Capítulo 65
Logan
<<¿Toco, o entro?, ¿toco o entro?, o ¿tumbo la puerta?>>
A la mierda, estoy punto de volverme loco. Toda la puta noche me la he pasado conduciendo con la esperanza de encontrar a Noah. Es demasiado claro que nunca la encontré. Pero si está dentro de su casa ¿Qué putas voy a decirle? Me va a interrogar, lo sé. Noah es de lo más exasperante posible, y pase lo que pase va a estar hecho una furia conmigo, y nada de lo que diga va a calmarla. Estoy seguro que ni siquiera quiere verme.
Yo y mi gran bocaza. Si no hubiera llegado a gritarle a todo pulmón, no estaría en este lio.
Salgo del coche, y con cada paso que doy, quiero correr de vuelta al mercedes y conducir hasta un bar. Pero mientras más lo pienso, peor me parece la idea. En estado etílico, no tengo autocontrol, y no soy capaz de controlar mis emociones, ni nada. Lo más probable es que aparezca en su habitación, y el simple hecho de llegar borracho empeoraría absolutamente todo. Más de lo que ya está.
Más rápido de lo que creí, me encuentro frente a la puerta de su casa. Me quedo a medio camino para tocar, o aporrear la puerta.
<<¿Desde cuándo temo la reacción de una chica?>>
Respirando profundo, toco fuerte la puerta. Nadie abre, y empiezo a desesperarme. Toco una vez más, y nada. Si en está no abren, subiré por la ventana. Antes de aporrear la puerta por tercera vez, esta se abre.
<<Como no, tenía que estar el puto de Zed consolándola>>
—¿Qué haces aquí?— me pregunta con su voz completamente fastidiosa para mis oídos. Empiezo a ver rojo a medida que sigue plantado frente a mí. Estoy a punto de arrojarme sobre este cabrón, y su ceño fruncido no hace más que tentarme.
Anoche no estampe su cabeza contra el asfalto, porque Noah se puso andar de nuevo a la fiesta.
—Aparta— le escupo con los dientes apretados. No se mueve, y empiezo a enfadarme más. Apretó los puños, y espero que tome eso como una amenaza que, si no se quita, no dudara en golpearlo.
—No te tengo miedo— pero su voz temblorosa dice todo lo contrario. Estoy a punto de lanzarme sobre este cabrón, y lo único que me detiene es Noah. Se enfadará muchísimo cuando vea toda la cara magullada de este estorbo.
—Aparta— repito pero está vez mi voz ya tiene más tono de amenaza que nada.
—Vete, ya le has hecho suficiente daño ¿no? — eso basto para que pierda el control. Tomo desprevenido a la mariquita que tengo frente, y le asesto un golpe en pleno ojo derecho logrando que se desequilibre. Aprovechando eso, le tomo del cuello de su camiseta gris que tiene manchas negras. Recuerdo que Noah dejo las mismas manchas en mí cuando lloro, y la ira crece en mi interior con más rapidez.
Tomo su cuerpo y lo golpeo contra la pared que está cerca de la puerta. Mi brazo está haciendo presión en su cuello, y aun así se permite hablar para seguir sacándome de quicio.
—No eres bueno para ella— su voz sale estrangulada a la vez que un hermoso color morado empieza apoderarse de su cara.
—Cierra la puta boca— le digo
—Lo sabes tú, y lo sabe ella
Sé a la perfección que no soy bueno para ella, pero no necesito que él me lo recuerde. No es mejor que yo. No me trago su fachada de buen amigo, Noah sí, pero yo no. Y parece una puta plaga, siempre está ahí cada vez que tenemos algún problema con Noah. Probablemente Zed no esté tan jodido como yo, pero lo está. Trata a las chicas de la misma forma que las trataba yo, pero ahora se viene de santo, y Noah cae rendidita a su cuento. Le he dicho mil veces a mi chica que se aleje de este marica, pero es una cabezota.
Jugué con ella en un principio, pero ahora me pone enfermo solo pensar que alguien puede simplemente usarla y luego desecharla como yo he hecho tantas veces. No siento remordimiento por mis acciones, ni por haberles echo daño en su tiempo. Siento ganas de vomitar cuando imagino que a Noah puede ocupar el lugar de ellas, con algún tipo igual de jodido y retorcido que yo.
—Te va a dejar cuando se dé cuenta del error que está cometiendo— dice casi sin aliento.
—Noah está enamorada de mí, no de ti. No importa que tan cabrón sea con ella, siempre va a volver a mí
No, eso no es verdad. Noah está cansándose de mis putadas, y no estoy seguro que siempre va a perdonarme. Pero en lo único que pienso en este momento es que le quede claro que ella es mía, no suya.
Lo ha hecho a propósito. Me ha provocado y sacado de quicio para que Noah me escuche.
¿Por qué lo sé? Por el estruendoso sonido de cristales rompiéndose a mi espalda. Suelto el cuerpo de Zed, y cae como un saco de patatas al suelo. Quiero romper toda su cara de nenita, pero ahora Noah es mi verdadero problema. No hago más que joderla, y eso estás más que comprobado.
Siento los pasos de Noah y por un momento pienso que viene a mí, pero cuando la veo sentada junto al cuerpo de Zed, vuelvo arder en rabia.
—¿Estás bien? — le pregunta con auténtico tono de preocupación.
El muy nenaza se ha puesto a llorar. Literalmente lagrimas bajan por sus mejillas, y sus ojos tienen un tinte rojo.
Me acerco a Noah y trato de tomarla por el antebrazo. Quiero alejarla del idiota que se está haciendo la víctima, pero ella está cayendo en su puto juego, se la está creyendo. Cuando empiezo a caminar hasta ella, gira su cuello de forma tan brusca que temo que se haga daño, y me lanza una mirada que me deja plantado en el suelo de hormigón.
Su mirada me deja tan descolocado, que tengo que apoyarme en una pared ya que todo empieza a darme vueltas.
Veo en los putos ojos de Zed atisbos de suficiencia por lo que está consiguiendo, pero Noah es tan jodidamente buena, e ilusa que no lo ve. Podría jurar incluso, que tras sus lágrimas me está diciendo "Chúpate está"
Respiro con tranquilidad, y trato de parecer lo más indiferente que puedo. Pero con cada disculpa que sale de la boca de Noah, dirigida para Zed se me hace jodidamente tortuoso, el seguir de pie sin hacer nada.
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