Capítulo 43
Mi corazón se detiene. El contenido de la carta me deja boquiabierta. No sé qué esperaba encontrarme escrito en ella, pero definitivamente no esperaba una afirmación de sus sentimientos hacia mí.
No puedo describirla con otra palabra que no sea perfecta.
Vuelvo a leerla tres veces más y no dejo de sentir el cosquilleo en la parte baja del abdomen.
<<Siempre supe que estaba sintiendo cosas por ti y me costó admitirlo para mis adentros. Sabía que desde el momento en que lo admita no iba a poder separarme de ti y literalmente ya no puedo ni quiero hacerlo. Te necesito junto a mi ángel. Eres mi única esperanza para ser feliz; para ser salvado.>>
Aunque sea egoísta de mi parte me alegra leer su afirmación. Soy su esperanza para ser feliz. Soy la única persona capaz de hacerle bien.
¡Logan siente algo por mí! ¡podemos tener esperanza!
El corazón me da un vuelco cuando oigo unos golpes en la puerta de la habitación. Doblo la carta y la dejo reposando sobre la mesita de noche.
—Pasa— le digo con la voz temblorosa. La puerta se abre con lentitud y cuando al fin entra Logan, me observa con los ojos abiertos y cargados de sentimiento.
Sus dedos largos y rasposos me acarician la mejilla con sumo cuidado. Tal cual coleccionista cuida una muñeca de porcelana.
—¿Por qué lloras? — me pregunta. No sé qué responderle. No siquiera me había dado cuenta que estaba llorando.
—Yo...— se me corta la voz impidiéndome hablar. Tengo tantos sentimientos encontrados dentro del pecho, que incluso se me dificulta hablar.
—Si no me quieres más dentro de tu vida, lo entiendo— su tono está tan cargado de dolor, que incluso en la última palabra su voz está a punto de romperse. Subo mi mirada hasta sus gemas grises y se me oprime el pecho cuando veo sus ojos vidriosos y con dos medias lunas bajo cada uno.
Quiero gritarle que es lo que siempre quise que me diga y terminar con su suplicio. Pero mi estúpido cuerpo no logra salir del trance en el que estoy sometida.
Me alarmo cuando me da una mirada de dolor y un beso en la comisura de los labios. Se pone de pie, y camina a paso lento hacia la puerta.
—Espera— logro decir en un tono demasiado bajo. Tan bajo que ni siquiera logra escucharme.
<<¿Qué narices estoy haciendo?>>
Si no digo o hago algo ahora mismo Logan va a dar por hecho que no quiero nada con él. Y voy a perderlo. La simple idea hace que mi corazón colapse. Recuperando el control de mi cuerpo, me incorporo de un brinco y corro tras él. Antes que cruce el umbral de la puerta de su habitación, logro alcanzarlo y sin dudarlo dos veces, me abalanzo a su espalda. Rodeo mis brazos alrededor de su espalda y me abrazo con fuerza a Logan.
Se queda inmóvil por unos segundos. Me empiezo a preocupar, y despego mis brazos de su cuerpo y doy un paso hacia atrás. Después de unos segundos que parecen horas da media vuelta para encararme. Me atrae a su cuerpo y me estrecha fuertemente entre sus brazos. No dudo más de un segundo en responderle el abrazo. Me levanta en el aire y me apretuja con más fuerza. Antes de poder decir algo sus labios ya están sobre los míos.
La familiaridad de su sabor a menta y tabaco me inunda. Son el paraíso mismo. Estoy más que acostumbrada a sus besos salvajes y posesivos. Pero este es diferente. Me besa con calma y dulzura, no acelera el ritmo para volverlo más salvaje; lo deja en un ritmo suave y tierno. Es como si en su beso trasmitir sus emociones, y si ese es el caso, está teniendo éxito en ello. Me estoy sintiendo más que querida y única en este momento.
Añore tantas veces el momento que pueda volver a sentir sus labios sobre los míos, pero ni en mis mejores sueños imagine algo así. Nos separamos después de unos segundos más y no puedo evitar protestar por la falta de sus labios. Aun mantengo los ojos cerrados por la sensación tan devastadora que me dejaron sus labios. Sin despegar su cuerpo del mío me toma en brazos y con delicadeza me recuesta en un extremo de la cama.
Deja un casto beso en mis labios y ese simple gesto me parece más íntimo que un beso con lengua. Se separa de mí y se queda de pie unos segundos. Fija su mirada en el gran ventanal donde chocan las gotas lluvia y sonríe como si recordara algo. Aparecen sus jodidos hoyuelos y dejo escapar un suspiro.
Decido que es hora de hablar sin tapujos ni excusas. Necesito saber que va a pasar con nosotros después de su hermosa carta. Antes que pueda decir algo Logan ya se encuentra frente a mí.
—Acompáñame— me dice tendiendo su mano hacia mí. Lo miro confusa por unos segundos y cuando voy a preguntar algo, como si leyera mi mente se adelanta y dice: —no preguntes nada, por favor
Frunzo el ceño, pero no digo nada al respecto.
—Necesito primero ir al baño— medio miento, medio digo la verdad. El pensamiento de que debo estar espantosa con todo el maquillaje corrido me ha estado persiguiendo desde que desperté. Me imagino que mis rizos deben ser todo menos eso. Y a eso le aumentamos que la noche anterior estaba demasiado borracha.
Me señala una puerta de su habitación y prácticamente corriendo entro al baño. Tal y como predije mi aspecto es horrible. Me lavo la cara y trato de quitar todo rastro de maquillaje. Recojo mis rizos en un desaliñado moño y busco un cepillo de dientes nuevo. Cuando creo que mi aspecto mejoro un poco salgo del baño. Logan se acerca para pasarme una cazadora negra de su pertenencia. A penas acabo de ponérmela, Logan tira de mi mano y me saca de la habitación. Bajamos las escaleras en completo silencio, y abre la puerta de entrada de su casa. Me dirige al jardín trasero y yo empiezo a temblar de frío.
Estamos en nochevieja y está lloviendo a cantaros. Logan me abraza a su cuerpo para poder sentir un poco de calor. No sé a dónde quiere llegar con esto, pero yo estoy a punto de tener hipotermia.
Me dirige a un gran árbol que reposa en medio de todo el jardín. Empieza a llover con más fuerza, y unos pequeños copos de nieve se hacen presentes.
Logan se pone frente a mí y pone sus manos dentro de su abrigo largo. Nos sumimos a un sepulcral silencio, en donde solo escuchamos las gotas de agua chocando contra el suelo.
—Quiero hacer bien las cosas ángel...por primera vez quiero hacerlas bien—me dice irrumpiendo el silencio
Tragogrueso observando cada acción que hace.
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