Capítulo 12: Tarea húmeda.
Antes de salir de clase me acerqué al profesor para poder entregar mi trabajo al igual que el resto de mis compañeros. Al entregarlo sentí un gran alivio, había terminado de entregar todos los trabajos que hice el fin de semana, aunque hoy por la tarde tendría que terminar otros cinco para mañana.
Al salir del edificio donde había tenido mi última clase recordé que Aarón tenía que quedarse hasta tarde entrenando porque este viernes sería su primer juego de la temporada, así que tendría que irme sola a casa, pero peor aún era que lo haría caminando.
Estaba tan concentrada en lo que tenía que hacer que al escuchar que alguien me llamaba me sobresalté.
— Wow, tranquila, no quería asustarte. — Miré detenidamente al chico que nunca me había hablado hasta ese momento. Tenía el cabello dorado escondido bajo un gorro de lana color negro como el resto de su ropa y ojos color castaño que te miraban con cierto aire de superioridad que a su vez lograba que me sintiera algo tonta. Recordé de donde lo había visto, fue en la cafetería la semana pasada en el grupo donde estaba William y lo pude confirmar al ver que sus brazos y su cuello estaban tatuados, algo que caracterizaba a aquel grupo.
— Está…está bien, no...no te preocupes.— tartamudeé.
— Genial.— dio una última calada de su cigarrillo antes de echarlo al piso.— Mi nombre es Matt, Matt Collins.— me sonrió y me extendió su mano para estrecharla, algo que hice con un poco de desconfianza.— Tú eres Jessica, Jessica Cox, hermana de Aarón Cox ¿O me equivoco?
— No, estás en lo correcto. — Alejé mi mano de la suya.
— Y tus padres son Cameron y Sophia Cox.— me sonrió y a la vez abrí mis ojos sorprendida y asustada.
— ¿Cómo sabes eso?
— Cariño, sé la vida de todos los estudiantes de esta mierda de universidad, sorprendente cuando no sepa algo sobre ti. Y a parte tus padres son los mejores en lo que hacen, así que es difícil no saber quiénes son sus hijos. — Me guiñó el ojo izquierdo antes de alejarse. — Gusto en conocerte.
¡Eso era todo! ¡Solo se me acercó para asustarme! ¡¿Cómo es que sabe quiénes son mis padres?! ¡¿Y para que se me acercó?! ¡Ay, todos aquí me vuelven loca!
Caminé hasta llegar a la salida de la universidad para seguir con mi camino a casa pero una voz me impidió que diera un paso más.
— ¡JESSICA! — Me giré y me llevé una grata sorpresa al ver que Daniel se dirigía hacia a mí corriendo.
— ¡Hola, Daniel! — dije feliz de verlo.
— ¿Vas a casa?
—Sí, mi hermano tiene entrenamiento así que tengo que caminar a casa.— sonreí para que no sonara como si fuera una tortura.
— También tengo entrenamiento pero a mí me pidieron presentarme una hora después que tu hermano, como él es capitán tiene que estar antes.— río.
— ¿En qué posición juegas?
— Juego de muchas cosas pero oficialmente soy pateador.
— ¡Oh! ¡Asombroso!
— Algo.— pasó su mirada por el piso antes de volver a mirarme.— ¿Quieres que te acompañe a casa? — Por su expresión supe que estaba nervioso, algo que me pareció lindo.
— Por favor.— ambos sonreímos y comenzamos a caminar.
El camino a casa fue tranquilo, pero no de una forma aburrida, de hecho todo lo contrario, Daniel de vez en cuando hacía bromas sobre cosas de la universidad y me hacía reír. También hablamos sobre el juego que abría este viernes, me preguntó si yo asistiría y al escuchar que sí estaría presente su expresión me indicó que esa noticia le alegraba. A pesar de que no lo conocía por tanto tiempo su compañía no me hacía sentir incomoda de ningún modo, tal vez sí nerviosa en algunas ocasiones, pero solo eso. Daniel era muy simpático y sonriente, creo que esa era razón por la que me gustaba hablar con él. Al ver que ya estábamos frente a la casa de Aarón me decepcionó que el camino no fuera más largo.
— Bueno ya llegamos.— Nos detuvimos al estar frente al camino que guiaba a la puerta.
— Si.— Ambos no dijimos nada, no sabía que se supone que tenía que hacer así que solo hice lo que me dijeron mis instintos.— Hasta mañana. — y comencé a caminar a casa. ¡ESTÚPIDA!, dijo mi subconsciente.
— Claro.— Daniel no se marchó hasta que yo ya me encontraba adentro. Miré por la ventana cuando se marchó en dirección a la universidad ¿No se suponía que iba a su casa? Le resté importancia y me encaminé a la cocina para ver qué cosa podía comer.
💮🌸💮
Ya casi ¡Ya casi! Solo una página más y listo, habría terminado mi tarea por completo. Miré mi celular y ya eran las 9:04 eso significaba que había estado sentada aquí por alrededor de 5 horas, eso explicaba porque el trasero se me había dormido en más de una ocasión, pero había valido la pena. Mis trabajos ya estaban terminados y listos para entregar.
Al terminar la última palabra de mi ensayo una gran sonrisa apareció en mi rostro al igual que una gran tranquilidad por todo mi cuerpo. Podía sentir que toda la tensión que había sentido en mis hombros ahora ya no estaba más y también ya podía dejar de agitar mi pulsera a cada dos segundos.
Al ver que ya todo estaba terminado decidí ponerme de pie y comenzar a guardar todo en mi mochila, comenzando por mis trabajos.
— ¿Y todo este desastre? — dijo William cuando entró a la cocina pero de una manera muy cortante. Todavía seguía molesto por lo de su perro.
— Mis tareas.— dije igual (si no es que más) de cortante que él lo fue conmigo.
— ¿Estás molesta? — su mandíbula se tensó. — ¿¡TÚ NO TIENES EL MÁS MÍNIMO DERECHO A ESTARLO!?
— ¡Claro que sí! ¡Solo saqué a pasear a Hook! ¡Eso no es razón para que estés molesto! — Su ceño fruncido me indicó que estaba hecho una furia y que me había pasado de la raya.
William se acercó a la mesa donde estaban todas mis cosas, tomó el café que había estado tomando y sin más lo vertió por toda la mesa ensuciando mis tareas.
— ¡¿QUÉ HACES?! — Rápidamente recogí todo lo que pude de la mesa.
— ¡Solo mojo tu tarea! ¡Eso no es razón para que estés molesta! — imitó lo que le había dicho antes y sin más se marchó.
Lágrimas salieron de mis ojos y comencé a revisar que se había arruinado. Afortunadamente solo habían sido dos hojas de tareas, las demás eran solo notas que utilice para guiarme. Pero a pesar de eso las lágrimas no dejaban de salir, porque las intenciones de William habían sido otras y eso era lo que más me dolía.
— ¡Ya llegué, Je..! ¿Qué tienes, Jess? — Aarón arrojó sus cosas al piso y se acercó rápidamente a mí con una expresión preocupada. — ¿Qué pasó?
Este era el momento, era la oportunidad de terminar con todo esto y decirle a Aarón que es lo que había pasado o que es lo que ha estado pasando desde hace tiempo. Esta era mi oportunidad de hacer que todo terminara.
— Nada, es que accidentalmente moví el café que tenía en la mesa y cayó sobre mis trabajos pero no es nada grave solo cayó en dos hojas que son de tareas. — Sonreí triste aunque no era exactamente por la noticia (mentira) que le había dicho a Aarón.
¿Por qué no lo dije? porque no quiero que William me odie más por ser "chismosa", esto lo puedo solucionar yo sola.
— Ay, Jess, debes de tener más cuidado. — Aarón me abrazó.
— Lo sé.— Yo no me refería a lo del café.
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