Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C15

Su departamento no era realmente un departamento, era un penthouse pero no tan grande y espacioso como el que usó para hacer la fiesta, este era un poco más pequeño y hasta íntimo, de todos modos era un lujoso y moderno, me pregunté si yo era la primera chica que traía aquí y después no quise profundizar en el tema, lo dejé pasar.

—Es lindo, ¿Aquí también haces fiestas alocadas? —le pregunté en tono bromista, me sonrió y negó con la cabeza, se quitó el abrigo que llevaba y lo colgó en un perchero.

—No pero tal vez haga algunas —comentó en lo que me ayudaba a quitarme mi chamarra —Y tú estás invitada, claro.

—Con una es suficiente —alegué, me asuste de pensar en otra de esas fiestas.

—Estoy seguro de que te encantó esa fiesta.

—¿Por qué lo dices?

—A juzgar por cómo bebiste, que me robaste un beso y te me insinuaste para tener sexo...Queda en claro que te gustó mucho.

—Eso solo nos dice que no sabía lo que hacía, cualquiera estando ebrio la pasaría bien, incluso en una fiesta de té.

Rió.

—Entonces tendré que ir detrás de ti cuando estés ebria porque puede que empieces a repartir besos a cualquiera.

Le di un golpe en el costado y él trato de protegerse, lo empujé cuando intentó acercarse y mejor me adentré al lugar para tener dónde sentarme.

—No se por quien me tomas pero yo no ando por ahí repartiendo saliva a como tú lo haces.

Alzó una ceja, estaba un poco desentendido aunque claro que solo lo pretendía, él sabía a que me refería.

—Solo bromee cuando te dije que había besado a dieciséis chicas en la fiesta, ¿De verdad creíste que era verdad?

—Sí, tú reputación lo avala por completo.

—¿Reputación?

Me fui caminando hacia la sala de estar, quería aclarar mi mente un poco para no hablar de más y arruinar el momento pero yo quería de verdad saber cuánto de esa reputación era cierta.

—Todos saben que eres un coqueto mujeriego que se garcha a cualquier mujer que quiera, es básicamente como el capricho de si te gusta algo lo tienes y listo.

Se quedó viéndome en silencio durante un largo rato, al principio creí que lo tomaría como una broma pero a juzgar por su expresión, parecía que de verdad le había extrañado tal cosa.

—¿Eso dicen?

Fue lo único que dijo, esperé que pudiera desmentir pero no hubo nada que lo hiciera.

—¿Y es verdad? —me aventuré a preguntar, quería que al menos pudiera ser sincero.

Suspiró, se acercó a mí y tomó asiento, me empecé a sentir inquieta cuando se le dificultó hablar, claro que eso mostraba que para admitirlo le costaba trabajo.

—Soy demasiado sociable, conozco a muchas personas y a veces me es difícil decir que no, mi vida ha sido así siempre, fiestas, conocer gente, involucrarme en más grupos sociales y en estos casos adoptas una actitud sociable y más con las chicas.

Había cierta pena en sus ojos, lo tomé como una clase de disculpa.

—Entonces, es cierto, no aceptas el "no" cómo respuesta. —fruncí los labios, me siguió estudiando con esos ojos apenados —No estás acostumbrado y yo fui la primera que dijo no, por eso ahora estás detrás de mí.

—Te diré la verdad, sí, eres la primera que me ha dicho que no pero si no me hubiese enamorado de ti, me hubiese rendido desde el primer intento de cortejo. Nunca suelo insistir, nunca voy detrás de nadie.

Me hizo ruborizar, fueron sus ojos, me dejaban ausente, no supe que decir, creí que si hablaba diría algo estúpido, necesitaba recobrarme. Su ánimo repentinamente travieso me ponía también muy nerviosa.

—¿Y porque yo? Ni siquiera soy tan bonita, a comparación con todas las modelos que estaban en tu fiesta —me desanimé al recordar aquellas guapas, altas, delgadas y rubias chicas que me opacaron desde que entraron a la fiesta, robaron miles de miradas —Cualquiera de ellas son tu clase de mujer.

—Exacto —admitió con una sonrisa de oreja a oreja que reflejó su dentadura perfecta, mi pecho guardo una atropellada línea de latidos frenéticos cuando me acomodó un mechón detrás de la oreja, que atractivo era cuando se mostraba tan feliz. —Cualquiera de ellas podría ser mi clase de mujer, excepto tú, sobresaliste de todas. Hay algo que la mayoría de ellas no tienen y tú sí, eres muy directa, inteligente y bastante sarcástica.

Di una sonrisita orgullosa

—¿Te cansaste de las caras bonitas?

Siguió sonriendo como  sabía que me gustaba

—Llegaste para cambiarlo todo.

Deslumbrada por su sonrisa y su mirada sincera y afectuosa, me deslicé sobre el amplio sofá para recortar nuestra distancia, me arrinconé contra su pecho y él posó una mano sobre mi espalda, acariciándome arriba y abajo para brindarme calor.

—¿Por qué me sigue pareciendo todo esto tan bueno como para ser verdad? —pregunté más para mí que para él, esto era por mucho la mejor memoria que podía conservar.

—Porque creíste que no lo merecías.

Y aún lo creía. Me incorporé para levantar mi cabeza y verlo, me encontré con su sonrisa desplegada a pocos centímetros de mí, no me pude contener, bueno, ni siquiera lo intenté, actúe por impulso y me lancé sobre él para darle un beso, contenerme no estaba entre mis opciones. Enrosqué mi brazo en su cuello para obligarlo a acercarse, creí que le sorprendería mi beso pero no fue así, su respuesta fue inmediata, lo vi como una clase de permiso para dejarme llevar.

Se podía sentir la ansiedad que había contenido por el pequeño rato que llevábamos ahí, sus manos se fueron a mí cintura y buscaban encajar mi cuerpo con el suyo, me atraía con más insistencia por lo que me subí a su regazo para tener la altura de besarlo con más potencia y mantener nuestros cuerpos juntos.

—Estás igual de impaciente que yo... —susurró con la respiración agitada, a media frase tomó una pausa para acariciarme la espalda y después metiendo sus manos por debajo de mi ligero suéter, sentí como sus caricias viajaban por cada parte de mi piel —Desde que cruzamos esa puerta tus ojos lo decían todo, lo quieres, lo necesitas.

Desabotoné su camisa lo que me costó un poco de trabajo, no coordiné muy bien mis movimientos, estaba tan sumida en el beso delicioso y apasionado dónde mi lengua exploraba su boca y él la mía. Me quitó de un movimiento veloz mi suéter, estaba solo en brassier pero no me sentí avergonzada, al contrario aumentó más mi adrenalina, quería que me despojara de todo.

No fue problema para él quitarme el brassier, cuando mis senos quedaron al descubierto, los apretó y con sus pulgares acarició mis pezones.

—Sé que te encanta que haga esto, te gusta que juegue con tu cuerpo...—apretó mis pechos para que quedaran juntos y succionó de mis pezones hasta hacerme gemir.

Lancé un grito pequeño, no podía contener tanta presión, solo estaba acabando conmigo y me gustaba, me encantaba su juego previo, quería esta tortura lenta para perder razón de todo, para olvidar, para gozar y bañarme a cuerpo entero de esta dicha de placer.

—Así...me gusta que lo hagas —jadee perdiendo el aliento y la cordura, estimulaba mis pezones erguidos con la boca, quise saber cómo supo que este era mi punto débil.

—¿Así quieres que juegue? —succionó de un pezón, escuchó que gemí y succionó el otro —Te gusta, mírate, te estás mojando por completo.

Apenas asentí, hundió más su cara en mis senos para pasar su lengua y ensalivar mis pezones más que erguidos y así acabar de estimularme, podía sentir mi entrepierna palpitar, mecí mis caderas sobre su regazo para desaparecer la sensación.

—Dime cuanto te gusta esto, Amber...—chupó mis senos. —Dilo, cuanto quieres que te lo haga, quiero escucharte decir mi nombre cuando te estés mojando.

—Sí...—jadee, me dolía tanto mi entrepierna, los latidos estaban siendo insoportables, —Quiero que me lo hagas, si quiero.

—¿Cuándo? —metió una mano en mis bragas y me acarició con dos dedos la entrada de mi vagina, fue un roce que me provoco más —Dímelo, quiero escucharte.

—Ahora, Evan...por favor, follame ahora, —le supliqué casi en llanto, estaba desesperada.

Escuche que reía, se burlaba porque yo no era capaz de molestarme, me tenía atada, podía hacerme lo que quería con un toque.

—Me gusta que me lo pidas, me gusta que te estés mojando sobre mí —aspiró con fuerza y exhaló, cerrando los ojos lentamente —Esto es lo que quería, Amber, te quiero preparada, te quiero para mí.

Me tumbó sobre el sofá y me arrancó los pantalones, escuché que se bajaba la cremallera del pantalón y el sonido de un paquete de plástico, no tardo más de tres segundos en ponerse el condón; colocó mis dos piernas sobre sus hombros y sus manos a cada lado de mi rostro.

Lo tenía de frente, con el volumen de su respiración entrecortada por todos lados, me robó un beso salvaje, inyectándome fuego abrasador por el cuerpo para penetrarme, se dejó venir con un poco de brusquedad, grité pero de pura excitación, , el calor y la agonía mezclados se adueñaron de mí con cada vaivén que iba en aumento colosal.

—Dime cuanto te esta gustando esto...—me pidió con los dientes apretados, haciendo más veloz su penetración, yo gemía cada vez más alto, el sudor corría por mi rostro al igual que por el suyo —Vamos, Amber, dímelo.

—Me gusta y demasiado...—dije con la respiración casi extinta, irregular —Evan...Evan.

—¿Más? —me preguntó, me penetró más rápido sin preguntar.

No pude responder, eche la cabeza hacia atrás y me aferré a su espalda, dejando arañazos con mis uñas.

—Quiero....—dije entrecortada, no encontraba las palabras, mi mente se nublaba en plazos cortos—Que me....folles en tu habitación.

Odiaba la idea de tener sexo en el sofá, aunque fuera elegante y grande, yo quería tener un buen espacio para los dos. Sin decir nada, me cargó, enrosque mis piernas a su cintura y seguí aferrando mis manos a su espalda, me besó por cortos periodos de tiempo para no tropezar a medio camino; no supe que llegamos a una habitación hasta que me dejó caer sobre la cama, lo atraje rápidamente de nuevo sobre mí y arrase con sus labios en un beso.

—Te estás mojando, Amber, me gusta mirarte así —moldeó mis pechos con sus manos y rodeo mis pezones con sus pulgares, dando más rápido el vaivén, a un nivel en el que mi cuerpo apenas podía soportar. —Tan caliente...

—Evan...¡Evan! Por favor, dios mío —gemí, estaba sofocada por mi propia frustración.

—Tan suplicante, te esta gustando, venga Amber, esto es lo que quiero, mójate todo lo que puedas.

—¡Ah! —solté un aullido cuando sentí mi interior caliente, se corrió dentro del condón, duró unos cuantos segundos dentro de mí y cuando salió, me moje por completo, recuperando el aire que tenia atrapado en los pulmones.

Inmediatamente tuve que levantarme para ir al baño, tenía que asearme un poco, cuando volví a la habitación lo vi desnudo, tiró el condón en el bote de basura, de espaldas pude apreciarlo con un deleite que me puso bastante motivada, el calor de mi cuerpo estaba reciente que mis mejillas no necesitaron ruborizarse más.

Se volvió hacia a mí y contemplé maravillada su abdomen, no me resistí y baje mis ojos hasta su pelvis, era tan insaciable, acababa  de probar todo eso y me sentí hambrienta otra vez.

—Mm...—me contempló también, mordiéndose el labio, mi boca estaba ensalivada que tuve que tragar —Nunca pensé que tendrías ese cuerpo escondido tan bien.

Sonreí.

—Solo en temporada de frío —bromee —En verano está casi al descubierto.

—No puedo esperar hasta el verano, es un fastidio. Mejor subo la calefacción y así no tendrás que ponerte nada encima.

Negué con la cabeza, riéndome entre dientes, agarré una sábana y me la envolví, el departamento estaba cálido pero las ventanas estaban frías, me senté viéndolo embobada como se ponía su bóxer y se acomodaba el cabello.

—Está es tu habitación —señale, era seguro, la decoración era oscura, en tonos grises y negros. —Dime la verdad, ¿Cuántas han entrado...aquí?

Mi pregunta no fue directa pero él supo relacionarla.

—Eres la primera.

Abrí los ojos como plato.

—¿Yo?

Sonrío.

—Eres la primera con la que he estrenado este lugar.

Puse los ojos en blanco, seguro que en su penthouse o departamento en Seattle  ya estaba muy estrenado por muchas.

—Que estúpido —mascullé, me voltee hacia otro lado.

—Vayamos a comer algo ¿O prefieres quedarte? Ya casi son las once, ¿Te llevo a tu departamento?

Vacilé, ¿Quedarme un rato más o pedirle si podía quedarme a dormir? Supongo que la respuesta era muy obvia.



¡Bonitas! Me da gusto saludarlas de nuevo, quería agradecerles porque la historia llegó a 5k leídas y pronto a los 700 votos :) el apoyo que me dan es increíble, no me cansaré de agradecerles todo esto, en serio, ya que me tomo mi tiempo para hacer esta historia para ustedes y que claro les guste mucho.

También les quería mencionar si ustedes lo desean, podría subir tres veces por semana o incluso a diario pero eso lo dejaré a decisión de ustedes, si gustan dejarme sus ideas o su respuesta pueden hacerlo aquí o en mi instagram donde pondré una encuesta, si no me siguen les dejó el link en mi perfil.

Ya no escribo más y me despido de ustedes con amor y besos desde mi computador 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro