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Capítulo único


Los títulos me evaden a veces, pero por fin llegó a mi.

Aquí el día 5 y como prometí en el día 4, es mucho más ligero que el 3-4 (L'écho sucré). Un AU de 'Fracturado pero completo' (dónde son heroes) me pareció bastante apropiado.

Día 5 - Corazón

Advertencia: No beteado (todavía), alteregos, relación establecida, relación secreta (por la cuestión de las identidades secretas), intento de humor

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Mi corazón siempre regresa a ti

La brisa nocturna sopla con suavidad, revolviendo ligeramente los mechones rebeldes de su cabello que se escapan de la capucha de su traje, pero eso no parece molestarle, su atención fija en las calles cubiertas de nieve. El silencio de la noche es interrumpido de vez en cuando por algún animal lo suficientemente valiente como para aventurarse al frío. No les presta mucha atención, no son el foco de su vigilancia después de todo.

Patrullar sólo no es algo que disfrute, la verdad, porque las noches tienden a extenderse más de lo necesario sin nadie con quién conversar. Sin embargo, Mysterion, quien funge como líder del grupo de héroes al que Kyle pertenece, tomó la decisión de realizar rondas rotativas individuales, en vista de que los villanos que usualmente combaten parecen haber tomado la decisión de mantener perfil bajo. Kyle, bajo su alter ego Cometa Humano, está ahí simplemente para vigilar que ni Profesor Caos, ni ninguno de sus esbirros, o algún otro villano quisiera perturbar la ciudad; aunque hasta ahora lo único que ha pasado es que un grupo de borrachos casi inicia una pelea a la salida de un bar, pero su ayuda no fue necesaria en vista de que el portero se encargó de ellos con prontitud. Fuera de ello, nada interesante ha ocurrido.

En efecto, una noche perfecta y pacífica para realizar patrullaje en solitario. Como van las cosas, piensa Kyle mirando las calles con cierta pereza, tal vez pueda retirarse antes y conseguir un par de horas extras de descanso antes de iniciar sus actividades de civil al día siguiente.

—Pssst, Khal

El viento trae consigo un susurro proveniente del callejón entre el edificio que eligió para su vigilia y el edificio contiguo.

—¡Khal!

Por lo que puede ver, pensó demasiado pronto que su noche sería tranquila.

—Khal, pssst, Khal.

La voz continúa llamando, alzando un poco la voz, pero Kyle no se molesta ni un segundo en mirar en la dirección de donde viene, reconociéndola de inmediato.

—Sé que me estás escuchando, alienígena de pacotilla. Deja de ignorarme y ven aquí un momento.

Considera por un segundo si seguir ignorando al dueño de la voz y fingir que no lo está escuchando, o ceder al llamado e investigar que carajo quiere. La vocecita en su interior que se inclina más por el lado de sólo ignorarlo se calla de golpe cuando el ruido de algo al chocar con un contenedor de basura resuena a su alrededor. Deja escapar un suspiro irritado, la decisión siendo arrebatada de sus manos, mientras se pone en pie para bajar, maldiciendo por lo bajo al imbécil que tuvo la brillante idea de interrumpir su patrullaje.

—¡Khal! ¡Khal! —al pararse en el borde del techo y mirar hacia abajo ve la silueta de su interlocutor, iluminado pobremente por la luz de un poste que se proyecta débilmente a lo largo del callejón.

Suspira nuevamente y da un paso al frente, dejándose caer del edificio sin temor a lastimarse, pues sabe perfectamente que nada le pasará. El casi grito de sorpresa que deja escapar la figura abajo le hace sonreir, haciéndole regodearse internamente por haberlo tomado desprevenido; antes de siquiera llegar a la mitad del edificio una estructura romboide se despliega a su espalda, su forma asemejando un cometa que, una vez extendido por completo, frena su caída. Con practicada facilidad manipula el dispositivo, completando su descenso, a una velocidad estable, hasta que sus pies tocan el suelo, deteniéndose finalmente frente al hombre que lo había estado llamando.

El dispositivo de su espalda se repliega, fusionándose nuevamente con su traje, pero su atención se centra en el hombre, sorpresa paralizando sus movimientos cuando, al acercarse a él, la iluminación del poste le permite ver por completo a su visitante. Su sorpresa, rápidamente, se torna en irritación al notar que el hombre no se tomó la molestia de visitar un área que sabe está bajo vigilancia vestido de civil, y no con su traje de héroe.

—¿Qué carajos Cartman? —cuestiona, irritado.

—¡Con un carajo Kyle! ¿Quieres matarme? —Cartman acorta la poca distancia que los separa, golpeando su hombro con fuerza. —¡No vuelvas a hacer algo tan estúpido como eso! ¿No sabes lo que son las malditas escaleras?

El uso de su nombre de civil lo hace retroceder un paso, indignado. Cómo si el del problema aquí es él y no al contrario.

—¡Qué carajos! —repite, apresurándose a cubrir sus labios antes de que el imbécil pueda volver a pronunciar su nombre, mirando a su alrededor como si realmente esperara que aparezca alguien—. Identidades secretas, imbécil, ¿recuerdas? Fue tu jodida idea.

—Dios, eres tan paranoico —responde al apartar su mano, rodando los ojos tratando de no reír—. No hay nadie más alrededor, me aseguré de eso.

—Tengo un comunicador, pedazo de...

—También me encargué de ello —asiente sonriendo con orgullo, golpeando suavemente su mejilla, cerca de su oreja, lo que provoca que el audífono que tiene emita un chirrido de interferencia—. Impresionante, ¿verdad? Estará apagado por unos diez, tal vez veinte minutos.

Kyle pasa una mano por su rostro, respira hondo resistiendo el impulso de ahorcarlo y se aparta un poco, cruzándose de brazos.

—Mysterion va a matarte por interferir con las comunicaciones, ¿lo sabes? Aunque tendrás suerte si se entera él antes que Call Girl.

—Por favor —resopla cruzándose de brazos también—. No tendrían comunicadores de no ser por mí —su voz se torna indignada, contradiciendo la mirada prepotente que le dedica, y Kyle no sabe si debería golpearlo o besarlo.

—¿Qué carajos quieres Cartman? —pregunta tratando de transmitir la irritación que se supone debería sentir, pero su tono tiene un deje de afecto que no le pasa desapercibido a ninguno de los dos.

—Claro, finge que no estás feliz de ver a tu increíble y maravilloso novio —responde de forma dramática, abandonando la indignación de momentos antes. Para darle más efecto a su acto, lleva una mano a su pecho y otra a su frente mientras da un medio giro sobre sus talones, para finalmente dejar caer su cuerpo hacia atrás—. La traición, la desconsideración.

—¡Cartman! —protesta sosteniéndolo antes de que pueda caer, rodando los ojos cuando su reacción de alarma lo hace reír—. Déjate de tonterías, ¿qué haces aquí? ¿y de civil?

—Dios Khal, le quitas lo divertido a la vida —bufa enderezándose. Pasa una mano por el abrigo que lleva puesto, sacudiendo algunas motas de nieve, mirándolo con algo de reproche—. Y el qué hago aquí es, en teoría, tu culpa. ¿Por qué diablos aceptaste que Mysterion te pusiera a patrullar en vísperas de San Valentín? ¿Tienes la más mínima idea de cómo eso arruinó mis planes?

Kyle hace una mueca, teniendo la decencia de verse apenado. Sí, la vigilancia es rotativa, pero cuando nadie parecía querer apuntarse a ocupar el espacio de ese día, no dudó en ofrecerse. ¿Qué esperaba que hiciera? ¿Revelar su identidad y qué, de hecho, sí tenía planes?

—No tenía otra alternativa, lo sabes —se defiende apartando la vista en un gesto casi infantil.

De haber estado mirando, habría notado la sonrisa afectuosa que se dibuja en los labios de Cartman, pero cuando vuelve su atención a él su rostro es una perfecta máscara de fingido dolor y melodrama.

—Es más fácil que digas que ya no me amas, Khal —suspira limpiándose algunas lágrimas imaginarias.

—Por amor a... —el resto de la frase se escapa en un bajo suspiro, palabras en un idioma que Cartman no entiende y Kyle, en realidad, no recuerda del todo—. Por favor, sólo dime a qué vienes para que yo pueda seguir con mi trabajo y regresar antes casa.

Cartman pretende considerar sus palabras y Kyle no pone en duda que sea capaz de alargar las cosas sólo para hacerle perder el tiempo. Para vengarse de Mysterion por dar la orden, o castigarlo a él por aceptarla, es lo que no le queda muy claro. Antes de que pueda volver a apresurarlo, el castaño sonríe ampliamente extrayendo un pequeño objeto de su bolsillo

—Esto es para ti —informa con orgullo, lanzándolo en su dirección y logra atraparlo antes de que se caiga.

—Totalmente innecesario —masculla entre dientes, mirando el objeto en sus manos con cierto recelo, descubriendo que se trata de una caja.

A primera vista es sólo una caja, sin nada muy característico o llamativo, pero Kyle conoce a Cartman lo suficiente como para no confiarse a la primera. Retrocede un poco para que la luz del poste la ilumine mejor, girándola en sus manos en busca de... algo, no sabe qué, pero algo que pueda indicarle si es algún tipo de broma. Alza la vista, entrecerrando los ojos cuando Cartman simplemente le sonríe con inocencia, haciendo un gesto con las manos de que abra la caja. Duda un poco más si hacerlo o no, recordando que la última vez que le hizo caso con una caja, había activado algún tipo de mecanismo que provocó una explosión de pintura, que le tomó un mes limpiar de su traje, experiencia que no quiere repetir muchas gracias, pero la sonrisa emocionada que le regala el castaño lo convence de que es una inocente caja.

De todas formas, levanta la tapa con cautela, apartándola de él una vez está completamente abierta. Cuando nada pasa, suspira aliviado, ignorando la risita de Cartman, volviendo a acercar la caja hacia él para ver su contenido.

El interior es tan simple como el exterior, pero en el centro, apoyado en una almohadilla de terciopelo hay una pequeña cadena, delgada y delicada, de la que cuelga un pequeño dije. Eso llama su atención más que lo demás, por lo que con mucho cuidado lo extrae de la caja para poder verlo más de cerca.

El dije es plateado, al igual que la cadena, con forma de corazón; al apoyarlo en la palma de su mano nota que parece estar hueco en el interior, aunque el recubrimiento interior es del mismo tono que el exterior, por lo que podría ser un truco de la iluminación. La parte trasera es lisa y firme, pero la parte delantera es lo más impresionante, en su opinión. Está conformada por un intrincado grabado que asemeja enredaderas, curvas y entrelazadas entre sí, con pequeñas hojas talladas alrededor, algunas de estas incrustadas con piedrecillas que brillan cada vez que la luz del poste choca con ellas al inclinarlo en su palma.

Inicialmente piensa que fue comprado en alguna tienda de joyería de alta gama, pero al volver a analizar cada detalle se encuentra con algunas imperfecciones, que fácilmente podrían pasar por alto para un ojo humano, que delatan el verdadero origen. Conociendo a Cartman, no le sorprende en lo absoluto que lo haya hecho con sus propias manos.

—Feliz San Valentín, Khal —alza la vista cuando Cartman vuelve a hablar. —¿Qué te parece? —pregunta, una enorme sonrisa cargada de prepotencia curvando sus labios. Si su corazón no estuviera latiendo con tanta fuerza por lo detallado del regalo, fácilmente lo golpearía para borrársela.

—Tiene un localizador dentro, ¿verdad? —pregunta en su lugar, envolviendo sus dedos alrededor del dije con mucho cuidado, la cadena colgando del borde de su mano.

—¿Qué? —la sonrisa desaparece de su rostro, una expresión ofendida tomando su lugar. —¿Qué te hace pensar eso, estúpido alienígena? ¿Cómo puedes tomar algo que hice con tanto empeño y amor para ti y pensar que yo sería capaz de algo como eso?

Como única respuesta, Kyle alza una ceja, cruzándose de brazos. Cartman imita su posición, lanzándole una mirada desafiante.

Permanecen así por un largo minuto, sin apartar la mirada del otro, hasta que Cartman es el primero en perder la compostura.

—Por Dios Kyle, no puedo creer... —alza las manos al cielo, resoplando en frustración—. Dios no permita que haga algo amable para ti e inmediatamente saltas a asumir que puse un localizador en el...

—¿Tiene un localizador o no? —le interrumpe, acercándose a él.

—¿Y qué si lo tiene? —pregunta de regreso, removiéndose nerviosamente sobre sus pies.

Kyle bufa, divertido por su posición tan defensiva, pero no puede encontrar nada en su interior para enojarse por la revelación. De hecho, le parecería mucho más sospechoso que ese no fuera el caso, y aunque una parte de él le dice que debería enojarse porque el idiota quiera saber dónde está a cada momento, otra parte razona que claramente es una medida de seguridad. Generalmente, cuando están haciendo su vida normal y corriente de civiles, saben dónde está el otro, se ha vuelto normal para ambos; sin embargo, a veces tienen misiones por separado cuando cumplen con sus roles de héroes, y en más de una ocasión han perdido comunicación o se han enfrentado a situaciones de peligro dónde no tienen ni la más mínima idea dónde está el otro. Esas son experiencias aterradoras, parte del trabajo, pero no menos angustiantes sólo porque saben que corren ese riesgo cada vez que aceptan una.

Como Kyle lo ve, no es más que un acto de preocupación por parte de alguien que tiende a fingir que nada le importa. Es la forma en que Cartman expresa cuan importante es Kyle para él sin necesidad de usar las palabras.

—Eric —alza sus manos para tomar sus mejillas, presionando suavemente el corazón contra una de ellas, negándose a dejar ir el collar—, gracias —susurra, acariciando suavemente sus pómulos, deleitándose en el sonrojo que empieza a apoderarse de su rostro.

—¿Ves? Esa es la respuesta que debías dar desde un principio, no cuestionarme si tiene un localizador o... —antes de que pueda seguir y arruinar el momento, Kyle se acerca un poco más y une sus labios para silenciarlo.

Inmediatamente las manos del castaño se envuelven alrededor de su cintura, respondiendo al beso con la misma emoción de siempre. Kyle ríe en el beso, deslizando una mano hacia su cuello, envolviendo sus dedos en los mechones de cabello que cuelgan de ahí, permitiéndole marcar el ritmo del beso.

Se separan luego de un momento en busca de aire, compartiendo una sonrisa estúpidamente enamorada.

—Apuesto a qué ahora te sientes estúpido por no tener un regalo para mi —comenta Cartman, arruinando el momento.

Kyle gruñe bajo, apartándose, y el castaño deja escapar una carcajada por su reacción, tratando de abrazarlo de nuevo.

—Oh vamos, no puedes decir que te sorprende —dice entre risas, intentando dejar más besos en su rostro, pero el pelirrojo se lo impide, cubriendo su rostro con una mano para apartarlo de él.

—Eres imposible, ¿lo sabes? Claro que lo sabes —responde tratando de no sonreir cuando, incapaz de seguir molestándolo, el castaño deja un beso en la palma de su mano—. Y para tu información si tengo un regalo para ti, pero sólo por eso es posible que me deshaga de él.

—¡Oh vamos, Khal! Eso no es justo —se queja dejándolo ir finalmente, haciendo un puchero—. No puedes hacer eso, no luego de haberte dado mi corazón...

—Con un localizador, no lo olvides —señala, divertido.

—... literalmente —termina, golpeando su hombro—. Eres cruel e injusto, y te haces llamar héroe.

Kyle rueda los ojos, pellizcando su mejilla.

—Vete a casa antes de que alguien nos vea, idiota —le regaña.

—Sí, sí, como sea —Cartman bufa dándose la vuelta para marcharse por dónde vino.

Hablando de eso, ¿cómo había llegado ahí sin que Kyle lo notara?

—Por cierto, tenemos una reservación para mañana a las siete —dice con un tono que sugiere que se lo está recordando y no como si se lo estuviera informando en ese instante.

—¿No qué tus planes se habían arruinado? —pregunta, colocando el collar de regreso en su caja, guardando esta en uno de los bolsillos de su traje.

—Vamos a fingir que no estás insinuando que sólo tengo uno —se detiene el tiempo suficiente para mirarlo por encima del hombro, lanzándole un guiño.

—Eres insufrible —murmura, viéndolo desaparecer en la oscuridad del callejón que la luz del poste no logra alcanzar.

Cuando deja de escuchar sus pasos despliega el cometa en su espalda, alzando el vuelo para retornar a su posición de vigilia. Se acomoda en la esquina que había estado ocupando antes de la interrupción, una de sus manos cayendo instintivamente contra el bolsillo que resguarda la caja, acariciándola suavemente por encima de la tela.

Es un insufrible, sí, pero es su insufrible. Y pobre de él si cree que su regalo no está a la par del que acaba de darle.

—Esto es increíblemente irresponsable de tu parte, Cometa Humano —la voz de Mysterion resuena por todo el salón de reuniones y Cometa Humano tiene que usar todas sus fuerzas para no cubrir su rostro y aceptar el regaño con una expresión seria.

El viernes había sido un día muy ajetreado en su trabajo, pero valió la pena con tal de liberar la noche para poder disfrutar de la cita que su estúpido novio había planeado. El fin de semana había pasado sin mayor contratiempo, nada que pudiera alertarlo de que algo estaba pasando. Todo para que el lunes, nada más presentarse a una reunión de emergencia que Mysterion había programado, encontrarse con una fotografía desplegada en la pantalla principal, el líder mirándolo con una mirada de desaprobación y el resto del equipo luchando por no lanzarle miradas de pena.

La fotografía en sí no era la gran cosa. Excepto porque ella sale él, en su traje de héroe, besándose con un civil. La foto no es de buena calidad, la imagen se ve un poco borrosa en los bordes de su silueta, probablemente porque fue tomada a la distancia desde un teléfono, y la iluminación impide ver quién es la otra persona, pero su traje es lo suficientemente distintivo como para identificarlo.

Una foto suya en la primera plana del lunes de todos los periódicos y sitios de chismes en línea, tomada de improviso, mientras se besaba con su estúpido, imbécil, descuidado, irresponsable...

—Esto no puede volver a repetirse, ¿entendido? —alza la vista hacia Mysterion, notando que parece haber terminado con su diatriba.

—Por supuesto —asiente, lanzándole una rápida mirada a Mapache, al notar como a penas y puede contener la risa. Gruñe bajo entrecerrando los ojos en advertencia, antes de regresar su atención a Mysterion—, no volverá a repetirse.

—Y que le sirva de advertencia a todos ustedes —finaliza mirando a su alrededor antes de cambiar la pantalla, empezando la verdadera reunión.

Cometa Humano no escucha absolutamente nada de lo que está diciendo, centrando su atención una vez más en Mapache, qué le sonríe con malicia. Entrecierra los ojos, haciendo una mueca, a lo que el hombre se encoje de hombros, quitándole importancia a lo sucedido. Pasa una mano por su rostro, frustrado, cosa que parece divertirlo aún más porque agita sus dedos de forma juguetona, lanzándole un beso al aire a modo de burla.

La luz de la pantalla se refleja en sus garras metálicas, y cuando baja la mano hace brillar la banda plateada que se envuelve alrededor de su dedo anular. La visión del objeto hace que su rostro se relaje y cubre sus labios para ocultar la sonrisa que lucha por formarse.

La mirada de Mapache también se relaja, sus ojos brillando con intensidad, posados fijamente en el dije en forma de corazón que cuelga de su cuello.


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