*Capítulo 41: Mi Demonio
Solo habían pasado un par de horas pero el cielo se encontraba realmente nublado, casi oscuro. El viento soplaba fuerte y sentí como mis manos comenzaban a enfriarse. Las meto dentro de las bolsas que tiene mi suéter para calentarlas, eso ayudo... aunque no del todo. En los últimos días, y por la temporada del año en la que nos encontrábamos, había estado nevando pero solo levemente aunque a juzgar por el cielo y el clima estaba segura que se acercaba una gran tormenta. Claro que eso no me asusta, vivo en New York y eso suele suceder pero cuando eso ocurría yo estaba en mi casa tomando algo caliente o tal vez con Aaron viendo todo por la ventana y ahora estaba en un escenario completamente diferente, estaba en medio de la nada, congelada, sin nada que comer y en una camioneta conducida por un chico que sigo sin saber si planea mi muerte.
— Está comenzando a nevar mucho. — dije intentando sonar calmada, pero no resulto, mi voz sonó asustada ya que comenzaba a no verse el camino.
— Sí, ya lo note. — cualquiera pensaría que esa contestación es algo grosera y claro que lo es pero a juzgar las circunstancias lo entiendo, así que decido no comenzar una pelea y menos cuando es la primera vez que hablamos desde que Will arranco el auto fuera de casa.
Saco mi celular de una de mis bolsas para revisar la hora: 9:05 p.m. Al ver eso me sorprendo ya que el camino dura alrededor de 12 horas y solo habíamos recorrido 4... Más la tormenta estaba claro que nada podía estar bien.
— ¿Seguro que quieres seguir el camino?
— Sí, llegamos en unos minutos. — lo mire confundida, pero claro que él no me vio.
— Pero de New York a Michigan son como 12 horas.
— Lo sé, pero no vamos a ir ahí. — su respuesta me desconcertó.
— ¿Cómo?
— Estoy seguro que no quieres que siga conduciendo como 7 horas en medio de una tormenta y yo tampoco quiero así que iremos a una casa que esta por aquí cerca, es de mis papás, íbamos cuando yo era pequeño ¿Te parece bien?
— Sí... como te parezca mejor. — él asintió antes de volver a hablar unos segundos después.
— Jess... Siento haberte traído, no sabía que esto estaría así. — le sonreí aunque claro que él no se dio cuenta ya que tenía la vista del todo concentrada en el camino.
— Sí, no te preocupes.
No dijimos nada más, William siguió conduciendo unos cuantos minutos más y en ningún momento la tormenta término, no se veía nada hasta que se metió por un camino (Que no sé cómo pudo ver) y luego de tres minutos ya estábamos afuera de una gran casa con un lago congelado justo al lado.
— Espera un momento. — Fue lo único que dijo antes de salir corriendo del auto. Rodeo el auto hasta llegar a la cajuela, la abrió solo un poco para sacar algo y después la cerro y ahora corrió a donde estaba mi puerta para abrirla. Y sin que pudiera siquiera gritar él me tapo con una manta y me puso sobre su hombro. Por un momento me asuste ya que todo esto parecía el comienzo de una película de terror: una casa en medio de la nada, una tormenta y ahora estaba enrollada en una manta cual cadáver.
En un momento se detuvo y escuche que abría una puerta y luego de eso volví a sentir el piso bajo mis pies y vi el rostro de William con restos de nieve.
— ¿Por qué hiciste eso? — no lo dije en ningún tono en específico simplemente fue una pregunta.
— No quería que te diera frío. — se encogió de hombros y cuando hizo eso al fin note que él no tenía ningún tipo de suéter con que cubrirse, solo una camiseta blanca.
— Gracias. — en cuanto dije eso me quite la manta que tenía sobre mis hombros para ponérsela a él y le sonreí agradecida antes de girarme para ver donde estábamos.
La mayor parte de lo que se encontraba a nuestro alrededor era de madera; sillas, piso, muebles, cuadros etc. Pero a pesar de eso todo lucia muy moderno para ser un casa que había sido construida hace ya algunos años como William me había dicho.
— Todo luce muy lindo.
— No es como yo lo recordaba, esto es más moderno. — no dije nada simplemente asentí. Su vista se quedó mirando todo con absoluto detalle y con el ceño fruncido en su rostro supe que no estaba pensando algo bueno así decidí sacarlo de sus pensamientos aunque sea con algo muy simple.
— ¿Cuánto tiempo querías quedarte aquí? — dejo de ver todo para mirarme a mí.
— No lo sé... Talvez cuando la tormenta termine o al menos se calme.
— De acuerdo.
Me aleje de donde él estaba para comenzar a adéntrame un poco más a la casa. Mire todo muy atenta, todo lucia tan acogedor y bello, intente imaginarme a un pequeño Will corriendo por todos lados muy feliz por todo lo que sus hermosos ojos verdes veían pero por alguna razón no pude hacerlo y supongo que eso se debía al hecho de que... nunca había visto a William del todo feliz.
— ¿Cuándo fue...? — me calle al ver que él me estaba mirando. — ¿Pasa algo? — en cuanto dije eso él me sonrió con ternura pero no supe por qué exactamente.
— No, no pasa nada. — volvió a sonreír antes de marcharse por un pasillo. Creí que como yo no tenía ni la menor idea de donde estaba cada cosa (o incluso de donde carajos me encontraba) lo mejor era seguirlo.
Se fue por una puerta que irónicamente no tenía puerta y yo fui detrás de él. Al siguiente lugar donde nos encontrábamos era la cocina. Will se acercó al refrigerador y lo abrió.
— Creo que no lleva mucho que estuvieron aquí.
— ¿Por qué lo dices? — Abrió más la puerta del refrigerador dejándome ver que este mismo se entraba del todo lleno de comida. Abrí mucho los ojos ya que realmente estaba lleno y William sonrío por alguna razón que desconocí.
—Ya que creo que está bastante claro que no nos iremos hoy ¿qué te gustaría cenar? — Lo cuestione con la mirada ya que ¿hablaba en serio? ¿No nos iríamos hoy? Mire por una ventana que se encontraba a espaldas de él y era cierto, la nieve no tenía ningún indicio de cesar así que qué se podía hacer ¿no?
— Quiero pizza .— dije en broma ya que claro que eso no era posible, la pizza solo se pide por domicilio y no creo que William sepa como hac...
— Bien.- comenzó a sacar varias cosas del refrigerador y las fue poniendo en una mesa que estaba ahí cerca.
— ¿Sabes qué era un broma verdad? — y con la mirada en el refrigerador me contesto.
— Sí, claro que note tu sarcasmo pero no tengo ganas de pensar en eso ahora así pizza será.
— ¿Y sabes hacerla?
— Claro, fue de las primeras cosas que quise aprender hacer. — lo mire extrañada ya que no sabía que William cocinara. En el tiempo con Aaron él nunca a cocino para nosotros, solo para sí mismo.
— De acuerdo ¿en qué te ayudo? — me miro extrañado mientras cerraba el refrigerador.
— ¿Me vas a ayudar?
— Claro pero no creas que es porque quiero ser amable ni nada de eso, solo quiero aprender a hacer pizza. — rio antes de contestarme.
— Bien, empecemos haciendo la masa. — sacó un bowl grande, harina, aceite de oliva, levadura y una taza de agua.
— ¿Haremos todo desde cero? — dije entrañada ya que pensé que por lo menos ya estaba la masa hecha.
— Claro ¿pensaste que ya había masa lista? — me quede sería.
— No... — él rio y decidió continuar con la cena pero antes saco otro bowl grande y me lo entregó.
— ¿Qué con esto?
— Harás la tuya propia. — lo miré asustada. — tranquila así aprenderás mejor.
— Okay...— no estaba segura de eso.
— Primero vamos a poner la levadura en el agua y luego el aceite para mezclarlos. — hice lo que dijo. — Ahora vamos a poner harina y cuando ya no esté tan liquida como ahora lo vamos a sacar para seguir poniendo harina ¿sí?
— ¿Y después lo podemos aventar como en las películas — Él rio.
— Claro. — ¿Por qué estaba siendo no tan mala? Porque no lo sé... por alguna razón no podía odiarlo por más que me lastimara, no podía hacerlo y si por eso soy estúpida pues... querido universo, soy la chica más estúpida que ha existido en todos los tiempos.
Después de poner muchos puños de harina por casi 20 minutos...
— ¡POR QUÉ CARAJOS NO SALE!?
— Porque creo que te pasaste de harina. — me dijo con total calma.
— ¡PERO TÚ ME DIJISTE QUE PUSIERA MÁS HARINA!
— Sí, pero supongo que ya te pasaste.
— ¡NO LO HE HECHO! ¡SIGUE IGUAL DE AGUADA!
— Entonces ponle más harina.
— ¡PRIMERO DIJISTE QUE NO!
— Pero si dices que sigue aguada pues ponle más.
— ¡NO SALE!— grité ya totalmente frustrada puesto que ya me dolían los brazos y mi cena no me salía.
— A ver, deja, yo lo hago. — intentó tomar mi bowl pero no lo dejé.
— ¡NO, ES MÍA Y YO SABRÉ!
— ¡¿EN SERIO?! ¡PORQUE NO LO PARECE! ¡TE ESTOY DICIENDO QUE LE PONGAS MÁS HARINA Y NO LO ESTAS HACIENDO!
— ¿¡QUÉ LE PONGA MÁS HARINA!?
— ¡SÍ!
— ¡BIEN! — Y sin pensarlo tomé un puño de harina y se lo arrojé en la cara. — ¡AHÍ ESTA TU MALDITA HARINA! — William se quedó unos segundos con los ojos cerrados antes de abrirlos y mírame con enojo.— Oh... Will, perdón yo no... — No pude decir más porque ahora yo era la que tenía harina en la cara.
— Estamos a mano. — me miró divertido y yo asentí. — No espera— Tomó otro puño de harina y me lo aventó en la cara. —Me gritaste mucho. — y me aventó otro y otro.
— Ya te pasaste. — Tomé otro puño y se lo arrojé y con eso se dió inicio a la guerra.
Ambos tomamos bolsas de harina y nos las comenzamos a lanzar y a su vez manchamos todo lo que estaba alrededor, al principio todo era "agresivo" nos aventábamos la harina con mucha fuerza que incluso dolía.
— Ah... ¡Me arden los ojos! — dijo sin parar de lanzar harina.
— No seas nena.— lo dije con dificultad ya que toda la harina no me dejaba hablar.
— No lo soy.
— Claro que sí lo eres.— nos seguimos aventando pero ahora todo era entre risas, yo seguí aventando más seguido y en cierto momento William se había quedado sin harina.
— Me rindo. — Tiró la poca harina que le quedó y levantó las manos. Pero a mí no me importó y le lancé otro puño. — ¡Oye! — tomó mi muñeca, sin apretar, para tratar de quitarme la bolsa pero en cuanto hizo eso me acerco a él, estábamos muy cerca.
Era un poco raro tenerlo así de cerca de nuevo pero... lo extrañaba, por más estúpido y patético que sonara, yo lo extrañaba. William solo sonrió, puso su mano sobre mi mejilla y me miro a los ojos mientras acortaba cada vez más el espacio entre nosotros y cuando sus labios estaban por rozar los míos, yo me alejé de golpe.
Will no me dijo nada, solo me siguió mirando pero ahora algo decepcionado.
—Ah... — no supe exactamente que podía decir. — Creo que tendremos que recoger todo esto.
—Eso creo. — Él miró todo el desorden.
— Y... también tendremos que hacer otra cosa de cenar. — lo dije mirando la masa desecha y toda pisada que ahora se encontraba en el piso de la cocina.
— Hay una pizza congelada en el refrigerador, la pondré en el horno. — se acercó al refrigerador y comenzó a buscar en el mismo.
— Bueno te ayudo a recoger. —comencé a acomodar todo lo que había en la mesa y también todo lo que se había caído en lo que él ponía la pizza en el horno. Luego de hacer eso ambos comenzamos a limpiar toda la harina regada, él con una escoba y yo limpiaba la mesa con un pedazo de tela. Pasaron unos minutos sin decir nada hasta que todo quedo como si nada hubiera pasado. Nada.
—Si quieres. — Will hablo. — Ve a elegir donde dormir y ve a limpiarte. Yo iré por una de tus maletas y esperare a que esto esté listo. — su mirada no se apartó del horno.
— De acuerdo. — comencé a caminar hasta estar fuera de la cocina, mire por todos lados intentando averiguar donde podían estar todas las habitaciones porque claro que yo no tenía ni la menor idea de donde se encontraban. Luego de mirar todo mi vista se fijó en unas escaleras casi al fondo así que decidí subirlas.
En la planta alta lo primero que se podía ver cuando subías las escaleras era un largo pasillo que tenía varias puertas en cada lado. Camine por él casi hasta el final. Abrí una puerta pero cuando vi toda la habitación note que tenía varias fotos y muchas cosas de chica así que intuí que talvez era la habitación de una de las hermanas de Will. Camine un poco más hasta llegar a la última puerta para abrirla. Al entrar esta habitación se encontraba vacía, solo tenía una cama y algunos muebles pero eso era toda, nada de fotos o artículos, era una habitación en blanco.
Seguí caminando hasta donde se encontraba una puerta, la abrí y ahí estaba el baño. Abrí la regadera y me deshice de mi ropa ya que en serio que era muy incómodo tener harina por todas partes. Una vez ya sin nada me adentre a la regadera, comencé intentado quitar la harina del cabello, después de largo rato me quite el resto pero justo en eso escuche que la puerta del baño se abrió.
Hice a un lado la cortina que separaba la regadera del resto del baño y cuando eso paso pude ver a William ahí, cerrando la puerta y entrando al baño. Todo mi cuerpo se tensó ya que yo no tenía ni la menor idea de que es lo que estaba haciendo.
— ¿Qué haces aquí? —Pregunte intentando sonar lo más natural posible. Él me miro unos segundos sin saber que decir exactamente.
— Solo vine a decirte que... tu maleta ya está ahí en la habitación.
— Gracias— no se marchó me siguió mirando. — ¿Pasa algo más? — él asintió.
— Solo... espero me perdones. —eso me confundió.
— ¿Perdonar por qué?
— Por esto— y sin que me diera tiempo de pensar que estaba pasando sus labios ya estabas sobre los míos.
Por unos segundos no puse cómo reaccionar, me quede inmóvil, no le correspondía ni nada, solo me quede totalmente helada.
— Bésame, por favor. —me rogo al ver que no hacía nada, y lo hice, lo bese.
Puse mis manos en su cabello y lo atraje hacia mí. Will comenzó a caminar hasta que ambos nos adentramos en la regadera, él solo acariciaba mi espalda con una mano y con la otra mi mejilla. Mis manos automáticamente pasaron de estar en su cabello a estar bajo su camiseta blanca para después deslizarla hacia arriba para desarme de ella. Él se acercó más hasta que mi espalda choco contra una pared, en eso ya solo sentía una de sus manos (la otra estaba en mi espalda) porque la otra ya estaba intentando abrir la cremallera de sus pantalones, cuando note que se le hacia difícil decidí ayudarlo y con eso paso sus labios se alejaron de los míos para pasar a donde se encontraba mi cuello, un pequeño quejido salió de mi boca al sentir que me mordía y que una de sus manos estaba entre mis piernas.
Baje sus pantalones y sus boxes para él se los quito con facilidad y cuando estos tocaron el piso mojado Will me tomo por las piernas para cargarme y que yo lo rodeara con mis piernas. Con solo una mano estaba cargándome mientras que la otra volvió a colocarse entre mis piernas. Comencé a sentir su dedos que entraban y salían de mí una y otra vez mientras que sus labios ahora se hacían cargo de mis senos, yo salió podía gemir y suspirar por lo que él me estaba haciendo, solo lo podía acariciar.
— Déjate venir. — seguí gimiendo más y más cuando los movimientos de sus dedos se hicieron más constantes he intensos hasta que al fin alcance el orgasmo.
Él no me bajo solo espero a que mi respiración se calmara, yo tenía la cara escondida en su cuello y él me movió un poco con su nariz en señal de que lo mirara y así lo hice. Nos miramos unos segundos hasta que él hablo.
— Te necesito...— lo seguí mirando unos segundos hasta que sin pensarlo más asentí y lo volví a besar.
Él comenzó a caminar hacia afuera de la regadera en dirección a la habitación y una vez ahí se acercó a donde estaba la cama para recostarme y él colocarse entre mis piernas. No supe que era lo que él estaba haciendo pero coloco mis piernas sobre sus hombros.
— Confía en mí.
Fue lo único que dijo antes continuar besándome y entrar por completo en mí. Un gran gemido salió de mi boca ya que estaba vez se sentía diferente, pero no en el sentido emocional sino en el sentido erótico, lo sentía todo más profundo, más placentero. Will comenzó a moverse con más fuerza, salía y entraba de mí con tanta desesperación que sentí que casi podía romperme, pero no me quejaba, me encantaba lo que estaba sintiendo y sobre todo que William fuera quien lo provocaba. Sus manos se volvieron a encargar de mis senos y mis labios de su cuello mientras nuestras caderas se seguían chocando con más fuerza y constancia.
Gemidos eran lo único que se escuchaban en la habitación más los golpes que hacia nuestra piel al chocar, pero eso termino cuando la Will empujo por última vez dentro de mí haciendo que ambos alcanzáramos el clímax.
No hicimos nada, él ahora era quien recuperaba el aliento escondido en mi cuello y yo lo hacía mientras acariciaba su cabello.
— ¿Sabes qué día es hoy? — pregunto luego de unos segundos.
— No... — se alejó de mi cuello para mírame a los ojos.
— Son las 12:45 a.m. Ya es 25 de diciembre, navidad. — me sonrió.
— ¿En serio? —Él asintió. — Wow, y así comenzamos navidad.— reí un poco pero él solo sonrió.
— Una gran manera de comenzar. — solo sonreí de lado. — Jess, por favor perdóname, por todo lo que te he hecho, tú nunca me has hecho nada malo, simplemente yo soy un jodido imbécil, pero eso ya lo sabes.— no dije nada.— Yo... solo... quiero que me dejes estar contigo de nuevo... no puedo estar ya sin ti, llevábamos ya casi dos semanas peleados y yo ya no sabía qué hacer, porque estoy seguro que desde ahora te voy necesitar siempre... llegaste y las cosas se hicieron mejor... eres mi ángel... y estoy seguro que yo soy tu demonio. Y se pone que yo debería de alejarme porque te hago daño, pero... si te soy sincero... jamás podre alejarme ya. — tardaron segundos hasta que yo hable.
— No tienes que hacerlo, a veces los "ángeles" necesitan un poco de caos para ver la realidad, necesitan de los demonios, y yo, suponiendo que soy tu ángel, yo te quiero conmigo Will, quiero a Mi Demonio.
— Y yo quiero a mi Ángel. — ambos sonreímos antes de que nuestros labios se volvieran a unir. — Sé que no te dicho que te amo pero... es que no estoy listo, algún día pasara te lo aseguro pero solo... — asentí.
— Ahora lo entiendo, todo llega con calma, yo te presione, y lo lamento pero al menos ya sabes que te amo, y eso no ha cambiado.— él sonrió.
— Te quiero.— sonreí.
— Por favor nunca te vayas.
— Mientras tú no lo quieras eso no pasara — volvió a sonreír antes de acercarse para volverme a besar.
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Hola!!!!!!!!!!
Sé que han de odiarme pues me desaparecí sin más, no les dije y no les pude dar capitulo y en serio lo siento. Espero me perdonen. Les explicare que paso, si lo quieren leer esta bien sino, no importa al fin ustedes tiene su propia vida y cada quien tiene sus problemas propios.
Las dos primeras semanas fue solo porque tenía mucha tarea y demasiados proyectos que entregar pero las otras dos siguientes fue porque mi novio termino conmigo, lo sé, ahora mismo han de decir que es demasiado patético que todo esto fuera por un niño pero sí... no podía, todo el tiempo mi mente se la pasa pensando en él, todavía lo hago y en serio que es doloroso. Y bueno... ¿si ven las partes en las que Will es muy muy tierno y es la razón de que todas lo queremos, su humor y todo eso? Pues.... mi exnovio es quien me inspiraba a escribir todos esos detalles de Will, él es Will tierno, así que sí, era doloroso, escribir sobre alguien a quien sigo amando demasiado y yo ya no le importo. Ese fue el motivo principal. Me daba miedo que Will se perdiera con todo esto así que cuando escribí esto trate solo de... recordar las cosas bonitas sin llorar, y creo que lo logre.
Bueno, ese fue el motivo, espero que el capitulo no las haya decepcionado y mucho menos el nuevo Will que voy a intentar crear. Las amo mucho, gracias por tanto apoyo nos seguimos leyendo ¡Y ahora más seguido porque ya no tengo escuela!!!!!
Meh!!!!!
-books-silent-reader.
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