*Dos semanas después*

Luego de haber regresado de Seattle, la relación entre Chris y yo se hizo más fuerte, al parecer lo nuestro iba en serio y yo me sentía más que feliz porque de verdad disfrutaba pasar tiempo con él, me gustaba en verdad, lo que me sorprendió fue la manera tan sorpresiva que de repente todo fue tomando una estructura muy sólida; en ciertos casos a veces me parecía que debía esperar porque había una sensación en mi pecho que se caracterizaba por alertarme un poco, mantenerme atenta a las pequeñas señales, estaba segura que esto se debía a las secuelas que había dejado Evan, ahora desconfiaba de todos, de los que incluso parecían ser buenos.

Esa tarde, Chris vino a mi departamento después de que terminó el programa de la tarde, trajo comida italiana (claro que vegana en todo sentido) Ese día, Mía no estaba, regresaría al departamento después de las diez, así que al estar solos, las cosas fluyeron con más normalidad. Él comía con tranquilidad mientras me contaba de su familia, sobre todo de su padre, que vendría en unos días a visitarlo en la ciudad, estaba tan emocionado que daba gusto de verlo con su brillo peculiar en los ojos.

—Creo que nunca te conté que tengo medios hermanos, ¿Cierto? —pensó un poco, se acercó al sofá sin soltarme la mano y ambos nos sentamos a ver lo que estábamos viendo antes de a la cocina y comer, eché mi cabeza sobre su pecho y él hundió mi rostro en mi cabello.

—No, la verdad es que no lo hiciste. —lo reprendí con una sonrisita traviesa, sentí sus risas suaves sobre su pecho donde estaba recargada.

—Sí, mi padre estaba anteriormente casado, pero es un tema complicado, la verdad nunca nos mencionó nada de su ex esposa y la verdad no es como que también me hubiese gustado saberlo —soltó una risa entre dientes —Mamá tampoco me lo dijo pero lo único que sé es que jamás conocí a mis medios hermanos.

—¿Cuántos son?

—Dos, de hecho, papá invitará a uno en la cena que tendremos mañana, que claro, quisiera que asistieras, quiero que te conozca.

—¿Conocer a tu papá? —rápidamente me incorporé, llevábamos dos semanas saliendo, ¿No era demasiado pronto? Aunque, ciertamente me parecía bien hacerlo, pues no quería que hubiese mentiras de ningún tipo, entre más conociera de Chris, más fácil podría confiar en él, de todos modos desde que lo conocí, supe que era demasiado transparente con todos.

—Sí, la verdad quisiera que también conocieras a mi madre pero, podemos hacer un video llamado por skype, mi padre viajará a Chicago por asuntos de trabajo y aprovechará que estoy aquí, ¿Qué dices?

—Pues...—di una breve pausa, tenía que hacerlo, quería conocer cada detalle de la vida de Chris, no volvería a cometer el mismo error de antes —Yo estaría encantada de conocerlo.

—Será mañana, a las siete, mi padre reservó la cena en un buen restaurante y claro que le conté de ti, se muere por conocerte.

Le devolví la sonrisa, no me preocupaba conocerlo, o al menos al principio así lo pareció pero ahora que me daba cuenta, de verdad esperaba disfrutar la tarde de mañana junto con su padre y uno de sus medios hermanos, que en verdad, no sé por qué pero era la parte que más me daba curiosidad.

—No faltaría por nada —dije, inclinándome hacia él para robarle un pequeño beso, pude observar que dejó entrever una sonrisa antes de que yo llegara a sus labios, la verdad sus besos eran tiernos, cálidos, me gustaba permanecer todo el tiempo pegado a su cuerpo, no sentía más que una clase de necesidad y no sabía si él sentía lo mismo, aunque a veces me daba a  entender que quería más pero se contenía.

Le di más acceso cuando lo incliné hacia a mí, él se dejó guiar con bastante facilidad, el toque de sus manos sobre mi espalda fue una sensación relampagueante, me hizo estremecer y fue agradable en todo sentido; seguimos besándonos, a este paso ignoramos incluso que ya estábamos en una posición poco favorable si alguien decidiera entrar. Le quite la chamarra de encima y él me quitó el suéter ligero que llevaba, mi piel al descubierto le dio rienda suelta.

Nuestros labios se separaron para poder terminar de quitarnos la ropa, y de trasladarnos a mi habitación, preferimos mejor tomar precauciones y evitar que Mía nos viera en la sala; nos besamos sin control, no importó el desastre que hicimos a medio camino, realmente necesitaba de su toque, de su existir, quería que pudiera hacerme olvidarlo todo, lo quería en serio.

En un instante de repente me encontraba entregándome a Chris, en tener contacto directo con su piel cálida, permitiéndome también ser parte de él por completo, era gratificante sentir sus caricias derramándose en mi piel, en su deseo ansioso, en unir nuestros cuerpos, por primera vez sentí que compartía cuerpo con alguien que también me entregaba su corazón, teníamos el mundo entero para nosotros solos en ese momento justo en mi habitación. 

(...)

Traté de ponerme lo mejor que hubiera en mi closet, la verdad estaba ansiosa pero emocionada, tenía que admitir que conocer al padre de Chris me hizo sentir bien, me encantaba que Chris quisiera empezar nuestra relación con el pie derecho, quería decir que realmente era importante para él que yo estuviera involucrada en su familia; me puse un vestido floral bonito, la verdad amaba todo lo estampado porque me quedaba muy bien, además era formal pero tampoco era muy exagerado.

Chris llegó por mí unos diez minutos antes y es que me avisó que su padre ya estaba en el restaurante esperándonos, los nervios me traicionaron, tuve que ponerme unos zapatos que no eran los que yo quería pero como sentía la presión de llegar, tuve que tomar los que eran mi segunda opción; él ya me esperaba afuera en el estacionamiento, me halagó como siempre diciéndome que me veía hermosa, le pedí que habláramos de algo porque yo estaba asustada, incluso sentía una presión en mi estómago que esperaba quitarme con una plática cualquiera.

Llegamos al restaurante, al ser sábado a media tarde claro que estaba reventar, iba tomada de la mano de Chris, de vez en cuando sonreía porque le apretaba la mano, ya que estaba que los nervios me carcomían. Llegamos a la mesa y vi al padre de Chris, era un hombre alto, delgado, tenía el cabello negro, lacio y abundante, cuando volteó a vernos me di cuenta que tenía el color de ojos de Chris, supuse de inmediato que seguramente debió haber sacado los hoyuelos de su madre.

Se levantó y rápidamente saludó a su hijo con un abrazo, me hizo sentir más relajada que se llevaran tan bien, fue un encuentro dulce, muy cómodo.

—Papá, ella es Amber —después de que terminó de abrazarlo, me acercó y me puso casi en medio de los dos para ser yo la que ahora robara la atención.

Su padre me contempló y de inmediato su sonrisa se hizo más grande, de cerca podía ver que al sonreír tenía la misma linda sonrisa contagiosa que su hijo.

—He escuchado tanto de ti, Amber, como no tienes idea, me da un gusto conocerte. Llámame, Michael.

Le estreche la mano, yo estaba tan nerviosa aunque no quise decir mucho, solo lo necesario.

—Mucho gusto, yo también he escuchado tanto de usted, Chris me cuenta mucho de sus padres que me ha encantado conocerlo al fin.

—Eres muy amable, el placer es mío, pero siéntense por favor, pidamos de comer y charlemos para no perder más tiempo y hablar de todo un poco.

La mesa dónde estábamos era más grande de lo que esperaba porque solo éramos tres, pero recordé que se suponía que el medio hermano de Chris vendría a la comida, lo que claro supondría que debíamos tener más espacio. El restaurante tenia una variedad increíble de comida, justo vegana como la que Chris le gustaba y también normal, pedí una ensalada con bistec y pasta, porque sinceramente todo lo del menú se leía riquísimo.

—¿Te tomó mucho el vuelo, papá? —le preguntó Chris justo después de que el mesero se fue.

Yo estaba a lado de Chris y su padre quedó frente a nosotros, a lado del asiento que guardaban para su otro hijo que llegaría.

—La verdad estuvo bien, me dormí —rió entre dientes —Ya sabes que me adormila viajar.

—Tanto como a mí —añadió Chris. —Siempre me he dormido tanto en los vuelos. Por cierto, ¿él vendrá?

Michael miró al asiento vacío por un segundo y noté que su expresión contenta perdía un poco de fuerza.

—Sí, eso espero, digo, ya sabes que él es algo difícil, me costó muchísimo que viniera al menos a hablar contigo, le dije que yo no estaría.

—¿Eso le dijiste? —Chris alzó una ceja, también le cambió el semblante por mucho, ahora estaba serio, confundido. —Espero que logré venir, de verdad.

—Yo también —se apretó los labios, esperanzando —Ustedes tres son todo lo que tengo.

Yo no entendía nada, me dedique mejor a tomar del vaso de vino que nos habían servido, no quería ser muy apresurada pero si me hubiese gustado entender a que se referían porque yo no quería quedarme atrás, en fin, yo sabía que Chris me lo diría, lo que no entendía era porque se refería a su medio hermano como "él" ¿Tan mal era su relación?

La tentación por saber no pudo más conmigo y tuve que acercarme a Chris para preguntarle.

—¿Qué tal te llevas con tu medio hermano?

—Pues...—se le dificultó encontrar una palabra para definirlo —Es la primera vez que lo veré.

Sentí un raro presentimiento y también cierta incomodidad.

—¿Estás seguro de que quieres que esté aquí? Digo, es la primera vez que lo verás, debería ser algo más familiar.

Él sonrió en modo consolador.

—No te preocupes por eso, Amber, yo te quiero aquí porque eres como mi amuleto de la suerte, es ahora cuando más te necesito.

Tomé su mano por debajo de la mesa y le di un apretón, sonreí de oreja a oreja y recargue un poco mi cabeza en su hombro, sus ojos eran profundos e intensos cuando me encontré con ellos, quise besarlo pero preferí no hacerlo, todavía tenía vergüenza y más delante de su padre. Comimos y la plática se conservó en el viaje de Michael, yo le pregunté que tal era Oregón y él me dio detalles de la ciudad, me mostró fotos de la casa donde vivían, incluso fotos de Chris de cuando estaba bebé, era adorable.

—De niño siempre lo perdíamos en el supermercado, siempre lo teníamos a un lado pero de repente se iba a otros pasillos, siempre nos sacaba un susto, era hiperactivo. —su padre le lanzó una mirada acusadora graciosa, le había hecho pasar muchas y eso nos hizo reír —Tú madre siempre estaba como loca buscándote, le diste sustos de muerte.

—Pero siempre regresaba —repuso Chris con tranquilidad, ocultando su vergüenza bajando la cabeza.

—Sí, con un montón de juguetes que esperabas que te compráramos.

Eso nos hizo reír a carcajadas a los tres, me podía imaginar el dolor de cabeza que Chris de cinco años les causó a sus padres, porque ahora de adulto seguía con esa misma hiperactividad, siempre tenía cosas que hacer y le gustaba socializar mucho.

—Sigue con el mismo modus operandi —comenté, riéndome —A veces es difícil contactarlo, es un hombre ocupado.

—Me disculpo por eso, aunque siempre sabrás dónde estoy. —repuso Chris con una sonrisa y me guiñó un ojo.

—Me alegra ver que tienes a alguien que te cuide —intervino, Michael con tono jovial —Estoy tranquilo que tengas a Amber para que de vez en cuando te regañe y te haga ver lo que haces mal.

Chris asintió.

—Yo también, aunque a veces suela ser un poco ruda.

Michael rió y yo me eche para atrás al escucharlo, fingí que me molestaba y le propiné un codazo.

—¿Ruda? Oh por dios, ¿Es en serio?

Chris y yo comenzamos a reírnos, estábamos tan sumidos en una pequeña e inocente discusión cuando notamos que su padre dejó de prestarnos atención, miró por encima del hombro de Chris, ahí fue cuando nosotros decidimos dejar todo para ver qué pasaba, el semblante de Michael lo decía todo.

—Ahí viene —anunció con la voz ahogada, como si tuviera miedo, sus ojos lo reflejaban por completo.

Nos volvimos hacia la dirección dónde los ojos de Michael apuntaban y entonces vimos avanzar al medio hermano de Chris, la respiración se me frenó de repente, el corazón se me paró, un ardor se acumuló en mi estómago y subió hasta mi garganta que me impidió tragar saliva, su presencia se acercaba, era Evan quien se acercaba, detuvo su caminata cuando nuestros ojos hicieron contacto y el tiempo técnicamente se frenó, no necesitamos respirar por esos segundos en los que nos reconocimos porque por ese momento  pareció que habíamos dejado de existir en este mundo.

Su semblante se rompió, sus ojos estaban consternados y así de rápido también pasaron a la furia e indignación.

—Me ha visto —masculló Michael, levantándose rápidamente de la mesa, yendo detrás de Evan —Trataré de traerlo de vuelta.

—Papá, olvídalo —le pidió, Chris, levantándose —Hablaré con él.

—No, no, está bien —Michael se levantó pero Chris también se había levantado —Siéntate y quédate con Amber, debí haberme ido y hablar con ustedes después de que se hubiese ido Evan.

—No sabías que vendría hasta ahora, además, no creo que se haya ido por ti, nos vio a mi y Amber y salió corriendo, creo que se arrepintió.—se detuvo un segundo y después escuche que pronunció mi nombre — ¿Amber?

Entonces, me di cuenta que necesitaba salir de ahí, no podía moverme, apenas podía respirar, el aire no lograba entrar a mis pulmones, había un presión horrible sobre mi pecho, una congestión que necesitaba sacar, apenas pude parpadear y aclarar todo a mi alrededor.

—Necesito ir al baño —le dije a Chris, apresurándome a tomar mi bolsa para ir al baño, sentía que iba a vomitar.

Casi corrí para llegar al baño, me metí en uno de los compartimentos y me senté sobre el excusado, no pude evitarlo y me tapé las manos y comencé a llorar, en silencio, apreté lo que pude mi garganta para mantener a raya el lamento y el gritó que exigía salir; no podía ser, ni siquiera podía existir posibilidad, estaba saliendo con el medio de hermano de Evan, estaba envuelta en una parte suya de nuevo, ¿Cómo pudo ser? ¿Por qué? Regresaba a él sin querer, de tanto huir fue como si solo hubiese corrido en vano, en círculos, había sacrificado tanto para nada, la vida me traía de nuevo a Evan y esta vez parecía que no iba a ver oportunidad de huir.

Chicas el último capítulo se subirá este sábado y el epílogo todavía no se cuando lo subiré, puede ser antes o después, así que será sorpresa :3 La ganadora del epílogo ya se eligió así que ella será la única que lo leerá antes. 

Las amo mucho y gracias por leerme