C23
Compartimos mesa con algunos amigos de Emma, lo que estaba bien, conocía a la mitad por lo que platique con varios de ellos y a quienes también les presenté a Evan; la recepción era hermosa y el salón estaba decorado con muchas flores y listones en color purpura y dorado, era encantador, estaba segura de que el lugar lo debieron haber escogido ambos pues por lo que tenía entendido, Brian conocía a mucha gente, como ingeniero industrial viajaba mucho, tenían suerte de hacer su luna de miel el día de mañana con destino a Las Vegas, recuerdo que ese había sido el sueño de Emma, viajar y apostar en todos los casinos que pudiera.
Quería que nadie se diera cuenta de mi nerviosismo, tenía la cabeza girando por todos lados, ella podría aparecer en cualquier momento o su vuelo de Washington se pudo haber atrasado y seguro a no podría venir, quería creer que era la realidad.
—¿Amber?
Me bebí la copa de vino de un tirón, respondí al llamado de Evan cuando vi que me ofrecía más vino, él tenía una expresión de asombro al ver que me bebí dos copas.
—Deberías esperar a encontrarte con tu madre para tomar de esa manera, seguro no aparecerá, ve con calma.
—Que fácil para ti decirlo —admití, ignorándolo y agarrando su copa. —Deberíamos irnos a una mesa más al fondo, ¿No crees?
—Bueno, estamos pasándola bien aquí —comentó, se le notaba que estaba indeciso —No se si sea buena idea.
—Yo si lo creo —discrepé.
—Nena, vamos, no deberías estar tan preocupada — su voz melodiosa y suave captó mi atención, por debajo de la mesa, acarició mis muslos, por ese momento me concentré completamente en su tacto y en esa sonrisa que me hacía sentir estúpida. —Disfrutemos de la noche.
Llevábamos menos de dos horas y yo estaba muy mal, nerviosa y paranoica, debía hacer creer a Evan que era una loca pero de verdad me urgía saber si ella estaría o no aquí por el bien de los dos.
—Sí, ya se, debo parecer una ridícula pero prométeme algo —le agarré la mano que tenia en mi muslo y entrelace mis dedos —Sí ella aparece por aquí y nos encuentra a los dos, trata de no dirigirle mucho la palabra, déjame hablar a mí.
—¿A que le tienes miedo exactamente? —quiso saber, examinándome un largo rato, lo que llegue a contarle desde el principio pareció no ser suficiente para de verdad encontrar la razón de porque quería mantenerlo lejos de mi madre.
Cerré por un momento los ojos, decirle esto era complicado para mí, todavía me dolía un poco, me hacía sentir molesta e impotente, la rabia fluyó rápidamente dentro de mí.
—¿Recuerdas que te dije que uno de mis dos novios fue estúpido?
Asintió, con media sonrisa.
—Sí.
—Pues, adivina porque.
Nos miramos a los ojos unos segundos y entonces con total seguridad y sin rodeos, respondió:
—Te engañó con tu propia madre.
Desvíe mis ojos de los suyos, me dolía tener que aceptarlo todavía.
—Sí —contesté con vulnerabilidad —Él la buscó y ella aunque lo frenó un par de veces, no le fue tan indiferente a los pocos días. De todos modos ella vive en Washington pero seguro buscará la forma de contactarte.
—¿Es la razón por la que estuviste tantos años soltera?
—Sí.
Sostuvo mi barbilla con sus dedos para obligarme a mirarlo, al encontrarme con su rostro, me sorprendí al ver una sonrisa divertida pero de forma discreta, las pupilas de sus ojos se agrandaron cuando lentamente se iba acercando a mí, podía inhalar el aroma de su colonia y hubo un montón de pensamientos inapropiados que rodaron dentro de mi cabeza.
—Escúchame, Amber, no tienes por qué dudar de mi, jamás haría una idiotez como engañarte con tu madre, para empezar la gente de su edad no es para nada de mi agrado —se le escapó una risa —Podre tener fama de un mujeriego y caza nova pero no sería capaz de llegar a esos extremos, me gustan las mujeres jóvenes, con ojos almendrados, cabello café claro...
Conforme me describía yo trataba de no reírme pues me hizo cosquillas con la punta de su nariz sobre mi mejilla al igual que su aliento, me robó un beso rápido delante de toda esa gente en la mesa, le pedí que se comportara con una mirada.
—Está dicho, nena, si no quieres presentarme a tu madre está bien y no es por nada pero si ella busca algo de mí serás la primera en saberlo, me resulta tonto cuando las mujeres no pueden fingir su intento de coqueteo.
—Sí, porque ya estás acostumbrado —le recriminé, alejándolo de mí y torciendo el gesto ya que imaginé la cantidad de mujeres que seguro se le arribaban. —Tú no fuiste muy discreto que digamos.
—¿De que hablas?
—Cuando tú coqueteabas conmigo eras muy directo —le recordé con una ceja alzada, conteniéndome media carcajada —¿No podías ser menos descarado?
—Pero bien que te gustó, ¿Verdad? —pegó su cuerpo al mío, forzándome a reír —Nunca me pusiste un alto.
Vacilé y rápidamente cambié de tema, no quería creer que había ganado otra vez, lo tomé de la mano pues vi que Emma y Brian estaban saludando a sus invitados cerca de la pista de baile, le dije que fuéramos a felicitarlos. Llegamos con ellos antes que se formara la gran masa de gente, Emma desde la iglesia se mantuvo guapísima y elegante, la felicité con un fuerte abrazo, deseándole lo mejor y lo feliz que estaba por ella, Emma quiso llorar pues ya no viviría conmigo ni Mía pero antes de que derramara lágrimas le dije a Evan que la felicitara; le desee lo mismo a Brian que era un hombre divertido y muy agradecido.
Caminamos de regreso a nuestra mesa pasando por la pista de baile pero Evan se interpuso en mi camino, me dio vueltas y me envolvió la cintura con un brazo, esperé que fuese una broma lo de bailar pero no fue así.
—Bailemos, necesitas distraerte. —me guiñó un ojo, algunos focos de la decoración iluminaban su rostro maravilloso por cortos segundos.
—No, de verdad, hay mucha gente.
Me ignoró, empezó a darme vueltas sobre la pista de baile, era una canción lenta que el ritmo fue fácil de seguir, me apegó a su cuerpo y aun con mis tacones era demasiado alto para que pudiéramos tener nuestros rostros a la misma distancia, me deje guiar al compás de sus movimientos cuando nuestros ojos se entrelazaron, estaba segura de que habíamos dejado de escuchar la música y solo nos mecíamos a nuestro gusto, sin coincidir con la canción.
Tenía el anhelo de poder besarlo, anclarme en su cuello con mis brazos y devorarme sus labios carnosos, resistirse era insoportable, faltaba nada para que mi voluntad accediera a hacerlo y mandara al diablo a esta gente.
—Gracias por venir conmigo —susurré, buscando la forma de distraerme a la tentación pero quien diría que solo empeoraría más el asunto.
Clavó más a fondo sus hermosos y hechizantes ojos en los míos, la presión adolorida en mi pecho se debía sobre todo a los latidos de mi corazón, el pulso de mi sangre se disparó cuando envolvió mi cintura con sus manos y se inclinó para quedar con nuestras frentes juntas, mis deseosas ganas de besarlo atrevidamente no abandonaron a mi cuerpo y pensé que ya no era necesario intentar lo contrario.
—No podía decir que no, cuando te lo propones puedes convencerme para cualquier cosa.
—Qué bueno que me lo dices, porque hay ciertas cosas que todavía no me gustan y quiero cambiarlas.
—Tómalo con calma, nena —se echó a reír, profundizando su mirada. —Estoy aprendiendo a ser solo tuyo.
La idea me hizo ruborizar pero más que nada feliz, lo quería solo para mí de no había duda, ¿Quién no iba a querer a tremendo hombre caliente, sensual y elegante para sí mismo? Estaba segura de que muchas lo habían intentado, muchas querían estar en mi lugar, incluso mujeres más guapas que yo y era irracional creer que yo había ganado, incluso sobre Camille. ¿De verdad era posible?
—Quiero creer que lo dices en serio —dije, con leve inquietud. —Quiero que de verdad seas mío.
—Uy, mira esa agresividad —se lamió los labios, conservando su sonrisa y apretando más sus manos a mi cintura —Te ves sexy enojada, me gusta demasiado.
—Entonces, no te resistas.
Aproveche para robarle el beso delante de la gente que compartía la pista de baile con nosotros, era la primera vez que dejaba de lado mis modales, este hombre me hacía romper las reglas, optar por comportamientos nunca imaginados, como justo ahora, quería tirármelo, quería quitarle ese traje y que me diera duro, la ansiedad seguro nos estaba matando a ambos.
Me comí sus labios en un beso desenfrenado, casi creí que ofendíamos a los presentes pues me deje llevar en serio, eché mis brazos a su cuello y jalé de su cabello y él me apretó a su cuerpo, era absurdo pero no había forma de que mi cuerpo tuviera suficiente, necesitaba saciar el deseo, me hacía tanto daño quedarme a medias. Escuché unos carraspeos cuando me paré de puntillas para prolongar nuestro beso pero ni hasta eso nos interrumpió.
—¿Amber?
Me alejé de Evan inmediatamente, se me vino el mundo encima al reconocer la voz, la cabeza empezó a darme vueltas tan rápido ante el giro de la situación, hace un momento quería follarme a mi novio en una pista de baile y ahora me encontraba a mi madre, alado de su nuevo marido, contemplándonos.
—Mamá —susurré, abatida por la mezcla de sentimientos, si no fuese porque Evan que me tenía bien sujeta, hubiera caído desmayada al suelo.
Habían pasado casi siete años de volverla a ver y precisamente tenía que ser este el momento del encuentro.
Chicas tenemos trailer nuevo, está en la descripción :)
Le quiero agradecer a @-dylallxn por el trailer y a la editorial fraternity por haber aceptado el pedido.
Besotes enormes guapas, gracias, gracias, gracias por su apoyo hermoso. Nos leemos queridas hermosas
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