Noah

Temo por su posible reacción. Sin embargo, me atrevo a preguntar sobre el contenido de la carta.

Me sorprende que no esté dando de alaridos. Pero siento como su cuerpo se tensa. Después de unos minutos en los que no obtengo respuesta de su parte me empiezo a preocupar, y más aún cuando me retira de su regazo.

Camina a paso decidido hasta la mesita de noche y abre un cajón para sacar de allí un papel doblado en dos partes. Se acerca a mí y me lo tiende.

<<¿Es la carta?>>

Temerosa tomo el papel entre mis manos y Logan sale de la habitación haciendo un leve sonido al cerrar la puerta.

Aún no soy capaz de comprender como pasamos de los gritos a una charla calmada y ahora a que tenga en mis manos una carta suya.

Conforme desdoblo el papel, abro los ojos como platos por la sorpresa. Toda la hoja está llena de palabras escritas con tinta negra, por delante y por detrás.

Tengo las manos temblorosas y sudorosas.

Ángel:

Ya que no se me dan bien las palabras a la hora de hablar, decido escribirte por este medio. Probablemente estés odiándome, y con toda la razón del mundo. Pero quiero ser sincero contigo: No me acosté con Melissa, lo juro. Ella misma fue quien me lo dijo.

Sé a la perfección que te he lastimado más veces de las que puedo contar con mis dedos. Te hecho demasiadas putadas y siempre soy un cabrón contigo. Lo lamento, en serio lo hago. Pasas por alto todos mis malos actos y siempre encuentras algo bueno en mí, aunque no lo haya.

Me he comportado como un cabrón la mayor parte de mi vida. No sé comportarme de otra manera, pero a ti te trato mejor. Aunque no lo parezca, lo hago. Pero siempre terminas sacándome de mis casillas y termino gritándote cosas que sé que te van a lastimar, aunque no sean ciertas.

No sé qué demonios hice bien para tenerte conmigo. Pero no te merezco y tampoco merezco que te esfuerces tanto por mí. Eres demasiado buena para mí y para mi mundo.

Estoy jodido y pese a toda mi mierda, sigues aquí.

En el curso de mi vida mi objetivo ha sido que todos me teman; que me respeten. Tanto hombres como mujeres. Y a base de peleas, castigos, y otras, hice una reputación.

Nunca quise conectar con nadie. No quería sentirme débil por mis sentimientos hacia alguien que no fuera Megan. Levante muros protectores, asegurándome con ello que nadie entraría a mi vida sin mí consentimiento; me asegure no sentir nada por nadie. Y tuve éxito durante un largo periodo de tiempo. Hasta que llegaste tú.

La primera vez que te vi en St. Marie entrando todo desorbitada y con las mejillas color carmesí, llamaste mi atención. Entre toda la multitud mis ojos se dirigieron a ti. Te detecte aun a metros de distancia.

Ese mismo día pise tu horario de clase apropósito. Pude ver como tus mejillas se incendiaban por el cólera, sin embargo, no me insultaste ni nada. Al contrario, te presentaste muy educadamente conmigo. Probablemente no lo recuerdes, pero vestías una sudadera gris y unos jeans flojos. No se pegan a tu figura por lo que supongo que debían ser una o dos tallas más grandes que la que deberías usar, y hacías conjunto con unas toms negras. Cuando acabamos de recoger todo y te incorporaste me dejaste descolocado cuando conectaste tu mirada con la mía. Tus ojos eran preciosos, aun tras esos espantosos lentes que los opacaban.

Los días pasaron y no podía dejar de observarte. Casi se me salen los ojos cuando te vi saliendo del vestidor. Lucias una malla corta, que hacia resaltar tus curvas y una camiseta. Todos tus rizos estaban recogidos en una cola de caballo y no usabas tus horrorosos lentes. Te observe desde un punto en el que no me podías ver. Sentí una sensación extraña en el pecho cuando descubrí las miradas que te echaban algunos chicos.

Cuando te volví a encontrar en el pasillo horas más tarde, me reí ante tu relato de como perdiste tu ropa. No porque en realidad me causaba gracia. Quería ocultar mi enfado por el que alguien pueda verte deambulando solo en toalla.

Supongo que fueron celos.

Y la primera vez que besé tus labios me sumergí en el propio placer. Me brindaste algo que nunca experimente. Algo que ni el placer sexual me brindo.

Poco después de la primera noche que llegaste al muelle me quise convencer a mí mismo que solo era deseo carnal. Solo quería follarte y ya. Pero luego empecé a sentir la necesidad de protegerte.

Cuando por segunda vez visitaste el muelle y una rubia me beso en tu frente quise largarme a vomitar. Ya no podía besar a nadie. Solo añoraba tus besos y el momento del día en el que te pueda ver.

Que cuides de Megan solo fue una excusa para tenerte cerca.

Aquel día no terminaste limpiando mis heridas. Quien termino con la bala fuiste tú; arriesgaste tu vida por mí. Cuando vi tu cuerpo inmóvil en el suelo y bañado en sangre mi corazón se detuvo. Me maldije millones de veces por haber accedido a que me acompañaras. Trate de presionar tu herida para que no te desangres y en el transcurso al hospital me dijiste "Te quiero" esas dos palabras me marcaron. Me marcaron al igual que tú.

Cuando entraste al hospital en estado crítico en lo único que podía pensar era en que te iba a perder. No quería hacerlo. Temía con toda mi fuerza que en cualquier momento me den una mala noticia. Y cuando el doctor nos avisó que estabas en coma me desplome en el suelo. No me importo que me vean llorar. Sentí miedo, más del que una vez pueda admitir.

Sentí que mí ángel me abandonaba.

En todo tu mes de coma supe que tú eres la clase de dolor más fuerte que puedo llegar a sentir en mi vida.

En el transcurso de tu coma me acostumbre a dormir junto a ti. Bueno a vigilarte mientras dormías. En el periodo de tiempo desde que te mudaste hasta ahora, no pude tenerte a mi lado completa. Durante tu coma te tenia junto a mí, pero inconsciente; y cuando despertaste no te tenia. Me repudiaste de tu vida. Desde el momento en el que me alejé del hospital empecé a vivir mi propia condena.

El dolor es tan penetrante que no comprendo del todo como es posible sentir tanto dolor a causa de persona. Y miles de preguntas se formaban en mi mente:

¿En qué momento te metiste bajo mi piel? ¿cómo termine sintiendo punzadas constantes de dolor a causa de una mujer? Y la más importante ¿por qué tú? ¿por qué entre tantas mujeres tuviste que ser tú? Y llegue a una conclusión:

Tú llegaste siendo tú. No lucias vaqueros diminutos y poleras cortísimas; lucias tu ropa holgada que no permiten ver tus curvas natas. Ni siquiera necesitas kilos de maquillaje para lucir hermosa. Me encantan tus ojos y no por el color del iris tan extraño que posees, sino por lo destellos de vida, sueños, felicidad que reflejan. Dicen que los ojos son las puertas al alma y en ti aplica.

¡No sé qué me hiciste Noah! Estoy jodido con el sentimiento que tengo clavado en el pecho. Conecté contigo pese a todos los esfuerzos que hice por no hacerlo. Llegaste rebosante de felicidad y me iluminaste. Con tu presencia la mayoría de mis tormentos desapareció, la oscuridad de mi mundo empezó a tener claridad. Empecé a ver más allá de mi retorcida vida. Me hiciste tener esperanza de que puedo ser feliz; de que puedo merecer algo más que odio por parte de una persona. De que tengo esperanza y no todo tiene que ser destrucción en mi vida.

Te quiero más de lo que soy capaz de admitir.

No quiero seguir jodiendo lo único bueno que tengo en la vida. No quiero seguir lastimándote. Tal vez ya no quieras darme más oportunidades porque se a la perfección que me las has dado de sobra, pero te pido una más. No puedo asegurarte que no voy a lastimarte porque soy un idiota y no sé querer a nadie más.

Siempre supe que estaba sintiendo cosas por ti y me costó admitirlo para mis adentros. Sabía que desde el momento en que lo admita no iba a poder separarme de ti y literalmente ya no puedo ni quiero hacerlo. Te necesito junto a mi ángel.

Eres mi única esperanza para ser feliz; para ser salvado.

                                                                                                                                                                          Logan 

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Hola bombones ¿cómo están? 

Primer capítulo por los 5k. Lo prometido es deuda jajaja voy a subir uno diario. 

Espero les guste esté, yo disfrute mucho escribiendo.  

"Con amor Belén"