Capítulo 1
Primer año de vida
El pequeño Jungkook corría desnudo por todo el castillo manchando las alfombras, paredes y muebles de nada más ni nada menos que su caca. Jimin corría desesperado tratando de alcanzarlo, ser un padre consentidor le estaba costando caro pero es que no podía resistirse a su dulzura. Jilianny también estaba ayudando a atrapar al pequeño que con tan solo un año de edad ya era mucho más veloz que ellos dos juntos.
—¡Por favor, hijito! —gritaba Jimin chocando con sus enormes alas por los pasillos.
Bajando las escaleras reales hacia el trono real del patio interior del castillo sintió un mareo y entonces Jimin comenzó a escuchar cientos de voces en su cabeza en idiomas distintos. Él sabía lo que significaba y creía que ese momento no llegaría nunca porque desde que se sometió al ritual para recuperar sus recuerdos no había tenido las consecuencias de tal acto. Comenzó a sudar frío, la imagen de infante de Jungkook cambió enfrente de sus ojos, ahora era un pequeño demonio rojo con cola y cuernos que quería asesinarlo, pero todo eso era parte de una alucinación. Jimin encendió sus manos en su nuevo color; púrpura. Dispuesto a atacar a su propio hijo porque creía que era peligroso. Sin embargo no llegó a mayores porque Yoongi apareció en la habitación sosteniendo al pequeño en sus brazos en un movimiento rápido dándole fin a su carrera exhibicionista.
Pronto la imagen demoniaca del pequeño fue desapareciendo entregándole a los ojos de Jimin su verdadero ser. Miró al amor de su vida cargar a su hijo desnudo, entonces retrocedió un par de pasos colocando ambas manos en la pared y llorando desconsolado.
—¿Qué ocurre? —preguntó Yoongi— Ya ves, hiciste llorar a tu padre con tus travesuras. —Señaló al pequeño y este hizo un puchero de arrepentimiento.
—No es eso... —su voz apenas se escuchó.
—Debes tener mano dura Jimin, sino este niño se nos va a ir de las manos... ¿Jiminah?
Pero Jimin no estaba escuchando a Yoongi, él escuchaba las voces en su cabeza ir en aumento y reventar sus tímpanos a tal grado que comenzaron a sangrar.
—Jilianny, sostén al niño —Yoongi le entregó a Jungkook a su sirviente.
—Genial, ahora soy niñero —murmuró llevándose a Jungkook para bañarlo.
—Jimin, ¿qué sucede? —Yoongi lo tomó del hombro y revisó sus oídos sangrantes.
—Estoy enloqueciendo... Ya comenzó.
—¿Qué comenzó?
—La consecuencia por ir en contra de un castigo angelical —susurró.
—¿Por el ritual aperta memoria? —preguntó y Jimin asintió con la cabeza— Mierda...
Yoongi tomó de inmediato a Jimin en brazos teletransportándose al santuario infernal para ir con los mejores sacerdotes e intentar darle medicamentos mágicos para evitar las cefaleas. Luego de examinarlo con detenimiento le dieron a beber distintas hierbas y el dolor de cabeza cesó.
—Iba a matar a nuestro hijo —confesó apretando los puños—. Yo miré una imagen distorsionada de él, no quiero tenerlo cerca Yoongi...
—Tú y yo crecimos sin padres. ¿Quieres lo mismo para Jeikey? —Yoongi cruzó los brazos— Eres más fuerte que esta estúpida enfermedad.
—¿Enfermedad? ¡Es la consecuencia de mis actos! ¡Solo mírame! —Se puso de pie.
—Te veo igual de hermoso que siempre.
—¡Yoongi! ¡¿No entiendes?! ¡Me convertí en demonio, en una aberración a todo lo celestial, estoy maldito por los ángles!
>>¡Dejé el maravilloso paraíso para vivir en este iracundo infierno! ¡¿Cómo crees que me siento?!
—Creí que eras feliz conmigo...
—¡Soy feliz contigo, pero no soy feliz conmigo mismo! Odio en lo que me convertí...
—¡Entonces regresa al puto cielo! —gritó batiendo sus alas para salir volando del santuario dejando a Jimin solo.
—Si me permite... —habló el sacerdote principal del templo que estaba escondido escuchando la pelea— Usted sabía las consecuencias de su enamoramiento y aún así decidió unificar su vida con nuestro rey. Sin afán de que se ofenda, me gustaría invitarle a que le pida una disculpa porque lo que acaba de decir... Bueno pareciera que es infeliz.
—Ya dije que solo soy infeliz conmigo mismo... Extraño mis alas blancas y... No lo entenderías.
—El rey ha renunciado a la mitad de su alma por usted. Lo convirtió en nuestro segundo rey y ahora también es venerado, toda la creación infernal cuenta con su presencia porque creemos que así como ama a nuestro rey podría llegar a amarnos a nosotros y liderarnos.
>>Usted ha ganado más de lo que perdió... Dejó de ser un ángel celestial, pero ahora es básicamente el rey del infierno, nuestro segundo padre.
>>A eso añádale la hermosa criatura que salió de su vientre; el príncipe Jungkook.
—Tienes razón —soltó con rendición—. Iré a buscar a Yoongi para decirle que lo siento.
Jimin batió sus alas buscando a Yoongi por el cielo infernal. Dándose cuenta de la hermosura del reino, habían árboles negros con frutos rojos y brillantes colgando de sus ramas. Las casas estaban perfectamente alineadas al rededor de lo que venía siendo la plaza principal en la que cada fin de semana la familia real paseaba y saludaba a los súbditos. Miro al cielo tocando con sus dedos la franja protectora que dividía el infierno del abismo, de la tierra y del paraíso.
Miró a lo lejos sentado en la punta de una montaña a su esposo, quien tenía el rostro levantado con autosuficiencia mientras que amargas lágrimas resbalaban. ¿Cómo era posible que luciera tan fuerte mientras lloraba? Apresuradamente se acercó a él quedando flotando en el aire porque no había más lugar para sentarse en esa montaña.
—Lo siento...
—Dijiste lo que piensas, no te disculpes. Hacerlo te convierte en un cobarde. —Endureció la mirada.
—Amo mi vida aquí, al reino, a ti, a nuestro hijo...
—¿Pero? —Alzó las cejas.
—Vivi toda mi vida en el paraíso. Creo que en ocasiones extraño mi gloria y las calles de oro. —Bajó la mirada.
—Te arrepientes de lo nuestro. —Yoongi afirmó— Y lo más jodido de todo es que no puedes regresar a tu antiguo hogar porque te desterraron.
—Lo dices tan fríamente.
—Pues después de todo soy el rey del infierno, ¿no? Una abominación sin corazón.
—Yoongi...
—No quiero verte, sal de mi vista o te juro que... —Yoongi se interrumpió a sí mismo.
—¿Qué? ¿Me vas a matar? —Lo retó alzando la barbilla.
Yoongi le lanzó una mirada severa, Jimin lo veía arrepentido por sus palabras. Ambos se veían mutuamente hasta que Yoongi suavizó la mirada apartando la vista de Jimin.
—Tengo que ir a trabajar. —Se puso de pie volando hacia el cuartel infernal.
—¡Pero tú no trabajas, eres el rey del infierno! —gritó Jimin quedándose solo— Hoy sí que la he cagado...
Jimin se dirigió al castillo. Al llegar se sorprendió por el gran silencio que había, ¿dónde estaba Jungkook? ¿Haciendo travesuras? Preocupado recorrió cada habitación hasta que lo encontró en el salón de música dormido arriba de un tambor. Jilianny también estaba dormido, al parecer tuvo un día muy difícil con el niño.
—Ven aquí... —dijo Jimin tomando a Jungkook en brazos. Ya no estaba desnudo, tenía una pijama blanca puesta.
Con pasos suaves lo llevó a la cama. Su habitación era todo un lujo a pesar de ser para un bebé y con justa razón porque era el príncipe. Jimin se acostó en la cama con su pequeño acariciandole el cabello oscuro y tarareando una canción para evitar que se despertara. Pero el ángel también estaba cansado, sus ojos se cerraban de poco en poco hasta que se quedó profundamente dormido junto con Jungkook.
A la mañana siguiente lo despertaron las manitas del pequeño que exigía el desayuno. En contra de su voluntad pero siendo un padre responsable se puso de pie. Cambió el pañal del niño y lo tomó en brazos para ir a la cocina a preparar algo para comer. Yoongi estaba almorzando huevos a la diabla en soledad mientras revisaba su móvil. Si olvidamos todo el asunto de infierno y ángeles parecerían una típica familia normal de los suburbios, pero no lo eran. Eran la familia real del infierno.
—¿Quiere que prepare algo en especial, mi señor? —le preguntó la cocinera a Jimin y este negó.
—Cocinaré yo mismo. Puedes retirarte.
—Sí, señor —Salió de la cocina dejando a la familia sola.
—Pedí que te sirviera lo mismo que a mí, ven a desayunar conmigo —dijo Yoongi mostrando el plato lleno junto a él.
—Primero la comida del bebé.
—Presta, yo lo siento en su silla —Yoongi se puso de pie tomando a Jungkook en sus brazos.
Jimin no dijo nada, simplemente se lo entregó.
—No dormiste conmigo anoche, es la primera vez que dormimos separados.
—Estaba cansado y me quedé dormido por accidente con Jungkook —contestó mientras batía la papilla del bebé.
—¿No fue porque estás enojado conmigo? —preguntó sentando al niño en su silla.
—Nop...
Una vez el niño asegurado Yoongi se dirigió a Jimin chasqueando los dedos para que sus alas desaparecieran y de esa manera poder rodearlo por la cintura.
—Te extrañé anoche... —murmuró a su oído— Quise hacer terapia de reconciliación, pero tuve que dormir solo.
—Ya Yoongi... —Jimin soltó una risita nerviosa.
—¿Ya qué?
—No me alborotes, vamos a desayunar. —Finalmente terminó la papilla y se sentó junto al pequeño Jungkook alimentándolo.
—Sal conmigo esta noche —soltó Yoongi de pronto.
—¿Salir?
—Ayer fui duro con mis palabras, quiero hacer las paces. Después de todo sigues siendo mi más grande amor. —Jimin sintió maripositas en el estómago.
—¿A dónde vas a llevarme? —preguntó Jimin con voz dulce olvidando las asperezas.
—¿Qué te parece Egipto?
—¿En la tierra?
—Sí, fui amigo de los antiguos faraones y quiero contarte su historia.
—Bueno, solo terminemos de comer.
—Sí.
—Pa... Pá —dijo Jungkook de pronto.
¡Era su primer palabra! El par soltó un grito de alegría aplaudiéndole al pequeño e instándolo a que volviera a decirlo. Pero Jungkook negaba con la cabeza metiéndose las manos en la boca porque no quería decirlo más.
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