C8
Desde ese día no volví a hablar con Evan Ross, pasaron los días y llegó el viernes, supuse que no sería hasta mañana sábado cuando hablaría conmigo, en eso habíamos acordado cuando me pidió mi número; con quien si hablé y bastante fue con Daniel quien después de ser insistente pero con una forma muy discreta, me invitó a tomar un café saliendo de la oficina, no me quedó de otra más que aceptar, ya no había forma de escapar de sus peticiones a salir.
Era lo mejor, yo no quería seguir pensando en Evan Ross y la foto con la mujer en su instagram, me dieron ganas de mostrárselo a Emma y haberle dicho "te lo dije, busca solo un entretenimiento" pero no se por qué no lo hice, tal vez porque no quería que nadie supiera de que en verdad eso era yo para Evan.
Iba de salida cuando recibí el mensaje de Daniel, ya me esperaba cerca del edificio, analice una y otra vez si había hecho lo correcto en aceptarle la cita al café y después de tanto pensarlo terminé por arrepentirme ya muy tarde como para arreglarlo. Al salir vi el auto estacionado con la descripción que me dio, un Versa 2017 color gris, me acerqué saludándolo cuando salió para recibirme; se veía igual mis recuerdos de la adolescencia, no cambió nada, a excepción de solo detalles, era un poco más alto que yo, no mucho, no creció tanto, sus facciones eran más duras pero tampoco lo suficiente para verse muy rudo y traía un corte de pelo que lo hacía ver con poco volumen, no le favorecía mucho.
—¡Hola! —su entusiasmo era gracioso, sonreí al verlo.
—Que tal, Daniel, han pasado años —lo abracé y él me regresó el gesto con un leve apretón.
—Bastante, mejor ni los contemos —reímos los dos —¿Quieres ir al café o a otro lado?
—Me apetece el café.
—A mi igual.
El viaje fue más corto de lo que creí y eso resultó ser bueno, no se porque pero me sentía rara hablando si estábamos solos, prefería hacerlo en un lugar concurrido de gente, me hacía sentir más cómoda. Terminamos entrando a un café pequeño con un buen repertorio de té, cafés y lattes, nunca había venido aquí y me pareció un lugar agradable que por supuesto volvería a visitar.
Pedí un latte con un pedazo de pastel red velvet y él un café normal acompañado de pastel de naranja. Una vez sentados él inició la conversación, me dio gusto porque no tenía idea de como avanzar las cosas.
—La última vez que hablamos me dijiste que vivías cerca de aquí o me estoy equivocando.
—En realidad vivo a quince minutos pero uso el bus para llegar así que no es tanto, es fácil llegar.
—¿Vives con tus padres?
—No, vivó con mi prima y su mejor amiga, soy su roomie
Él sonrió, al menos se mostraba muy amable.
—Que genial, es casi como mi situación, solo que yo vivo en una casa, mi hermano, yo y tío, es casa de hombres prácticamente y la tuya es departamento de chica. ¿Verdad que es genial vivir con quienes más quieres?
—Lo es —acepté con optimismo —No puedo imaginar vivir sola, mi prima y su amiga son mi compañía, no tengo muchos amigos, de hecho no tengo a casi nadie, soy demasiado solitaria. Lo triste es que mi prima se casa en dos semanas y se irá a vivir con su esposo, solo quedaría yo y su mejor amiga, Mia.
—Seguro tu trabajo te impide salir con frecuencia porque no me explico como es que no tienes amigos, eres muy agradable. —afirmó con risitas nerviosas.
Sonreí, era la primera vez que me hacía ruborizar pero no por él, sino por lo que decía, poca gente me recordaba que era agradable y más cuando se trataba de hombres.
—Es un trabajo demandante pero es lo que amo hacer, si voy a sacrificarme entonces está bien. En la vida tienes que sacrificar para recibir, es una ley y tener vida social no es importante para mí por eso es que la paso bien yo sola.
Daniel me miraba con una expresión seria pero se le notaba que por su cabeza pasaban un montón de cosas, él era un libro abierto, podías leerlo con facilidad, no necesitaba hablar para saber qué cosas podía estar pensando, resultaba irritante para algunas personas pero no para mí.
—Nunca imagine escuchar de una mujer que su vida social le daba igual —abrió un poco sus ojos, parpadeando varias veces —Sí que eres muy diferente de las que conozco y estaba seguro que después de la secundaria serías una influencer
Reímos a carcajadas, eso no podía ser.
—¿Yo, influencer? Ni quiera era tan popular, si tenia amigos pero no era nada comparado a muchas que tenían a media escuela detrás, era una más y solo eso.
—Tenías más amigos que yo —confesó, apuntándome con un dedo muy bromista —Eso no puedes negarlo, recuerdo que no eras tan marginado como yo.
Negué al recordarlo sin poder controlar mi risa, como me hubiese gustado volver a aquellos tiempos donde era realmente feliz y jamás me di cuenta, ahora yo era la marginada, aburrida, sola y sin nada interesante que contar, que desastre.
—Pues si según tu eras un marginado ahora eres totalmente lo contrario, eres bastante divertido.
Se sintió halagado que fingió hacer una reverencia con las manos y bebiendo de su café como si fuera un conde inglés con todo y la cabeza alzada y la espalda erguida.
—Como me encantaría que todos aquellos imbéciles que me trataron mal vieran la clase de hombre refinado y culto en el que me he convertido. Sería un placer verles el rostro.
Dimos un brindis con nuestras tazas y yo bromee con él también sentándome y actuando como una condensa refinada.
—Estaría tan encantada de verlo también.
Luego de nuestra representación forzada comimos nuestros postres, hablando más del tiempo perdido en el que no habíamos tenido contacto y lo gracioso que fue nuestro encuentro en una aplicación para citas.
—Fue raro que nos hayamos encontrado en tinder —comenté, sonriendo en lo que comía de mi pastel, él igual sonrió con gracia —Yo ni siquiera abrí esa cuenta, fue mi prima quien lo hizo.
—¿En serio? —preguntó, perplejo, frunció las cejas —Entonces, ¿No estabas buscando pareja? ¿Para que te creó la cuenta?
Jugué con el tenedor y el pedazo de pastel que no me comí porque de repente se me había quitado el hambre.
—Porque quiere que consiga pareja para que vaya a su boda pero le he dicho miles de veces que no quiero y no lo entiende, sé que quiere ser amable pero prefiero que nadie me ayude en esa situación.
Daniel me examinó por unos segundos sin decir, nada empezó a incomodarme que se me quedara viendo, trataba de decir algo y no quería al mismo tiempo, de nuevo fue fácil de leer.
—¿Y tu no quieres ir con nadie?
Había atraído su atención más de lo necesario con el nuevo tema de conversación, opte por ser sincera y ser muy franca.
—La verdad es que...—me callé cuando mi celular sonó, contesté delante de Daniel porque no me daba vergüenza tomar la llamada de Evan —¿Diga?
—Hola, stalker, mañana es el gran día, ¿A que hora podemos vernos?
Vi a Daniel de reojo, lucía ansioso con un poco de formalidad.
—Prefería que fuera al mediodía, me da tiempo de organizar mis cosas.
—Es la hora más adecuada, me preguntaba si podría pasar por ti a tu casa, conozco un lugar genial donde podemos hablar del proyecto, ¿Qué te parece? Te encantara conocerlo.
Me apreté los labios, ni loca dejaría que Evan conociera el lugar donde vivía, no iba a arriesgarme a que supiera información tan valiosa, me arriesgaría a tomar el bus aunque llevara una gran carpeta y mi laptop.
—Prefiero ir en bus.
Rió a carcajadas del otro lado de la línea, fue una risa cantarina, suave, me hubiese gustado repetirle mi broma para escucharlo otra vez.
—¿Bromeas? No está tan cerca cómo crees, déjame ser amable, yo voy por ti. Mándame la dirección y mañana me tienes frente a tu casa a las doce en punto.
—No es broma. Mejor pasame tu la dirección del dichoso lugar y yo voy.
—No, yo voy por ti.
Tuve que disculparme con Daniel para levantarme de la mesa, Evan me estaba llenando el hígado de piedritas, maldito obstinado, no se iba a hacer lo que quería.
—Hablo en serio, voy yo, no seas terco.
—¿Terco yo? —podía verle la sonrisa burlona en lo que seguía insistiéndome—Yo solo quiero ser amable. Eres difícil, Amber Griffin, acepta y no sigas presionándome porque perderás mucho tiempo.
Siempre se hace lo que quieres, claro, la persona con más poder es la que siempre gana, solo por esta vez ganas tú, solo hoy. Con un suspiro resignado tuve que decirle que sí.
—De acuerdo —dije con la mandíbula apretada, sostuve el móvil con la mano crispada —En un rato te envio la dirección.
—Excelente —se le podía escuchar lo complacido que estaba, conseguir lo que quería era un logro muy fácil —Estaré esperando la dirección, no es broma, nos vemos mañana, Amber.
—Claro.
Colgué antes de decir una idiotez, Daniel escribía desde su móvil, agradecí que no viera mi sonrisa de niña chiflada después de haber terminado la llamada con Evan Ross, sea lo que fuera ese hombre, él tenía talento natural para hacerme sentir involuntariamente ilusionada.
Evan y Amber se van a encontrar...¿Que creen que pase? El Martes les subiré el siguiente :)
Besos chicas, debo irme rapido, las quiero, chaño.
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