✿; Mi chico tatuado.
Sentado en una esquina observó aquella blanquecina piel tintada. Agarró con fuerza mi taza de café y sonrió. Tomo un sorbo y mis ojos vuelven a perderse en él, en su hermosura idónea, en el sonido de sus susurros y ronquidos, en como su pecho sube y baja; su respiración tan leve y pausada.
Su rostro está en paz y una diminuta sonrisa se adueña de su cara. Su hermoso cabello grisáceo revolotea por las delicadas almohadas de terciopelo. Sus brazos extendidos abarcando la inmensa cama; tan rendido en su sueño. Tan pleno y precioso.
Parece irónico que ahora esté contemplando al chico que tanto me desagrado al inicio por tener la piel llena de tatuajes.
Mew Suppasit.
Antes de él era prejuicioso, juzgaba a las personas por su vestimenta, creía en ridículos estereotipos. Había crecido en un entorno donde me inculcaron valores erróneos.
Cuando lo vi por primera vez hice una mueca con desagrado, su sola presencia me producía un malestar. Sentía asco. Pensaba que aquel chico lleno de tatuajes quizás era una mala persona, un drogadicto sin valores. Una jodida mala influencia. La idea de que se me acercara y me hablara me aborrecía. No quería tenerlo cerca de mi.
En el salón de clases lo evitaba como la peste, trataba de no cruzarme con él. Para mí Mew Suppasit no era nadie. Y cuando aquél jueves se acercó y me sonrió dulcemente con un "Hola Gulf" lo ignore y pase de largo, su rostro parecía herido y bajo la mirada jugando con sus manos, la imagen tan vulnerable que me mostró no concordaba con su físico. Era tan masculino, tan fuerte y su mirada era feroz con ojos grandes y negros como dos lagunas. Si me pongo a pensar en ese jueves se me revuelve el estómago con la culpa. Había sido un hijo de puta. Tan desagradable y mal educado. Tan egocéntrico y crítico.
Y ahora mirenme aquí empapandome con su belleza, con su piel suave y blanca, con su aura tranquila. Se veía tan hermoso cuando dormía. Era embriagador observarlo y adorarlo.
Volví a tomar suaves tragos de mi taza de café hasta terminarla. Coloque la tacita a un lado de la ventana y volví acosar a Mew con la mirada.
Era tan irónico como Mew había logrado que lo amara, qué lo deseara, que lo necesitará y lo quisiera. Mis ojos no veían a nadie más que no fuera él. Para mí era el hombre perfecto, mi elemento, así lleno de tinta.
Los recuerdos llenaron mi cabeza y solté una suave risa. Recordar, recordar era vivir.
Mew es un hombre optimista, alguien que no se daba por vencido tan fácilmente. Era insistente. No te juzgaba, no te hacía menos por tu rango social. Era dulce, cálido y amable y parecía duro de creer con su apariencia temeraria y oscura. Él amaba vestir de negro, tenía muchos tatuajes y sus ojos eran tan punzantes; que parecía como si te analizará. Pero detrás de esa imponente apariencia física existía alguien tan bueno y lleno de luz brillante.
Aunque lo ignoraba, lo evitaba y trate numerosas veces de alejarme de él. Mew parecía decidido a ganarme, a ganar mi amistad. Me obstinaba su optimismo, su esperanza, su valor a llevarme la contraria. Siempre le fui claro con mi silencio, con mis muecas y con mis duras palabras "No voy hacer amigo de un tatuado" aunque pensé que se rendiría o le dolería mis palabras, no lo hizo, estuvo ahí a mi lado intentándolo, ganándome y a la final lo logro, me tenía en su meñique.
Tenía mi jodido corazón, que con solo una palabra o un chasquido lo volvería nada, lo rompería. Él era el único que podría derrumbarme, acabarme. Él tenía ese poder. Y aunque debería tener miedo, no lo tenía. Estaba a su merced pero no me sentía vulnerable o débil. Me sentía vivo.
Yo antes era una persona cruel y llena de sombras. Alguien malo, alguien que no valoraba a las personas. Solo juzgaba, criticaba y dañaba con palabras afiladas. Pero Mew me cambio, me hizo ver el mundo de otra forma, me hizo creer en el amor, le dio forma a mi universo oscuro.
Sin él hubiera sido la misma persona mala que era, pero ya no lo soy, me suavice, me ablande. Su bondad, su dulzura y cariño me envolvieron, me hicieron renacer, me hicieron mejorar.
Se removió en las suaves sábanas y observé fijamente como abrazaba la almohada. Una calidez inundó mis entrañas, recorrió todo mi cuerpo y me dejó cálido. Mi corazón latía en armonía. Mis ojos estaban tan llenos de su hermosura. Definitivamente lo amaba. Lo amaba tanto que a veces era complejo.
Parecía como si tuviera una avalancha en mi estómago, no eran mariposas, parecían pequeñas luciérnagas atascadas en mi panza brillando y titilando constantemente con suavidad.
La suave sábana bajo y quedó atascada en su delgada y estrecha cintura, desde aquí podía ver cada tatuaje. En su espalda tenía una gran mariposa roja con tonos azules y rosas, por los dos lados de su cadera las bañaban cadenas con frases en francés, su hombro derecho tenia un gato blanco y en su hombro izquierdo un panda comiendo bambú, sus largos brazos tenían nombres de sus seres queridos, letras en inglés y marcas abstractas.
Quien hubiera imaginado que amaría sus tatuajes. Qué lo amaría a él manchado de tinta. Que solo pensar que no podría tener a Mew en mi vida me enfermaba y me entristecía.
Lo amaba y me quedaría a su lado hasta que él se cansara de mi y se asqueara de mi acoso por las mañanas. Llegaría ese momento, se que lo haría, pero aún no estaba preparado. Necesitaba su color, su luz, lo necesitaba tanto que era asfixiante.
Era tan extraño que ahora mi rutina era levantarme a las 5 de la mañana y observarlo dormir para después a las 6 irme a trabajar. Vivíamos en el mismo departamento y compartíamos habitaciones separadas, pero eso no era impedimento para colarme por las mañanas y verlo dormir.
Su rostro pacífico y tranquilo me traía paz, me llenaba el alma de felicidad. Me aferraba a tan poco, me aferraba a un amor que era platónico.
Aunque Mew nunca trajo conquistas al pequeño departamento desde que lo ocupamos, sabia que llegaría el momento que él se enamoraría y me dejaría. Quizás con una hermosa chica. Parecía extraño que aunque llevaba conociendo a él hermoso chico de pelos grisáceos desde hace 2 años había cosas que para mí eran un misterio.
No sabía su sexualidad. No sabía cuántas parejas había tenido. No conocía su vida amorosa. Y quería saberlo, pero a la vez no. Porque quizás si lo sabía rompería mi burbuja. Mi fantasía.
Cuando supe que lo amaba entre en pánico. Me sentía extraño y raro. Me sentía hecho polvo. No entendía como había pasado y me asustaba. Pero con los meses me hice a la idea y me deje llevar por mis emociones, deje que me llenarán y me enviciaran.
Amar es algo hermoso, es un sentimiento que te llena y te hace feliz. Te hace sentir cosas extrañas en todo el cuerpo a las que te acostumbras. Esa corriente, esa electricidad, ese cosquilleo y el bombeo constante de un corazón revoltoso.
Poco a poco fui descubriendo que era el amor. La sonrisa de Mew me parecía la más hermosa, iluminaba todo a su alrededor y me cegaba. Su simple toque en mi cabello me hace sentir tímido, suspiraba rendido cuando me tocaba de manera inocente. Cuando sus brazos se envolvían a mi alrededor me sentía completo, su olor a canela y el sonido compasado de su corazón me adormecian. Sus pequeñas acciones como regalarme una carta o una pulsera artesanal me tenían todo el día sonriendo. Sus mimos me ponían las mejillas tan rojas y calientes. Su sola felicidad era la mía. Su tristeza era la mía también. Podía pasar todo un día admirandolo en silencio y a veces el se daba cuenta y se burlaba de mi con "Estás tan enamorado de mi" y aunque sabía que lo decía en broma y para molestarme, no se equivocaba, estaba jodidamente enamorado y perdido en su bonita y achocolatada mirada.
Volví a la realidad cuando se movió en la cama como un cachorro y se sentó pasando sus manos por sus ojos para acostumbrarse a la claridad. Las cortinas estaban abiertas y el sol iluminaba la habitación, los reflejos bañaban su cuerpo y los tatuajes parecían una obra de arte. Cuando se acostumbro a la luz me miro y sonrió dulcemente. Le devolví la sonrisa.
Mi chico tatuado estaba tan acostumbrado a que yo todas las mañanas me colará a su habitación y lo observará que al verme solo sonreía. Nunca dijo nada, nunca me acuso o me echo del cuarto, nunca dijo que le parecía raro. Parecía tan feliz y tranquilo al tenerme ahí que por eso no me cohibia, ni salía huyendo. Me quedaba ahí y correspondía su sonrisa.
Mi mirada se fue a su pecho hacia aquel tatuaje en cursivas cerca de su corazón. Amaba ese tatuaje; tan reciente, tan perfecto, tan nosotros. Mi nombre tintado en su piel me hacía sentir tan especial, tan dichoso. Quizás mi parte favorita de la mañana consistía en cuando él se despertaba y podía ver el pequeño tatuaje ahí tan imborrable y eterno. Lo miraba todos los días con miedo de que desapareciera, pero seguía ahí tan sublime y real. Toque por inercia mi pecho donde estaba mi tatuaje con su nombre.
Nos habíamos echo los tatuajes un sábado por la noche. Le habia insistido días anteriores que quería hacerme un tatuaje, Mew se había reído de mí pensando que estaba bromeando ya que sabía que la causa de que lo aborreciera en primer lugar habían sido sus tatuajes. Con los días pensé que había ignorado el tema pero ese sábado me invitó a un local de tatuajes donde el solía hacerse los suyos. Ese día estaba tan indeciso no sabía que tatuarme y no quería algo tan llamativo, ni tan grande, a la final opte por su nombre. Mew pareció tan sorprendió cuando miro mi pecho. Estaba nervioso cuando me miró fijamente, estudiandome, analizandome, pero jamás juzgandome. Para mí sorpresa él también pidió tatuarse mi nombre. No lo espere, no lo vi venir, parecía un sueño. Mi corazón no dejo de latir y cuando ví mi nombre en su pecho quise llorar. Lo ame más ese día.
Y aunque él me dejara y se enamorara de alguien más yo siempre estaría en su piel, en su corazón.
Sus cejas se movieron con diversión y sus labios se humedecieron. Trague saliva y como quise ser su lengua, deseaba tanto su boca, quería besarlo, quería amarlo, quería marcarlo, pero no podía. Debía conformarme con las pequeñas cosas que Mew me daba. Con mi silencioso amor que no lo dañaba, que no lo incomodaba.
—Admítelo estás tan enamorado de mi que no puedes dejar de mirarme por las mañanas—soltó con sorna sonriendo con alegría—Mi acosador Gulf Kanawut no puede tener suficiente de mi.
Si supieras que te amo. Te amo tanto que arde, que quema, que atosiga. Pero este amor me hace feliz aunque no tenga un final feliz.
Sonreí divertido y me levanté, estire mi cuerpo adolorido y me acerque a él revolviendo su suave cabello; tan blanco como los copos de nieve.
—Ya quisieras cariño, que alguien tan genial como yo te amara—me burle y él se quedó en silencio mirandome fijamente. Su mirada me perforaba, me hablaba, pero no sabía que querían decirme aquellas hermosas lagunas. Había secretos en sus ojos que no podía descifrar—Sabes que me gusta tomar café por las mañanas cerca de la ventana. Mi cuarto no tiene una ventana y es sumamente extraño, todos los cuartos deberían tener ventanas—suspire dramáticamente y hice mi mejor puchero—Deberíamos cambiar de habitación.
Mew negó y negó y se recostó en las desordenadas sábanas. Mis ojos lo recorrieron con disimulo, sus demás tatuajes de frases y líneas adornaban su pecho. La sábana seguía fuertemente sostenida en su cintura ocultandome el paraíso.
—No bebé, ni loco, porque después no me visitaras por las mañanas. Amo tus visitas. Estoy acostumbrando a ti, a tus dulces miradas.
Mi corazón se aceleró. Trate de no inmutarme, ni mostrar mis emociones. Porque Mew siempre era así; dulce, coqueto y siempre decía cosas fuera de contexto que terminaban siendo bromas para debilitarme y molestarme.
—Tan cursi—fingi que vomitaba.
Él me sonrió tan bonito y hermoso. Su sonrisa me deslumbraba, me fascinaba, me cautivaba, estaba preso en su sonrisa luminosa. Quería que siempre me sonriera así. Sus ojos se perdían en líneas y me causaba ternura, me causaba estragos en mi interior.
"Nunca dejes de sonreírme, por favor"
—Y tú tan seco, pero igual te amo mi bebé—jalo mi muñeca y grite de la impresión. Sus brazos me rodearon inmediatamente, me sentí pequeño en sus fuertes brazos aunque fuera más alto que él. Su olor corporal a canela me inundó y me refugie en su cuello.
Sabía que me amaba y no tenía duda de ello, no me sorprendía escucharlo ya que siempre me lo decía. Pero estaba seguro que era un amor fraternal.
En cambio mi amor era diferente. Un amor romántico, un amor pasional.
Y lo amo tanto, tanto, tanto.
Quería quedarme para siempre en sus brazos. Sus dedos largos acariciaron mi castaño cabello y cerré los ojos.
—No me devolviste mi "Te amo yo también" ¿Acaso no me amas, bebé?—pregunto, su voz sonaba temerosa y rasposa. Odiaba su miedo, si supiera que lo amaba más de lo que podía imaginar.
—Te amo—susurre en su cuello. Y sus brazos me apretaron con más fuerza, sentí su boca en mi frente.
Un beso inocente, un beso cargado de cariño.
Aunque Mew no me amara de la forma en que yo lo amaba me conformaba. Él me enseñó hacer paciente y optimista.
Solo necesitaba esto, sus muestras de afecto, sus abrazos y sus besos en la frente y las mejillas.
Y si, me volví en todo lo que odie, en todo lo que repudie. En él tipo más cursi y romántico. En un estúpido enamorado. Pero no me importaba todo lo que me importaba era Mew. Era amarlo, cuidarlo y estar a su lado el tiempo que él me lo permitiera.
"Amar a una persona no significa solo que desees besar su boca y poseer su cuerpo. Amar a una persona es demostrar lealtad. Es estar ahí en sus momentos buenos y malos. Cuidar, respetar, valorar y amar sus defectos y virtudes. Es ser incondicional"
(๑)
Hola bellezas ¿Cómo están? Espero que bien. Hoy les traigo un pequeño y bonito one shot que espero lo amen. Este one shot tiene segunda parte que es "Mi chico amado" que subiré horita, la diferencia del otro one shot es que es desde la perspectiva de Mew y como se siente al ser acechado por las mañanas por Gulf.
PD: Lo gracioso de todo es que me encanta el romance pero no tengo vida amorosa.
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