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Capítulo 24: Noches de Gritos.

Dedicado a: AlmaChuuXD gracias por votar y comentar y espero que con el tiempo dejes de odiar a William como yo. Espero te guste el capítulo. 
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Noche 1: La abertura.

Una semana después del incidente de Hook.

Hoy de hecho fue un día muy normal o más bien aburrido como los otros porque no pasó nada realmente importante solo desperté, me duché, vestí, le di su medicamento a Hook, desayuné, fui a la universidad, tomé mis aburridas clases y regresé a casa para hacer tareas. Básicamente todo lo que tienes que hacer en un día normal. 

Ahora mismo estaba terminando un trabajo para una clase, realmente a veces me cuestionaba por qué tomé la decisión de estudiar diseño gráfico cuando veo todas las tareas que me dejan y más si se trata de proyectos ahí me lo cuestiono mucho más. Pero supongo que es normal ¿no? Que en la universidad te dejen tarea para un año pero que tengas que entregar en dos días o uno. El proyecto no era tan difícil a decir verdad; Teníamos que realizar la portada de algo, ya fuera de una película, de una revista o hasta de un libro. Bueno creo que no hace falta decir que tipo de portada voy hacer. 

Ya llevaba la mitad hecha, el libro que elegí fue "Maravilloso desastre". En el boceto de la portada había puesto una pared de ladrillo algo descuidado donde estaba pintado un grafiti de Las Vegas, recargada en esta pared está una motocicleta y bajo esta misma había unas cartas de poker. Y claro que justo enfrente estaba el título. 

— ¿Qué te parece, Hook? — Giré la silla de mi escritorio para mostrarle mi trabajo a Hook quien se encontraba acostado en su cama que había puesto en mi habitación. Hook levantó su cabeza y miró el dibujo unos segundos antes de ladrar y asentir. — Gracias, le faltan cosas pero... — Hook volvió a ladrar y asentir.— Bien así lo dejaré. — reí y él se volvió a acostar. 

Miré el reloj y ya eran las 12:54 a.m. Bueno a juzgar de qué mañana tenía que ir a la universidad creo que ya era algo tarde para seguir despierta, así que tomé todo y comencé a ordenar y a meter cosas en mi mochila y una vez que todo estuvo listo me fui a la cama. 

— Buenas noches, Hook. — apagué la luz y cerré mis ojos pero en seguida los volví a abrir al escuchar un grito.

No fue necesario averiguar de quién era el grito, porque la primera vez que lo escuché no pude volver a sacarlo de mi cabeza. Es que ¿Cómo se puede olivar un grito con tanto pánico en él que hasta es capaz de asustarte a ti? Pues tal vez exista una forma pero yo la desconozco. 

Me cubrí los oídos pero hasta de esa forma era imposible no escucharlos pero lo que sigo sin poder comprender es como si la habitación de William está hasta el sótano ¿Cómo es que sus gritos llegan tan fuertes y claros a mi habitación? Mi pensamiento se vio interrumpido cuando en eso vi como cojeando de una pata Hook se puso de pie de su cama y comenzó a andar hasta el otro extremo de la habitación, específicamente donde estaba el gran librero que Aarón me regalo por toda la pared. 

— Hook ¿Qué haces? — Él estaba intentando meter su cabeza por una abertura que había entre la pared lateral y el librero. Hice a un lado las sábanas que me cubrían y me dirigí hacia donde estaba Hook.— Hook ¿Por qué haces eso? — Hook se separó de la abertura y justo en eso se escuchó otro grito más fuerte que el anterior pero no fue específicamente porque la voz de William se intensificara sino más bien porque yo estaba más cerca de donde entraba el sonido. 

En donde Hook intentó meter la cabeza, justo al fondo de la pared había una reja de la ventilación (que no estaba instalada) de la casa. Ahora entendía porque se escuchaba con tanta claridad sus gritos, por los ductos de ventilación. Rápidamente fui a mi cama para tomar una almohada y regresar para ver si el sonido podía rebotar con eso y así no se escuchan por toda la habitación pero cuando traté de meter la almohada por la abertura ésta primera no entro. La abertura era demasiado pequeña y honestamente no sé qué otra cosa pueda caber. 

— Tendré que soportarlo ¿Verdad? — mire a Hook quien asintió desde su cama. 

En eso otro grito sonó por la habitación, el cual esta vez sonó más fuerte que los anteriores pero la diferencia era que éste sí había sido por parte de William. 

— William, despierta.— dije una vez que estuve en mi cama y no dejé de mirar la abertura el resto de la noche mientras se seguían escuchando sus gritos. 

Noche 2: Culpa.

— ¿Cómo te sientes, Hook? — dije una vez que logré que se tomara su medicina. Hook no hizo nada como era de costumbre en él solo me miró aunque su mirada era como si me dijera "tengo una pata lastimada y mordidas por todos lados que duelen horrible ¿Tú cómo crees que me siento?" — Sí, lo sé, sonó muy desconsiderado eso ¿cierto? — Y Hook asintió con la cabeza. 

Miré el reloj que está en la mesita de noche y ya eran las 11:07 pm. 

— Bueno, Hook, creo que ya es hora de que nos vayamos a dormir.— Después de pronunciar esas simples palabras Hook se echó rápidamente en su cama. Reí un poco por su acción y me dirigí a la mía propia. — Buenas noches, Hook.— después de escuchar su ladrido de respuesta apagué las luces y me quedé dormida. 

💮🌸💮

Por supuesto que mi felicidad en mi sueño lleno de libros y comida no duraría mucho y eso lo pude confirmar cuando los gritos me despertaron. Reviso el reloj y ya eran la 1:35 am. 

No era tanto que me molestara el hecho de despertarme tan tarde sino más bien el sentimiento que me provocaba cada vez que los escuchaba porque para ser honesta esos gritos más que fastidio me daban miedo. Miedo por lo que reflejaban porque creo ya conocer lo suficiente a William como para saber que no es un chico fácil de ablandar y saber que algo pasaba por su cabeza y le provocaba ese miedo, o mejor dicho pánico, quiere decir que ese algo era realmente horrible. 

La noche anterior no había podido dormir por sus gritos y creo que hoy tampoco podría hacerlo. ¿Por qué no iba y lo despertaba como siempre lo hacía? porque no podía hacerle eso a Hook. William le había hecho algo tan horrible a él y sepa a cuántos perros más antes de que yo llegara así que no, no iba a ir a ayudarlo, que lo ayudara alguien más aunque a mí también me afectaran emocionalmente sus gritos. 

Conforme la noche seguía avanzando los gritos se seguían escuchado y no sé si era yo o de verdad estaba pasando pero sus gritos se comenzaban a hacer más fuertes y me rompí cuando creí escuchar que me llamó. No pude más, el miedo y la culpa se hicieron presentes, no podía soportar escuchar sufrir a alguien así, no aguanté más y comencé a llorar. Intenté tapar mis oídos pero ni de esa forma sus gritos se dejaban de escuchar. 

— Ya para, por favor. — pero eso no funcionaba. En eso Hook se subió a mi cama y se acomodó junto a mí así que solo lo abracé y seguí llorando hasta que llegó el punto en el que ya no lloré, solo seguí escuchando los gritos, y con cada grito la culpa aumentaba en mí. 

Esa noche no pude dormir, los gritos se dejaron de escuchar hasta las 6 de la mañana y quiero suponer que eso fue gracias a que logró despertar pero yo ya no pude dormir me quede despierta hasta que dieron las 7 y me levanté para prepararme para ir a la universidad. 

Noche 3: Nada cambió. 

Esta noche no hay mucho que decir, nada cambio. William siguió gritando y yo llorando junto con Hook. 

La única diferencia a las dos noches anteriores fue que en esta claramente escuché que me llamaba pero no de una forma linda, eran gritos de auxilio que lo único que provocaron fue que me sintiera peor por no ayudarlo. 

Y con esta ya eran 3 noches en las que ninguno en esta casa, salvo Aarón, no dormimos o no dormimos tranquilamente. 

Noche 4: Rendición.

Desde que llegué de la universidad lo único que hice fue ver como el reloj avanzaba ¿Por qué? porque estaba aterrada de que llegara este momento, la hora de ir a dormir. Recuerdo que la última vez que le tuve miedo a ir a dormir fue cuando tenía 6 años y no quería que a Aarón y a mí nos separaran de habitación porque yo pensaba que había un monstruo en mi armario como en la película de Monsters, Inc. Pero Aarón me dijo que eso no pasaría porque él ya había hablado con el monstruo para que me dejara en paz y claro que yo le creí, siempre he creído en él. Pero ahora, doce años después, le vuelvo a temer a este momento pero ahora no por un monstruo en mi armario sino ahora por los gritos de pánico de uno. 

Eran las 11:43 de la noche y ya me encontraba en la cama pero claramente no estaba dormida solo me la pasaba viendo el reloj de la mesa con Hook a mi lado, esperando el momento en el que los gritos se volvieran a escuchar. Pero tomando en cuenta los días pasados ya sabía que todo comenzaría alrededor de la una de la madrugada. Tenía tanto miedo que hasta estaba sudando a pesar del frío que hacía. 

El tiempo siguió avanzando y yo solo veía como cambiaba cada minuto del reloj y solo deseaba que todo ya terminara a pesar de que ni siquiera había comenzado. Pero no tardó en hacerlo. 

A las 2:13 a.m. se volvió a escuchar el primer grito de la noche y segundos bastaron para que se escuchara el segundo. A diferencia de las noches anteriores no pasaron cientos de gritos para que el miedo y la culpa me invadieran por completo y que comenzara a llorar en silencio, mientras solo seguía viendo como avanzaba el reloj, pero parecía que cada minuto avanzaba con si fuese una hora. 

Llegó las 3 de la madrugada y los gritos de William no se detenían al igual que mi llanto y al escuchar el siguiente grito supe que ya no podía más con todo esto. 

— Hook.— Levantó su cabeza y me miró.— En serio perdóname.— él asintió y eso bastó para que yo saliera rápidamente de la cama y abriera la puerta de mi habitación para dirigirme al sótano. 

Al llegar a la primera plata los gritos no se escuchaban tan fuertes como en mi habitación pero aun así se escuchaban y eso bastó para que no esperara más y abriera la puerta de la habitación de William, pero en el instante que la abrí me arrepentí porque los gritos eran aún más fuertes que en mi habitación. Bajé lo más rápido que pude las escaleras, encendí las luces y unas vez que ubiqué donde estaba la cama de William me acerqué. 

Cuando estaba a su lado me congelé con la escena que tenía enfrente. William se movía por todos lados en su cama, su cuerpo entero estaba sudando, salían lágrimas de sus ojos y cada vez que gritaba las venas de su cuello se notaban. No lograba reaccionar hasta que en uno de sus gritos dijo mi nombre y la segunda vez que lo dijo terminé con todo. 

— ¡Will, Will, despierta!— comencé a moverlo pero no funcionaba.— ¡Will, por favor, despierta!— los gritos dejaron de salir de su boca.— ¡Will, despierta! — y William despertó de golpe y algo desorientado. 

— Jess... donde...— lo tomé de ambos lados de la cara para que me mirara. 

— Aquí estoy, tranquilo. — y en cuanto me vio me sorprendió que él pusiera sus manos enmarcando mi cara y con sus pulgares comenzó a acariciar mis mejillas.

— Eres tú.— dijo algo jadeante por los gritos; las lágrimas y sudor escurrían por su cara, pero eso, para mí, no impedía que se siguiera viendo igual de hermoso que siempre. — Eres tú. 

— Sí.— y en cuanto dije eso se acercó más a mí y me besó.

En el beso no había prisa alguna, él lo hacía con calma. Este beso no era como el que me dio en la cocina cargado de lujuria, este no era así. Esta vez era tierno y calmado. Al principio yo no reaccionaba hasta que fui consciente de lo que estaba pasando y así fue cuando decidí seguirle el beso. Puse mis manos en sus muñecas, me acerqué a él y eso provocó que el beso se intensificara, pero a pesar de que el beso ahora era más profundo seguía siendo tierno y por un momento pensé que tal vez, en lo más profundo, tal vez William me quería. 

William fue calmando el beso hasta que se separó de mí y solo me miró mientras seguía acariciando mis mejillas. 

— Quédate conmigo.— Su voz sonó como si me lo suplicara y antes de que yo respondiera él siguió.— Pero no solo por esta noche sino todas. 

— Will...— se acercó y me volvió a besar unos segundos antes de volver a separarse. 

— Por favor, eres la única persona que logra apagar a los demonios en mi cabeza. — me acerqué de nuevo a él, esta vez yo lo besé y me sorprendió que él rápidamente me correspondiera el beso. Cuando nos alejamos ya tenía una respuesta. 

— Está bien. — En sus ojos vi que realmente le había gustado mi respuesta. 

— Gracias.—  se acercó y me dio otro beso corto antes de abrazarme y en esa misma posición él se recostó en su cama y así, abrazados, ambos nos quedamos dormidos.

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