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Capítulo 2

Búsqueda y captura

El rostro del pequeño Jungkook recorría los carteles de búsqueda y captura de todos los reinos, de todos los planetas, de todo el universo. Un monstruo como él tenía un alto precio y lo anhelaban para realizar rituales con su cuerpecito y asesinarlo antes de que desarrollara su fuerza. Por eso Yoongi aumentó los refuerzos en el infierno y le prohibió a Jimin que saliera a pasear con el niño a las orillas del reino. Además el niño tenía que estar siempre vigilado. A todo eso se le agregaba que Jimin no podía estar a solas con Jungkook porque en ocasiones tenía alucinaciones y ya habían sido varias las veces en las que intentó asesinarlo creyendo que era un terrible demonio asesino.

Ese día era la festividad infernal. Un evento en el que criaturas nacidas en el infierno o adoptadas por Yoongi como sus hijos espirituales viajaban de todas partes para festejar. El lugar estaba invadido de visitantes, cada uno de ellos fueron examinados por los guardias reales antes de entrar al infierno y luego de aceptarlos pudieron pasar. En el trono de hierro yacía Yoongi vestido con un traje negro de piel de dragón, Jimin estaba sentado a su lado vistiendo un traje exactamente igual pero de color escarlata. La corona de Yoongi era negra con distintas piedras preciosas encuestadas y la de Jimin era una color plata más pequeña con únicamente una esmeralda en el centro. El pequeño Jungkook de tres años de edad corría enfrente de ellos atrapando mariposas infernales que lanzaban fuego. Él también vestía un traje infernal pero era color azul. Cinco guardias reales de alas negras vigilaban al pequeño sin despegar sus ojos de él porque si lo hacían, si algo le sucedía el rey del infierno les arrancaría el alma.

—Es mi evento favorito en el infierno, claro después de mi cumpleaños porque me llenas de regalos. Pero amo ver a tantas criaturas venir a visitarnos —dijo Jimin.

—No bajes la guardia, que seguramente hay invasores que buscan lastimar a Jungkook.

—Ay amor... No creo que alguien sea tan estúpido como para arriesgarse a ser destripado por ti.

—Subestimas la inteligencia de los seres vivos. Deja voy a saludar al conde de parís. Es un vampiro —dijo poniéndose de pie para dirigirse a un vampiro alto y apuesto de ochocientos años de edad.

—Mi señor —el vampiro hizo una notable referencia.

—Deja las adulaciones, me enteré de que apostaste a que perdería en la batalla contra Zamuell —soltó sin más.

—Oh... Aposté para ambos lados de esa manera generé una fortuna cuando ganaste. —Encorvo los hombros.

—¿Dónde está tu lealtad, Arthur? —Yoongi lo escaneó con la mirada.

—Con usted, mi alteza —Tomó la mano de Yoongi besándole los nudillos.

—Si eso es cierto haz un juramento en nombre de la raza vampiríca.

—Claro, ¿Cuál juramento?

—Si uno de ustedes toca un solo cabello de mi hijo morirá al igual que cuando los rayos de sol los tocan.

—Pero mi señor, yo no puedo controlar a todos los clanes...

—¿Pero? —Yoongi alzó las cejas— Ya veo.

Al decir eso se dio la media vuelta, sin embargo el vampiro avanzó hacia él tomándolo del hombro con rapidez.

—¡Lo haré, lo haré! A cambio deme un poco de su sangre para convertirme en diurno, mi señor —Agachó la cabeza al notar que Yoongi se estaba molestando.

—Si te doy de mi sangre para que te conviertas en diurno entonces no me estarías haciendo un favor, no me estarías mostrando tu lealtad. Sería un trueque. ¿Quieres mostrarme tu lealtad o hacer un trueque? Choice...

Jimin estaba escuchando desde el trono, sonrió al escuchar a su esposo hablar con el vampiro de esa manera. Cuando mostraba su autoridad le cosquilleaba la barriga y lo invadía el deseo de querer tirarlo a la cama y devorarlo.

—Le mostraré mi lealtad, señor.

—Entonces sígueme, te presentaré a mi hijo.

Jimin se puso de pie caminando hacia Jungkook porque quería estar cerca cuando hablara con el vampiro. A pesar de estar rodeados de guardas seguía desconfiando de cada criatura que se le acercaba.

—Un gusto volver a verle, Jimin —saludó el vampiro.

—El gusto es mío —devolvió el saludo.

—Jungkook, él es Arthur —anunció Yoongi.

—Hola Arthur. —Jungkook a pesar de tener tan solo dos años de edad hablaba fuerte y claro.

—¡Pero que adorable! —gritó Arthur emocionado ante la belleza de Jungkook— ¡pareces un lindo conejito!

—¿Conejito? —preguntó mirando directo a los ojos a Arthur.

—Ni le digas porque va a querer uno como mascotas... —susurró Yoongi.

—¿Mascota? —preguntó Jk con voz dulce.

—Tiene un dragón, un lobo, un pato, águila, serpiente, caballo, unicornio, jabalí, avestruz, un perico, un león. Este niño cada vez aumenta más su repertorio así que por favor no le...

El vampiro hizo emerger de sus manos un conejo blanco y Jungkook lo agarró con sus pequeñas manitas de inmediato.

—¡Mío! —lo acarició.

—El juramento Arthur... —Yoongi le recordó.

—Oh sí, ven Jungkook. Voy a tocarte el cabello.

—¿Por qué? —preguntó ladeando la cabeza.

—Para protegerte —dijo al tocarle la cabeza al niño.

—Pero papi me protege, es el rey del inframundo —dijo con orgullo y Jimin sonrió.

—Juro solemnemente en nombre de todos los vampiros creados que cualquiera de mi raza que toque un solo cabello a este niño para hacerle daño se convertirá en cenizas al instante.

—¿Por qué todos tus amigos dicen eso papi? —preguntó Jungkook.

—No más preguntas. —Jimin lo cargo y lo llevo con él al trono.

—Por cierto su alteza, ¿qué edad tiene el niño? ¿Tres años humanos? ¿Crece al mismo ritmo que ellos? ¿Es un mortal?

—Mi hijo es inmortal, ¿no hueles su sangre? ¿Es una estúpida pregunta capciosa Arthur?

—No lo hice con esa intención, solo tengo curiosidad...

—Él crece al ritmo humano. Cuando llegue a edad adulta dejará de envejecer.

—Comprendo, su alteza.

Jungkook se divertía jugando con el conejito en el regazo de Jimin mientras que Yoongi se encargaba de hacer una lista de todas las criaturas que habían jurado proteger al niño; Licántropos, Ángeles oscuros, demonios, quimeras, arpías, brujas, enanos, centauros, esfinges, vampiros, cíclopes, etc...
Los únicos que faltaban eran los ángeles celestiales, sirenas y hadas. De los humanos no tenía porque preocuparse ya que a la tierra jamás viajaría y estaba prohibido para mantener los acuerdos obligarlos a realizar cualquier tipo de juramento al menos que ellos lo sugirieran. No iba a arriesgar lo que tanto le costó por unos simples humanos que no tenían siquiera la consciencia de la existencia del inframundo.

—Pero hola, queridísimo Min Yoongi —saludó una mujer de cabello rojo carmesí.

Ella meneaba las caderas de un lado a otro con sensualidad. Sus uñas estaban largas y despintadas pero su vestido era uno color coral brilloso y tan pegado que dejaba ver sus atributos. Podría pasar como una simple humana sin embargo las branquias en su cuello anunciaban que era una sirena; la princesa del océano.

—Marissa... —Yoongi saludó.

—Tenía mucho tiempo que no visitaba el infierno. Me parece un lugar muy... seco —sonrió mostrando sus dientes amarillos y filosos.

—Que grato tenerte por acá.

—No me invitaste a tu boda. —Lo señaló con el dedo índice.

—No me señales. —Yoongi endureció la mirada.

—Siempre haz sido así de estirado. ¿Dónde está el ángel que te cautivó con su belleza y dónde está tu hijo? —preguntó mirando por encima del hombro de Yoongi.

—En el trono.

—Quiero saludarlos, ¡Ay caramba, ya he visto a tu angelito! Pero me lo como a mordidas, que apuesto es... ya veo porque decidiste darle la mitad de tu alma a mi no me quisiste dar ni una hora de tu tiempo.

—No seas impertinente Marissa.

—Bueno, ¿me los vas a presentar o no? —colocó sus manos en la cintura frunciendo el ceño.

—Por supuesto pero antes quiero que hagas un juramento en nombre de tu especie... Es para proteger a mi hijo.

—¿A cambio de...? —Alzó las cejas.

—A cambio de nada, sería un favor. —Sonrió de oreja a oreja.

—Bien, pero ya llévame a conocerlos que ese pequeñín parece adorable.

Yoongi llegó ante Jimin y Jungkook acompañado de Marissa. Ella saludó efusivamente a Jimin felicitándolo por el matrimonio y por el hermoso hijo que acababa de tener.

—Ya veo porqué Yoongi se acostó contigo, eres hermoso. ¿No te interesan las orgías? Organizo unas estupendas, Yoongi puede asegurarlo y...

—Marissa, haz venido a hacer un juramento —contestó Yoongi apretando los labios, Jimin por otra parte parecía molesto.

—¡Oh sí! Hola pequeñín. ¿Jungkook verdad? Yo soy princesa al igual que tú pero mi reino está en la tierra.

—Hoy han venido muchas personas importantes a visitarme —dijo Jungkook mirándola a los ojos.

—¡Ay pero que adorable! —Le apretó los cachetes provocando que el conejito se le cayera y se fuera corriendo lejos de ahí.

—Conejito... —murmuró el pequeño.

—No lo vas a necesitar —susurró la sirena apretándole con más fuerzas las mejillas a Jungkook para después transformar su rostro en el de una terrible y tenebrosa sirena, después arrojó al niño lejos provocando que se golpeara la cabeza y cayera desmayado.

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