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C10

Apagué el celular y lo metí  de mi bolsa, Evan aparentó que no le pareció raro todo esto pero claro que no ocultó para nada su intriga, comenzó a alejarse de mí lo que claramente era una señal de alarma para mí, no quería que lo hiciera, ¿Cómo atraerlo de nuevo? ¿Retomar lo que habíamos dejado?

—Ya lo pensé muy bien y me encanta tu trabajo —admitió con una sonrisa amplia, dejando al descubierto sus perfectos dientes blancos, oh por favor, no hagas eso otra vez que me estás provocando a actuar sin medida.

Su mano al menos todavía estaba posada en mi espalda, lo que al menos me hizo regresarle la sonrisa.

—¿En serio? Me da mucho gusto.

—Pero quiero que empecemos hoy mismo, si para ti no hay inconveniente.

Mi sonrisa descendió un poco.

—¿Hoy? Wow, pero bueno, ¿Qué clase de fotos quieres?

—Quiero tu toque clásico, normal, no creo que tardes nada en tomar esas fotografías aunque el oficio de editarlas es lo que va a tomarte tiempo, por lo que te pagaré adelantado y la otra mitad cuando me las entregues.

—¿Cuándo las necesitas?

—El martes.

Hay dios, tenía trabajo de la oficina y ahora tenía más que era igual de importante, otro día que seguro iba a costarme mis horas de sueño. Evan sacó su chequera y anotó la cantidad que iba pagarme por las fotos.

—Aquí está la primera parte.

Vi con mis ojos casi saliéndose de entre las órbitas la cantidad legible y clara de 751 dólares, lo que quería decir que la otra mitad sería la misma, sumaban en total 1,502 dólares, no podía ser, ¿Esto era real? Evan se dio cuenta de que no podía decir nada, estaba conmocionada.

—¿Es suficiente o cobras más de lo que te estoy pagando?

—No, no —aclaré con torpeza —Quiero decir, es demasiado, lo que pides no es tan difícil de hacer.

—Bueno no tengo idea de cómo se realiza el trabajo de fotografía y edición pero pagaré cualquier cifra para que seas tu quien que realice esto.

Compórtate, Evan Ross, que a este paso ya eres demasiado evidente. Sonreí, la cabeza me dio vueltas cuando alargó su mano para tomar la mía, ese contacto suyo otra vez me provocó electricidad, chispas en mi piel, nuestras miradas se encontraron y la gente se desvaneció por completo.

—Si quieres que empiece hoy necesito volver a mi departamento por mi equipo de trabajo. ¿Te importaría llevarme?

Negó sin problemas, esa sensación de potente deseo me recorrió el cuerpo entero, sonreía tan preocupado, observándome con ternura que estaba tan segura que él también ignoró a la gente del restaurante tanto como yo.

—Será un placer, Amber, resultó mucho mejor traerte yo mismo al restaurante, ¿Ya te das cuenta porque es mejor decirle sí a mis peticiones?

Me eché a reír, sí que lo haría la próxima vez, solo porque me sentía lista para hacerlo.

(...)

Llegue al departamento y preparé mi equipo, como era una sesión sencilla dónde solo tomaría fotos del lugar no ocupe tanto, solo mi buena cámara y unas cosas que quizá podrían ser útil o no. El recorrido a Pharma Bio Inc,  fue más rápido de lo que pensé, llegamos y de inmediato nos dieron acceso, Evan se portó muy profesional, me habló cómo lo que podría llamar mi cliente, pidiéndome exactamente que quería en las fotos. Yo ya tenía una idea por lo que tomarlas fue pan comido pero como el lugar era enorme, creí que tardaríamos unas dos horas pero se incrementó a tres.

Supuse que era la primera persona externa que veía Pharma Bio Inc, lo que me hizo pensar en la exclusividad de las fotos, Evan me pidió firmar un contrato donde me comprometía a tener confidencialidad respecto a la empresa y la imagen que no iba a expuesta mediante estas fotos.

—Hoy me pongo a trabajar en las fotos —le dije con seguridad, levantando mi cámara y meneándola levemente —No creo tardar mucho, puede que las termine antes si me pongo al corriente.

El rió, el sonido de aquella risa fue cantarina, suave, creo que era el sonido más relajante que había escuchado jamás, se convirtió en mi favorito, una melodía única.

—No dejaré que trabajes en eso hoy —repuso con amabilidad, saliendo ambos del laboratorio hacia la calle, me tomó del brazo para encararme a él —Quiero invitarte a una fiesta esta noche, ¿Qué dices?

Mi expresión se desfiguró, hice una gran mueca que claro lo hizo reír más.

—¿Una fiesta? ¿En dónde?

—En mi departamento, llegué a Chicago hace cinco días y en una semana Pharma Bio Inc abrirá sus puertas y varios amigos vinieron a la apertura, están en la ciudad y haremos una pequeña fiesta.

—No lo sé —mi mueca se incrementó —No me gustan las fiestas, no conozco a nadie, no voy a encajar ahí, Evan, olvídalo voy a ponerme a trabajar en esto.

—Por favor, Amber, ya les he contado a algunos amigos de ti.

—¿¡Que!? —se me calló la mandíbula al suelo, joder, sentí que me faltaba aire a los pulmones —¿Qué les dijiste de mí? .

—Que hice una amiga en Chicago, que es fotógrafa excelente y atractiva, tengo que agregar.

Tuve que calmar el ardor en mi pecho al escuchar lo último, no quise sonreír como estúpida delante de él por lo que me apreté los labios tan fuerte para que no me ganara lo intimidada que estaba por él.

—¿Me estás tomando el pelo? No voy a ir.

—Conozco tu dirección, no me obligues a ir por ti, piénsalo, habrá gente que podrá querer tu servicio de fotógrafa, son personas influyentes.

—El problema es que ya tengo un trabajo.

—¿Y nunca has deseado más que solo eso?

Gruñí, que hijo de puta, tenía razón, ¿Cuándo no? Lo tenia en casi todo hasta ahora, lo odiaba por tantas razones, la primera por hacerme desearlo tanto cuando no quería hacerlo y la otra es siempre encontraba la manera de ser el más astuto de los dos.

—Voy a ir solo unas dos horas y me iré, no importa si tengo que pedir un uber, solo serán dos horas máximo. Hablo en serio.

Sonrió orgulloso, acomodándome un cabello para ponerlo detrás de mi oreja, ¿Qué estas haciendo? Deja de tocarme o terminaré diciendo "sí" a todo lo que dispongas.

—Bien, aunque lo pondré interesante para antes de que te vayas, haré lo que sea para que te quedes y la pases bien.

No se que quiso decir con eso pero me mantuve firme a mi horario, no iba a traspasar de las dos horas, estaba segura de que no iba a soportar aquel lugar lleno de personas engreídas y prepotentes que vestirían mejor que yo y que me usarían como parte de su entretenimiento al ver el ridículo que hacía por estar ahí. 

(...)

No tenia algo decente para salir a la supuesta reunión, como sabía a dónde me iba a meter le tomé prestado a Emma algo que tuviera de diseñador o de marca glamurosa, yo no tenia nada que se le asemejara a un vestido costoso, ella tenia una que otra prenda que Brian le ha regalado en sus cumpleaños. Usé un vestido suelto de flores de Michael Kors que era demasiado cómodo y unos zapatos de tacón abiertos por delante, lo que si escogí con más cuidado fue mi ropa interior, no tenía nada de encaje o seda pero fue suficiente combinar el color de mis bragas y brassier.

Me maquille un poco más exagerado porque era una fiesta de noche, me puse mi perfume miss dior por todo el cuerpo aunque fuera muy concentrado y salí del departamento con Mia deseándome suerte a cualquier lugar a donde fuese ir, ella no sabía nada y agradecí que no me preguntara, Emma aun no regresaba de su día ocupado, yo deseaba que estuviera aquí para tener más confianza.

Vi el mustang de Evan estacionado a unos metros del edificio, entre en una clase de pánico y pensé, bien, si este fuckboy solo quiere divertirse hoy y aprovecha esta fiesta para embriagarme y tener sexo, al menos voy a hacer yo la que se le insinue primero.

—Hola —lo saludé cuando me deslicé hacia dentro del auto. Él iba de negro como siempre, le sentaba muy bien porque su cabello era café oscuro pero sus ojos verdes eran tan claros que combinaban, se veía sensual, guapo, su colonia cubría todo por dentro, cada pequeño rincón.

Me dedicó una sonrisa de oreja a oreja y me echó una ojeada de pies a cabeza, me gusto tanto que me diera tanta atención, me hizo sentir guapa por primera vez en tanto tiempo.

—Mírate, te ves increíble, que sexy, Amber.

Me ruboricé.

—Es solo un vestido.

—Bueno, el caso es que con o sin el vestido siempre te ves increíble —sonrió con más ganas. —Me gustaría mucho...

Se detuvo al hablar, no se si lo hizo porque lo estaba viendo tan fijamente o no quiso ser indiscreto, seguro quiso decir una idea o fantasía penosa. Yo estaba dispuesta a divertirme con él esta noche, nada serio.

—¿Qué? ¿Te gustaría quitarme el vestido? ¿Meterte debajo de él?

Siguió sonriendo.

—¿Somos o no amigos?

—Nunca dije que sí, solo respondí no lo sé.

—Entonces puedo hacer esto —susurró, inclinándose lentamente hacia a mí, me tocó la barbilla con los dedos para sujetarme con firmeza, inhaló con fuerza y se dirigió a mi cuello donde concentré a propósito mi perfume, luego me besó el hueco de mi garganta.

—Te gusta que te mire y seguro te gustaran las cosas que puedo hacerte,  todas se convertirán en tus favoritas, Amber —su aliento me hacia cosquillas en la piel de mi cuello, yo tenía los ojos cerrados, gritando desde mi interior que me besara los labios, que me quitara estas jodidas ganas de una maldita vez.

Contuve mi aliento cuando bajó sus labios hasta mis hombros, tenía mis dedos enroscados en el asiento y los dedos de mis pies entumecidos.

—¿Te gusta, Amber?

Solo produje un ruidito para afirmar, luego sentí que una de sus manos se posó en mi rodilla, me acarició la pierna y con cuidado se metió debajo del vestido, solté un gemido cuando llegó a mis bragas.

—¿Quieres que te muestre lo que se estará convirtiendo en uno de tus favoritos? —se acercó a mi odio y me depositó besos en la línea de mi mandíbula, su colonia me atravesaba la nariz, mi cabeza estaba envuelta en él y mi cuerpo también.

—Sí, ¿Qué estás esperando?

—Te estoy midiendo, Amber —rió cerca de mi piel, sentí la punta de su lengua en el lóbulo de mi oreja —Todo en ti me vuelve loco, me provocas y yo quiero ver cuanto puedo provocar en ti.

Su mano sin previo aviso se metió en is bragas y sentí sus dedos rozar en mi vagina, acarició por primera vez mis labios vaginales, a este punto jadee y eche la cabeza hacia atrás en el asiento, cuando metió dos dedos y los llevó hacia el fondo, provocando que mi espalda se retorciera un poco tuve que inhalar aire para no quedarme sin aliento. Esto era lo que quería de mí y yo sin negarlo era lo que quería, ¿Quién podía resistirse?

—Sabes que me provocas mucho —jadee entre cada bocanada de aire que tomé para apagar el fuego que me estaba devorando viva, menee mis caderas para darle acceso más al fondo, ya estábamos en un punto de no retorno, podía al menos disfrutar de esto sin sentirme tan mal.

—Ya te estás acercando, ¿Verdad? Venga, Amber, dame la oportunidad de hacerte llegar.

Lo único que quería era poder correrme y él estaba haciendo un estupendo trabajo, era la primera vez que alguien me masturbaba, ni siquiera yo misma lo había considerado después de estar 6 años soltera. No supe de donde más aferrarme, tenía que levantar mi cuerpo porque sentía que llegaba hasta el punto más alto del cielo, la vibración en mi cuerpo, el calor, el éxtasis era un fenómeno que pocas veces experimente de verdad.

—¿Aquí? ¿Me vengo aquí? —jadee, su auto estaba tan limpio y ensuciarlo me parecía vergonzoso.

—Sí, aquí —susurró, chupando de mi cuello, agilizando sus dedos dentro de mi sexo para acelerar el proceso.

Me apreté los labios.

—No...no puedo...Evan —le suplique que parara, no tenía bragas limpias de repuesto. Justo cuando iba a decirle que dejara de hacerlo, una persona golpeó la ventanilla de mi puerta, me pasmé y Evan igual.

La gente en la calle era poca, hacía frío pero de todas formas si circulaban y de vez en cuando en grupos grandes. Bajé la ventanilla y un policía nos saludó con media sonrisa.

—Disculpen mi intromisión pero necesitamos que circulen, una grúa va a ponerse aquí para recoger un auto descompuesto, juste ese que está ahí —nos apuntó una camioneta negra delante de nosotros —Debemos pedirles que se muevan del lugar.

—Claro oficial, no hay problema, ya nos íbamos. —respondió Evan con mucha cortesía, yo apenas y pude sonreír, quería hundir mi cabeza debajo del asiento.

—Por dios —logré mascullar, mi corazón bombeaba por la adrenalina de todo lo que había pasado, creí que saldríamos arrestado de ese auto por tener sexo en via publica, que horror.

—Siento haberte dejado a medias —se disculpó según él, su sonrisa juguetona me hacía entender que todo esto le fascinó. —Si quieres podemos continuar mientras sujeto el volante con una mano.

—Solo conduce y cállate —repliqué fingiendo un tono molesto, ocultando una sonrisa, lo voltee a ver con una expresión de insuficiencia.

—Uy Amber, ¿Te vas a molestar conmigo por querer hacerte pasar un buen rato? Quería que llegaras de buen humor a la fiesta.

—Eso no será posible.

—¿Por qué?

—¿Quién luce feliz cuando es traído a fuerzas?

—Nadie, a menos que le espere una sorpresa. —dejó escapar una sonrisa maliciosa, cargada de diversión, sus ojos refulgían en total desesperación.

Entrecerré los ojos, por supuesto que lo sabía, no era estúpida o tal vez lo era al permitir esta locura, ya no había forma de echarme para atrás, ya habíamos empezado, ya aprendería con la sensación de arrepentimiento en la mañana.


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