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Un agradable cumpleaños

Un chico estaba peleando consigo mismo para levantarse de su cama para poder arreglarse e ir a la escuela, solo que aún no se acostumbraba a levantarse a esas horas y menos a diario.

Y era raro porque ya tenía dos semanas asistiendo a aquella escuela, y ni en esas semanas aún no conseguía adaptarse a su nueva rutina, pero lo intentaba de lunes a viernes casi sin mejora, lo bueno que tenía una mamá linda y comprensiva.

-Oscar, por favor ya levántate o llegarás tarde a la escuela mi niño.-Su madre le dió un beso en la frente a su hijo para poder despertarlo pero sin éxito alguno.

-Es muy temprano mami, no quiero ir.-Él chico se cubrió todo su cuerpo con las cobijas de su cama para seguir durmiendo.

-Oye, yo tengo entendido que tienes amigos ¿No los quieres ver?-Su madre trato de alentarlo a ir, aunque lo único que consigo es que su hijo se quitará las cobijas y la viera.-A ellos les gustaría verte.

-Sí, pero es que me despierto muy temprano y no me gusta.-Mateo se sentó en su cama mientras se tallaba sus ojos.-Pero quiero ir, quiero ver también a mis amigos.

-Muy bien mi niño.-Le acaricio el pelo y eso hizo que su hijo le sonriera pero cerrando sus ojos aún por el sueño.-Ve a prepararte mientras te preparo tu desayuno.

-Esta bien mami.-Y con eso, Mateo camino hasta el baño de su cuarto para lavar su cara y dientes con agua caliente, aunque claro, lo hacía lento.

Cuando llegó al baño abrió la llave de agua caliente no sin antes poner un pequeño valde para no desperdiciar agua mientras se lavaba los dientes y cara.

-Bien, ahora me toca peinarme.-Estaba apunto de peinarse hasta que escucho su teléfono sonar y sabía que era una llamada aunque no sabía quién podía ser.-¿A esta hora de la madrugada?

Dejó a un lado del lavabo su peine y fue hasta su cuarto para contestar la llamada que lo había interrumpido, y se llevó una sorpresa un poco inesperado para él.

-¿Ev...van?-Mateo se quedó medio confundido, pues no sabía porque su amigo lo llamaba.

-Sí, tu amigo guapo y rico.-Evan se empezó a reír por su propio comentario y su amigo también.-Queria ver si gustas venir hoy a mi cumpleaños.

-Yo...yo, ay, Evan, no sé...mi mamá tal vez no me deje ir, yo nunca he estado en una fiesta de cumpleaños aparte de las mías.-Escucho como Evan suspiraba por la incertidumbre de si su amigo vendría.-Lo... intentaré, lo hablaré con mi mamá.-Tal vez su amigo no podía verlo, pero Mateo le sonreía por el otro lado del teléfono.-Y feliz cumpleaños Evan.

-¡Muchas gracias, Mateo, es más si te veo en la entrada yo mismo hablo con tu mamá!-Sus festejos se escucharon muy fuerte así que mejor se calmo un poco para poder hablar-Te dejó, Mati, nos vemos en la escuela, chao jejejeje.-Él ya no pudo despedirse de su amigo porque le colgó muy rápido, tal vez se debía a qué iba a llegar tarde.

Mateo volvió a dejar su teléfono en su mesa de noche y fue al baño para poder terminar de peinarse, cuando terminó de pensarse bajo las escaleras para ir al comedor para desayunar y que su mamá lo llevará a su escuela, pero antes tenia planeado decirle sobre el cumpleaños de su amigo.

-Aquí tienes hijo.-En un plato su madre le puso un pan tostado con huevo y aguacate, por otro le sirvió un licuado de moras.-Si necesitas algo dime, todavía hay algo de tiempo antes de irte a la escuela.

-Muchas gracias mami.-Mateo estaba comiendo, le gustaba la comida pero sus manos sudaban y sus piernas temblaban, ¿Y sí al pedir el permiso decía que no?-Oye, mami.

-¿Qué pasó hijo? ¿No te gustó? ¿Te falto algo?-Ella se acercó a su hijo para escuchar lo que le pasaba pero noto que su hijo estaba nervioso.-¿Qué tines hijo?

-Es...es que m... mí amigo Evan m...me invitó a su cu...cumpleaños hoy... ¿Pue...puedo ir?-Su mamá le acaricio el pelo a su hijo, sabía que cada vez que se ponía nervioso le costaba hablar, pero le gustaba que él se expresara.

-¿Y si te pasa algo? ¿Qué tal si no te gusta estar ahí? ¿O si te hacen algo malo?-Ella vió como su pequeño agachó su mirada y eso la hizo sentir mal, nunca antes su hijo había salido a algún lado el solo.-Pero...lo voy a pensar.

-¡Muchas gracias mamá!-Él chico le dio las gracias a su mamá con un gran abrazo y ella con gusto le respondió su abrazo.

-Termina de desayunar para que puedas llegar temprano.-Le dio un beso en la frente y subió las escaleras para preparar la mochila de su hijo,

No tuvieron que pasar varios minutos para que Mateo terminará de desayunar, al igual que su madre ya le había preparado la mochila para su escuela.

-Vamonos ya, Óscar.-Su madre dejo a un lado su mochila para poder ponerle una sudadera negra, pues todavía no empezaba la primavera.-Tu papá ya debe estar afuera.

Al igual que hace una semana, su padre llevaría a Mateo a la escuela junto con su mamá, ella porque quiere que su hijo llegue sano y salvo.

Alejandra se despidió de Evan y Mateo, pues ella estaba contra reloj para buscar algún regalo para su amigo está tarde. Mientras Evan esperaba a que vinieran los padres de Mateo para poder hablar con ellos.

No paso tanto tiempo para que una señora de pelo negro se acercara hasta Mateo con una sombrilla negra.

-¿Usted es la mamá de Mati?-Evan preguntaba mientras su amigo caminaba hasta ella.

-Sí, ¿Paso algo con mi niño?-Él chico negó con la cabeza para que no se preocupara por su amigo.

-En realidad, quería preguntarle ¿Si dejo ir a Mati a mi cumpleaños? Usted puede estar tranquila, yo lo cuidare bien.

-Oh, ¿Eres tu el amigo de mi hijo?-Puso su mirada en el chico y lo vió de arriba a abajo, la verdad parecía un chico bueno.

-Emm, sí ¿No quiere que sea amigo de Mati?-Al escuchar las palabras de su amigo, Mateo se sonrojo a tal punto en el que toda su cara se había puesto roja, jamas pensó que su amigo diría algo así.

-No lo digo por eso, me alegra que seas amigo de mi niño.-Le dió una sonrisa al chico, quién seguía esperando una respuesta y más si era positiva.-Respecto a tu invitación, no dejaré ir a Óscar solo.

-No importa, es más, si gusta también puede ir, puede también ponerle un localizador a Mati, incluso llamarlo cada hora, incluso seguridad privada. Pero déjelo ir.-La madre de Mateo se sorprendió por la cantidad de soluciones, y a pesar de que no lo conocía bien dejaría ir a Mateo.

-No, tampoco, pero si lo va acompañar alguien. Y Mateo no debe tomar mucho refresco, tampoco comer más de dos rebanadas de pastel, tiene que tener su ubicación en tiempo real, no debe mojarse, arrastrarse ni correr demasiado, tampoco puede comer mucha grasa ni azúcar, si Mateo llega herido, no dejare que se junte más contigo.-Evan abrió los ojos y no se pudo mover por un pequeño lapso de tiempo, pensó que su amigo bromeaba con tener una mamá sobreprotectora.

-Yo me encargo, Mateo estará en buenas manos. Y ya mismo le pasó la dirección de mi casa a Mateo.-De su bolsillo sacó su teléfono para empezar a mándarle la dirección a su amigo.

-Muchas gracias.-La señorita Natalia llevaba a su hijo al auto cubriendolo con la sombrilla mientras Evan se despedía.

-Nos vemos en la tarde, Evan.-Y agitando su mano, Mateo se despidió de su amigo.

Cuando Mateo se fue, Evan comenzó a caminar para poder irse a su casa a un paso muy calmado, pues el chico no tenía ninguna prisa por llegar a su casa.

-Hola, pequeño estúpido.-En ese instante Evan sintió una palmada en su cabeza que le dolió casi al instante.-Feliz cumpleaños.

-¡Julián, déjame en paz, quieres!-Reconocio la voz que le hablaba, era de uno de los amigos de Víctor, y no tenia una buena relación ni con él, ni con sus amigos.-Vete a la mierda.

-Oye, no seas grosero ¿No quieres que te dé tu regalo de cumpleaños?-Dijo Julián mientras se agarraba la entrepierna y se reía de la cara de asco de Evan.-No creas que nadie lo sabe, todos sabemos que te gusta la verga al igual que al chico nuevo.

-Y el hecho de que me guste no significa que tú pequeña cosa se me antoje.-Él volteó a ver a su Bully mientras le sacaba el dedo de en medio.

-¡Jodete pendejo!-Del enojó Julián also su puño para golpear a Evan, pero un brazo lo detuvo antes de que pudiera actuar.

-Dejalo en paz, Julián, mejor vete a casa porque mañana tenemos entrenamiento.-Víctor fue quien detuvo el golpe, con una mirada gélida y sin expresión alguna miró.

-Siempre tienes que defender a los débiles.-Víctor lo seguía viendo con desaprobación y eso le hizo entender que realmente tenía que irse.-Adios mi amor.

-¡Pudrete!-Evan no podía relajarse, su puño estaba cerrado y preparado para golpearlo, aunque también Víctor lo detuvo.-Dejame.

-Es mejor que no lo hagas.-Él chico lo rodeó con sus brazos por la espalda, dejando sus brazos atrapados en el abrazo en un intento de que no actuará de una manera estúpida.

-No me puedes mandar, no importa que seas mi cuñado.-Decia mientras forcejeaba para poder safarce para perseguir a Julián y darle una lección.

-¡Ya, comportate Evan!-Tal vez él aprendía a gritos, pues dejó de intentar safarce y se tranquilizó, pero aún respiraba muy rápido y su cara seguía roja.

-¿Ya puedes soltarme?-De todas maneras ya no podía alcanzarlo, pues ese chico ya se había perdido de vista.-Por favor.

-Mejor te llevo a tu casa, de todas maneras me tocará verte.-Víctor dejó de abrazar a su cuñado para después tomarle el antebrazo y llevarlo a rastras a su casa.

Mateo se estaba arreglando para ir a la fiesta de su amigo, bueno, en realidad su madre le escogió la ropa que el llevaría a esa fiesta junto con el regalo, y sí, también lo escogió ella.

-Mi niño ¿Ya mero terminas?, tu primo Isaías ya está aquí.-Le gritó su madre desde la sala y Mateo apareció casi al instante.

-¡Hola!-Él chico corrió a abrazar a su primo, pues hace tiempo que no lo veía y Mateo lo quería mucho, al igual que su primo. Pero Isaías lo quería de una manera diferente.

-Holi Matito.-Su primó le correspondió el abrazo que Mateo le dió.-Te ves muy lindo ¿Ya estás listo?

-¡Sí, es la primera fiesta a la que voy!-Entonces su primo le acomodo el sueter que se había puesto.

-Bueno, entonces vámonos ya.-Isaías tomo una caja un poco enorme de forma rectangular y las llaves de su propio carro.-Ya tengo permiso para conducir tía, solo que Mateo me pase la dirección y lo llevó.

-Confió en qué llevarás a Mateo sanó y salvo a esa fiesta, cuídalo mucho hijo.-Por dentro ella se estaba arrepintiendo de que su hijo fuera a esa fiesta, pero también confiaba en su sobrino.-No olviden compartirme su ubicación.

-Claro, además puede estar tranquila, Mateo estará bien sí está conmigo.-Isaías abrazo a Mateo y él le dió una sonrisa a su mamá.

-Te veo en un ratito mami.-Su pequeña sonrisa le apachurraba el corazón a su madre y ella odiaba esa sensación.

Esto es el mayor miedo de cualquier padre, que si hijo empiece a crecer y que ellos mismos empiecen a tomar las riendas de su vida. Y Mateo ya lo estaba haciendo paso a pasito, ella sabía que esté punto llegaría.

—Su hijo estará bien señorita, Mateo es un niño muy inteligente y valiente, me recuerda mucho a usted. Es de familia.—Don José le puso su mano en el hombro a Natalia y eso la ayudo a respirar.

—Muchas gracias don José, bueno sigamos en el jardín, si no cuando vamos a terminar.

Evan salió afuera de su casa para esperar a su amigo, porque le había dicho que ya estaba a nada de llegar a su cumpleaños.

-Ahí está mi amigo.-Mateo volteó a ver a su primo y el también lo miró, solo que la mirada de su primo no era muy amigable.-¡Vamos!

-Mmm, deja solo me estacionó y ya vamos los dos.-Al chico solo le tocó obedecer lo que su primo decía. Después de todo, él estaba a cargo.

Isaías se estacionó en un pequeño estacionamiento que había en la casa de Evan, al parecer solo habían llegado al menos un par de personas.

Mateo se quitó el cinturón de seguridad para salir del auto y cruzar la calle para ir con su amigo, aunque su primo lo detuvo antes de que pudiese poner al menos un pie en la banqueta.

-Esperame, no debes de hacer eso Matito.-Isaías tomo de la mano y su primo sintió que aquella mano estaba un poco sudada.

-Esta bien.-Entonces los dos vieron a ambos lados para poder cruzar sin que los atropellaran en el caminó.

Cuando Mateo estuvo seguro del lado de casa de su amigo lo abrazó y él correspondió el abrazo. Al único que no le gustó eso fue a Isaías quien estuvo un poco celoso de que Mateo demostrará afecto físico.

-Bueno, feliz cumpleaños niño, ten.-Para separar a su primo del cumpleañero le dio la caja rectangular, la cual contiene su regalo.

-No soy un niño ¿No eres muy joven para ser guardaespaldas de Mati?.-Evan juzgó al acompañante de Mateo de arriba a abajo.

-Soy su primo, y tengo veintiséis.-Isaías puso su brazo en los hombros de su primo y atrajo su cabeza a su pecho.

-Mmm, bueno. Vamos adentro Mateo.-Evan tomo de la mano a su amigo y lo llevó adentro de su casa mientras con un brazo sostenía aquella caja que le habían dado.

Adentro de la casa de Evan había unas cuantas personas ayudando a la decoración de la fiesta, mientras había varios cocineros alistando todos para comenzar.

-Llegaste un poco temprano, pero ya no tarda en empezar.-Dejó el regalo de Mateo en la mesa de regalos que había armado su madre.-Bueno ¿Quieres ir a la piscina, a ver una película o a jugar con mi xbox?

-T...tu eres el cu...cumpleañero.-A Evan le gustaba cada vez que su amigo se ponía nervioso, no de una manera romántica, si no graciosa, el había entendido que el no socializaba mucho entonces, era lindo verlo nervioso por tener este tipo de interacciones.

-Bueno, te prestó ropa mía para que te remojes en la piscina, te quedará grande, soy mas alto que tú.-Y en ese pequeño instante él primo intervino antes de que ellos pudieran hacer algo.

-No, Mateo no puede mojarse o podría enfermarse.-Al parecer él quería entrar en discusión con Evan, y eso al chico le molestaba, no le gustaba que alguien le llevará la contraria.

-¿Y? El agua está casi caliente, le prestaré ropa a Mateo, y mi papá es doctor y solo se va a remojar, y si quieres se puede bañar.-Isaías tampoco se quedaría callado, después de todo el estaba a cargo de su pequeño primo.

-No voy a dejar que se moje, su mamá me dió instrucciones claras.-Entonces Evan se puso rojo y entrecerró las cejas.

-Ya te di alternativas, además si se enferma yo le pago los gastos.-Evan se paro enfrente de él y lo reto con la mirada, a lo cual Isaías se puso firme ante él.

Mateo estaba un poco asustado, sus piernas temblaban y su mente estaba empezando a crear el peor escenario posible, creía que en cualquier momento uno de los dos soltaría un golpe primero por una pelea estúpida.

-Si tanto les importa Mateo y su bienestar pararian está estúpida pelea de una vez.

La pelea que estaban teniendo Evan e Isaías se vió interrumpida con la llegada y voz de Víctor, quién no estaba muy contento de ver qué ambos estaban haciendo sentir mal a Mateo, pero ambos se preocupan por su bienestar.

-Ven Mateo, necesitas respirar un poco.-Víctor llevo a Mateo al patio de la casa para que pudiera respirar bien.-¿Necesitas algo?

Él negó con la cabeza y comenzó a respirar, exhalar varias veces para poder calmarse y poder parar los pensamientos que lo habían invadido hace rato.

Pero se convirtió en un ataque de asma y recurrió al inhalador que siempre llevaba consigo en estos casos.Una vez que ya lo había usado empezó a respirar un poco mejor, aunque su amigo no estaba del todo seguro que fuera así.

-Cre...creo que m...me siento me...mejor.-Víctor lo miró una y otra vez solo para asegurarse que él chico no mentía.

-Inhala y exhala una vez más y te dejare en paz.-Entonces Mateo lo obedeció e inhaló y luego exhaló después de un par de segundos, después de este último se sintió un poco más relajado.-Bien.

Víctor llevo a Mateo dentro de la casa para dejarlo sentando en la sala y poder hablar con esos dos. Pasaron varios minutos y Evan fue quien se sentó primero al lado izquierdo de Mateo mientras su primo se sentó del lado derecho.

-Yo.-Isaías fue quien decidió hablar primero con su primo.-Perdonanos si la pelea te hizo sentir mal, ambos queríamos lo mejor para ti... Y... Evan, lamento haberme peleado contigo el día de tu cumpleaños, solo es que Mateo me preocupa al igual que su mamá, su cuerpo no tiene las mejores defensas.

-Jejeje, aceptó tus disculpas Isaías, también quiero que me perdones por querer revocar tu cuidado de Mateo solo por un pequeño detalle y yo también soy consciente de los problemas de Mateo.-Evan levantó la mano para dársela al primero de su amigo quien gustoso la agitó para disculparse

-Evan, perdóname de nuevo por traer un conflicto en tu cumpleaños, siento mucho que haya pasado esto y que te lleves una mala imagen de mi.-Habló de nuevo Isaías quien se levantó del sillón para ponerse de pie frente a él.-Hablé con la mamá de Mateo y le dió permiso de estar contigo en la piscina aunque solo fuera de las rodillas para abajo.

-¿!De verdad!?-Él chico asintió con la cabeza.-¡Gracias!-Y entonces Mateo y Evan se miraron fijamente, y como si fuera una conexión única, el cumpleañero llevo a Mateo a su cuarto para prestarle una toalla.

Cuando ambos fueron al cuarto de Evan, Isaías y Víctor quedaron en la sala solos, el menor de los dos chicos se acercó al mayor, y como si él fuera una figura de autoridad mayor que él se empezó a sentir nervioso.

-¿Ves? No era tan difícil hacer una pequeña llamada.-Víctor le susurró cerca del odió y al mayor le dio un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.-Ahora solo encárgate de que Mateo no se ahogue.

Con el paso del tiempo empezó a llegar un poco más de gente, primos, tíos, hijos de los amigos de sus padres, aunque también llegó Alejandra.

A pesar de que había llegado bastante gente que había la piscina aún estaba un poco vacía, ya que solo estaban Mateo (aunque solo estuviera sentando en el borde), Evan, Alejandra, Víctor, dos primos chiquitos del cumpleañero y en un sillón no tan lejos de ella se encontraba Isaías.

-Entonces Mateo ¿Que prefieres?.-Preguntó Alejandra, pues los chicos estaban jugando a qué uno preguntaba que prefería el otro entre dos opciones.-¿Gatitos o perritos?

-Gatitos, nunca he tenido uno, pero son muy lindos.-Confeso Mateo, pues debido a su asma el no podía tener una mascota como tal, pero los videos y fotos que veía de gatos son adorables.

-Aww.-Evan entrecerró los ojos a modo de ternura.-Bien, supongo que ya están listos.-Los cuatro chicos y los primos de Evan voltearon a verlo.-Pues ya me van a partir...

-Tu madre.-Acompletó Alejandra antes de que Evan continuará su oración y casi todos se rieron a excepción de los menores.

-Ja ja ja, ahora por eso no te doy pastel.-Evan volteó su cabeza y cerro los ojos indignado de forma sarcástica por el comentario de su amiga.

-¡No!

-Sí.-Evan nado hasta la orilla para salir de piscina y poder secarse para partir su pastel.-Mateo, a ti de daré la rebanada de Alejandra.

-Mateo ¿Me regalarias tu rebanada extra?-Alejandra parpadeo varias veces cosa que a Mateo le hizo sonreír.

-No Mateo, está prohibido.-Evan aún estába siendo dramático con su amiga y ella también se hizo la sentida.

La pequeña risa de Mateo de presentó casi al instante, nunca había visto una pelea así de divertida, pero tendría que posponer la pequeña pelea porque la mamá de Evan había venido a avisarles que el pastel ya estaba listo.

Entonces Alejandra también salió de la piscina a excepción de Víctor que todavía quería quedarse un rato y después los alcanzaría.

Entonces Mateo saco los pies de la alberca para poder secarlos hasta que su primo le leyó el pensamiento y se los empezó a secar él, cosas que Mateo le molestó un poco.

-Puedo hacerlo solo.-Pero Isaías fingía que no lo escuchaba y siguió secando los pies de su primito

-Listo.-Cundo Isaías termino de sacarle los pies lo miró de una manera que le brillaron los ojos.

Él sabía que sentir lo que sentía por su primo estaba más que prohibido, pero no podía evitarlo, él era muy lindo, atractivo y era bastante cálido a la hora de hablar y convivir. Y verlo sentado enfrente de él, tan inocente y vulnerable. Pero sabía que era prohibido y no podía dejar de sentirse asqueroso por sus sentimientos.

-Oye, me puedes traer mis calcetines y mi pantalón, los deje en el cajón que está ahí.-Señalo un pequeño contenedor dentro de la casa de color madera, donde se podía guardar la ropa para que no se mojara.

-Claro.-Se levantó del piso y empezó a caminar hasta el cajón dejando a su primo sólo, o eso creía, pues no todos salieron de la piscina.

-Mateo.-Víctor logro captar la atención del chico que estaba sentado casi enfrente de él.-¿Me pasas mi toalla? Es la azul

-Sipi.-Mateo tomo la toalla azul que estaba al lado de él y se la acercó a Víctor quién había salido del agua solo con un short y una playera de tirantes, dejando a la vista unos brazos y piernas definidas al igual que unos hombros anchos y muy marcados.

-Muchas gracias.-Víctor veía como el pequeño se ponía rojo al ver su cuerpo de arriba a abajo, aunque no era lo que buscaba pero, mínimo tenía su atención.-Por cierto, perdoname por entrometerme pero ¿Es tu primo materno o paterno?

-Mmm, bueno ¿Materno?, es que él ya era mi primo antes de que yo naciera y fue porque mi tía se casó con un señor que ya tenía un hijo, que es Isaías y mi tío pero no me llevo con mis tíos solo con Isaías.

Ya no pudo continuar hablando de él porque su primo venía de camino y no quería levantar muchas sospechas sobre lo que habían hablado. Entonces cambio de tema tan rápido como pudo.

-Ten Matito.-Isaías le dio el pantalón a su primo y puso sus calcetines en el asiento.

-Muchas gracias.-Mateo le indico a los dos chicos que se dieran la vuelta para que no lo vieran quitarse el short que su amigo le prestó y se pusiera de nuevo su ropa.

Ambos voltearon para darle a Mateo su privacidad aunque Víctor noto que él primo de Mateo estaba nervioso sin razón aparente, y se hizo una idea del porque.

-Ya pueden voltear si quieren.-Anunció Mateo y el único que obedeció fue Isaías quien lo cargo en su espalda para llevarlo a dentro.

-Mateo es muy inocente, al punto que no se da cuenta de su primo está enamorado de él. Que tipo tan más asqueroso.

Después de que a Evan le cantarán su canción y le empujaran a uno de sus pasteles y todos se rieran empezaron a comer.

A Mateo al igual que a los demás adolescentes le sirvieron un plato de paella y jugo de moras. Para su suerte se sentó al lado de Víctor y de Evan.

-Esta muy rico.-Mateo saboreó la comida mientras su boca se derretía por los sabores que le causaba en su paladar.

-Oye Mateo.-Víctor volvió a llamar la atención del chico, y él lo volteó a ver.-¿Has probado una gringa?

-No.-Él chico negó con un poco de confusión en su rostro.-No me gustan las niñas, menos las gringas.

-Jajaja.-Víctor y Evan rieron casi al mismo tiempo por la respuesta tan inocente de su amigo, aunque Mateo estaba aún más confundido.

-No Mateo, una gringa es como una quesadilla rellena de carne al pastor.-Evan aclaró la duda de Mateo, quién se sonrojo porque había confesado que era gay.

-Ay, ahora entiendo.-Agachó su cabeza como resultado de su vergüenza.

-No te preocupes Mateo, no vamos a juzgarte por ser gay.-Víctor se levantó de la mesa y caminó hasta la cocina y después de unos segundos trajo en un plato una gringa.-Ten, prueba.

Víctor tomo la gringa en su mano y se la acercó a la boca a Mateo, quién le robo una mordida atrapando la carne y el queso derretido, y para él era una sensación inexplicable la que sintió al probarla, no quería pasar la comida pero tuvo que haberlo al final.

-Esta deliciosa.-Un brillo apareció en los ojos de Mateo y Víctor lo noto, soltó una pequeña risa muy breve, como si estuviera cansado.

Lo único que faltaba en la fiesta era abrir los regalos que Evan recibió por su cumpleaños, y eso emocionó bastante a todos, en especial a Mateo pues junto a su amiga Alejandra y su madre reunió una buena información para el regalo de su amigo.

Evan comenzó a abrir uno por uno, la mayoría eran joyería, relojes, ropa o dinero por parte de los amigos de sus padres, primos, tías y de sus padres. Después vino el turno del regalo de sus cuñados, la hermana de Víctor y el mismo Víctor. El cuál era un dron grande y eso emocionó bastante a Evan quién abrazo a sus cuñados, pero Víctor se sintió un poco incómodo con el abrazo.

Llegó el turno del regalo de su amiga Alejandra. Cuando lo abrió también quedó emocionado, pues era un set se plumas de tinta clásicas con varios botes de colores de tinta y una agenda de piel.

Ahora era el turno del regalo de Mateo, cuando abrió el regalo noto qué había un maletín un poco pesado y del otro lado había una pequeña caja muy grande y pesada, lo cuál lo llegó a desconcertar un poco, hasta que abrió el maletín se dio cuenta que no era cualquier maletín.

Era un tocadiscos y cuando abrió la caja eran discos de vinilo de sus artistas favoritos, en ese momento se paralizó por un instante y corrió para abrazar Mateo.

Era un detalle encantador y perfecto para él, después de todo la música era su única forma de no sentirse solo.

Ya que hace unas semanas un primo le hizo la maldad de romperle su anterior tocadiscos y sus vinilos por un pequeño capricho, y la verdad le dolió porque ni sus padres ni sus tíos quisieron reponerle esa cantidad de dinero y empezó a ahorrar para que el mismo se repusiera todo lo que le rompieron.

Pero con esto ya no era necesario hacerlo, pues su amigo le había dado el regalo perfecto e indicado para él.

-Muchas gracias Mateo.-Evan siguió abrazando a su amigo mientras también lloraba y tampoco querían separarse de ese abrazo.

-No es nada, Ale me dijo lo que pasó y nos pusimos de acuerdo para no regalarte lo mismo.-Meteo le revolvió el pelo a Evan aunque tuvo que ponerse de puntillas.

-Jejeje, esa niña.-Evan se seco las lágrimas y lo abrazo aún más.-Son unos seres de luz.-Jalo de la manga a Alejandra y a Víctor para que fuera un abrazo grupal entre ellos.

Mateo se despidió de sus amigos con un abrazo incluido Víctor ya que estaba ahí, aunque el no le correspondió el abrazo le dijo gracias y le sonrió de una manera sincera.

Después de todo le había gustado eso de ir a una fiesta con sus amigos, una experiencia que no olvidaría nunca más.

Cómo último favor su primo lo fue a dejar hasta su casa sano y salvo tal y como lo pidió su mamá. Cuando llegó abrazó a su mamá y le platico todo lo que hubo y que hizo.

Aunque ella no se notó contenta por algunas cosas como lo de la gringa, las 3 rebanadas de pastel que Evan le dió a escondidas de Isaías y la hora a la que volvió de la fiesta, a pesar de todo su hijo se divierto y estaba contento, lo que a ella más le gustaba en la vida. Ver a su hijo lleno de vida.

-Me da gusto que te diviertas.-Su madre beso la frente de su hijo.-Pero mañana tienes clases y te vas a ir con tu papá, entonces ve a dormir ya.

-¡Si, vamos vamos vamos a dormir!-Mateo subió las escaleras para ir a su habitación y poder dormir.

Cuando se encontró ahí se puso la pijama amarilla que tanto le gusta ponerse al dormir, Mateo se acostó en su cama y se tapo con sus cobijas. El pensó en todo lo que hizo hoy hasta que quedó dormido sin darse cuenta que había recibido una notificación de su celular.

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