Capítulo 36: Te Amo.
Dedicado a: giowook muchas gracias por leer, espero que te guste el capítulo.
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Sin siquiera abrir los ojos yo ya me encontraba despierta, había sentido un cosquilleo por varios lados de mi cara y eso logró que despertara de mi sueño, algo molesta al principio pero cuando al fin me di cuenta que era lo que provocaba esos cosquilleos me sentí tan feliz haciendo que una sonrisa tonta apareciera en mi cara; sin abrir aún mis ojos.
— Oh, creo que mis besos funcionaron, al fin alguien despertó. — reí un poco antes de sentarme en la cama y comenzar a estirarme, mientras hacía eso sentí como todos los músculos de mi parte intima y mi entrepierna ardían un poco por dolor haciendo que hiciera una mueca. — ¿Estás bien? — me preguntó Will mientras se sentaba en la cama.
— Sí, estoy bien, tranquilo.— le sonreí para que supiera que todo estaba bien, pero la expresión en su cara me confirmó que mi sonrisa no lo convenció.
— Si te lastime en serio que lo siento, no era mi intención lastimarte, de verdad, soy un jodido im... — No pudo terminar la frase porque mis manos lo tomaron por ambos lados de la cara y lo besé. Cuando nos separamos me quedé cerca para mirar sus hermosos ojos.
— Estoy bien, Will. — Puso su mano sobre mi mejilla y con su pulgar la acarició para después asentir para sí mismo.
— Es que... en serio odiaría lastimarte. — Le sonreí.
— Sé que no lo harás.
— ¿Cómo estás segura de eso?
— Porque confió en ti. — Me sonrío y me tomó por la cintura para acercarme más y besarme como él solo lo sabía hacer. Mientras nos besabamos no supe qué fue lo que me paso pero quise morderlo, así que solo lo hice, mordí su labio inferior pero con cuidado de no lastimarlo. En cuanto hice eso él se alejó de mí con una gran sonrisa.
— Si vuelves a hacer eso te juro que no saldrás de esta cama el resto del día.— Puse cara de asustada pero después sonreí y me acerqué para volverlo a morder. — Te lo advertí.
De un solo movimiento Will ya estaba sobre mí y mis manos estaban inmóviles sobre mi cabeza por por una de sus manos. Él y yo no dejamos de sonreír.
— No conocía eso de ti. — preguntó.
— ¿Qué no conocías?
— Esa parte atrevida y tan jodidamente sexy. — Reí un poco.
— No exista, tú la creaste.
— No, hermosa, siempre ha existido solo necesitabas a alguien con quien sacarla, y me alegra que ese alguien haya sido yo.
— ¿En verdad? ¿Te gusta? — sonreí algo nerviosa.
— Jess, todo de ti me encanta. — y sin más se acercó para volverme a besar, me fascinaba cuando me besaba pero no era tanto el hecho de que fuera un gran besador (demasiado) sino que me encantaba lo que lograba provocar en mí con solo rozar sus labios con los míos, él hacía que mi piel entera se erizase, que sintiera un remolino de emociones, que mi mente se bloqueara por completo y mi cuerpo lo deseara cada vez más. Sus labios comenzaron a bajar por mi cuello, mi pecho, mis senos, mi abdomen y mientras más bajaba él comenzó a abrir mis piernas para sí mismo y poco a poco soltó mis manos hasta que estuvieron libres así que las acerqué a su cabeza para acariciar su cabello.
Bajó más para darle un beso al comienzo de mi parte intima y así continuar bajando pero no me volvió besar, la siguiente vez que lo sentí fue cuando su lengua tocó mi clítoris para comenzar a jugar con éste arrancándome suspiros y pequeños gemidos, que cada vez aumentaban más cuando lo mordía.
En eso alguien tocó la puerta de mi habitación.
— ¿¡Jess, ya despertaste!?— me asusté un poco pero Will parecía tranquilo ya que seguía jugando conmigo a pesar de que mi hermano mayor estaba tras la puerta. — ¡Jess!
— ¡Estoy despierta...! — intenté sonar lo más normal posible pero al final sonó un pequeño gemido. Noté que a Will le dio risa pero no se detuvo, algo que me molestó pero a la vez agradecí porque ésto me estaba gustando.
— ¡Pues corre porque se nos hará tarde!
— Lo sé, voy en seguida.. solo término ah...lgo importante... — mis gemidos se hacían más fuertes y notorios porque casi llegaba al clímax.
— Bueno... ¿Jess, estás bien? — en eso Will metió dos dedos dentro de mí y siguió jugando con su lengua.
— ¡Estupenda...!
— ¿Segura?
— ¡SÍ..! — Aumentó el ritmo más y más
— Te espero abajo.
— ¡SÍ! — Y con eso llegué al clímax.
Mi respiración estaba agitada, Will se acercó para mirar mi cara.
— Te odio por hacerme eso.— dije y él se acercó para darme un beso en la punta de la nariz.
— Sé que te encantó y es tu forma de decir gracias así que de nada.— sonreí.
— De hecho. — sonrío y me besó en los labios unos segundos antes de alejarse y acercarse a mi armario... estaba desnudo así que solo lo miré y mordí mi labio al ver que todo él, que es absolutamente perfecto, era todo mío.
— ¿Te gusta lo que ves? — dijo sin haber volteado una sola vez porque estaba revisando mi ropa.
— Me encanta. — rió y siguió buscando. Después de unos segundos él regresó con ropa mía en sus manos. — No creo que te quede pero si quieres te la puedes poner. — lanzó una carcajada.
— Que considerada— sonreí y después Will comenzó a ponerme la ropa interior que tenía en sus manos. Luego me puso una blusa blanca, jeans y al final una chamarra y unas botas. Tomé un peine para cepillar mi cabello pero Will lo tomó para hacerlo él. Cuando terminó ambos nos pusimos de pie, tomó mi mochila y la puso sobre mis hombros para después acompañarme a la puerta.
— ¿Tú no irás a clases?— Negó.
— Ya terminé todo, solo tengo que ir mañana. — Asentí.
— Entonces te vuelvo a ver cuando regrese.
— Sí, mientras yo me quedaré a limpiar este desastre. — miré mi cama y realmente estaba hecha un desastre.
— Bien.
— Bien.—Abrí la puerta pero antes de que pudiera salir Will me tomó de la mano y me atrajo hacia él para besarme por un largo tiempo, cuando nos separamos lo miré a los ojos y solo tres palabras fueron las que cruzaron por mi cabeza.
— Te amo, Will.— Will me miró unos segundos para después abrir más la puerta.
— Se te hace tarde, Jess. — No supe qué más decir, yo esperaba otra respuesta así que al escuchar eso no supe qué hacer o incluso sentir pero intenté no verme afectada.
— Sí.— Salí de mi habitación y rápidamente fui a las escaleras para bajar a donde estaba Aarón. Al estar donde él se encontraba mi vista no se apartaba del piso. Escuché algo pero no supe que fue hasta que Aarón me sacó de mi mundo.
— ¿Jess?
— ¿Sí? — lo miré rápidamente.
— ¿Qué si estás lista?
— Ah... sí.— asentí y salí de casa acompañada de Aarón y de un profundo dolor en el pecho.
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