Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Respire profundo cuando la bebida fue derramada sobre mí. No me hacía falta levantar la mirada para saber de quién se trataba. Tampoco me hacía falta escuchar lo que diría, porque siempre era lo mismo, y tampoco hacía falta que Amanda entrara al baño justo en ese momento. Sabía qué actitud tomaría, más ahora, que no estábamos teniendo relacionamiento.

Observe mi camisa blanca que ahora se encontraba rosada y pegajosa gracias a Olivia.

—¡Oh dios! No te vi, lo siento. Es que eres como una hormiga, insignificante y pequeña.

Di vuelta los ojos intentando ignorarla, como siempre. Era extraño que haya tardado tanto en hacerme alguna maldad. Elevé la mirada observándola, se encontraba con una de sus amigas, sonreía como el diablo personificado y yo solo quería partirle la cara de desgraciada que tenía. Mis ojos se desviaron detrás de ella, Amanda me observaba apenada, lo notaba, seguro se sentía culpable de que yo sufriera los abusos de esa chica cuando era ella la que se estaba revolcando con su novio.

Pero aun así, sabiendo que mi único error era haber gustado de un chico, Amanda jamás me defendió. Tan solo se hacia la que no veía nada y luego me aconsejaba no dar importancia a lo que dijeran o me hicieran.

Sonreí con suficiencia y observe a Olivia.

—¿No crees que deberías de mirar bien y darte cuenta que yo no soy la competencia aquí?

Amanda abrió los ojos sorprendida y estaba casi segura que con miedo. El ceño del diablo personificado se frunció.

—Yo jamás te vi como una competencia, simplemente me divierte humillarte y demostrarte que ese amor que sientes por Franco no será más que una simple ilusión... una idiota e infantil ilusión.

Mordí mi labio conteniendo las palabras en mi boca, di un paso hasta estar frente a ella y observe a Amanda detrás unos segundos para luego volver mi mirada a Olivia.

—Pues alégrate, porque tu novio me importa una mierda, y quizás si tuvieras dos neuronas... te darías cuenta quien es la tipa de la que si debes tener cuidado.

Si esperar su respuesta salí de allí, golpeando el hombro de mi ex amiga al pasar por su lado. Me apresure a caminar para llegar lo más rápido posible a la parada de autobuses, estaba haciendo frío y agarraría un resfriado con la ropa mojada. Cuando estaba saliendo el colegio, oí el grito de Amanda.

Quise seguir y no escucharla, pero algo dentro de mi me obligo a detenerme y voltear. Venía trotando hacia mí, y cuando llegó se detuvo con la respiración agitada.

—¿Qué quieres? —al parecer era un mal día para mí.

Sus ojos verdes me observaron como si intentaran leerme. Suspiro.

—Lo sabes, ¿cierto?

Guau, al menos no era tan tonta.

Coloque una mueca de no entender.

—¿Qué cosa? ¿Qué eres la amante del chico que sabias, me gustaba? ¿Qué te importa tres carajos como me sienta? ¿Qué te cagaste en nuestra amistad? —sonreí —Oh. Espera, ¿hablas de si sé que no eres lo suficientemente buena persona como para no haberme defendido ni una sola vez durante este año y medio que fui tratada como basura por Olivia?

Cerró los ojos como si se sintiera mal.

—Lo siento —dijo luego de unos segundos.

—No lo hagas, ya no me sirve lo que digas o sientas Amanda, te dio igual todo.

—No es así. Esta bien, no supe como reaccionar, pero te quiero Auryn, eres mi única amiga.

—¡No! —grite haciendo que algunas personas que estaban saliendo nos observaran —Me das asco, sabias como me sentía y nunca tuviste el coraje de decirme las cosas de frente.

—Creí que era un capricho... no que te gustara tanto.

Bufe.

—No se trata de eso, se trata de serme sincera, y tu preferiste romper todo. Nuestra amistad, la confianza, los años juntas... todo.

—¡Dios! —exclamó —No es así, no puedes ser tan infantil.

Abrí la boca indignada.

—Con amigas como tú, no necesito a Olivia como enemiga.

Sin más, me fui de allí, parecía que hoy se complotaban para molestarme y hacerme la vida imposible.

Había perdido el autobús por quedarme discutiendo con Amanda, así que tuve que caminar. Me sobresalte cuando el claxon de un auto resonó a mi lado, volteé la cabeza para encontrarme con los ojos negros de Lucas, sonreí saludándolo y me hizo una señal de que subiera. Iba a rechazarlo, pero la verdad era que no tenía ganas de caminar, y el chico me caía bien.

—¿Qué te ha sucedido? —preguntó cuando subí a su auto.

Suspire.

—Olivia...

Rio bajito y aceleró.

—Un día de estos te sacará de tus casillas y se llevará una sorpresa. Yo solo estoy esperando para poder grabarlo y guardarlo como recuerdo.

Reí junto con él. Tenía razón, un día de estos iba a agarrarme muy mal e iba a sacarle los aires de mujer fatal que tenía.

En el camino hablamos de todo un poco. Era la primera vez que hablamos de diferentes temas, y me daba cuenta que era una persona aún más agradable que siempre.

—Tú, ¿no has acabado con la novela? —preguntó cuando se detuvo frente a mi casa

Ya sabía donde vivía, ya que algunas de las reuniones del club había sido en mi casa, había venido a mi fiesta de cumpleaños y demás.

Negué suspirando.

—Digamos que no puedo escribir.

Asintió.

—Es normal, a todos nos pasa.

Sonreí.

—Gracias por traerme, te invitaría a pasar pero tengo que ducharme —mire la camisa adherida a mi cuerpo por el líquido pegajoso —, y hacer tareas, día bastante lleno.

No era del todo mentira, pero la razón más importante era que Nacho llegaría pronto y tenía ganas de hacer algo con él.

Lucas negó y me regaló una sonrisa que pareció nerviosa, lo cual me resulto extraño. El solía desprender seguridad y simpatía por donde sea.

—Oye... sé que no hablamos mucho, pero... quería aprovechar para preguntarte si quisieras salir el sábado.

Abrí los ojos sorprendida y me sonroje. No recordaba la última vez que un chico me había invitado a salir. Bueno, si lo hacía. Había sido tres años y terminé estornudando en su cara.

Lucas era lindo, de cabello castaño claro y ojos negros, alto, vistiendo de negro y con esa pose de chico malo, pero siempre amable y romántico. Lo sabía por esas historias que leía de su puño y letra.

—Emm... no se... bueno, si, me gustaría —salir y ver gente no me haría mal, necesitaba distraerme de la locura que estaba siendo mi vida estas últimas semanas.

Una sonrisa que jamás había visto apareció en el rostro el chico y se despidió entusiasmado.

Entre a mi casa arrastrando los pies. Estaba cansada, no físicamente, si no que mentalmente, y ese cansancio era peor.

Subí directo a mi habitación. Sabía que Nacho no llegaría hasta dentro de dos horas, y mi padre a la noche como siempre. Por lo que tenía un momento para estar sola y despejarme.

Tome una calza, ropa interior y remera, mi toalla, y me dirigí al baño. Necesitaba una buena ducha y olvidar ese día.

Abrí el agua para llenar la tina y me quite la camisa y falda del uniforme. Antes de seguir por la  ropa interior, el teléfono de la casa timbro haciendo ruido en la silenciosa estancia. Bufe sin ganas de atender, pero la persona en cuestión parecía tener muchas ganas de hablar. Porque no paraba de insistir, así que con rapidez salí del baño para bajar y atender.

—Hola —si, mi voz había sonado más brusca que nunca.

—¿Mi niña esta de mal humor?

Sonreí, era mi abuela materna, hacia mucho no la veía.

—Tu niña tuvo un mal día —me sinceré.

Rio al otro lado de la línea.

—Bueno, mi niña debe saber que mañana me tendrá por allí.

Chillé como una niña pequeña de verdad.

—¿En serio?

—Si, hace mucho no los veo, los extraño.

Si hacía bastante, y por motivos de cuidar a una de sus amigas que estaba enferma, no había podido llegar a mi cumpleaños.

—Y yo a ti abuela.

—Bueno, solo llamaba para que le digas a tu padre que me tenga lista la habitación.

Hice una mueca, debía ver dónde dormiría Nacho esos días, mi abuela siempre usaba el cuarto de invitados.

—Le avisare —asegure sin dejar de sonreír.

—Esta bien, cuidate, nos vemos pronto. Mi amiga está esperando para que sigamos jugando a las cartas, debo dejarte niña, te quiero.

—Te quiero abuela.

—¡Oh mierda!

Colgué el teléfono asustada al oír esa voz. Me di la vuelta de inmediato y quede roja al ver a Nacho allí, frente a mí. Con su mirada oscura y en shock, recorrió mi cuerpo por completo.

¡Oh dios! ¿Algo más podía salir mal hoy?

Corrí hacia el sofá a unos metros y me cubrí con uno de los cojines, la mirada de Nacho seguía clavada en mi.

—Emm... ¿podrías mirar para otro lado? —pregunte nerviosa, su mirada ya me estaba quitando el aire.

Negó absorto en sus pensamientos, pero pareció reaccionar y asintió volteando.

—Lo siento, es que te ves muy linda.

Lo vi sacudir su cabeza como si intentara borrar lo que acababa de decir, pero era imposible. Porque lo había dicho, yo lo había escuchado... y en verdad me había gustado. 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro