Capítulo 37
Logan
Cuando entro a mi habitación lo primero que escucho es mi móvil sonando. Tengo un dolor de cabeza monumental y el irritante aparato no deja de sonar y con la poca paciencia que me queda, tomo el móvil, alistándome para mandar al demonio a quien sea que me esté llamando, pero su voz llega antes que de mis labios pueda salir una palabra. No puedo siquiera responder, escuchar su voz después de tanto tiempo me deja descolocado.
—¿Pero coño te pasa a ti? Te he llamado todo el jodido día y no contestas. Te he buscado en más de siete o cinco, seis o bueno, muchos bares. Supongo que debes estar tan ocupado follandote a cualquier zorra y no tienes tiempo de...
—¿Noah? — digo entre sorprendido y desconcertado. Juro que con solo escuchar su voz mi corazón volvió a latir y mis dolores de cabeza desaparecieron. —¿Noah? — insisto. No contesta y por un momento pienso que corto la llamada, hasta que se escucha un estrepitoso ruido para luego escuchar maldiciones de Noah. Algo que me asombra aún más. —¿en dónde estás Noah?— grito al reconocer algo extraño en su voz. Está arrastrando las palabras.
— Noah no está disponible en este momento, por favor deje el mensaje después del pi, pi... — su voz suena como la de un pato mareado.
— ¿Estás borracha? ¡¿En dónde demonios estás?! — digo desesperado. Me cuelga. Vuelvo a llamarla con pánico, pero no contesta el puto teléfono. Un dolor de cabeza peor que el de antes amenaza con aparecer. Reviso mi móvil y encuentro treinta y ocho llamadas perdidas de Noah con quince mensajes de texto. Me maldigo por olvidar el móvil en casa.
Tomo mi cazadora, las llaves de mi auto y me aseguro tres veces que tengo mi móvil en el bolsillo. Me subo a mi coche y enciendo el motor de mi Ferrari y ahí es cuando caigo en cuenta, que no tengo una puta idea de donde está a las once de la noche.
Sujeto el volante con fuerza, tanta, que las recientes heridas en mis nudillos vuelven a sangrar.
Respiro un par de veces tratando de tranquilizarme y pensar con claridad. La primera persona que se me cruza por la mente es Max, un genio con la informática. Cuando quise saber en qué lugar vivía Noah, lo contacté y me dio la dirección exacta solo con saber el número del móvil de Noah. Claro para conseguir su número tuve que hurgar en los cajones de la secretaria de St. Marie, porque el idiota de Matt no pudo tomar el número del móvil de Gabriela.
Max es excelente cuando de tecnología se trata, pero ningún trabajo suyo es gratis, aunque la verdad, el costo en este momento es lo que menos me importa. Mi prioridad es saber en dónde está y en qué se estado se encuentra.
Necesito saber que está bien.
Respiro hondo y marco su número, me salta al buzón de voz y doy grandes bocanadas de aire antes de hablar.
<<Contesta el teléfono gilipollas, necesito que hagas algo por mí>> señalo en tono brusco y cuelgo antes de decir algo que lo pueda asustar más y no me conteste nunca. Con cada segundo que pasa me desespero más. Noah no es de las chicas que acostumbran beber, esto es algo jodidamente nuevo para ella, y cualquier cabrón puede abusar por su estado y a eso le aumentamos que es hermosa y es presa fácil para cualquier hijo de puta. Vuelvo a llamar y en el último tono contesta Max.
—Max— digo rápido
—Sabía que tarde o temprano volverías a necesitarme Loga— dice en tono burlón
—No estoy para bromas gilipollas, necesito que rastrees un número y me digas la dirección de donde se encuentra
—Logan, Logan, en este momento no puedo hacer lo que me pides
—Me estas tocando los cojones Max. No me hagas ir y obligarte hacerlo. Tienes diez minutos, el número es el mismo que la vez pasada — cuelgo antes de recibir algún reclamo de su parte.
Pasan exactamente nueve minutos y recibo un mensaje de Max. Supongo que amenazarlo tuvo un resultado más eficiente de lo que espere. Respiro unos segundos con tranquilidad y por un momento siento calma, una calma momentánea que desaparece cuando leo el nombre del bar, lo releo seis o más veces rogando que no sea ese puñetero bar. Towers irish pub.
<<Mierda>>
Arranco el auto y conduzco sobrepasando el límite establecido de velocidad. Ese bar es punto de reunión de miembros de algunas bandas. Es jodidamente peligroso para Noah.
<<¿No pudo elegir un club o un pub? ¿tuvo que elegir un bar de mala muerte?>>
Un escalofrío recorre mi espina dorsal y me empiezo a sentir ansioso. Me falta cerca de cinco minutos para llegar a ese lugar y ya son los doce pasados cinco. Aparco fuera del bar y ruego para que Noah este bien. Se a la perfección que en el estado precario en el que se encuentra cualquier hijo de puta pueda abusar de ella. No sería difícil para cualquier tipo arrastrarla al baño y tomarla allí mismo. Y siendo sincero Noah es la tentación viviente, para cualquiera. En especial para mí.
De solo pensar que está en peligro me pongo malo.
Esta noche va a ver más de un herido. Al pasar por la puerta de vaivén y admirar el panorama que tengo frente a mis ojos, confirmo mis sospechas.
<<Va a ver más de un herido esta noche>>
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro