Lo sabías verdad?
— Sí, tú mismo lo has dicho, a la gente, pero tú pareces más un simio por la forma tan tonta en que te comportas.
— No, yo no me comporto como un simio, más bien tú eres demasiado aburrida como para ver el lado divertido de las cosas.
— ¡YO NO SOY ABURRIDA!
— ¿En serio? Entonces dónde están tus nuevos amigos que demuestren lo contrario.
— Es mi primer día, sería ilógico que tuviera amigos.
— Eso no tiene nada que ver, en mi primer día yo ya conocía a media escuela, tu hermano ya conocía todo el equipo de fútbol y Hanna ya era muy conocida así que si no tienes amigos es porque eres demasiado aburrida para que alguien te tome en serio. Y ahora si me disculpas tengo que ir a clase.
Paso a lado mío como esa misma noche, empujando mi hombro. Simplemente lo toqué y sentí un gran nudo en la garganta como si una gran bomba estuviera ahí y me quemara y yo la tendría que soportar para evitar que estallara. Las lágrimas estaban a punto de salir así que suspiré de a poco hasta que el dolor se fue pero desgraciadamente no sabía cómo quitar el dolor que William me había provocado con su comentario. ¿Qué le había hecho para que fuera tan cruel conmigo?
Negué con la cabeza y fui en busca de mi siguiente aula.
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