C4
Los días trabajando en el reportaje fueron casi eternos para mí, no paramos desde que llegamos y menos faltando pocos días para poder irnos, tuvimos suerte de poder tomarle fotos a las 3 empresas en las que se enfocaba nuestro reportaje, incluyendo el de William Ross; como estaban en la ciudad pudimos trasladarnos de una en una para poder así tener el material que nos faltaba para completar nuestro reportaje.
Cuando fuimos a la empresa Pharma Bio Inc, no vimos a William ni a su sobrino, nos dieron un tour y nos dejaron tomar las fotos que necesitábamos, después salimos de ahí sin toparnos con Evan o William. Llegamos al hotel a eso de las tres de la tarde, yo iba acompañada de Zoe y Austin porque ellos grabaron unos clips, Nancy nos esperaba en el hotel con el resto de nuestro equipo de iluminación y editores; Zoe y yo entramos mientras ella leía recostada en su Tablet, se entusiasmó cuando nos vio entrar a nosotras dos.
—Acabo de leer una nota increíble —nos anunció con una sonrisa llena de alegría, muy eufórica —Pharma Bio Inc, abrirá su siguiente legado en Chicago, ¡En dos semanas! Tenemos que cubrir toda esta noticia cuando llegue la apertura. Hubiera sido un buen material para el reportaje, maldición, creo que a William Ross se le olvidó decirnos el detalle.
—¿Quieres decir que vas a atrasar el reportaje? —insinuó Zoe, quitándose los tacones y dejándose caer en la cama con los ojos levemente dilatados.
—No claro que no, esta noticia será aparte, además faltan dos semanas, para entonces nuestro reportaje ya habrá salido.
Yo suspiré, me dejé caer en la cama, todos estos días apenas y había descansado bien, ni siquiera pudimos andar por la ciudad para tomar fotos o comprar algún recuerdo, yo estaba consciente que esto era viaje de trabajo pero quería andar por la ciudad aunque fuera una hora o dos. No podía creer que mañana se acababa todo esto.
—Bien, mañana nos vamos, hablé con los demás y pensé que sería genial si hacemos una pequeña fiesta de agradecimiento a nuestros patrocinadores. Les avisé ayer y todos aceptaron.
—¿Quiénes? —pregunté.
Nancy se rió de mí.
—A las tres empresas de las que hablamos, Amber, digo, el reportaje no se va pagar solo. Preparé una pequeña reunión en restaurante a que no adivinan donde, en el ¡Space Needle! Creí además que necesitábamos un buen respiro de todo lo que hemos hecho, será nuestra recompensa.
—¡Ni siquiera traje algo bonito para ponerme! —gritó Zoe, desconcentrada, buscó en su maleta apresurada —¿A que hora va a ser? Tal vez pueda comprar lo que sea que me encuentre cerca.
—A las ocho. Yo puedo prestarte algo mío, Zoe, somos casi de la misma talla
Zoe suspiró aliviada pero ahora las dos me miraban a mí con interrogación, como no había dicho nada no estaban seguras si podía tener un outfit para esta noche, la verdad no tenía nada pero no me importaba mucho, cualquier cosa me servía, no tenía ropa fea, se me ocurriría un buen conjunto.
—¿Tienes que ponerte, Amber? —preguntó, Nancy.
Dudé, repasé lo que me traje, lo que pensaba ponerme no era tan elegante pero serviría para una pequeña celebración en un bar, estaría casi oscuro y sentados en una mesa.
—Sí, supongo que tengo algo.
—De acuerdo, entonces mejor empezamos a arreglarnos porque de nuevo tenemos que elegir quien se va a duchar primero.
En los que ellas volvían a decidir, me senté en la cama a responder el mensaje de Daniel que me llegó en ese momento.
—¿Qué tal todo en Seattle? ¿Cuándo regresas?
No sabía si estaba ansioso de que volverá para invitarme de nuevo o era una pregunta casual sin ninguna intención.
—Mañana en la tarde, no estoy muy segura. No he podido ver la ciudad porque he estado trabajando mucho, supongo que Seattle debe ser grandioso pero quizá después pueda volver para esta vez darme un buen paseo, aunque en un rato iremos al Space Needle, el monumento más emblemático de Seattle que ni siquiera sabía que era un restaurante.
—¡Wow! Que genial, de niño siempre quise entrar, ojala pudiera estar ahí, tienes mucha suerte, si puedes tomar alguna foto para ver como es por dentro, si puedes, claro.
—Sí, eso pensaba hacer, tomar fotografías.
—Seguro saldrán grandiosas.
Sonreí, sería perfecto llevar mi cámara nueva y sacarle el provecho que necesitaba, seguro desde allá arriba se podría ver toda la ciudad, iban a ser fotos increíbles, me moría por llegar y empezar con mi álbum personal. Mientras tanto, busque mi atuendo para la noche, cómo todavía estaba frío afuera y sería más intenso durante la noche, pensé que un pantalón y un suéter podrían venirme muy bien; saque mi suéter café con bordados de encaje en las mangas, un pantalón negro y otras botas de tacón que tenía más altura que las que lleve cuando entrevistamos a los directores.
Los accesorios harían la diferencia, me puse un collar discreto con una perla en el centro, unos aretes que le hacían juego y una pulsera de oro, me dejaría el cabello suelto con un ondulado ligero, me hice un maquillaje sencillo, un eyeliner difuminado, rímel, rubor y labial. Al final me llené de mi perfume Miss Dior que había traído para este viaje en especial. Quise tomarme una foto y mandársela a Emma y Daniel pero supongo que no le encontré sentido, solo se la mandé a Emma, diciéndole a donde iríamos todos para recompensarnos el esfuerzo de toda la semana.
(...)
Nuestra reunión empezó desde que llegó el primer director, tratamos de hacer una buena conversación con él para matar el tiempo mientras llegaban los otros dos restantes, después pensé en William Ross y en lo que agotado y débil que estaba, no creía que podría venir en ese estado, era imposible. No tuve que preguntarle a nadie, seguro alguien debía venir en su lugar o simplemente se dejaría el asiento libre.
Comencé a tomarle fotos a todos en la mesa, aproveche que estaba parada para irme un momento a la ventana y sacarle fotos a la ciudad con mi cámara y el celular, no supe cuánto tiempo duré ahí parada buscando la foto perfecta porque al volverme a la mesa, vi que el hombre enojón estaba saludando a sus colegas directores y a mi equipo de trabajo.
Iba mejor vestido que cuando lo vimos en la entrevista, llevaba un abrigo negro que se veía bastante cálido, el cabello bien arreglado hacia atrás con gel, cuando se quitó el abrigo vi que llevaba un suéter debajo de su camisa blanca, dejó las solapas hacia afuera, el suéter de él era muy café, casi negro y más delgado que el mío, no dije nada ni tampoco quise acercarme tan rápido, esperé unos minutos para hacerlo. Al llegar a la mesa otra vez, fue inevitable que todos me vieran llegar, presentí el aroma a perfume de hombre que antes no estaba presente en la mesa, debió ser su aroma.
Se cruzaron nuestros ojos porque claro que era la única que no había saludado, simplemente alargue la mano para acabar con esto, tomó mi mano y le dio un leve apretón.
—Evan Ross. —susurró a mi dirección con formalidad, hubo una sonrisa leve, forzada y apretada, solo eso.
—Amber —respondí, asintiendo una vez.
De acuerdo, tenía que aceptar que con todo y su mal humor y su poca amabilidad, era guapo, si que lo era pero tal como dijo Zoe, solo era un niño ricachón engreído que tenía también la suerte de ser atractivo, a veces no se porque esta clase de gente lo tenía todo, ¿Por qué no eran feos y ricos o guapos y pobres? Tenía que haber un balance en la vida.
A fin de cuentas la reunión fue un éxito, los directores se divirtieron y la pasaron muy bien, hicieron un brindis deseando que el reportaje fuera un éxito y que el periódico siguiera creciendo mucho más. Como era mi costumbre, tomé fotos de todo, también la foto grupal del equipo y los directores, se fueron despidiendo en lo que yo tomaba fotos con mi celular para mandárselas a Emma y decirle lo agradable que estaba esto y no se porque mi estupidez me hizo tomarle fotos escondidas a Evan, esperé que no se diera cuenta.
*Mira que desperdicio*
Le envié el mensaje, adjunto a una foto de Evan y ella contesto:
*Que galán, ¿Acaso es gay?*
*No, solo que es un prepotente engreído, lo típico de hombres ricos que se creen intocables*
*¡Que lástima! Hubiera sido genial que pudieras hablar con él, sería lindo.*
Me levanté de la mesa porque todos se fueron a tomar al bar, Nancy se quedó hablando con Evan, seguro sobre el tema que nos dijo esta tarde sobre la empresa Pharma Bio y su apertura en Chicago. Me senté sola, en la parte más alejada y pedí vodka con soda, le mandé las fotos faltantes a Emma y cambiamos de tema, hablamos de su boda, me mandó fotos del vestido ya arreglado, eran de ayer cuando se lo probó en la tienda y yo solo sonreí de alegría, se veía tan adorable.
—Disculpe, ¿Me puede traer el último vaso, por favor? —le pedí al bar tender.
—Claro.
No sabía si llevaba cuatro o cinco, perdí la cuenta, cuando trajo mi último vaso le pedí que me lo cobrara pues yo iba pagando conforme cada vaso que me bebí, eran ocho dólares por vaso, saque los billetes de un dólar que me quedaban y me frene cuando solo contaba con cuatro. Mierda, no lo completaba.
—Am...—vi con insistencia mis cuatro dólares y me giré hacia la mesa donde todos estábamos, no había nadie, necesitaba buscar a Zoe para pedirle prestado, me daba vergüenza hacerlo porque no era mi amiga y no iba a pedírselo a mi jefa.
—Yo lo pago —indicó con tranquilidad esa voz que aunque solo la había escuchado una sola vez, podría reconocerla a distancia.
Evan Ross se acercó a la barra y sacó de su billetera diez dólares, no pidió el cambio, en lugar de eso, pidió whisky a las rocas. No pude protestar, la bebida ya la había pagado, me miró cuando se sentó en la silla de alado, no sonrió, solo me vio con silencio y mucha quietud.
—Gracias pero no era necesario —respondí un poco ofendida y sorprendida al mismo tiempo —No quiero deberte nada.
—No pensaba cobrártelo —me explicó, poniendo su bebida en un porta vaso.
—No me gusta deberle a la gente —admití de inmediato. Deslice los cuatro dólares para que se los llevara.
—En serio —sonrió a medias —No voy a cobrártelo, solo quise ayudar, no supiste que hacer que me sentí mal.
—De todos modos, no quiero deberte nada —insistí dispuesta a levantarme para ir a buscar a Zoe, al demonio, no se si me daba más vergüenza pedirle dinero a Zoe o deberle a este hombre.
—Eres Amber Griffin.
Me detuvo cuando pronunció mi nombre completo, yo no me presenté de ese modo, debió haberle preguntado a mi jefa.
—Sí.
—La fotógrafa
—Sí.
—La que me tomó fotos a escondidas.
Joder, se dio cuenta.
—....
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