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Capítulo 5

Un viaje inesperado

Yoongi se había ido a la tierra para buscar a Caín y de esa manera realizar el ritual de protección a Jungkook dejando a Jimin a cargo del castillo y del inframundo, pero Jimin tenía otros planes, unos que debían ser secretos o de lo contrario haría enfurecer a su esposo; él iría al paraíso.

—¿Puedes guardar el secreto Jilianny?

—Sí, mi señor —contestó la quimera con nerviosismo en la voz.

—No tardaré, solo necesito verificar si Jungkook es inmune a la magia celestial. Porque al ser una cruza de ángel demoníaco y ángel celestial probablemente lo sea y de ser así puedo utilizar el conjuro caelesti praesidio.

—De acuerdo mi amo.

—Nunca he ido al cielo, ¿ese era tu antiguo hogar papá? —preguntó Jungkook de seis años de edad.

Yoongi ya llevaba un año entero en la tierra buscando sin resultado alguno a Caín y a pesar de que enviaba cartas mágicas al inframundo cada cierto tiempo para indicar que se encontraba bien, Jimin entró en desesperación por eso tomó la decisión (a espaldas de su esposo) de viajar al paraíso con el niño.

—¡Conoceré a tus amigos! —añadió el niño.

—No exactamente, Jungkook. Tienes que portarte bien y quedarte a mi lado todo el tiempo. ¿Comprendes?

Jungkook estaba más alto pero su cara seguía siendo como la de un bebé inocente y aunque viviera en el infierno era mucho más y educado que un ángel celestial que se crió toda su vida en el paraíso. Además ese día iba muy bien vestido, llevaba puesto un traje blanco con incrustaciones de oro en las hombreras, su corona de príncipe bien colocada en la cabeza e incluso parecía que llevaba rubor en las mejillas. Lucia hermoso y pulcro, si no tuviera alas parecería una mini versión de ángeles celestiales. Jimin iba vestido con sus antiguas ropas, un pantalón sencillo color caqui y una camisa de manga larga blanca, llevaba un collar de oro con un dije circular que simulaba su antigua luz (obsequio de Yoongi) y su corona como rey del inframundo bien colocada.

—Bueno, me portaré bien. —Aseguró el pequeño.

Jimin voló junto con Jungkook a la frontera del infierno, después de ordenarle al par de guardias que lo dejara pasar cruzó la barrera de protección dejando a Jilianny preocupado del otro lado. Se despidió agitando la mano mientras sonría tratando de demostrar que todo estaría bien.

El camino hacia el paraíso era largo y complicado ahora que no era un ángel celestial, tenía que subir por un túnel completamente oscuro y a ciegas hasta lograr ver la luz cuando antes tan solo con desearlo estaba en casa.

—Papi, no veo nada —se quejó Jungkook.

—Ya casi llegamos, lo siento en mis huesos.

—¿Qué sientes?

—El sabor a gloria, nos falta poco.

Cuando finalmente lograron ver la luz al final del tunee y cruzaron quedaron conmocionados ante la belleza del lugar. Un cielo azul y despejado con nubes voladoras en todas partes, el sonido del agua caer de la fuente celestial deleitaba sus oídos al igual que el sonido del piano y arpa proveniente santuario sagrado. Las calles de oro, mar de cristal y edificios enormes con incrustaciones de oro. Para Jungkook era un sueño estar ahí.

—Es hermoso... —dijo el niño de seis años.

—Dame la mano, iremos con los arcángeles —Jimin tomó a Jungkook fuerte de la mano cuando notó que un par de ángeles celestiales los habían visto.

Rápidamente caminaron directo a la corte, pues en el interior estaban Namjoon, Hoseok y Seokjin. Quería presentarles al niño, decirles que por favor ordenaran a los ángeles que no le hicieran daño y que pusieran de su gracia en él. Pero justo cuando estaba pasando cerca de la fuente celestial apareció Hoseok ante él extendiendo sus alas blancas en señal de ataque y llamando la atención de los ángeles celestiales con su cántico provocando que todos salieran de sus casas.

—¡¿Qué hacen aquí?! —preguntó furioso, Jimin coloco a Jungkook a su costado cubriéndolo con su ala derecha.

—¡¿Te atreves a venir después de asesinar a tus antiguos hermanos?! —preguntó un ángel de la multitud.

—¡Zamuell merecía morir! —gritó Jimin— He venido ante ustedes porque quiero presentarles a mi hijo... —dijo dirigiéndose a Hoseok.

—No me interesa al engendro del mal.

—¡Yo quiero conocerlo! —gritó Seokjin cuando llegó al lugar volando junto con Namjoon— ¿Sus alas son negras?

—Sí.

—Aposté a que serían blancas —dijo cabizbajo.

—¿Apostaste? —preguntó Jimin consternado.

—Todo el mundo sabía que estabas embarazado, mira que resultarás ser la mujer de la relación nos causaba una tremenda risa porque te jactabas de ser un macho alfa. Por cierto; hola. —Namjoon saludó.

—¿Por qué dialogan y no lo atacan? —cuestionó Hoseok mirándolos con recelo.

—Los dioses permitieron su relación Hobi, nosotros no podemos interponernos.

—¡Pero es un demonio, este ya no es su hogar. Nosotros lo desterramos!

—Eso lo tengo bien claro —dijo señalando su collar de oro que era imitación de la luz que todos llevaban en el pecho.

Jungkook agarraba la camisa de Jimin con fuerza mientras sus manitas le sudaban, Namjoon al notarlo se puso de cuclillas para hablar con él.

—No voy a lastimarte, veo la pureza de tu alma pequeño. —Extendió la mano invitando a Jungkook a que la tomara.

—¡No! —Jimin empujó la mano de Namjoon.

—Entiendo, vamos adentro. No quiero que nadie escuche lo que quiero decirte. —Se puso de pie caminando hacia la corte celestial.

—Te estaré vigilando Park —masculló Hoseok al dejarlo entrar a la corte.

Luego de estar los cinco adentro cerraron puertas y ventanas. Namjoon invitó a Jimin a tomar asiento, Jungkook se sentó en sus piernas y después Seokjin señaló al niño mirándolo con severidad.

—¿Por qué pareciera que no tiene pecados? —cuestionó.

—Es un niño, Seokjin. Ha crecido en una familia que lo educa con amor —contestó Jimin.

—Es asombroso, crece como si fuera un humano pero es un inmortal. ¿Quieres averiguar de una buena vez si es inmune a la magia celestial? —preguntó Namjoon.

—¿Leíste mis pensamientos? —preguntó Jimin preocupado.

—Tuve que hacerlo para saber cuáles eran tus intenciones. —Encorvo los hombros.

—Pero eso es contra las reglas, Namjoon... —murmuró Jimin.

—Tu relación con el rey del infierno también y los dioses lo permitieron. Ahora, ven acá niño.

—¡Espera! —Jimin abrazó a Jungkook— Promete que no lo vas a lastimar, vengo en paz.

—Yo no voy a lastimarlo, mi magia tal vez lo haga. Pero todo dependerá de su ADN.

—Le digo a Jungkook, no a ustedes. —Los miró de arriba a abajo.

—¿Qué me van a hacer, papi? —preguntó Jungkook asustado.

—¿Están conscientes del daño? Si Namjoon coloca una cantidad excesiva de magia puede llegar a matar al infante —comentó Seokjin.

—Pero confío en él —dijo Jimin— Fuiste mi mentor, eres como mi padre —añadió.

—¿Papi? —Jungkook estaba nervioso.

—Ponte de pie hijo, el arcángel va a insertar un poco de su magia celestial en tu cuerpo para ver si la resistes.

El niño obedeció, se puso de pie y caminó hacia Namjoon. Él colocó su dedo índice en la frente del niño dispuesto a verter de su magia en él.

—Lo único que quiero es que dejen de atacarlo, todos intentan hacerle daño —añadió Jimin.

—Min Yoongi se ha ganado enemigos a pulso y además este niño en manos equivocadas podría causar catastrófes en el universo —dijo Seokjin.

—No hablen e inserta tu magia en él ahora —instó Hoseok.

Namjoon encendió su dedo brillando en un color dorado como oro. Cada vena de Jungkook se encendió de ese color provocando que gritara fuerte y después sus alas negras se transformaron en alas blancas. El niño extendió ambas manos hacia Namjoon empujándolo con fuerza hacia el piso,  Seokjin intentó atacarlo para que se detuviera pero Jungkook también lo tiró al suelo pues su magia era oscura y celestial; el balance perfecto.

Jimin tomó al niño de la mano para salir del lugar pero Hoseok hizo sonar la alarma provocando que el aire se infestará de gloria y resplandor que asfixiaba a Jimin. Jungkook estaba de pie viendo a su padre morir lentamente.

—Si quieres que tu papi viva, vas a tener que venir conmigo —dijo Hoseok mostrándole al pequeño un par de esposas de oro.

—¡Haré lo que sea pero salve a mi papi!

—No... déjalo ir, vengo... En paz —dijo Jimin en un hilo de voz.

—¿Paz? ¡Tu esposo se ha empeñado en asesinar a ángeles celestiales para vengar tu destierro! ¡¿Llamas a eso paz?!

Hoseok no preguntó de nuevo, él sonrió de lado y le colocó las esposas al niño, después arrojó a Jimin afuera de la corte ordenándole a los ángeles celestiales que estaban afuera que lo enviaran al infierno.

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