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C6

Todas fuimos haciendo nuestras maletas esa noche pues mañana mismo nuestro vuelo salía muy temprano; no sé porque razón sentí que Nancy me veía de vez en cuando pero no con mala intención, era como quisiera preguntarme algo y supe de repente a que podría referirse, Evan, obviamente.

—¿Evan Ross se disculpó contigo? —preguntó con tono casual, ella estaba frente a mí y Zoe estaba cerca de mío por lo que claro que escuchó todo.

Ignoré que Zoe se había detenido un momento porque le sorprendió que Nancy mencionara que Evan Ross había cruzado palabras conmigo.

Hice cómo que la conversación que hubo entre él y yo no era nada del otro mundo.

—Sí, lo hizo.

Nancy asintió pero yo sabía que había algo más.

—¿Por qué? ¿Te dijo algo de mí que le molestó? —inquirí con ese mismo desinterés, solo lucí un poco curiosa.

Ella negó con la cabeza.

—No, de hecho solo mencionó que estaba apenado porque sintió que fue grosero contigo en la entrevista, lo cual es raro porque en las pocas veces que hablé con él nunca suele ser tan...consciente de ese tipo de actitud.

—¿Qué quieres decir?

—Si es grosero a él le da igual, para él nunca está mal lo que hace, por eso me sorprende todo esto.

Zoe rió deslumbrada de todo esto.

—¿El engreído se disculpó contigo? Uy...—agitó sus hombros con picardía a mi dirección —Amber, debiste haberle agradado.

No se porque su comentario me pareció fuera de lugar, seguía creyendo que toda esta amabilidad de Evan Ross era por algo, claro que así era, mi instinto no me engañaba.

—Solo fue amable —añadió Nancy en medio del alboroto que hacia Zoe.

—Exacto —coincidí con ella.

—Aunque —prosiguió Nancy con tono severo —Ten cuidado, Evan es muy coqueto y mujeriego, siempre que ve a alguien que le gusta suele ser para pequeños ratos.

Trague saliva, una punzada se clavó en mi pecho, claro que eso era lo que intuía desde el principio, yo ni por milagro iba a ser la 1 de entre el millón que Evan Ross podría tener y lo mejor era alejarlo o yo alejarme antes de que llegara muy lejos con esto, derribar su juego cuanto antes mejor y dejarle en claro que no sería una pieza más en su tablero que poco a poco iba a descartar.

Seguí guardando mi ropa y sonreí con gracia, no me afectaba saberlo, yo ya lo sabía.

—Si, eso era lo que me imaginaba, no es muy discreto —solté risitas pero en realidad me sentí mal de que no hubiera forma de poder cambiar eso.

(...)

La rutina volvió a la normalidad en la oficina después de que llegamos del vuelo, tuve muchísimo trabajo que apenas y le podía contestar los mensajes a Daniel, para él no había problema porque sabía en que trabajaba, lo que de repente me hizo querer saber de él, en que trabajaba porque ni se lo había preguntado en toda esa semana que llevábamos platicando, casi no sabía nada de su vida. Me contó que era psicólogo y que trabajaba en una empresa de telecomunicaciones donde estaba en un programa para ayudar a las personas a integrarse; de casualidad después de eso hablamos de la que distancia en que nos encontrábamos y me sorprendí tanto cuando me dijo donde vivía porque eso era a unas siete cuadras de mí departamento.

Dios, ahora será difícil darle un pretexto para no salir con él, sobre todo porque volvió al tema una semana después de que regrese de Seattle.

—Me encantaron las fotos que me mandaste de Seattle, puse una como fondo de pantalla en mi computadora, por cierto, voy a ir con unos amigos a ver la nueva película que anunciaron en la televisión, el tráiler se ve increíble. ¿Quieres ir?

No le contesté, estaba en mi hora laboral por lo que mejor me puse a trabajar y así darme tiempo en poder tenerle una excusa y no salir con él. Esperé hasta mi receso para ir a comer, preferí comprar algo de afuera en lugar de ir a la cafetería del comedor, fui a McDonalds dándome el placer de un antojo como lo era una hamburguesa con papas grandes , ya después perdería calorías en mi clase de yoga el fin de semana con Emma y Mia.

Leía el mensaje y una vez hasta que le respondí

—¿A que hora sería? ¿Y cuándo?

No tardó en responder casi nada

—El sábado a las cinco, ¿Qué dices?

Bien, para empezar no estaría solo con él, sino con sus amigos, lo que resultaba peor porque ni los conocía, cavilé tanto que perdí el tiempo comiéndome mi hamburguesa que mi hora de receso acabó. Regrese a la oficina, mordisqueando un panecillo de vainilla y glaseado de coco, me senté en mi espacio para seguir trabajando e ignorar el mensaje de Daniel.

Vi a Haley frustrada por no encontrar un archivo que no quise preguntarle si era prudente si podía entrar y ver a Nancy porque ocupaba que aprobara un contrato, ella era la única que podía decirme si Nancy tenía visitas o estaba sola en su oficina porque ella salía a comer primero que yo.

—Am, Haley, ¿Sabes si Nancy está sola en su oficina?

Ella tardó en responder porque miraba fijamente a la pantalla que no se dio cuenta que hablaba con ella.

—No, ella esta con alguien —dijo con ausencia, sin prestarme atención, todavía frustrada por no encontrar la carpeta. —Oye, voy un momento al piso de abajo para ver si encuentro a un técnico que este libre y me ayude, ya vuelvo.

Asentí, la pobre de Haley estaba desesperada y desde mi interior quise reírme, con ese humor que a veces tenía para el mundo ya era hora de que el karma llegara. Seguí en lo mio, esperando que la oficina de Nancy estuviera disponible para mí; saqué mi celular de vez en cuando para tratar de escribirle a Daniel porque el pretexto perfecto ya se me había ocurrido e iba a escribírselo cuando veo que de la oficina de mi jefa sale ni más ni menos que Evan Ross.

Dejé el celular debajo de una pila de papeles y pretendí que estaba haciendo lo mío en la computadora, le di la espalda cuando escuche que sus pasos se acercaban por el pasillo para irse, apreté mis ojos, seguro por detrás no me reconocería, eso esperaba, recé para que no se detuviera y que sus pasos siguieran de largo pero se me crispó el semblante cuando se detuvo a medio camino.

—Amber. —mencionó mi nombre, esperando que me diera la vuelta con la silla y lo encarara.

Maldije una y otra vez, ay no, porque a mí; lentamente giré mi silla soltando un ligero suspiro, sonreí con esfuerzo cuando nuestras miradas se encontraron, no podía engañarme a mi misma pero a la luz natural de la oficina lucía guapo y lo odié por verse tan magnífico y hacerme querer hablar con él.

Seguí mostrándole esa sonrisa forzada como muestra de mi saludo.

—Hola, stalker —cuando dijo eso mi sonrisa se convirtió en una mueca —De acuerdo, mal chiste, ya te hice enojar, perdón.

No dije nada, lo que significaba que esperaba que se largara.

—¿Recuerdas los cuatro dólares que me debías? —comentó con la esperanza de que lo recordara, claro que lo tenía muy en mente.

Todo hizo click, venía por sus malditos cuatro dólares, rápido saqué mi cartera, finalmente aprovecharía para dárselos y cuando estaba dispuesta a entregárselos, negó con la cabeza.

—Me refería a que me debes un favor —sonrió con diversión y amabilidad al mismo tiempo, haciéndose lucir tan encantador, atando mis ojos a los suyos, nadie podría huir de semejante muestra de belleza y sensualidad —Y vengo a cobrártelo.

Me atragante con mi propia saliva, parpadee horrorizada y él se dio la oportunidad de burlarse de mi reacción.

—No te asustes, solo quiero tú número celular, quiero tus servicios de fotógrafa. 

Mi expresión seguía siendo de aturdimiento, había muchos mejores fotógrafos que yo, ¿Por qué querer mi servicio de fotografía? Me resultaba irracional y estúpido, me fui imaginando que esto era una excusa más para acercarse y yo no quería darle cuerda a eso.

—Nunca he hecho servicio de fotografía antes, además tengo trabajo, por lo tanto sería imposible —remarqué lo último, alzando mis dos cejas, esperaba que eso le quedara muy en claro, no me iba a convencer.

Pero ni eso lo detuvo.

—Es para Pharma Bio Inc, te pagaríamos muy bien, queremos que alguien realice el catálogo, es solo tomarle fotos a nuestro nuevo laboratorio que abrirá aquí en Chicago —su suplica resultaba dulce, adorable porque ahora lucía muy agradable y cordial, mi pensamiento se desviaba mucho del tema cuando lo contemplaba —¿Qué dices?

—Ni siquiera conoces mi trabajo, ¿Qué tal si al final no te agrada?

—Bueno...—su tono de voz fue seductora, no se si intencional o porque no pudo evitarlo —Me gustaría ver tu portafolio de fotos, ya sabes, las que supongo tienes para que los demás vean que clase de trabajo haces. ¿Qué vas a hacer este sábado? Puedo invitarte a comer y revisamos lo que tienes.

Recordé a Daniel, ni siquiera le había dicho si podría ir al cine, fue extraño que el destino me hiciera elegir entre Evan o Daniel, joder, no me convencía ni uno, o quizá sí.

—El sábado voy a salir con unas amigas —use de excusa a Daniel, me sentía muy mal —No puedo.

Se mordió el labio, buscando la forma de hacerme decir que sí y yo sabía que iba a ser más difícil para mí decirle no, ¿Desde cuándo me era más complicado hacerlo? No se porque me gustaba que me suplicara.

—Es algo que te convendría mucho, Amber, muchos verán esos catálogos y si ellos ven tu trabajo no dudarán en contratarte, será un ingreso muy significativo para ti. ¿No podrías dejar la salida con tus amigas para después?

Esa sonrisa que parecía juguetona, esos ojos luminosos y conmovedores que aguardaba en silencio me estaba doblegando, mi voluntad se desplomaba y me empecé a sentir molesta conmigo, yo no era presa fácil, no sé que clase de técnica estaba usando Evan Ross, oh claro, su atractivo que era como su super poder.

—Sí es por trabajo...—medité, ese dinero extra que me iba a ganar por unas cuantas fotos no me vendrían mal. —Está bien.

Su sonrisa de oreja a oreja hizo que se me escapara un ligero suspiro, volví a sentir que el estómago me cosquilleaba, la sangre de mi cuerpo subía y bajaba a una velocidad increíble cuando se inclinó a mí y la conversación se tornó un poco más privada, recé que Haley no viniera para interrumpirlo todo.

—Voy a necesitar tu número de celular, ¿Cuál es? —sacó su teléfono mucho más grande y moderno que el mío.

Se lo dicte con cuidado y él estaba concentrado en anotarlo bien.

—Lo tengo, espera, por si acaso...—hizo una pausa.

No supe que quiso decir hasta que mi teléfono vibró y el tono de llamada se escuchó por toda la oficina, guarde el celular en un cajón porque se suponía que no debía tenerlo sobre mi escritorio. Ruborice y él siguió sonriendo delante de mí con mucha naturalidad.

—Tenía que asegurarme que fuera real. —me aclaró, suavizando esa sonrisa para mí —Te llamaré acercándose el sábado. Nos vemos, acosadora, perdón, Amber.

Puse los ojos en blanco, se fue antes de que pudiera decirle adiós y eso estuvo bien, no quería seguir hablando, solo quería poder hacer mi trabajo. Supuse que debió haber visitado a Nancy porque me di cuenta que faltaba una semana para que Pharma Bio Inc abriera sus puertas en Chicago, debieron haber hablado de los permisos para hacer el reportaje.

Saque el teléfono a escondidas y respondí el mensaje de Daniel, a fin de cuentas lo que iba a decirle era una excusa, era verdad y eso ya no me hizo sentir tan mal.

Siento no poder ir al cine, Daniel, me surgió un proyecto donde quieren que sea fotógrafa, es una gran compañía y no puedo perder la oportunidad. ¿Qué tal después?

Respondió a los segundos:

—Claro, no te preocupes, yo entiendo que es trabajo, lo dejamos para después. Ya me cuentas como te fue. Suerte

Lo único que esperaba al salir de esa reunión con Evan Ross era trabajo y no otra cosa de lo cual me tuviera que arrepentir.



Ya nos podremos dar cuenta que Evan a pesar de los desaires de Amber no quiere dejarla ir, le gusta perseguirla jajaja.

Ya llegamos a  los 100 votos muchas gracias y también a las 800 leídas :) como podrán darse cuenta el capítulo lo traje pronto porque quiero avanzar lo más rápido, ojala les guste.

Besitos a todas y mil gracias por leerme.




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