#3
Lentamente comencé a abrir mis ojos al sentir la molesta iluminación de la mañana que entraba por aquella ventana rodeada por cortinas de encaje color blanco, inmediatamente divisé que ya no estaba en mi habitación y mucho menos en mi casa.
En menos de un segundo una ola de recuerdos golpeó mi cabeza logrando acordarme de todo lo sucedido, lo cual me llevaba a la mirada de ese hombre y luego ya no recuerdo más.
'¿Donde se supone que estás Ari y por qué?'
Con el mayor cuidado de no hacer el más mínimo ruido capaz de delatar mis actos caminé en dirección a la puerta pero como toda inútil esto no sirvió de nada pues al instante de poner un pie en el suelo las puertas de la habitación fueron abiertas dejando ante mi vista la figura de aquel hombre que me había salvado, mientras mantenía una mirada imposible de descifrar hacia mi.
—Hola Ari. —al escuchar su gruesa voz mi piel se erizó completamente— ¿Estás bien?, ¿Dormiste cómodamente?
—¿Quién eres tú? —lo miro con seriedad, aunque él sea la persona que me ha salvado ni siquiera lo conocía y no tenía ni la menor parte de mi confianza— ¿Por qué estoy aquí?
—Te desmayaste y te traje aquí para cuidarte. —observa cada centímetro de la habitación y luego vuelve su fría mirada hacia mi— ¿Estás cómoda en tu habitación mi pequeña muñeca?
—¿Mi habitación? —me mira obvio —¿De que hablas?, yo debo volver a casa. —decidida me levanté con la intenciones de pasar por su lado pero bruscamente me detuvo sujetándose de mi cintura.
—No te dejaré irte Ari. —siento su voz en un susuro sobre mis oídos Quiero tenerte para mi.
—¿Estás loco? —rápidamente me suelto de su agarre— No puedes tenerme aquí, yo quiero volver a mi casa.
—¿Cual casa Ari? —ante sus palabras ni siquiera supe que responder, por supuesto que después de lo ocurrido el señor JungSilk no me dejaría volver— Solo quiero cuidarte, ¡por favor déjame hacerlo!
—No me conoces, ¿por qué harías eso por mi? —sin poder controlarlo mis lágrimas ya habían salido a la luz— Nunca nadie me ha ayudado sin pedirme algo a cambio, ¿que quieres tú de mi?
—¡Maldición, solo quiero protegerte...!
Una mirada de seguridad se posicionó sobre mi haciéndome entrar en un estado de confusión. Sus palabras me habían cautivado pero como podría saber si estaba diciendo la verdad.
Por otro lado, él tenía toda la razón, no tenía casa y mucho menos donde refugiarme hasta encontrar algo más, mi vida estaba contra la espada y la pared.
—Yo solo quiero protegerte mi pequeña muñeca. —se acerca a mi haciendo que nuestras respiraciones se crucen, lentamente levanto la mirada directo a sus ojos recibiendo un pequeño brillo que al instante me hizo creer en su palabra— Nunca sería capaz de lastimarme, quédate conmigo.
—¿Por qué yo?
—Porque naciste para ser mía Seoari. —trago en seco— Y no pienso dejarte.
(...) (...)
Min Yoongi
Dejarle claro que no estaba dispuesto a dejarla ir fue lo único que bastó para mi, luego simplemente salí de la habitación.
En ese pequeño instante en el que uní su cuerpo con el mío creí que iba a colapsar, sentir su piel tan cálida, su respiración agitada tan cerca de mi, sinceramente no se como pude contenerme y no hacerla mía aunque eso signifique ir contra su voluntad.
No se porque ella podía provocar todo esto, mi actitud provocaba mis ganas de abrirme la maldita cabeza y ver que tanto tiene mi cerebro que solo puedo pensar en su cuerpo sobre el mío mientras la convierto en mi mujer. Cada vez que la veo frente a mi solo mi mente sabe las cosas tan sucias que quisiera hacerle.
'¿Por qué provocas estas cosas en mi Park Seoari?'
—Min. —salí de mis pensamientos al escuchar la voz de Sungjae, inmediatamente procedo a mirarlo— ¿Hablaste con la chica? —asiento.
—Ari no puede saber quienes somos y a lo que nos dedicamos. —asiente con obviedad como si ya supiera lo que acabo de decir— Si alguien se atreve a insinuar algo, acabo con él.
—Lo haré saber. —asiento— Pero, ¿y si en algún momento se llega a enterar? —suspiro resignado— ¿No crees que es mejor contarle ahora?
—Me arriesgaré. —asiente y ambos tomamos caminos diferentes.
Las últimas palabras de Sungjae habían golpeado mi mente a tal punto que solo podía ver la imagen de mi pequeña muñeca odiándome por siempre. Por supuesto no podía dejar que eso pasara, por nada de este mundo permitiría que ella descubriera el infierno que se esconde detrás de mis pasos y de la gente que me rodea. Ari era una pequeña luz en un espacio lleno de sangre, oscuridad y muerte, una luz de la cual quería ser el dueño y ahora que la tenían en mis manos no iba a dejarla escapar y eso se lo había dejado muy claro.
Volví mis pasos hacia mi oficina para comenzar con los planes sobre el nuevo envío de armas y drogas. A pesar de tener todo el poder que tengo debía ser precavido y sigiloso con cada uno de mis movimientos, tenía muchos enemigos dispuestos a entregar todo para verme caer pero ese hecho estaba fuera de mis perspectivas, había creado un imperio y eso nadie sería capaz de destruirlo.
(...) (...)
Seoari
Por más que le daba vueltas a cada una de sus palabras no podía sacarme de la cabeza a ese hombre. Era tan frío y a la vez tan sobre protector que en ocasiones me hacía dudar de hasta de lo que pudiese decir.
¿Cómo debo tratar con alguien así?
Por otra parte, por alguna razón sentía que debía creer en su palabra. En su mirada podía ver confianza y verdad, aunque para mi era difícil creer en las personas tal vez era el momento de dejar mis esperanzas en alguien más.
Después de respirar miles de veces y no lograr resultados sobre la disputa que se habían vuelto mis pensamientos mi estómago comenzó a exigirme proteínas que lo ayudaran a subsistir el resto del día. Con cuidado de no hacer ningún ruido salí de la habitación para después dirigirme al primer piso con las esperanzas de buscar algo comestible... Sinceramente moría de hambre.
Para ser exactos ni siquiera sabía por dónde comenzar a buscar, la casa era enorme y todo dentro seguramente valía más que todos mis órganos juntos en el mercado negro.
¿A que se dedica este hombre?
—¡Tu debes ser Seoari! —di un salto del susto al escuchar una voz a mis espaldas, inmediatamente me giré en mi lugar encontrándome con aquel hombre cabellos castaños que había visto en dos ocasiones junto al pelinegro, acompañado por otro chico— Lamento haberte asustado. —hago una reverencia— Soy Sungjae, soy la mano derecha de Yoongi y para ser exactos su mejor amigo. —asiento rápidamente, así que ese era el nombre del pelinegro— Él es Hoshi... —señala al chico cabellos trigueños a su lado— Te ayudará en todo lo que necesites y cuidará de ti.
—No es necesario que yo...
—Lo es. —me interrumpe— Yoongi ha ordenado que alguien te cuide y así será. —asiento y realizo nuevamente una reverenciaTodo lo que necesites Hoshi se hará cargo.
—Gracias Sungjae. —da una media sonrisa y luego se aleja dejándome a solas con el chico.
—¿Necesita algo ahora señorita? —pregunta con amabilidad— Supongo que no ha comido nada aún... —niego levemente y él sonríe— Bueno, iremos por algo de comer y luego, ¿que quieres hacer?
—¿Te gustan los dramas? —me mira confundido y yo río— Veremos dramas, se que te encantarán. —sonríe y realiza una reverencia— Por cierto, llámame Ari.
—Hoshi. —sonrío y asiento.
(...) (...)
Después de buscar algunas porciones de Ramen, frituras, carne y jugos Hoshi se dispuso a llevarme a una sala de videos en el segundo piso de la mansión, durante casi todo el día solo él y yo estuvimos ahí mientras le mostraba lo que significaba un drama. Debía admitir que era un chico amable y sabía comprender a las personas. Me confesó que hace cinco años sus padres fueron asaltados por una pandilla de delincuentes y Yoongi fue la única persona que los ayudó así que por ende le había jurado su lealtad y desde entonces nada más les había faltado.
Hoshi era el típico chico callado y tímido sin embargo en su mirada podía ver la sinceridad y el cariño, algo que en realidad admiraba.
—¡Se suponía que ellos estaban enamorados! —pasa sus manos por su nunca con frustración ante la escena de uno de nuestros dramas, yo solo puedo reír— ¡Está serie ha acabado con mi estado emocional¡
—Es solo el principio, tiene una segunda temporada. —asiente aliviado mientras lleva una fritura a su boca— Me gustan los dramas, es lo que suelo hacer cuando tengo tiempo libre.
—Ahora también me gustan a mi. —sonríe con los ojos cerrados— Creo que debemos bajar, es hora de la cena.
—Yo no puedo comer más. —señalo mi abdomen, sinceramente con tantos alimentos durante todo el día mi cuerpo estaba a punto de explotar— Pero en realidad quisiera hablar con Yoongi.
—¿Sucede algo? —me mira con preocupación— ¿No estás cómoda conmigo?
—No es eso. —sonrío— Es solo que me gustaría volver a mi trabajo.
—Bueno, en ese caso, está bien. —sonríe y toma mi mano— ¡Vamos!
Bajamos rápidamente hasta el primer piso nuevamente encontrándonos con dos chicas que hacían los quehaceres. Posteriormente Hoshi se fue hasta la oficina del pelinegro para informale sobre mis deseos de hablar con él, unos minutos después el trigueño volvió junto a mí.
—El Señor Yoongi te espera. —asiento— Sigue el pasillo y luego dobla a mano derecha.
—Gracias Hoshi. —sonríe.
Tomé miles de fuerza y con las instrucciones del chico encargado de mi cuidado, caminé en dirección a la oficina del pelinegro, una vez estuve frente a la puerta correspondiente a la habitación di dos leves toques sobre esta, luego de recibir un 'Adelante' como respuesta respiré profundamente y después procedí a entrar. Inmediatamente una mirada fría y a la vez seductora se posicionó sobre mi haciendo que mi cuerpo se estremezca.
—¿Querías verme mi pequeña muñeca? —lentamente comienza a acercarse, yo asiento— Y bien, ¿que sucede?
—Bueno en realidad... —sentí mi voz en un hilo cuando una de sus manos comenzó a acariciar el contorno de mi rostro— Me gustaría volver a mi trabajo en el hospital.
—¿Ya te sientes mejor? — asiento— ¿Puedo comprobarlo?
No dije nada, simplemente dejé que hiciera lo que ya tenía previsto, al instante sus manos sostuvieron mi cintura elevándome para después colocarme sobre su escritorio y posicionarse entre mis piernas. Unos besos fueron recibidos en la zona de mi cuello haciéndome apretar mis manos en un puño...
¿Por qué estaba permitiéndole llevarme a este punto?
¿Por qué no podía apartarlo de mi?
¿A caso me gustaba esto?
—Te deseo demasiado Ari. —pude notar como su miembro bien herecto hizo presión contra mi zona íntima— Quiero que seas solo mía.
¿Por qué tenía el valor para dejarlo estar tan íntimamente cerca de mi?
Recibir esa mirada intimidante y deseosa sobre mi me hacían estremecer cosa que me aterraba, sin embargo no me sentía ahogada. Por unos segundos más mantuvimos este momento sin ni siquiera decir palabra, luego dos toques sobre la puerta nos hicieron despertar de ese mundo paralelo en el cual solo existíamos nosotros dos.
Inmediatamente el pelinegro se dispuso a incorporarme nuevamente y después de dejar un corto beso en la comisura de mis labios procedió a mirarme.
—Puedes incorporarte a tu trabajo pero con una condición. —respiro profundamente— Estarás acompañada por Hoshi, te llevará y te traerá de vuelta, ¿entendido? —asiento— No quiero que intentes escapar Ari, porque entonces me veré obligado a ir por ti y no seré tan paciente.
—Puedes confiar en que no me iré. —su mirada no lo había demostrado, sin embargo sabía que mis palabras lo habían sorprendido— Buenas noches 'Yoongi'. —hago énfasis en su nombre demostrándole mi conocimiento hacerca de él, lo miro directamente a los ojos para después salir.
—¿Estás cómoda con la compañía de Hoshi? — fueron las palabras de Sungjae una vez salí de la oficina, inmediatamente yo asiento— Si llega a suceder algo solo debes avisarme, ¿de acuerdo?
—Gracias, pero se que no habrá problema. —asiente y entra en la oficina del pelinegro.
En realidad la actitud de ambos me aterraba pero no me incomodaba. Ahora, volviendo a lo más importante por fin tenía la oportunidad de volver a mi trabajo y ver a SouJin... aunque ahora que lo pienso, no podía contarle al respecto de lo que estaba sucediendo con mi vida, no sabría que consecuencias traería y además no conocía a ninguno de esos hombres.
A pesar de que me haya salvado, Yoongi ocultaba algo tras esa mirada y actitud tan oscura, podía sentirlo y yo quería saber que es...
¿Quién eres Yoongi?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro