Dedicado a todas mis lectoras.

------------------------------------------------

Sentí cosquillas en mi cuello por lo que poco a poco fui abriendo los ojos para adaptarlos a la luz y cuando estuvieron del todo abiertos me alegró que lo primero que vi fue a William mirándome, esta vez no se había ido.

—Buenos días.—dijo para después darme un beso en la frente.

—Buenos días.—sonreí.—¿Por qué decidiste quedarte?

—¿No te gustó?

—¡No! Todo lo contrario, me alegra tanto que estés aquí pero ¿por qué?

—Es que siempre te veo dormida pero nunca te había visto despertar. —acarició mi mejilla y yo sonreí.—Y déjame decirte que de ambas formas te ves muy linda.— volví a sonreír pero esta vez me acerqué para darle un beso corto en los labios.

—¿Tienes hambre? —pregunté cuando me alejé.

—Sí, pero no de comida exactamente. —reí.—¿Qué? No es un chiste, es en serio, Jess.—y sin que me diera tiempo de responder me besó.  

Me gustaba cuando me besaba pero cuando lo hacía más profundo y desesperado me costaba seguirle el ritmo aunque lo intentaba pues en serio me encantaba besarlo.

Cuando se separó nuestras respiraciones estaban agitadas.

—Ven.— me tomó de la mano y me ayudó a ponerme de pie.—vamos a desayunar.

9 días después.

En cuanto regresé de la universidad lo primero que pensé en hacer fue ir a mi cama a dormir ya que afortunadamente no tenía tareas para mañana pero en cuanto llegué alguien ya me estaba esperando en la sala de estar.

—Jess.—escuché que me llamaron cuando estaba por subir las escaleras. Giré y me encontré con William que me llamaba desde la sala. —Hola.

—Hola.—dije entrando a la sala.

—Ven.—me acerqué hasta el sofá y me senté junto a él. —¿Te gustaría que viéramos películas el resto del día? —lo pensé un momento ya que lo que quería era ir a dormir pero luego vino a mi mente que esto era algo muy tierno por parte de Will así que ¿Por qué no?

—Sí, me parece bien.

Después de eso estuvimos  buscando qué película ver, ambos nos decidimos por una de terror.

—Pensé que no te gustaban las películas de  terror.—Dijo Will mientras le daba play a la película.

—¿Por qué pensaste eso? —lo miré curiosa.

—No sé siempre te vi como algo más tierna e inocente.

—¿Y por qué te parezco así? —dije divertida.

—Pues... porque eres buena persona, Jess. No todos somos así.

—Tú también eres buena persona, Will, solo que no quieres que los demás se den cuenta y lo ocultas.

—¿Ves? ¿Cómo puedes decir eso después de todo lo que te hice?

—Porque ya no me tratas igual que antes.

—Es porque me importas.—eso último lo dijo mirando a la nada, como si le avergonzara y eso me pareció más tierno. Asentí y decidí cambiar de tema.  

—Pero no tiene nada que ver el ser “tierna e inocente” con no ver películas de terror... en todo caso tendría que ver con el hecho de que nunca he visto pornografía o cosas así. —reí pero él me miró sorprendido.—¿Qué?

—No es qué...  eres muy tierna pero no pensé que hasta el punto de no haber visto nunca pornografía.  Pero al menos te has masturbado ¿verdad? —en cuanto dijo eso me tape la cara con mis manos y negué.—¡¿En serio?! —rió.

—¡No te rías!

—No, perdón. Pero no tiene que darte pena, eso es fácil de solucionar.

—¿Qué? —lo miré asustada.

—¡No! no me refería a que lo voy a hacer yo, me refiero que solo lo tienes que hacer para que termines con eso no es que sea algo muy complicado, niña pervertida. Pero si quieres...

—¿Lo podrías hacer tú? —no sé ni porqué dije eso pero lo más raro es que de verdad quería hacerlo ¿El motivo? es porque estoy segura que Will ha salido con personas más experimentadas en esto y no quiero ser la única que no ha hecho nada remotamente parecido.

—¿Lo dices de verdad? —asentí.— Jess, esto es algo muy personal para alguien ¿En serio confías en mí? —me acerqué a él.

— Confio en ti. —y lo besé.

Will me besó con ternura pero después el beso se comenzó a hacer mucho más apasionado y desesperado. Mi estómago sintió cosquillas por los nervios pero no me iba a arrepentir porque de verdad confiaba.

Me recostó sobre el sofá y metió su mano bajo mi blusa haciendo que sintiera un hormigueo por todo mi cuerpo.

—¿Segura?

— Sí.—y me volvió a besar.

Su mano comenzó a bajar, primero abrió mis jeans con calma y después de bajarlos un poco me acarició sobre la ropa interior. Un gemido salió de mi boca y me pareció de lo más extraño porque nunca lo había hecho.

— Que lindo sonido.—y volvió a repetir el movimiento pero ahora más profundo y lento haciendo que volviera a gemir un poco más fuerte.

Bajó mi ropa interior y comenzó a acariciarme mientras que su otra mano fue subiendo por mi estómago hasta llegar mi pecho para tocar mi seno izquierdo. Lo apretó y al mismo tiempo uno de sus dedos entró en mi parte intima provocando que más gemidos salieran de mi boca y que mis caderas se levantaran.   

— Creo que podría acostumbrarme a ese sonido.— y su dedo comenzó a salir y a entrar de mí mientras que su otra mano jugaba con mi seno. El movimiento de sus dedos se fue haciendo más rápido y constante y eso extrañamente me gustaba y mis gemidos eran quienes lo confirmaba; no quería que parara. Las piernas me comenzaron a temblar y sentía que ya no podría más hasta que metió un segundo dedo y con eso solo fue cuestión de segundos para que me sintiera completa.

William sacó lentamente sus dedos pero me acarició unos segundos. Mis piernas no dejaban de temblar.

—¿Estás bien? —asentí.

— Me tiemblan mucho las piernas. —río un poco.

— Es normal, tranquila.

— Me gustó. —me costó decir eso pero quería que lo supiera.

— A mí también pero desafortunadamente así comienzan las adicciones. —reí un poco. Él subió mi ropa interior y me ayudó a acomodar mi jean y mi blusa. Me besó pero no tardó mucho pues escuchamos un sonido en la puerta.

William y yo nos separamos rápidamente y fingimos estar viendo la película.

—¿Hola?— ambos saludamos a Aarón que nos miraba algo raro ¿Lo sabrá? —Hay algo raro aquí.

—¿Qué cosa? —preguntamos al mismo tiempo.

— Pues que ambos están compartiendo la misma habitación sin pelear.

— Intentamos llevarnos mejor.—dije.

— Está bien.—y se marchó escaleras arriba.

— Estuvo cerca.—dije.

— Sí.—lo miré y en eso me besó.