Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 1




Puse mis zapatos y aseguré mi bolso. Luego puse mis manos en el petillo de la puerta el cual era un metal brilloso. Cuando la puerta se abrió, un ligero sonido se escuchó, interrumpiendo el abrumador silencio que había.

Soy muy tranquila, pero eso no impide que haga mucho ruido. Para mí el silencio es algo incomodo, lo digo por alguna razón. Hablo mucho y puedo llegas a ser molesta, pero al ser un poco tímida me cuesta formar una oración completa. Sali de casa y me adentre a la calle soleada. Aunque el sol estaba totalmente fuera, hace un viento muy complaciente. Con el que sería difícil sentir una pizca de calor. El viento bailo mi pelo negro y mi falda se levantó. Suerte y solo tengo mi bolso en el hombro, dándome tiempo a agarrarla antes de mostrar de más. Mire mi celular, observando que sea la ubicación exacta. Y si, era la misma. Unos apartamentos color blanco, que desde lejos se ven muy pequeños.

¿Vivirá solo?

Subí las escaleras donde abundaba un olor refrescante. Al pasar por uno de los apartamentos pude escuchar a niños gritar, luego a uno donde la TV estaba muy alta.

Hasta llegar a mi destino: El apartamento de Damián, el chico callado, perverso, tranquilo y oscuro. ¿Quién se imaginaria que me pediría ayuda sin arruinarlo o hacerme pasar vergüenza?

¿Por qué me haría pasar vergüenza un chico que aparenta ser tierno y seco a la vez? Que aparenta ser una persona oscura, y para obtener lo que quiere hasta te regalo el cielo, según dicen. Pues...

"Laila, una de las chicas más inteligentes y lindas de la escuela, estaba a punto de confesársele a este chico. Era nuevo, se rumoraba que nació en Rusia, pero es italiano, y que sus padres son de Estados Unidos. Su aula era 4to C, donde estas los estudiantes más inteligentes de la escuela, los que ganaron todos los trofeos que tiene la escuela. Ella muy tímida y con esperanzas se le confeso ¿y que paso...? Él le respondió de la manera más sínica y perversa posible a la pobre chica: —Pero... tu pagaras los moteles, ¿sí?— esa fue una de las razones para que se volviera un chico muy perverso, siendo deseado por las calenturientas y detestados por las chicas como yo. Muy serias, las cuales no tenemos esos planes en la adolescencia.".

Toqué el timbre, recordando perfectamente, como tuve esta oportunidad de ayudarlo...

"Estaba saliendo del aula, para ir por mi desayuno. Y este chico apareció, con su cara de chico gentil. Yo aun sabiendo sobre su mala fama, no pude negármele cuando me dijo: —Por favor... El profesor me dijo que podías ayudarme. Quisiera hacerlo de las flores, porque en eso es que eres buena, ¿no? —. No por el hecho que fue el profesor quien lo envió, sino por su dulce voz pidiéndome que lo ayude. Sus ojos reflejándome que me necesitaba, y que tenía que ayudarlo. Si él quisiera otra cosa, me lo hubiera dicho aquí, ahora y sin rodeos. Ya todos sabemos cómo se comporta antes una dama..."

—Oh. Hola. Pensé que no vendrías—. Su voz me interrumpió y rápidamente lo mire a los ojos avergonzada. —Bueno, pensé en hacerlo rápido.

—Pasa...

—Gracias—. No dude en entrar a ese abundante apartamento. Y recibí una vibra inexplicable. Huele refrescante, como si esta casa fuera limpiada hasta tres veces al día, con una fragancia suave y nueva. Sintiéndome segura y ligera. —¿Estas solo?

—Si. Mi hermana siempre está en el trabajo. ¿Por qué preguntas? —. Respondió y me hizo una pregunta mientras cerraba la puerta. Ok, si eh estado sola con otros chicos antes. Desde los matones, los nerds, incluso con personas homosexuales. Mi madre siempre me dijo: Incluso una niña te puede hacer daño y nunca tuve miedo de ir a enseñarle a uno de ellos. Pero estando con él, es diferente.  —Bueno... solo tenía curiosidad.

—Lo haremos en mi habitación. Esta arriba. ¿Quieres algo de bebe...? —. Me hizo señas hacia la nevera y yo por estar examinado la casa ajena ni caso le preste, mi mente estaba lejos. ¿Por qué tantas copas? —¿O de beber?

—Ah, sí. ¿Puedo tener un poco de agua? —. Puse atención a sus señas y volví a examinar todo.    —Toma—. Extendió el vaso con agua y cerro la nevera. —Gracias.

—Vamos—. Dijo y me guio por la sala. El comedor era pequeño, solo tenía cuatro sillas y se notaba que hace mucho no sentía el caliente de una persona o de una comida. Aunque el plano, el diseño y todo en ese apartamento era perfecto, al fondo, se podía sentir una soledad. Un vacío, algo que así el aura más fría. —Pasa—. Abrió una puerta color negro. Supongo que es su habitación.

Puse el pie dentro, y no sentí ninguna sensación extraña. No era una habitación normal, ósea si es normal. Pero... ¿Dónde está el espíritu juvenil? No hay ninguna revista o poster de mujeres desnuda, como lo que aparenta: Un pervertido. No hay nada, ni siquiera color. Solo una cama bajita con sabanas grises y almohadas negras. Las cortinas blancas y las paredes con un tono de Agata gris. Ni siquiera muestra afición por algo, animes, música o una persona. Solo un cuadro con una flor amarilla y bordes negro brilloso. Se ve bien pulido. Y acabo de ver una foto en la mesita: Una mujer sonriente con un chico al lado, el cual no sonríe, pero se le ve feliz.

—¡Wow!—. Exclame en lo más bajo posible, pero él pudo notar mi asombro. —¿No te gusta? —. Pregunto con curiosidad. —No es la habitación de un chico de tu edad.

—Pero a mí me gusta. Empecemos—. Respondió con simpatía. Camino a la mesa, donde hay una Laptop y más cosas de su "gusto".  —Siéntate aquí. Dijiste que no tenías computadora. Lo aremos con la mía—. Palmeo la única silla que avía, una de ruedas, muy cómoda que se ve. 

Caminé hacia ella y me senté. Mirando la Laptop y pregunte: —¿La enciendo?

—Claro. Iré a buscar otro asiento—. Dijo y solo escuche como cerró la puerta. Tomé la Laptop en mis manos y abrí. Al presionar el botón de prender, esta prendió de inmediato. Encontrando con el pasa tiempo favorito de un chico: Pornografía. No cerré la página, solo abrí Word. No tengo porque meterme en sus asuntos. A demás no usaremos Google.

No se si lo hizo a propósito, pero como es su Laptop puede hacer lo que quiera con ella. Dejar todo lo que quiera abierto o cerrado. Pero en mi caso, eso debería ser algo demasiado "privado". Escuché la puerta abrirse y lo vi entrar de reojo. Rodando sobre una silla de espalda. —¿Ya empezaste?—. Pregunto postulándose a mi lado. Y este está más bajito que yo, por el hecho de que la silla es bajita y por qué este jorobado.

—Acabo de entrar.

—¿Primero no tenemos que descargar las imágenes? —. Se tardo en preguntar. —Si. Eso lo aras tú, siéntate aquí, te enseñare—. Le dije de manera gruñona. Mientras me paraba de la silla y se sentaba.

—Asegúrate de que sean de calidad y detallistas—. Y así fue pasando el tiempo. Le decía que hacer y cómo hacerlo, es un poco bruto, pero es normal para su primera vez. Casi acaba, solo le falta que las desarrolle.

—Cuando terminemos comemos algo—. Le asentí, en verdad tengo hambre. Siendo sincera, tenemos como tres horas aquí. —Yo me encargo de eso. Tu descansa—. Intercambie lado con él, pero aun seguíamos en la misma silla. Procedí con el trabajo y lo escuché suspirar.

—Y dime Lezzy... ¿Cómo esta tu novio?—. Su pregunta su directa, excepto un suspiro que la interrumpió. ¿Pero porque pregunta por mi novio?

—Mmm. No tengo novio—. Le confesé aun haciendo mi trabajo. —Que lastima, eres muy linda e inteligente.

Me ruborice inmediatamente. —Oh, gracias.

—De nada—. Sentí algo caliente en mi rodilla. Eran sus manos, aunque son ásperas, me gusta el tacto. Me da tanta pena. Quise moverme para que la quitara, pero esta calientita y suave. Solo la dejare hay, como si no supiera que esta hay. Hizo un rápido movimiento hacia mi muslo y me exalte.

—Escribiste Botanisa, ¿No es Botánica?—. ¡Diablos! Por estar tan concentrada en su tacto la cague. —Si, me confundí.

—Tu piel es muy suave, te la cuidas mucho—. Su mano empezó a bailar mi piel, más arriba de mi rodilla. Tecleo con nervios, pero trato de contenerme para no volver a cagarla. Aparte de ignorar sus toques, ignoro sus palabras. Despego su mano de repente y sentí un enorme alivio. Se puso de pie y camino al baño.

—No es por ser atrevido, pero... me gusta tu piel—. Espere que entrara para ahogar un grito en silencio. Soplar mis manos frías de los nervios y pegármelas en las mejillas calientes. En serio es una persona perversa, dios. Que loco de su parte.

—¿Estas terminando? —. Pregunto saliendo.

—Si, ya casi termino.

—¿Qué pido de comer? Yo pago—. Pregunto mientras se secaba la mano con una toalla de mano. —Lo que quieras. Menos pizza.

—Mmms. A mí tampoco me gusta a pizza. Comamos pollo frito—. Le asentí con una enorme sonrisa. Mientras trotaba mis dedos cansados de dar tantas teclas. Para luego ponerme de pie y estirar mi cuerpo.  —Eres muy alta.

Ya me sentía confiada y solo respondí muy calmada: —Gracias, tú no eres pequeño. Tal vez... ¿1.85?—. Trate de adivinar la estatura del chico con gen de pino. —Son 1.90. Lo que pasa es que ahora estoy más gordito—. Me explico e hizo señas.

—Voy a hacer el pedido.

Salió de la habitación y me dejo nuevamente sola. Di un par de vueltas por la pequeña habitación y luego me senté sobre la cama. Es muy cómoda y la sabana tiene una tela muy suave y refrescante, aunque huele a... Damián.

—Ya la encargue. Como es un poco tarde y hay mucho tráfico, llegara en algunos... ¿45 minutos?—. Entro diciendo. Yo me pare rápidamente, no quería que me viera tan cómoda sobre su cama.—No importa. Quédate ahí. —Es que...

—¿No estas aburrida?—. Me interrumpió y se acercó a mi peligrosamente. —Un poquito—. Dije confusa a su cercanía. —Seré honesto contigo...— Dijo en medio de un suspiro y continúa acercándose más y más. —¿Que?

—Quiero hacerlo contigo—.  Dijo sin más. Espero no estar malentendiendo lo que dijo o volvió su lado perverso. Perpleja le respondí: —Pues... ¿Hazlo?

—Ok.

Ni siquiera entraba por mi mente a que se refería, pero si lo sabía, solo que no podía entenderlo. Solo sentí sus labios encajar con los míos. Quede perpleja, sorprendida, atónita. Con los ojos como platos y mirando sus ojos cerrados. Lo está disfrutando, está disfrutando comerse mi boca. Pues yo también debo de hacerlo, ¿no?

Cerré mis ojos y abrí mi boca. Dios, siempre encontré asqueroso compartir saliva con otra persona, pero esto, esto me excita. Demasiado. Sus brazos, los cuales no sabía que me abrazan apretaron con fuerza mi costilla. Haciéndome gemir al sentir una llamita en mi pecho. Le estoy haciendo, estoy besando a un chico. Bajo su mano y las metió bajo de mi falda. Las ganas de decirle que solo es un beso son grandes, pero la de que me manosee es mayor. ¿Qué me pasa?

—E-espera...—Acabo de tartamudear, este se alejó en cuanto lo empuje.  —¿Nunca lo has hecho? No te preocupes, lo are de espacio—. Dijo y volvió a lo de antes. Solo que ahora estaba bajando mis bragas. Con pasos torpes, me empujo sobre la cama y al caer sobre ella, mis bragas cayeron en la alfombra.

Damián se quedó ahí parado mirándome. Juraría que estoy roja, no, azul. Quito el nudo de su bermuda y se lanzó sobre mí. No lo puedo creer, voy a perder mi virginidad de la manera más sencilla posible. —¡Espera!

Lo detuve antes de que se posicionara. —¿Solo así?— Claramente sabe a qué me refiero. —No quiero que mi primera vez se un mal recuerdo—. Le dije apenada.

—Ok. Está bien...— Bajo su mirada y luego su cuerpo. Sostuvo mis piernas y le hecho una miradita a la zona. —Normal en una chica de tu edad—. Sumergió su cara ahí abajo. Primero sentí la caricia de su nariz y luego su respiración. Algo húmedo modelo mis labios vaginales y luego algo duro los apretó. Me está mordiendo y lamiendo. Se escucha extraño, pero es excitante. Metió más allá su lengua y sentí un bajón en mi pecho, es algo rico. Es difícil de explicar. Podía sentir mi parte palpitar. Eso es, me gusta. Sin darme cuanta deje escapar par de gemidos y hacia sus movimientos más rápidos y succiona con delicadeza.  —Oh. Dios mío...

Aparte de sentirme totalmente mojada ahí abajo, algo me molesta. Algo quiere salir. Haciendo que cierre las piernas y apriete la cabeza de Damián. Este gime de molestia o se queja y trata de abrirlas. —Vamos, dámelo todo. Lo quiero, no te contengas.

Y la lo se. Se que es lo que está a punto de salir: Mi primer orgasmo. Pero no quiero soltarlo, no sé cómo hacerlo. Es molesto, aparte de placentero. —¡Joder!—. Salió de entre mis piernas y se posó sobre mí. —Te contienes mucho—. Se quejo besándome.

—Ya, déjalo ir—. Acaricio mi pierna y con la otra mano limpio mi sudor. Puso un dedo en el inicio de mi intimidad y lo movió en circulo, sintiéndome más cerca de clímax. Con mis manos temblorosas sostuve su poloche, lo siento. Ya viene...

—¡Dios!...

Todo estallo sobre su mano. Llevándolas a su boca y lamiendo el líquido espeso. —Perfecto..—. Lo saboreo y me miro a los ojos. —¿Mi turno?

Me quede ahí acostada, demacrada, cansada y en shock por lo que acababa de pasar. Ahora es su turno, no sé a qué se refiere con eso. Pero, debería de hacerlo. Tengo que cumplir. —Claro—. Le asentí esperando a que me diga que hacer. Pero solo se quedó ahí sentado de rodillas, como esperando a que inicie algo que no se.

—¿Qué se supone que haga?—. Pregunte sentándome a su lado. Se quedo mirándome por unos segundos, de arriba a abajo. Me analizo, con una mirada de lujuria o amor. —Ven.

Agarro mi cabeza, quedando a la altura de su pecho y me jalo hacia su pelvis. Ok, esto si no lo sé hacer. Al ver como estaba bajando sus pantalones, inmediatamente le dije: —No sé hacerlo.

—Solo no uses los dientes—. Me dijo coqueto, antes de quedar desnudo frente a mí. Analice su miembro y encamine mi boca hacia él. Al tenerlo cerca de mi boca, en mis labios: Tiene una textura caliente, es suave, pero se siente algo duro en lo profundo. Abrí mi boca y lo mojé con la saliva.

Es vergonzoso. El me está mirando desde allá arriba. ¿Si lo hago mal que pensara? Si lo hago bien, puede que piense que soy experta. No sé qué hacer. Solo lo dejo ahí dentro y no me muevo. Hasta que hunde mi cabeza con su mano, y tenerlo todo dentro. —Eres profunda.

Jala de mi pelo para que suba de nuevo, y así sigo el ritmo. Tratando de no pegarle los dientes y con algunas ahorcadas. Sus gemidos son callados, pero como ahí mucho silencio, se escuchan junto al sonido de mi garganta. Aparte de que su respiración esta agitada, y parece que le cuesta. —Ouh...—. Con toda la fuerza que me quedaba, tenía que empujarlo para no ahogarme. A esto se refieren cuando dicen que los hombres no se contienen a una buena mamada. ¡Ja! ¿Lo conseguí?

—¡Eso eso! ¡Lo haces bien!—. Me saco de golpee y me cacheteo dos veces. Algo que me molesto, como para que saliera de ese trance en el que estaba.

Me estoy asfixiando y tengo calor. Voy a vomitar o a desmayarme. Me está matando, no suelta mi cuello, mientras me golpea y gime. Es como un monstruo. No se contiene. Vuelve a meterlo dentro, pero ahora me cuestas esconder los dientes. No puedo ni estas sentado sola. Que agotador.  La saliva salía junto a su fluido, hasta mis mocos. Vuelve a sacarlo, pero ahora para masturbarse sobre mi cara. A lo que yo trato de respirar, con la boca abierta, es como si lo quisiera adentro, como si lo necesitara. Con una sed compulsiva. Esculpió su miembro, algunas gotas cayeron sobre mi cara, pero ni importo. Ya que me lo trague con todo y semen. Una vez termino, dio dos golpes en mi boca con su amigo.

Soltó mi pelo desordenado y cayo acostado. Ya terminamos, pensé que perdería mi virginidad hoy. Al igual que el, con pesadez, me tire a su lado mirando el techo.  —Aun no terminamos. Solo voy a respirar un poco. Se viene lo difícil—. Confeso sofocado. Solo reí por abajito y me acurruqué en su costilla. Tarde, porque rápidamente se puso de pie. Como si hullera de mí.

—¿Qué paso?

—Empecemos—. Fue así una de las gavetas de la mesita y saco un sobrecito negro. Ósea, un preservativo. Volvió hacia mí y agarro mis piernas y las abrió. Labio su labio y luego lo mordió. Sostuve la sabana con fuerza y no podía verlo ya que mis pechos cubiertos por la camisa mojada suben y bajan al ritmo de mi respiración.

Escuche algo elástico y luego un sonido extraño. —¿Qué estás haciendo?—. Pregunte curiosa al notar su tardanza. —Me ponía el condón—. Volvió a subirse sobre mí y jalo una almohada colocándola bajo mi cabeza, y así poder ver mejor estando más cómoda. Su respiración se escucha igual de pesada que la mía, pero la de él es excitante. Se coloco entre mis piernas, una estaba para el sur y la otra para el este.

—Si quieres que me detenga, empújame.

Puso mi mano derecha en su pecho. Sentí como mi columna vertebral se erizo cuando pego su punta con la mía, haciendo un leve movimiento de arriba abajo. Suave y delicado, todo mientras mira mi expresión. Lo miré a los ojos y chocamos miradas, era el momento y se asentí mientras mordía mi labio nerviosa y asustada.

Dio un empujoncito y dolió. Pero no mucho, eso que aún estaba afuera. Siguió rosándose conmigo y empecé a sentirme mojada y caliente. Y los movimientos eran más largos y sutiles, al colmo de gemir por dentro. Empujo, y si dolió. —Oh—.  Sin darme cuanta le avía clavado las uñas. Me pidió que lo empujara si dolía, pero, aunque lo empuje y rasguñe, siguió metiéndolo a la fuerza.

—Me duele.

Le confesé con el ceño fruncido. —Tranquila—. Quito mi mano de su pecho y con una mano, me sostuvo las dos sobre mi cabeza.  —Duele... no forjes... ¡Oh!—. De un golpe rompió algo. El dolor es inmenso. Como si quebró algo dentro y solo sentí una parte dentro. Lo tengo dentro, y me duele. No es agradable. Gimo, pero de dolor.

—Ya, ya entro.

Sus palabras y sus caricias me tranquilizan, pero el dolor no pasa. Sin darme cuanta, ya entra y sale. Luego de unos segundos, el dolor va pasando. Ya se va convirtiendo en una rica sensación. Y quiero más, lo necesito. Quiero que entre completo.

—Oh, si...

Empecé a sentir el verdadero placer y a dejarme llevar. Sus movimientos eran ligeros y lentos. Pero lo que más me sorprende, es como mi intimidad se adaptó a el en un minuto o más. Lo estoy disfrutando.

Se nota cansado y se recuesta sobre mí, hundiendo su cara en mi cuello. Mordió ferozmente mi piel del cuello y sus envestidas son brutas, pesadas, causando un ruido extraño. Encaja bastante bien, entra y sale torpemente. Por mi lado, solo gimo sin acostumbrarme.

—Joder...—. Se quejo y se detuvo. Hizo un sonido extraño con la boca, como el que haga cuando no me importa algo y continuo. Pero ahora más rápido y fuerte. Lo entro y lo saco, hasta que clavo su cara en mi pecho, lo metió muy profundo, lo sentí vibrar. Algo estaba bombeando mis paredes vaginales. Se siente un líquido muy caliente dentro de mi. Es algo rico. Jure que lo hizo dentro, pero tiene condón, ¿no? Aun así, lo sentía más gordo cada vez que palpitaba.

—¿Lo hiciste dentro?—. Le pregunté confusa bajándose de mí, se quedó callado unos segundos y respondió seco: —No, no lo hice—. Su respuesta no me convenció. Me senté sobre la cama para ver si era mentira. Solo vi algunas gotas de sangre en las sábanas, sintiéndome avergonzada.

—Discúlpame—. Me disculpe tímidamente mientras recogía las sábanas sucias. —No tienes que disculparte, fue la mejor cogida que tuve en los últimos meses— Respondió tirando a la basura el condón usado. Se ve muy extraño, yo me siento extraña. Me siento mojada por dentro, como si en verdad lo hizo. Pero uso condón y dijo que no lo hizo dentro.

—La comida aun no llega, voy a llamar de nuevo—. Dijo y camino hacia mí. Se detuvo frente a mí y me miro a los ojos, sintiéndome intimidada. —Me encanto—. Planto un besito es mis labios y se despegó para ir a la puerta con solo una toalla en la cintura. Quedando sola, con dificultada, baje de la cama y camine con un poco de dolor.

Mi mire demacrada en el espejo, mi ropa esta arruinada. Esta mojada y arrugada. No puedo llegar a casa así, mama siempre está en la sala cuando salgo, esperándome. Escuche el timbre y tiempo después, Damián volvió con la comida en la mano.

—Ya llego. Aun está caliente—. Dijo poniéndolo en la mesa y sentándose en la misma silla de antes. Por mi parte, me quede ahí parada sin saber que hacer.— No te puedes sentar a comer con esa ropa—. Dijo y se puso de pie. Salió de la habitación y al rato volvió. —Toma—. Me paso un vestido rosa y lo tome. Hay mismo, frente a el me lo puso. Encaja bien conmigo.

Camine hacia él  y me senté. Empezamos a comer y quedamos en silencio. Es como si no acababa de pasar nada, es incómodo y extraño.

—Y.... exactamente... ¿Qué somos?—. La pregunta fue directa pero tímida. Obvio que después de todo eso, no podías pretender que nada paso. —¿Qué somos? Oye...—. Quedo en silencio unos segundos y puso su mano en mi muslo.  —Eso... solo fue... algo que paso

—¿A qué te refieres?—. Pregunte nerviosa y asustada. —Para serte sincero, no estoy buscando una relación seria.

Sus palabras dieron duro en el blanco. Estaba siendo sincero, solo me uso. —¿Pero no te gusto?—. Mis mejillas fueron mojadas por las lágrimas traicioneras. —Hace un momento si me gustaste... Pero... no siento más nada por ti—. Confeso dura y Inmediatamente comprendí, tenía que irme de ahí, ya hice lo que hice. No hay nada más. 

—Ok. Sería mejor que me valla—. Me puse de pie tomando mi bolso. —¿No quieres que te lleve?—. Negue su propuesta rápidamente. Sali de su habitación hecha mierda.

Quería correr a casa, pero mi entrepierna no me lo permitía. Pensé: No hay amor, el amor no tiene que ver con eso. No hay amor en el sexo. Solo gusto, solo le guste por unos segundos. Nada más, solo eso. Mi madre siempre me dijo: Que mi primera vez tiene que ser con alguien especial, pero no fue así. Lo hice con el peor chico de la escuela.

Y lo peor fue que... lo disfrute.

Me gusto...

Y quiero volver a intentarlo.

Estaba esperando el autobús y limpie mis lágrimas. Justo cuando recordé toda mi vida. Siempre tuve una vida estricta, y hoy me sentí diferente. Debí agradecerle por hacerme sentir diferente hoy. Por hacerme sentir el lado más candente del ser humano.

Mis pies se movieron solos, y ahí iba; a decirle que quiero más y que me encanto. Corrí a su casa, pero era tarde. Ya avía recibido a una chica a su casa.

Por ser tan necia, lo deje pasar. Me uso. Pero me encanto.

.

.

Fin. Es el final de la historia. Es muy corta, pero veré si sigo haciendo más de estos. Gracias por leer, te quiero 💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro