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Capítulo 4 ♡

     +  NARRADORA OMNISCIENTE

+ Días después...

Alicia duerme tranquilamente en su cama, sumergida en un profundo sueño o lo hace antes de que llegue su prima y la quiera despertar.

Ana entra a la habitación de Alicia, se sube sobre la cama y empieza a brincar mientras grita:

—¡¡Despierta prima!!

Alicia con pesadez abre los ojos, se queja y entierra su cara en la almohada.

—Ana déjame dormir. —murmura Alicia con la cara aún sobre la almohada.

—¡Alicia despierta, vamos prima!

—¡Vete!

Ana deja de brincar, se abaja de la cama de un salto y trata de quitarle las cobijas que cubren a su prima.

—No me iré hasta que me expliques ¿por qué sales en esta revista?

Alicia levanta la cabeza, se voltea y mira a su prima. Ana lleva una revista en sus manos.

—¿Ya salió? —habla Alicia adormilada.

—Lo sabías y no me dijiste nada, creía nos contábamos todo. —espeta Ana.

—Lo siento Ana, lo olvidé.

Alicia se incorpora en la cama dejando salír un bostezo enorme.

—¿Cómo puedes olvidar algo así?

—Se me pasó, todo fue tan deprisa. ¿Recuerdas que hace días salí con Axel? —
Ana asiente — bueno, su madre quería que saliéramos en esa revista anunciando nuestro compromiso. Fuimos a su casa y nos tomaron las fotos, no creía que aparecieran tan pronto en la revista.

—Pues sales hermosa, no solo estás en la portada con él, sino aquí también— Ana abre la revista y empieza a hojearla —mira—Ana le señala la página donde sale Alicia sóla resplandeciente.

—Me veo bien. —le arrebata la revista a Ana.

—¡Te ves fabulosa! ¡Alicia eres famosa ¡Tu rostro está por todos lados y cabe decir que esa revista es la número #1 ¡No puedo creerlo! —chilla de alegría Ana— ¿cómo ahí si te dejaste tomar fotos pero cuando yo y Sofía te pedimos participar en la empresa no quisiste?

—Lo siento Ana, solo tenía que hacerlo para ganarme a mi suegra.

—Tu y tú afán de caerle bien a la suegra.—menciona Ana cruzada de brazos.

—Tengo que ganarmela.

—Bueno pues sales bien, eres la sensación del momento.

—Axel también se ve bien.

—Lo dices porque estás loca por él y realmente parece un modelo el condenado. —Ana le quita la revista a Alicia— deja de babear por el.

—¡Cállate Ana! —ambas chicas rien— por cierto, ¿qué haces aquí?

—Vine a ver a mi prima favorita y a exigir una explicación de porque apareces en esa revista. —explica Ana— casi me da un infarto cuando te miré ahí, la compré y corrí hasta aquí.

—Ay Ana.

—Bueno también a invitarte a desayunar. Vamos arreglate y hay que ir.

—Porqué mejor no desayunamos aquí— se queja Alicia.

—Oh vamos Alicia, levanta ese cuerpo y deja de quejarte.

—¿Qué hay de mi mamá? No voy a dejarla desayunar sola.

—Pues de una vez te digo que mi tía no está, debió irse. —le dice Ana miéntras camina a la puerta— date prisa o desayunas sóla.

—¡¿Qué?! —dice Alicia— ¿Qué hora es?

—Las 9 en punto. —le contesta Ana viendo su reloj de mano.

—¿Qué no deberías estar en tu trabajo?

—Sofia me dio chance de llegar más tarde. Es buena jefa.

—Y te quejabas de trabajar con ella.—se burla Alicia.

—Ja ja ja, deja de burlarte y arreglate prima. —Ana abre la puerta— te espero abajo. —sale de la habitación dejando sola la a Alicia.

Alicia se quita la cobija, se abaja de la cama y corre al baño.

—No llego, no llego. —se encierra en el baño a hacer sus necesidades matutinas.

Minutos después sale, se dirige hasta su armario buscando la ropa que se pondrá y se empieza a arreglar.

(...)

—Vamonos —Alicia le dice a su prima ya lista.

Había elegido algo sencillo, un pantalón rosa, una camisa blanca con un dibujo de un libro en la parte de adelante y sus tennis. Su cabello lo había amarrado en una cola alta dejando unos cadejos de cabello sueltos.

—Ya era hora.

Ambas salen juntas de la casa y entran al auto de Ana. Tan pronto se ponen en marcha buscando un lugar para poder desayunar.

—Es más fácil desayunar en casa.—le dice Alicia a su prima al bajar del auto y caminar juntas a la cafetería más cercana.

—A veces es aburrido, déjate consentir por tu prima favorita.

Ana se señala a ella misma.

Alicia entra primero a la cafetería y después Ana. Toman una mesa y tan pronto una chica se les acerca tomando su orden.

—Solo quiero pasar un rato con mi prima, ya sabes cuando te cases todo será distinto.

—Eso no es cierto, seguiré siendo la misma Alicia.

—La Señora Alicia de Navarro. —se burla Ana, Alicia deja salir una risa.

—Basta Ana.

—Hablando de eso, ¿cuando irás a ver tú vestido?

—Ah no lo sé, tengo pensado ir este fin de semana. —contesta Alicia— sería un día que ni tu ni Sofía estén ocupadas, necesitaré su ayuda.

—Solo avisanos, yo y Sofía estamos bien puestas cuando gustes. —dice Ana—también debemos ver los vestidos de damas de honor. Oye, ¿por qué Sofía no diseña tu vestido de novia?

—Ya lo había pensado pero no quiero darle más trabajo ahora que está embarazada.

—Tienes razón, igual encontrarás un vestido hermoso.

—Eso espero.

—Aqui tienen. —la mesera llega con sus órdenes y las coloca sobre la mesa.

—Gracias. —se marcha enseguida.

Ana y Alicia se ponen a desayunar entre platicas y risas.

Estan por terminar cuando de pronto, el celular de Ana suena. Ella lo ve, ignora la llamada y sigue comiendo su pastel.

Alicia le da un trago a su jugo de naranja. El celular vuelve a sonar, Ana maldice y cuelga la llamada.

—¿Por qué no contestas? —le pregunta Alicia a Ana.

—No quiero hablar con él.

—¿Es Max?

Ana asiente, sigue comiendo su pastel sin ver a su prima.

—Ana, ¿qué pasó?

—No es nada, solo tuvimos una pequeña discusion.

—¿Quieres hablar de ello?

—Lo que pasa es que. —Ana hace una pausa— ayer salimos a dar un paseo, todo estaba bien hasta que llegó esa chica.

—¿Qué chica?

—Desde que Max canta es cada vez más reconocido, esa chica de ayer lo reconoció y le pidió un autógrafo.

—¿Y tú te pusiste celosa solo por eso?

—No, no sólo fue eso, no me molesta que sea "famoso" pero esa chica lo besó frente a mí, te juro que me dieron ganas de arrancarle el pelo a no ser porque Max me detuvo la hubiera agarrado a golpes.

—Oh, ¿qué hizo él?

—Nada, lo tomó desprevenido.

—¿Y por eso se enojaron? —le pregunta
Alicia.

—Discutimos de eso, le dije que no me gusta su trabajo, le hablé de mis celos, una cosa llevo a la otra y Max me terminó reprochando sobré mi trabajo como modelo.

—Se supone que él lo aceptaba. —inquiere Alicia.

—Lo hacía pero... ayer me dejó muy en claro que no le gusta que trabaje. Le dan celos cuando me ve en todas las revistas, en las pasarelas. —Ana deja caer la cuchara al plato— lo odio.

—Entonces, ¿ya no quiere que trabajes de modelo?

—No dijo exactamente eso pero pues es algo que le molesta. —menciona Ana— es que no entiendo, yo acepto su trabajo porque no él el mío.

—Pero hay un pero... celos por ambas partes. —dice Alicia—. Ana, debe haber confianza por parte de ambos.

—Lo sé Ali, yo confío él, se que no me sería infiel pero, no sé.

Ana se encoge de hombros.

—Deberian hablarlo cuando ambos estén más calmados.

—Si, no es la primer discusión que tenemos pero si la más fuerte.

—Si Max realmente te quiere va a aceptarte con todo y tu trabajo y tú a él. —Alicia toma la mano de su prima— Ana piénsalo bien, se que lo amas pero si su relación no funciona a basé confianza, es mejor que la terminen.

—Yo lo quiero, son tantos años juntos. Hablaré con él, si no me entiende, tal vez debemos tomarnos un tiempo separados.

—Cualquier decisión que tomes, yo estaré ahí Ana.

—Gracias Ali, ya no quiero hablar de eso.

—Okey —Alicia mira el reloj que cuelga en la pared. —diablos ya es tarde, tengo que irme al trabajo.

—Oh claro, no te quito más tu tiempo.

Alicia se levanta, esta por sacar su cartera cuando Ana le quita su bolso.

—Yo invito.

—Esta bien —Ana se lo devuelve — cualquier cosa, me llamas.

Alicia la abraza, se despide de ella y sale corriendo de la cafetería. Toma un taxi y le da la dirección de su trabajo.

...

💫 A L I C I A 💫

Solo llegué 10 minutos tarde. Entro a la librería, la campanita es sonada al abrir la puerta.

—Hola Tatiana. —saludo a la dueña.

—Hola Alicia, ¿lista para trabajar entre libros?

—Por supuesto. —le regalo una sonrisa.

—Bien, acompáñame que llegaron libros nuevos.

La sigo hasta la bodega, sacamos varías cajas y empezamos a sacar libros y los acomodamos en los estantes.

—Irma, cambia ese letrero.

Irma era mi compañera de trabajo, solo somos ella y yo, antes trabajaba otra chica pero renunció, ambas compartimos nuestro amor a la lectura.

—Bien chicas listas que acabamos
de abrir.

Tan pronto y el letrero es cambiado, varías personas entran a la tienda. Para muchos es aburrido trabajar aquí pero para mí no lo es. Estar rodeada de libros lo disfruto mucho y gracias a la confianza que tengo con Tatiana, me deja los libros a un bajo precio real. Tengo la oportunidad de comprarme mis libros favoritos y aveces ella misma me los regala. Amo mi trabajo.

(...)

Más tarde...

Acomodo unos libros en su lugar. De pronto, siento como alguien me sujeta de la cintura, rápido volteo lista para golpear al responsable.

—¡Que te pasa imbe..—me detengo al ver a Axel. —¡¿Tú?!

—Yo

—Me asustaste. —le digo más calmada.

—Lo siento, no era mi intención. —me roba un beso.

—¿Qué haces aquí?

—Tenia ganas de ver a mi novia y futura esposa.

—¿Deberías estar en el trabajo? —camino dejando un libro en su lugar.

—Lo sé pero ya que soy mi propio jefe porque no salir temprano.

Axel trabaja en la empresa de su padre junto con Alan. No sé mucho de empresas, no tengo la menor idea que es lo que Axel hace pero al ser el hijo del dueño, Axel tiene el segundo puesto. Casi dueño de la empresa.

—Que suerte tienen algunos.—le digo.

—No todo en la vida es trabajar Alicia, aveces necesitamos un respiro.

—Lo sé.

—¿Algún libro nuevo para leer? —Axel toma varios libros y los empieza a hojear.

—Esta mañana llegaron nuevos.

—Primero hay que terminar lo que tenemos pendiente. —dice él y deja el libro en su lugar.

Aunque parezca raro, yo y Axel leemos un libro juntos, por una extraña razón le empezó a interesar la lectura desde que le leí aquel libro. Solíamos leer juntos o leer por separado y después comentarlo y recomendarlo entre nosotros.

—Tengo dos libros pendientes, tú dirás
cuando empezamos.

—Cuando quieras. —responde Axel y me da otro beso.—vine por ti para invitarte a comer.

—Aun me falta media hora para irme.

—Eso lo arreglamos.

Lo miro confundida, Axel retrocede buscando a alguien.

—¡Oye Tatiana! —le grita a la dueña.

—¿Axel que haces?

Me ignora.

—¿Puedo llevarme a Alicia ahora?

Ella lo mira a él y después a mí.

—Claro chico rubio, Alicia deja eso y vete con tu novio.

—Gracias Tatiana. —le dice Axel y voltea a verme a mí con una sonrisa.

—Siempre obtienes lo que quieres sólo por esa cara linda. —le digo.

—Tengo que sacar provecho, vamos.

—Ire por mis cosas.

Minutos después y salimos de la tienda. Subo al auto de Axel y él del lado del copiloto.

—¿A dónde quieres ir? —me pregunta.

—Mm y si vamos al restaurante de siempre.

—No mejor a otro.

—¿Por qué no? —giro a verlo— no quieres ver a tu cuñado.

—No es mi cuñado, no del todo.—suelta Axel. —podemos ir a otro.

—No que te caía ya bien.

—Solo un poco. —dice él, me río.

—Es un lugar especial para mí, ahí me pediste matrimonio.

—Esta bien, vamos ahí. —Axel enciende el auto. —ojala no lo encontremos.

—Nos podría hacer un rebaje. —me burlo de esa absurda rivalidad.

—Basta Alicia. —menciona Axel con enojo y pone en marcha el auto.

Río satisfecha.

+♡

Por suerte para Axel, no nos encontramos a Bryan en el restaurante. Disfrutamos de una comida deliciosa, pláticas. Pasamos un rato agradable.

Salimos del restaurante tomados de las manos.

—¿Y qué quieres hacer? ¿Te llevo a casa? —me pregunta Axel.

—Antes quiero pasar a ver a mi madre, le prometí ayudarle a cerrar la florería.

Mi mamá hacé cómo un año y medio que había puesto su propio negocio de flores. A ella no le gustaba pasar tanto tiempo en casa, quería distraerse un rato y más con algo que le gusta mucho, las flores.

—Bien vamos.

Empezamos a caminar, no queda tan lejos del restaurante.

—Por cierto, ya ví la revista.

—Oh si algo me comentó mi madre.

—¿Ya la viste?

—No he tenido tiempo de comprarla.

—Salemos bien. —le digo.

—Me imagino que sí.

Minutos después y llegamos a la florería. Entramos siendo escuchada la campanita arriba de la puerta.

—¡Mamá! —le grito.

—¡Hija! —mi .amá aparece con un ramo de rosas en sus manos, se acerca a mí y me abraza.

—Hola Axel o mejor dicho yerno. —le dice mi madre al apartarse de mí.

—Hola suegra.

—Ya miré la revista, ambos salen hermosos. —nos dice ella.

—Gracias mamá.

—Cariño eres famosa, sabes, está mañana vino una señora y me comentó sobre la revista, ahora me conocen como la "Madre de la hija de la revista"—habla tan rápido que poco se le entiende — me dicen, "tu hija salé en una revista" y yo les digo "si"  Alicia prepárate para la fama.

—Mamá no es para tanto.

—Me dio tanto gusto verte ahí.

—Ay Mamá, ¿en qué te ayudo? —digo cambiando de tema.

—Bueno ya falta poco para cerrar pero porque no me ayudas a barrer esté
lugar.

—Claro.

—Ire a arreglar estás rosas. —me dice mi mamá y se marcha.

—Te ayudo —oigo decir a Axel y se va por unas escobas.

Enseguida regresa y me entrega una. Ambos nos ponemos a barrer el lugar. Yo en una esquina y Axel en otra.

—Mira Alicia. —me llama Axel, dejo de barrer y volteo a verlo. —una rosa— le empieza a quitar los pétalos en uno en uno. —Alicia me quiere, no me quiere.

Dejo salir una risa fuerte.

—Axel deja eso.

—No me quires, se terminó —suelta él burlón.

—Axel pobre rosa, no me gusta que le arranquen los pétalos.

—Solo es una rosa amor.

—Es un ser vivo —sigo barriendo, Axel se acerca a mí.

—Lo siento, no sabía que pensaras así, pero el talló sigue vivo. —me muestra el tallo.

—Axel —dejo de barrer y lo miro mal.

—Ten, auch —se queja Axel y tira el talló al suelo.

—¿Qué tienes?

—Me pinchó una espina.

Me empiezo a reír, Axel lleva su dedo a la boca.

—Dejame ver —le digo, me muestra su dedo. —que exagerado.

—¡Pero duele!

No obstante, la campana de la puerta se escucha. Ambos giramos viendo a una niña entrar.

—Hola, vengo a comprar unas rosas.—dice la niña caminando hasta nosotros—¡¿Alicia?!

Frunzo el ceño.

—¿Te conozco?

—Soy yo, Amanda, la hermana de Dylan,
¿me recuerdas?

—¡Amanda! ¡Pero estas irreconocible ¡Mírate tan grande!

—Si lo sé —dice ella riendo.

—Hace que... tres años que no te miraba. —le digo.

—Si. —voltea a ver a Axel— Hola ángel.

El apodo de "ángel" se le quedó a Axel desde aquella vez que el habló con ella en el cementerio. La niña le empezó a decir así a pesar de saber su nombre.

—Hola —le contesta él.

—¡Qué sorpresa! —le digo.

—Si, sólo vine a comprar unas rosas blancas para llevarle a Dylan, hoy es su cumpleaños.

—Oh

—Yo me encargo —habla Axel y se marcha.

—¡Que sea un ramo ángel! —le grita Amanda.

Él asiente y va en busca de las flores.

—¡Cuanto creciste!

—Tu también te ves muy cambiada.

—Tienes...

—12 años

—Oh, tan grande.

—¿Cómo está tu mamá?

Hacé años que no sabía de ella, se marcharon de la ciudad y no las volví a ver.

—Bien, ya sabes luchando cada día.

—¿Siguen viviendo solas?

—No, tengo una tía que nos ayuda. Apareció de pronto.

—Me da gusto.

—¿Ese es un anillo? —me pregunta.

—Si, voy a casarme con Axel.

—¡Felicidades!

—Gracias, cuando te vuelva a ver te hago llegar la invitación de la boda.

—Bueno vengó aquí a menudo, la próxima vez que venga me la das ¿Por cierto qué haces tú aquí?

—Mi madre es la dueña de la florería.

—No lo sabía.

Axel llega con el ramo hecho y se lo entrega.

—¿Cuánto les debo?

—Nada, de regalo —digo.

—Gracias —se despide con la mano y sale de la tienda.

—Se parece mucho a él —me dice Axel al quedarnos solos.

—Si, es una dulce niña. Tan parecida a Dylan.

Sonrio triste.

(...)

A X E L ✨

Después de ayudarle a Alicia a barrer la tienda de su madre, cierro y las llevo a ambas a su casa. Me despido de ella y me marcho a mí casa.

Bajo del auto y camino hasta la puerta. Entro con las llaves y me adentro en la casa. Estoy por subir las escaleras cuando escucho voces en la cocina. Me detengo, dudo en ir o no. Escucho y reconozco la voz de Alexa y la de él. Parecen que estan discutiendo.

Al diablo con eso.

Camino hasta la cocina, escuchando su discusión.

—¡Dame tiempo, no les puedo decirles así como así! —oigo la voz de Alexa.

—¡Eso lo dijiste hace un mes y mirá aún no les dices!

—Bryan no es fácil, ni mucho menos para Lucas, ¿cómo va a tomarlo él? Mis padres, Axel.

—¡Me lo prometiste!

Entro a la cocina, Alexa se calla al verme. Siendo la palidez y sorpresa en su mirada.

—¡¡Axel!! No te escuché llegar.

Ríe nerviosa.

—Acabo de hacerlo —digo— ¿todo bien?

—Si, sólo es una pequeña diferencia ¿verdad amor? —Alexa voltea a ver a Bryan que esta de espaldas a mí.

—Asi es  —responde él en tono serio.

—Sera mejor que te vayas. —le dice Alexa.

Bryan asiente, le da un beso en la frente a Alexa y sale de la cocina sin despedirse.

—¿Esta enojado? —hablo al quedarnos solos.

—No

—¿Por qué discutían Alexa?

—No, no es cierto.

—Si, yo los escuché.

—Oíste mal. —dice ella viendo sus uñas.

Evita mi mirada.

—¿Alexa qué está pasando? ¿Te hizo algo? Si es así voy a romperle la cara.

—¡Basta Axel! ¡No te metas! —me grita ella.

—¡Que no lo haga! ¡Le advertí no lastimarte, me va a escuchar! —me doy la vuelta apunto de marcharme de la cocina.

—¡Axel espera! —Alexa me detiene — no es nada, solo una pequeña discusion. Yo no me meto en tus problemas con Alicia.

—Si, si lo haces —le contesto.

—Solo cuando te equivocas. —Alexa me suelta— enserio no pasó nada. Iré a ver si Lucas terminó su tarea. —dicho esto sale de la cocina.

Algo esta mal, algo esconde.

Salgo de la cocina, me dirijo a las escaleras y las empiezo a subir. Primero paso a la habitación de Lucas a saludarlo, ya no hablo del tema con Alexa pero nadie me saca de la cabeza que ella oculta algo. Hablo un rato con mi sobrino, hasta que Alexa me corre porque va a bañarlo.

Me marcho a mí habitacion, entro y me siento en la cama. Me quito los zapatos, los calcetines. Saco mí celular y le marco a Alicia.

Es una videollamada, tan pronto aparece la cara de Alicia del otro lado.

—¿Y a ti qué te pasó? —le pregunto burlón.

—Es una mascarilla Axel.

Alicia tiene su cara cubierta por una rara mezcla. Se mira chistosa.

—¡Deja de reírte! —se queja.

—Lo siento, te ves rara.

—No todos tenemos la suerte de otros y tenemos barros en nuestra cara.

—Yo también tengo y tú muy poco.

—Pero no me gustan. —dice ella—. debo verme linda ¿no?

—Alicia con o sin mascarilla te ves hermosa.

—Te estas burlando.

—No es cierto. —aguanto la risa.

—Cuando te vea te pondré una, ya verás Axel Navarro.

—Solo si puedes. —le digo y me pongo serio.

—¿Todo bien? —me pregunta ella al notar mi cambio de humor.

—Si, solo que cuando llegué escuché a Alexa discutir con Bryan aunque ella lo niega.

—Oh, ¿te dijo algo?

—No, dijo que sólo era una "pequeña discusion", pero no le creo nada. Sólo llegué a escuchar que él algo le reglamaba y ella nos oculta algo a todos. Dijo algo de cómo íbamos a tomarlo, no sé.

—¿Y ella que hizo después? ¿Te dio una explicación?

—Corrio a Bryan que por cierto se miraba molesto y evadió el tema.

—Debes tenerle paciencia Axel, tal vez no te lo cuenta por algo.

—Soy su hermano Alicia, se supone que tenemos confianza. Si ése imbecil le hizo algo, te juro que se las vera conmigo.

—Ves, por eso no te cuenta nada. Actúas siempre como el hermano celoso.

—¡Sólo la cuido, no quiero que le hagan daño de nuevo! ¡Alicia tú no la viste sufrir por el padre de Lucas!

—Se que la quieres porque es tu hermana, pero dale tiempo.

—Si Bryan le hizo algo le partiré la cara.

—¡Axel!

—¿Qué? —bufo—. Sabes no quiero discutir contigo por esto, pensamos diferente Alicia y nadie me hará cambiar mi idea, si él la hizo daño me va a escuchar, se lo advertí desde un inicio.

—Tienes razón, no pienso hablar de eso porque no entiendes. Y no quiero enojarme contigo. —dice Alicia con un tono molesto.

—Perdona, sólo quería hablar con alguien de esto.

—Solo dale tiempo, te lo dirá.—dice Alicia— bueno me tengo que ir, voy a lavarme la cara. Adiós Axel.

—Adiós.

Y la videollamada de corta.

Alicia se a enojado conmigo, lo noté en su cambio de voz.

Resoplo.

Lanzo en celular a la cama, por suerte no se cayó quedando sólo en la orilla. Me dejo caer de espaldas sobre la cama mirando el techo.

—¿Qué escondes Alexandra?

Tardé o temprano tendré que descubrirlo. Si ella no me lo dice, tendré que enterarme por otro lado. Eso incluye incluso hablar con... él.

Con mi maldito cuñado Bryan.


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