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C27

La semana en el trabajo fue tan pesada como siempre, a veces me olvidaba de irme a mi hora de comida y ahí aprovechaba para textear con Daniel y su repentina atracción hacia Mia, lo sabía, esos dos se comían con los ojos desde que se vieron uno al otro; me alegré tanto que le dije que tendríamos que vernos para que me contara los detalles de sus salidas, moría por contarle todo a Emma en cuanto llegar de su luna de miel.

Volví al trabajo diez minutos antes porque además de mis pendientes tenía que capacitar a una nueva practicante que llegaría conmigo directamente, me alegraba ayudarlas porque yo me ponía en su lugar, fui una también cuando recién vine a Chicago Journals, toda una novata con aspiración de aprender todo de este medio. Como siempre Haley estaba en su trabajo y yo en el mío, descansé un poco de tanto teclear, lo que me hizo poner los ojos en una chica rubia, bajita y un poco robusta que veía a todos lados, supe que ahí estaba mi practicante, totalmente perdida.

Me acerqué a ella, creí que sabría donde encontrarme pero aquí en Chicago Journals todos estaban sumidos en sus trabajos que no prestaban atención a las practicantes.

—¿Florence? —pregunté, sonriéndole amistosamente.

Ella respiró aliviada y asintió. La salude de mano, disculpándome por no haberla visto antes.

—Soy Amber Griffin, mi jefa ya me dio tu lugar de trabajo, te explicaré como está todo por aquí.

Veía lo entusiasmada que estaba, sin duda me recordaba a mí, eso me hizo sentir rara, hace algunos años yo estaba en su lugar, quise volver a esos viejos tiempos de verdad fueron los mejores.

—No te preocupes, estaré yo para ayudarte en todo —le aclaré, se puso nerviosa cuando llegamos a su cubículo. —Te ves muy joven, ¿Son tus primeras prácticas?

—Sí.

—¿En qué año vas?

—Estoy en mi segundo año, iba a tomarlas en el primero pero tuve unos inconvenientes.

—¿Fiestas?

Se ruborizó.

—Sí —rió —De mi fraternidad, mis padres casi me matan, estuve a punto de reprobar el año y les prometí que retomaría todo como se debe esta vez.

—Tuve suerte de no pertenecer a una fraternidad pero también me arrepiento, se sabe que cuando sales de la universidad siguen siendo tus amigos.

Se encogió de hombros, sopesando la idea.

—Algunas veces —torció el gesto —Mi hermana perteneció a una pero muchos ya no son los mismos, de todas maneras no falta quien decide hacer reuniones y todos vuelven a verse. ¿No quisiste pertenecer a una?

—No, preferí hacer amigos de la manera antigua, tuve buenos pero la distancia y la vida adulta nos distanció.

—Si aún quieres unirte...Puedes entrar a la mía.

—Soy demasiado vieja —reí con nerviosismo.

—No lo veo así, te haremos pasar como mi hermana.

Florece me parecía demasiado graciosa y tierna, esperé que nos lleváramos así de bien durante el resto de sus prácticas y que claro se quisiera quedar en Chicago Journals.

—No me parece mala idea —nos reímos durante un minuto más de las ideas ficticia que supuestamente llevaríamos a cabo para entrar en su fraternidad, al terminar le explique su trabajo y en que consistía, era una chica lista, me entendió a la perfección y realizó todo casi sin pedirme ayuda.

Le di mi extensión de teléfono para que me marcara si ocupaba ayuda pero pocas veces tuve que ir a su auxilio.

(...)

Al llegar el viernes, Florence y yo comimos juntas, nos empezamos a llevar muy bien, tuve el presentimiento de que ella también tenia problemas en hacer amigos nuevos además de los de su fraternidad, era agradable y graciosa a pesar de ser menor que yo era madura para su edad. A las pocas horas de mi salida, recibí un mensaje de Evan, pocas veces nos mensajeabamos porque no podía responderle y él me decía que también tenía trabajo, Pharma Bio, había muchas cosas por delante que debía supervisar.

Nena, ¿Recuerdas a Johnny? Estaba en mi fiesta.

Recordaba bien a Jonny.

—Sí, ¿Qué pasa con él?

—Pues, Jordan hará una fiesta hoy en la noche y él estará ahí, vio tus fotografías y le gustaría hablar contigo para ver si puedes estar disponible para unas cuantas fotos. Sabe que estás en Chicago Journals pero te pagará muy bien, quiere tu opinión. ¿Vamos a la fiesta?

Cuando dijo que era en casa de Jordan me tensé un poco, no se porque de repente su mejor amigo me daba mala espina.

¿En casa de Jordan? No tengo nada que ponerme.

Sabía que clase de personas irían, era como ir a la misma fiesta en el penthouse de Evan.

—No necesitas nada en especial, no tendrás que darle una primera impresión a nadie, nena, yo seré el único que estaré contigo, voy a vigilar que no te pongas borracha, con eso de que te pones insinuante. ¿Qué dices?

Sonreí, maldito bromista.

—De acuerdo, no voy despegarme de ti, es la condición.

—Esa es mi chica, te recojo en tu departamento a las nueve.

Ya presentía de todos modos que este día no acabaría hasta muy tarde.

(...)

Me aferré a la blusa negra que llevaba puesta Evan, cuando entramos al elegante y enorme penthouse de Jordan me horroricé al ver la cantidad absurda de gente, había más aquí de lo que recordaba en la fiesta de Evan, seguro era la mitad de la ciudad, ¿Que Jordan conocía a todos? Al menos no hacía falta espacio, todos estaba cómodos ¿Y cómo no? Era un lugar elegante, enorme, con distinción, jamás me había sentido tan importante en mi vida, estaba invitada a una de las fiestas que debía ser la más exclusiva del estado, ¿Cuánto le costará vivir aquí y dar estas fiestas cada semana? Claro, ya sabía de dónde conocía Evan a tanta mujer hermosa y sexy.

—¡Evan! —Jordan nos encontró cuando iba de camino al bar, saludó a Evan dándole palmadas en la espalda —Hermano, que bueno que viniste, llegaste en el mejor momento, no te perderás de lo que tenemos.

—Mientras tengas de mi vodka favorito.

—¡Joder, eso siempre! —se rieron, me quedé callada observándolos cuando Jordan se fijó en mí —Amber, que gusto verte de nuevo, digo la última vez fue muy vergonzoso.

Baje la mirada, completamente ruborizada, me aferré más al brazo de Evan, tenía que mencionar ese día cuando ya lo estaba superando.

—Diviértete mucho —me sonrió con regocijo —Estás en la mejor fiesta, lo digo en serio, en la mejor, no hay límites ni reglas por todo lo que queda de la noche.

—Gracias —susurré.

Me intimidé cada vez más en lo que nos adentrábamos en el departamento, alcancé a ver a muchos emborrachándose directamente de las botellas, a varios bailando de manera provocativa en la pista de baile o en los rincones y besándose en grupos de tres, vi a mujeres haciendo espectáculo delante de los hombres, besándose entre ellas, tocándose y ellos las grababan, no estaba segura pero uno parecía masturbarse tirado en el suelo, escondido en una planta. Lo peor fue ver a unas chicas drogarse sobre las sillas del bar, vi que era cocaína, luego de eso reían y terminaban besándose.

—¿Amber? ¿Estás bien?

Temblaba pero no me di cuenta hasta que Evan tuvo que ponerse delante de mí, pensé que iba a caerme porque no podía con la impresión de ver todo esto, me dio asco, me produjo nausea.

—¿Qué clase de fiesta es esta? —logré decir, estaba tratando de no dar arcadas, el olor a marihuana y alcohol no ayudaban.

—Jordan invita a tanta gente que...

—¿Está bien? —preguntó la voz de una mujer por detrás de Evan, reconocía esa voz sobre la música alta, estaba bien marcada en mi cabeza, era Camille.

Iba despampanante como siempre, hermosa como siempre que me rompía en pura envida. Evan fijó la vista en ella, un poco sorprendido de su inesperada aparición.

—Estoy bien —contesté, respiré hondo para disminuir las ganas de vomitar, solo necesitaba aire fresco y agua —¿Podrías traerme agua?

Evan asintió.

—Te buscaré agua mineral.

—Solo agua —le pedí.

Al irse, Camille y yo nos quedamos solas, no quería que sucediera pero de verdad necesitaba el agua, ella me seguía viendo como si pensara que yo iba a caer desmayada al suelo, lo que provocó que me ofreciera un asiento vació en el sofá más cercano.

—Me sorprende encontrarte aquí y no me refiero con Evan, estás fiestas son...intensas —ocultó una sonrisa al beber de su copa un líquido azul transparente.—¿Te sientes mejor ahora?

—Sí, gracias —enmudecí, no estaba familiarizada a hablar con ella ni que fuera tan amable, creí que era tan despota como todos aquí, tal vez me equivocaba, yo y mis prejuicios —¿Son las clases de fiestas que Evan frecuenta?

Seguro ella debía saberlo.

—Está tan acostumbrado como todos. —torció el gesto, pude verlo a través de la oscuridad del lugar, esperé a que dijera algo más pues se me quedó viendo un rato —¿Puedo darte un consejo? Aunque se que no lo querrás porque me consideras tu enemiga.

No quería que notara que mentía cuando le dije que no, mejoré mi tono de voz para que pasara desapercibido.

—No es así —admití, negando con la cabeza pero aun así sentía que me faltó convicción para que sonara real y que creyera.

No le importó que fingiera, fue sencillo para ella ignorarlo.

—Eres demasiado inocente para esta clase de mundo.

Supe que se refería con "mundo" a todas estas personas, a las mismas que vi en la fiesta de Evan y a los nuevos rostros que se iba integrando a la fiesta, fue específica, yo no encajaba aquí, eso era obvio.

—Sé que no soy bienvenida, no soy como todos ustedes...

—Eso no —me frenó, alzando una mano —No se trata de eso, Amber, no hablo de tu apariencia ni estatus, me refiero a que no deberías estar envuelta en esto.

—¿Qué quieres decir?

—Estás personas, no son lo que tú crees que son. —señaló con la barbilla a todos en general, mis ojos viajaron por todos los rincones posibles del lugar, vi a la mayoría y lo único que pensé fue en que ellos solo pensaban en diversión, ¿Qué otra cosa podrían estar ocultando que era tan malo? —Abre bien los ojos, no creas siempre en lo que te dicen.

Mis ojos seguían recorriendo los rostros de las personas que me ignoraban pues solo les importaba embriagarse, hasta que Evan se cruzó en mi campo de visión, dirigiéndose hacia nosotras con una botella de agua FIJI en la mano, venia con paso acelerado.

—Tu agua —me la entregó, no me contempló a mí, sino a Camille, algo en su rostro debió haber causado que  se levantara.

—Ella está bien —le dijo un poco petulante.

—Veo que ya conociste a Camille—ella esquivó sus ojos lo que hizo que Evan me viera a mí. —Amber, ella es Camille.

—No era necesaria la presentación —añadió ella con risas discretas, bebiendo su líquido azul —Yo puedo presentarme por mi cuenta.

—Sí, eso lo acabo de ver—respondió Evan con algo de brusquedad que me tensé en mi asiento.

Camille bufó, ambos mantenían sus miradas hostiles y ella decidió irse, se despidió solo de mí con una clase de advertencia silenciosa, dándome a entender que pensara en lo que me dijo y luego desapareció entre las personas.

—No creí que fuera tan incómodo que ella estuviera aquí—masculló todavía con la voz endurecida.

—¿Por qué te enojaste con ella?

—A veces es insoportable.

—No lo fue, no conmigo.

No dijo nada, simplemente cambió de tema, no sé porque de repente ellos se llevaban mal, recuerdo bien que me dijo que quedaron como buenos amigos, ¿Ahora resulta que era mentira? Una vez que me sentí mejor me levanté para seguir buscando a Johnny con Evan guiándome por todo el departamento, fuimos los únicos que no bebimos nada por lo que pensamos en tomarnos unos tragos y esperar a que pudiéramos verlo por coincidencia.

Pedí mi vodka con soda, era lo que conocía, estaba oxidada porque no conocía más bebidas, a comparación de muchos como Camille que tenias tragos de colores extraños yo no quería arriesgarme a beber una mezcla desconocida de alcohol. En una de esos momentos de espera, Jordan nos encontró, ya iba demasiado ebrio, tanto que nos confundió con varias personas que.

—Sí, sí, Andrea, ¿Qué bebes?

Sonreí a medias, ignoré que cambió mi nombre.

—Mi vodka con soda.

—Oh no, ¡Eso es tan anticuado! Bebe lo nuevo que tenemos, ¡Oye Ricky! Sírvele un demonio azul a Andrea.

Se me dilataron los ojos, le pedí urgentemente ayuda a Evan, no iba a beberme eso y él lo entendió, se inclinó a mí antes de que Jordan pudiera darse cuenta.

—No vayas a bebértelo, no creo que te guste.

Pero Jordan ya lo tenía preparado delante de mí y me obligó a darle un sorbo, Evan le dijo que yo no estaba de humor pero él dijo que un sorbo no me haría daño; yo era pésima para negarme, no aprendí a decir que no ni cuando de verdad se requería por lo que a fuerza bebí del líquido azul.

Jordan me animó a beber más y así lo hice, el sabor era fuerte de verdad, sentí que bebía fuego que me quemaba la garganta, me dolió mucho tragar e iba a escupirlo pero conforme trague más y más perdí control de mi misma, el sabor desapareció inmediatamente; para cuando acordé ya llevaba la mitad, supe que esto no era normal, no podía sentirme tan ebria.

—¡Maldición Jordan! —escuche que Evan maldijo, mi vista se nubló un poco, la cabeza me pesó como una roca gigante y mi equilibro se perdió al intentar pararme del banco, casi me estrello contra el piso si no fuese por Evan. —¡Te dije que no le dieras esa mierda!

Acto seguido vi muy apenas que lo empujó y Jordan se defendió, queriendole dar un puñetazo, me fui alejando lo más que pude para no alcanzar los golpes que se iban tirando uno al otro, la gente hizo un escándalo cuando se dieron cuenta de la pelea. Me llevé el trago y andando a tropezones quise ir al baño pero un grupo de chicas me encontraron, uno pensaría que estaría a salvo pero no fue así, me equivoque. 




¿Que les pareció el capítulo? ¿Que creen que vaya a pasar? Los que me sigue en instagram ya saben que les daré un adelanto, lo que si les tengo que decir es que solo se subirá uno la próxima semana, lo siento chicas, a veces estaré pudiendo subir de dos o de uno, ojala puedan entenderme.

Las amo como siempre y gracias a montón por votos y comentarios tan hermosos que siempre me dejan, besos gigantes.

Nos leemos stalkers, gracias por todo.


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