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C25

Mis dedos se entierran en su cabello, ya me ha subido el vestido y mis bragas han caído al suelo, enrollando mis zapatos, todavía sin poder dejar de besarnos nos vamos hacia un rincón donde hay un poco más de árboles, mi cuerpo estaba gritándole que me tomará, que me haga suya y él estaba que se moría por hacérmelo aquí, su cuerpo se estremeció más que el mío, lo puede sentir por completo.

—Date la vuelta —me ordena en jadeos incontrolables, la cabeza me dio vueltas cuando nuestros rostros se separaron, un poco desorientada le di la espalda.

Escuche que rompía el envoltorio del condón, desee haberle visto el paquete completo, seguro debía estar bien duro y firme, se me hizo agua a la boca de inmediato. Desee arrancarme el vestido entero, estaba deseando estar piel con piel pero la situación requería ser rápidos y discretos. Cerré los ojos, pasándome la lengua por mis labios secos, saboreándome justo cuando sentí la punta de su miembro entrar en mi sexo, gemí cuando el vaivén logró meter su pene por completo, me sostuve de la pared, me mecí hacia delante y atrás y él se aferró a mi nuca para tener más control.

—Venga, nena, puedes hacerlo —se inclinó para depositarme besos en la espalda, acelerando todavía más la embestida. —Me tienes, soy tuyo.

—Eres mío...—jadee, echando mi cabeza hacia atrás, estaba sofocada, el aire se había cortado de mis pulmones, la adrenalina me arrebató el aliento, escuché los gruñidos de Evan, provocándome un frenesí, sentía su pene salir y entrar, el placer se adueñó de mí, de lo que era.

—Oh sí, nena, soy todo tuyo, cuando quieras, dónde sea y tu eres mía, ¿Me oyes? Mía por completo, Amber Griffin.

—Tuya, tuya. — repetí en automático, no podía decir nada más, notando cada vez más el temblor en mi voz y mi respiración.

Me partí en dos cuando el orgasmo se acercó, podría haber gritado con demasiada fuerza si no fuera porque sabía donde estábamos, mi cuerpo entero hormigueo cuando llegó el orgasmo, unas llamaradas latentes me consumieron hasta dar mi último respiro, mis uñas se clavaron en la pared y mi cabeza cayó hacia abajo con cansancio. Minutos después, Evan también se corrió, estábamos inmóviles cuando procesamos lo delicioso que se había sentido tener sexo en un lugar público.

—Estuvo increíble —susurró, inclinándose a mi oído, dándome un beso en el cabello —Tú estuviste increíble.

Me giré, tuve que descansar mi cuerpo en la pared, apenas podía respirar, realmente no sabía cuándo recuperaría mi respiración. Me dio un beso al verme tan exhausta y fue incluso de arrodillarse y subirme las bragas, sonreí ante el gesto.

—Joder, eres la tentación andante —declaré entre risas —Iba a terminar pidiéndote que me follaras aquí. Eres un peligro, Evan, mira en lo que me convertirse

—Lo necesitabas —comentó, guiñándome un ojo, quitándose el condón para hacerle un nudo.

—Lo necesitábamos —aclaré, lanzándole una mirada en complicidad.

—Sí, la verdad es que sí, a mi no me avergüenza decir que te deseo donde sea, ni de ser capaz de cumplir con el capricho.

—Degenerado—remarque, haciendo una mueca.

Sonrió con encanto pero también con petulancia, tal y como me gustaba, provocando latidos que adormecían mi dolor.

—Se me permite ser de todo, nena, degenerado es otro en la lista.

Rodee mis ojos, era algo que sin duda respondería Evan.

—Me lo supuse, será mejor que regresemos a la fiesta, no me gustaría hacerlo pero no voy a arruinarle la boda a Emma por la culpa de mi madre. —le agarré la mano y fuimos de regreso a dónde se oía la música.

Volvimos a nuestra mesa y yo por supuesto busque a mi madre, ver en que distancia ella estaba con su esposo, tuvimos mucha suerte de que fuera del otro lado del salón pero eso tampoco me dejó tranquila, teníamos vista de su mesa y ella de la nuestra, podíamos hacer contacto visual desde lejos. Decidimos ignorarla, traté de hacerlo y comimos sin problemas, también hicimos plática con algunos amigos de Emma que resultaron ser graciosos.

La noche pasó tan rápido que no pude sentir la hora en el reloj, ya eran las tres de la mañana pero nadie parecía irse, el lugar se veía igual, incluso más despierto; Evan y yo volvimos a la pista de baile con todos los demás invitados, ahora si estuve más tranquila pues el mar de gente nos escondía, de vez en cuando vi la mesa de mi madre pero ella ya no estaba, todos en la mesa se habían ido.

—Se fue —susurré para mi misma pero Evan notó mi perplejidad y se detuvo.

—¿Qué pasa? —siguió la dirección de mis ojos y se dio cuenta también. —Oh vaya, no nos dimos cuenta.

—Tal vez este rondando por ahí.

—No lo creo, todos los ancianos ya se fueron.

Sonreí, mi madre solo tenía cuarenta y seis, me tuvo muy joven, lo que evitó que tuviera más hijos, se dio cuenta que ser madre no era lo suyo. Seguimos bailando sin parar, estábamos riéndonos tanto que Evan quiso sacarnos una selfie en medio de la pista y de la gente, acepté porque no teníamos fotos de nosotros y este era un gran momento, acabamos la canción y estábamos transpirando y pensé que sería bueno ir por bebidas, fuimos por unas piñas coladas y regresamos a la mesa para normalizar nuestra respiración.

—Voy al baño, no tardo —se levantó y le dio un último trago a su piña colada.

Asentí y lo seguí con los ojos  hasta que cruzó la puerta del baño, entre tanto vi a los demás que todavía tenían energía para bailar, Emma y su esposo eran unos de los que estaban en la pista, me reí de la poca coordinación de Brian hasta que la luz en el teléfono de Evan llamó mi atención, era un mensaje, ¿Debía leerlo? No me gustaba violar la privacidad de los demás y menos de Evan pero todavía conservaba dudas de lo que pasó la semana pasada en su departamento.

Vi que decía Jordan, no podía leer mucho porque necesitaba desbloquear el teléfono pero lo poco que se mostraba me dejó confundida.

¿Crees que puedas hacerlo? No falles.

Quise ver el mensaje pero era imposible, aun así quise tratar.

—Amber.

El teléfono cayó en mi regazo y rápidamente lo puse en la mesa, Evan estaba delante de mí, con las facciones de su cara endurecidas, estaba aterrada que puse las manos debajo de la mesa, no quería hacerlo enojar, fue error mío meterme en sus asuntos cuando no debí hacerlo.

—Es que sonó y creí que era...

—No toques mi teléfono —me interrumpió, acentuando un tono molesto, sus ojos eran de piedra y eso me puso inmóvil —Es una regla.

Parpadee desconcentrada.

—Pero debemos tenernos confianza, si queremos que esto funcione debe haber sinceridad, Evan. No debe haber secretos.

—¿Confianza? ¿Quieres empezar la confianza cuando lees mis mensajes?

—No fue mi intención y me disculpo por eso.

—Si seguro —dijo con tono sarcástico. —Te ves bastante arrepentida.

—No seas grosero, estoy disculpándome.

—Supongo que puedes lidiar con mi mala actitud, no es la primera vez que lo ves en acción. Así me conociste.

Me levanté de un tirón, la poca gente que estaba cerca de nosotros se dio cuenta de que era una discusión y pretendían que no querían observar el espectáculo que ofrecíamos.

—Te estás comportando como un imbécil ahora mismo, no es para tanto todo lo que estás haciendo. —agarré mi pequeña bolsa de mano y retrocedí —Estás haciendo el ridículo.

—¡¿Yo?! ¿El ridículo? —soltó una risa seca, yo ya estaba caminando para irme de ahí pero me siguió para seguir la pelea —Por dios, ahora te ofendes por como reacciono, no finjas que de repente te molesta como soy en realidad.

Estaba que echaba humo por la cabeza, iba andando lo más rápido que podía y los tacones al menos me dieron velocidad, parecieron servirme solo para eso pero Evan era rápido, tenia piernas largas que para mí era difícil huir.

—¡Sí ya me di cuenta cómo eres! —frené solo para encararlo y acabar con esto, me fastidiaba no poder reclamarle —¡Un cabrón que nada más está ocultándome cosas! Te enojas porque Jordan y Brody me vieron contigo en el departamento, cosa que todavía no entiendo y ahora porque veo tu celular cuando ni leí el mensaje completo.

—¡¿Todavía me jodes por lo de Jordan y Brody?! ¡Superarlo ya! —levantó la voz que el ruido reverberó por el pasillo, sus ojo se abrieron de par en par, me aterré que se pusiera violento y perdiera el control —Eres tan dramática, mejor ve a desquitarte con tu madre, que es la del problema. Deben ser tal para cual.

Un dolor punzante me atravesó el pecho, estaba segura de que la sangre había abandonado mi rostro, dejándome pálida, hasta que mi propio coraje que permanecía adormecido me hizo despertar y darme cuenta que se merecía más que palabras.

Me acerqué y levanté mi mano para darle una bofetada, mi piel contra la suya chocó y provocó un fuerte ruido en el lugar, me sorprendí de mi propia fuerza descomunal, el ardor de la mano no tardó en aparecer, recorriendo mi brazo completo.

—¡No vuelvas a compararme con mi madre! ¿Me oiste? Acabas de cruzar la línea.

Se quedó inmóvil como una estatua, estupefacto; su piel estaba roja y mi mano bien marcada sobre su mejilla, sus ojos estaban inexpresivos cuando los vi por última vez al correr para que no fuera detrás de mí, de reojo me di cuenta que permanecía bloqueado, absorto en lo que acababa de pasar. Camine por la acera desierta, ¡mierda!, él tiene las llaves de mi auto, no iba a regresar y pedirselas y lo peor  no pasarían taxis a esta hora porque además hacía un frío de los mil demonios, estábamos a finales de octubre y era peor que diciembre, ¿Cómo era posible?

El único que recurso que tenía era Daniel, ¿Debía llamarlo? Verifique que eran las 3:12 am, no quería despertarlo por lo que le mande un mensaje mientras empecé a llorar.

Hola.

Recé para que me contestara, grité de felicidad cuando escribió:

Hola.

No perdí oportunidad y lo llamé directamente, esperé dos timbrazos para escuchar su voz.

—Perdóname por llamarte a esta hora pero necesito tu ayuda.

Su voz se escuchaba fresca.

—No te preocupes, estoy con unos amigos en un billar, ¿Qué sucede? ¿Qué pasó, porque lloras?

Respiré hondo para no sollozar más.

—¿Podrías venir por mi a la boda de mi prima? Prometo contarte todo, es una larga historia.

—Claro —dijo con preocupación, pensé que se enojaría conmigo por interrumpirlo pero en verdad parecía estar asustado por mí —Mándame la ubicación y llego cuanto antes.

Me prometí no volver a fallarle a Daniel después de este gran favor, mucho menos por culpa de Evan Ross, Daniel merecía saber la verdad sobre esta velada que se salió de control, que terminó siendo un desastre.



¡Ya llegamos a las 13k leídas! Que rapido se pasan las leídas, gracias por todo bellezas, no saben lo cuan agradecida estoy.

Ya saben que ahora se hizo costumbre subir de dos capítulos y es que me agrada más así, se me ocurrió que quien era leer un adelanto del siguiente capítulo debe seguirme en mi instagram ya que en mis historias estaré subiendo un pequeño fragmento.

Solo las que me siguen podrán ser de las primeras el ver el capítulo. 

Bueno me voy porque todavía debo corregir mucho. Nos leemos y gracias 

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