Capítulo 69
Mientras nos dirigimos al aparcamiento para marchamos a applebee's, le escribo a Logan.
13:42 HRS
Noah: ¿Te has marchado ya?
Logan: Si, me salte la última hora
Noah: Vale
Logan: Tranquila... va a irte muy bien cuando te quiten los puntos del ombligo.
No respondo más, y suprimo las ganas que tengo por decirle que: lo que en realidad me preocupa son sus extrañas desapariciones.
Apago el móvil para dejar la tentación a un lado, y no volver a escribirle. A medida que Gaby conduce, yo trato de ordenar mis pensamientos.
—¿Me acompañas a mi revisión médica hoy?— le pregunto recordando que no se le había dicho antes.
—¿Logan no es quien te acompaña?— tan solo escuchar su nombre, hace que mi pecho se oprima. Y antes que pueda darle una respuesta continúa: —pero si, por supuesto que te acompañare
No puedo evitar suspirar con alivio, aunque no sé si la razón es por la que no espero a mi respuesta, o porque no iré sola. Me obligo a darle tanta importancia a Logan, y por primera vez en todo el día, decido poner verdadera mantención en lo que habla.
—Y llegue a la conclusión que no ya no quiero estar con Matt— mi quijada rosa el piso cuando acaba de pronunciar "Matt"
—¿Qué has dicho? — le pregunto aun asombrada
—Eso, que estoy cansada de sus secretos, y que no me diga nada respecto a su vida. Me he cansado— farfulla. Pero realmente no sé si es una excelente actriz, o simplemente Matt solo fue un ligue más.
—¿Estás segura?— le pregunto en tono delicado.
—Sí, mucho. Pero solo fue una especie de etapa ¿entiendes?, quería salir con un chico malo, y probar que se siente. Ahora que lo he hecho, no cabe duda que no soy apta para estar cerca del muelle, o esas cosas.— dice en tono completamente indiferente.
Es la primera vez que entro a applebee's. Tiene las paredes de colores pastel, y las meseras llevan un pantalón de color negro que se ciñe a sus caderas, y una camiseta blanca con el logotipo del lugar. Todas llevan una pequeña libreta en sus manos, y un delantal colgándoles del cuello. Cuando una se acerca para pedir nuestra orden, dirijo mi irada hasta su camiseta, donde esta bordado su nombre en letras negras. Anahí. Cuando acerca lo suficiente para entregarnos las cartas, me doy cuenta que está embarazada, y su tez se encuentra más que pálida. Incluso algunas gotas de sudor le ruedan por la frente, y se esfuerza por sonreírnos y atendernos de la mejor manera.
Por un momento divago en las circunstancias que la llevaron a trabajar en este lugar, y me atrevo a preguntarle: —¿Estás embarazada?
—Así es— dice en un tono completamente feliz. Demasiado contrario a su apariencia, — estoy a punto de entrar al séptimo mes— afirma, yo imagine que tenía menos tiempo de gestación. Aunque la sonrisa no se le ha quitado del rostro en ningún momento.
—Felicidades— digo — su padre debe estar más que feliz— el rostro de Anahí se ilumina completamente, y sus ojos toman un brillo inigualable.
—La verdad es que sí, está muy emocionada. No hay noche en la que llegue a casa, y no bese mi panza— mi corazón da un vuelco. Y antes que pueda responder, la gerente del lugar grita su nombre, y le da una mirada de reproche
—La gerente tiene muy mala leche— dice riéndose— ¿Qué pedirán?— nos pregunta. Ambas nos decidimos por hamburguesas con patatas fritas, y una coca cola. Cuando Anahí se retira con nuestro pedido, no puedo dejar de mirar su linda pancita. En el camino hasta la cocina, se lleva la mano a la espalda, y puedo reconocer en su rostro el cansancio.
—Es muy joven para ser madre ¿no? — dice la rubia en un susurro
—Es feliz, y es lo que realmente importa— no dice nada más al tema. Meto la mano a mi bolso, y tomo de mi cartera cuatro billetes. Mi padre acaba de depositarme dinero, y que más da si este mes paso apretada. Será para una buena causa.
—Que disfruten mucho de su comida— dice Anahí poniendo nuestra comida en la mesa. Suspira y se seca el sudor de la frente. La gerente vuelve a gritar su nombre, y le señala el reloj. Anahí sonríe de alivio y nos dice: —He de marcharme ya
—Espera— le digo. Tomo su mano, y por un momento parece desconcertada, pero cuando nota mi intención, me regala una sonrisa genuina.
—Gracias— la sigo con la mirada hasta la puerta, donde un chico probablemente tres años mayor que yo, la recibe con un abrazo y beso. Anahí se acurruca en sus brazos, y los dos empiezan andar sujetos de las manos.
Mientras comemos, trato de encontrar atisbo de dolor en el rostro de Gaby, pero no encuentro nada. La verdad es que se ve igual de increíble, y despreocupada que siempre. Yo a estas alturas estaría hecha polvo, no querría ni salir de mi cama.
Y por un momento, me pregunto si lo mismo sucede conmigo; si es simplemente una etapa en la que estoy obsesionada con Logan. Con rescatar del hoyo en el que se niega a aceptar que está. Pero definitivamente la respuesta es no. Yo sé que estoy enamorada de ese mal humorado, posesivo y misterioso chico. De solo pensar que podemos separarnos el pecho me duele, y un cuchillo se empala en mi corazón.
—¿Has pensado en que harás en un futuro?—su pregunto me toma desprevenida, pero respondo inmediatamente
—Sí, iré a estudiar en la Washington Central University— le respondo, pero mi firmeza se resquebraja cuando recuerdo que probablemente renuncie a ellos.
—Vale... ¿y cómo se verán Logan y tú?— esta vez el bocado de soda que tenía en la boca regreso a su contenedor.
—No hemos hablado de eso— mi labio empieza a temblar, y mis ojos empiezan a escocer— ¿y tú? ¿Qué harás en un futuro?— le pregunto de vuelta, con la esperanza de quitar su atención en mí, y no echarme a llorar.
—No lo sé— dice encogiéndose de hombros. —Me he planteado estudiar derecho, o algo así
La verdad es que, a Gabriela, ser abogada le iría a la perfección. Nadie le ha hecho cambiar de parecer; y es tan testaruda, como firme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro