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Capítulo 19 ♡

• V A L E R I A •

Releo una y otra el nombre que está escrito en la lápida. Sin asimilarlo, aún sin aceptar que él está ahí.

Gustavo Olson

Varias lágrimas bajan de mis mejillas.

Me mantengo inmóvil, de pie. Sin apartar la vista de la lápida, sin dejar de ver ese bulto de tierra que es la tumba de mi padre.

El dolor es insoportable.

Me siento culpable de su muerte.

Sin embargo, a estás alturas no me arrepiento de mi libertad. Estoy decida a seguir con mi plan de venganza.

Aunque quisiera que mi padre no se hubiera ido, seguir en vida sería peor. Sería más daño al enterarse todo lo que su hija planea hacer y va a lograrlo.

—Lo siento papi. —susurro. Limpio mis mejillas bruscamente.

Black se encargó de traerme, de encontrar su tumba. Ahora estoy sola, le pedí soledad.

Observo a ambos lados del cementerio. Está desolado. Estoy alrededor de tantas tumbas. Un mal recuerdo me invade de hace años. El mismo lugar que estuve, aquella ocasión por Dylan.

Regreso la vista al frente y suspiro.

—Lo siento, pero tengo que hacerlo. Tienen que pagar. —hago mis manos puños— me han arrebatado todo. Alicia me arrebatado la vida que tanto soñaba. —la tristeza es reemplazada por una sonrisa de maldad— estarás orgullosa de mi papá. Valeria Olson no volverá a prisión, todo será como antes —ensancho mi sonrisa— Axel volverá conmigo —suelto una risita— después vendremos a verte papi.

Empiezo a escuchar pasos detrás de mí.

—Adiós papá, gracias por todo.

Muerdo mi labio inferior.

Las ganas de seguir llorando se apoderan de mí.

—Muñeca, es hora de irnos.

Escucho la voz de Valentín cerca de mi oído. Siento su mano colocarse en mi cintura.

Asiento y enseguida finjo una mirada fuerte. Nada afectada por esto.

—Cuidare de su hija, Gustavo. —oigo a Valentín decir.

—Sé cuidarme sola. —espeto— no confundas ayuda con esto. —giro a verlo— eres mi aliado Black, una venganza nos une nada más.

Mis palabras no le afectan.

Él sonríe ampliamente.

Lo analizo, debo admitir que es demasiado atractivo, vestido con ese trajo negro, muy fino con el cabello perfectamente peinado hacía atrás, sin duda, llama mucho la atención.

Sin embargo, a mi me interesa alguien más.

—Me necesitas más de lo que crees. —siento su mano en mi mejilla— tenemos que irnos. Fue la última vez que estuviste aquí.

Baja su mano, se da la vuelta y lo veo avanzar entre las tumbas.

Suspiro y con valor, lo sigo sin volver a ver la tumba de mi padre.

...

—En todo el camino estuviste muy callada.

—No tengo ánimos de hablar. —espeto mientras avanzo por el pasillo. En dirección a la oficina de Black.

—Muñeca. —me detengo al sentir su mano alrededor de mi brazo— debés ser fuerte.

Me volteo y le sonrío con burla.

—Lo soy, Black.

Él curva una media sonrisa.

—En ese caso, te tengo una sorpresa.

—No me gustan las sorpresas, es todo lo contrario. —me safo de su agarre— me gusta dar sorpresas, no recibirlas.

—Valeria, es lo que me pediste. Es una sorpresa que te gustará.

Enarco una ceja.

—Dudo que tengas a Axel aquí.

Lo reto con la mirada.

Valentín no luce nada afectado con mis palabras.

—Todo con calma, pronto vas a tenerlo. —me esquiva, lo sigo con la mirada— dentro, hay alguien que aseguro, te dará gusto ver.

Lo veo con confusión.

Si no es Axel, si mi padre ya no está. No existe nada que me importe.

—No quiero ver a nadie. —me cruzo de brazos.

Black se detiene frente a la puerta, la abre y se gira.

—Entra, Olson. —me ordena con seriedad.

Bufo y me obligo a caminar.

Lo alcanzo, paso por su lado, rozan nuestros brazos y me adentro a su oficina. Avanzo varios pasos, distingo una silueta en el centro. Reconozco el uniforme de la cárcel. Me detengo enseguida.

—No es posible. —digo perpleja.

Esa persona se da la vuelta. Me sonríe ampliamente y enseguida la reconozco.

—¡Coral!

Sin dudar, corro hasta ella y la abrazo. Soy recibida por ella.

—¡Rubia! Aléjate ya.

Enseguida me alejo y medio sonrio.

—¡¿Tan rápido estás aquí?!

—Yo siempre cumplo mi palabra, Valeria. —la voz de Valentín resuena en la oficina.

—Al menos algo hiciste bien.

Coral se cruza de brazos.

—Que no se te olvide quién manda aquí Coral. Así como te di tu libertad, te la puedo quitar. —veo a Black llegar a un lado de ella— tú decides, regresas a esa prisión o terminas en una tumba.

Coral le da una mirada fulminante.

—No tengo idea de como lograste su libertad. —digo captando su atención— gracias Valentín.

—Olson, el gracias se paga aquí.

Asiento.

—Te lo dije rubia, de Black hay que cuidarse. —Coral fija la vista en mi— ya me enteré lo que pasó, lo siento.

Agacho la vista sin ella recibir mi respuesta.

—Ey, ya me tienes aquí. Que el mundo se cuide de dos fugitivas.

Alzo la vista y asiento.

—De dos locas, quisiste decir.

—¡De eso estoy hablando, idiota!

Recibo un leve golpe en mi hombro por ella.

Medio sonrio.

No obstante, el celular de Black suena. Él se aleja un poco de nosotras y lo revisa.

Regreso la vista en Coral.

—¿Me vas ayudar?

—Te debo mi libertad —Coral coloca sus manos en sus bolsillos — ¡Por supuesto que sí!

Le sonrío.

—Inicia mi venganza Coral.

Ella asiente.

—Y antes que eso, necesito un maldito cambio de ropa. Debemos salir a disfrutar nuestra libertad.

—Eso no se va a poder. —Black regresa con nosotras, guarda su celular en su bolsillo— ninguna puede salir. Las dos van a trabajar aquí, para mí —ambas asentimos— Hoy mismo empiezan —fija la vista en Coral— no cometere el mismo error contigo. Nada de drogas Coral o de lo contrario, tu vida dependerá de eso. —Black coloca su dedo en su frente. Coral lo aparta con brusquedad. Él posa la vista en mi— estarán detrás de la barra atendiendo a los clientes. —Black toca un mechón de mi cabello— procuren no ser reconocidas. Valeria, cambia ese tono rubio.

Asiento de mala gana.

—¿Algo más jefe? —inquiere Coral con burla.

Él la ignora, aleja su mano de mi.

—Tu segunda sorpresa esta aquí. No fue fácil pero logré contactarlo. —da un paso hasta mi— me debes tanto Valeria.

—Ya te dije que haré lo que sea, toda la ayuda que me estás proporcionando, será pagada.

Corto la distancia y le doy un corto beso. Me alejo con una expresión divertida.

Él me sonríe y me esquiva.

Poso la vista en Coral, me encojo de hombros.

—Despues te explico. —le murmuro.

Escucho la puerta ser abierta. Una voz varonil resuena en la oficina.

—Entra.

Me doy la vuelta.

Con confusión observo a ese hombre adentrarse a la oficina. Luce demasiado joven, es castaño y creo reconocer su rostro.

Los hombres de Black se marchan. Él lo obliga a caminar y lo detiene frente a mí.

Sonrío al comprender todo.

Él observa alrededor con miedo reflejado en su mirada.

—¿Qué quieren de mí? Yo no los conozco, ¿Qué hago aquí?

Black lo suelta y se aleja unos pasos.

—Todo tuyo. —emite y se cruza de brazos.

—Vas a trabajar para mí. —le digo y doy un paso hasta él, capto su atención— tú vas a ayudarme con esto.

—Yo no la conozco.

Suelto un leve risa.

—Y no es necesario que lo hagas. —coloco mi mano en su pecho— si estás aquí es por un asunto importante —hago una corta pausa, lo observo a los ojos—¿Recuerdas a Alexa Navarro?

Él relaja su expresión.

—¿Qué tiene que ver ella en esto?

—Todo. —amplio mi sonrisa— ¿no quieres conocer a tú hijo? ¿Vengarte de esos golpes que te dio su hermano, Axel? —alejo mi mano de él y la coloco en mi cintura— escuchame muy bien Leonardo, en este momento trabajas para mí, harás justamente lo que te ordene. Claro, recibirás mucho dinero a cambio.

—¿Qué tengo que hacer?

—Recuperar a tú hijo.

—Ese niño jamás me interesó.

Enseguida es apuntado con un arma por Valentín.

—Esa no es la respuesta. —le dice él con seriedad sin dejar de apuntarle en la sien.

Él pasa saliva. Ese miedo regresa.

—Vuelvo a repetir, irás por Lucas ¿entendido? Harás que Alexa sufra, que Axel sufra por su sobrino, antes de estar conmigo, pagará mucho por haberme cambiado ¿de acuerdo?

—Lo...Lo haré... Voy a recuperar a mi hijo —medio sonríe— Lucas.

Black deja de apuntarle.

Sonrío al haber logrado la primera fase de mi venganza contra todos ellos.

Una semana después...

• A X E L •

No aparto la vista de Alicia.

Se ve hermosa con sus lentes puestos. En esa posición cómoda, su brazo apoyado en la mesa de la cocina, su mano en su mejilla mientras toda su atención está en ese libro.

Regla número uno de supervivencia o al menos es una regla muy importante si no quiero tener problemas con ella, para tener un matrimonio feliz:

Jamás interrumpirla cuando está leyendo.

En ese momento, ese libro es más importante que yo.

»Me siento reemplazado«

Sin embargo, así conocí a Alicia y no pienso cambiarla.

Suspiro y sigo siendo su acosador mientras la veo leer.

Ambos estamos en la cocina. Antes hablábamos sin embargo, todo cambió cuando Alicia abrió ese libro y el recibió más atención que yo.

Los próximos minutos, veo como ella cambia de posición. Pasa a la siguiente página y ese libro está apunto de acabarlo.

No obstante, mi celular suena.

Dejo de verla y rapido lo reviso.

Es un mensaje de Alan. Una invitación a salir a beber con él y Máx. Lo rechazo.

Axel Navarro rechaza una invitación.

En este momento, no quiero dejar sola a Alicia mucho menos después de esa mala noticia. Además, quiero disfrutar este domingo con ella, sin salidas. Siempre y cuando, obtenga su atención.

Guardo mi celular en mi bolsillo. Me acerco a la mesa y dejo mi bebida.

Veo a Alicia cerrar el libro de golpe y se quita los lentes. Talla sus ojos. Distingo una lágrima rebelde bajar de su mejilla.

—Amor, ¿todo bien?

—Ahora no, Axel. —me responde con voz débil y deja sus lentes en la mesa.

—Ali, ¿qué tienes?

Rodeo la mesa, logro alcanzarla y me mantengo de pie a un lado de ella.

—Alicia... —la obligo a verme.

—¿Por qué? ¿Por qué tenían que terminar así? Ellos merecen ser felices.

Enarco una ceja.

Me encuentro completamente confundido.

—¿De qué hablas amor?

—¡El libro Axel! —bufa y se safa de mi agarre.

Suspiro y bajo la vista en el libro. Leo el título.

—Ali, has leído ese libro ya varias veces.

—Y el final me sigue afectando.

Se cruza de brazos.

—Aun no lo terminas.

—Pero estoy apunto de llegar y recuerdo el final y no puedo seguir.

Sonrío con burla.

—Amor, solo es un libro.

Ella gira la cabeza lentamente en mi dirección.

»Oh, no«

Paso saliva.

—Solo un libro. —repite.

—No quise decir eso. —digo rápidamente— lo siento, no sé que decir. —coloco mi mano sobre la suya.

Alicia me sonríe.

—¿Me abrazas?

Asiento y enseguida rodeo su pequeño cuerpo entre mis brazos.

—Puedo besarte si quieres, la tristeza se irá.

—No te pases, Axel.

Escucho una risa de su parte.

Me gusta lograr eso.

Prefiero mil veces verla feliz, escuchar su risa que verla triste.

Alicia se remueve, la libero y ambos nos observamos a los ojos.

—Tal vez sea mi cura. —un leve rubor se apodera de sus mejillas.

Sonrío divertido, me inclino y sello mis labios con los de ella.

En poco tiempo, me obligo a aléjarme de ella. Lamo mis labios y subo mi mano a su mejilla, con mis dedos acaricio en círculos sus tiernas mejillas.

—Te amo.

—Yo más, Axel.

Alicia se inclina, está apunto de besarme cuando el timbre nos interrumpe.

Me alejo de ella y resoplo.

—Ve a abrir.

—¿Ganaré más besos?

—Tal vez.

Niego y avanzo a la salida de la cocina.

Despeino un poco mi rubio cabello.

Estoy un poco frustrado, tenía la atención de Alicia. De nuevo podía disfrutar de sus besos sin embargo, sea quién sea que llama a la puerta, nos interrumpió.

»Que si es Alan, juro que me las pagará el muy imbécil«

Llego a la puerta, la abro y la sorpresa me invade al ver a Alexa frente a mi con mi sobrino junto a ella. Él con una pequeña bolsa de regalo.

—Hola, hermano.

—¡Alexa, que sorpresa! —le sonrío y giro a ver a mi sobrino— ¡Tocayo!

—¡Tío Axel!

Me abraza.

Desordeno un poco su rubio cabello.

—Entren.

Lucas se aleja de mí y entra corriendo a la casa. Alexa me sonríe y entra. Termino por cerrar la puerta y la sigo.

—Siento si no te avisé que vendría, Lucas quería verte.

—No te preocupes, siempre son muy bien recibidos aquí.

Alexa se detiene, paso por su lado y me coloco a un lado de Lucas. Él sonríe ampliamente. Regreso la vista en Alexa, ella sonríe sin embargo no es una sonrisa real. La conozco y se ve angustiada.

—¡Alexa, Lucas!

La voz de Alicia resuena en la sala.

—¡Tía Alicia!

Desvio la vista y veo como mi sobrino la abraza. Alicia lo besa de ambas mejillas al él alejarse.

»Es un niño, Axel«

»Es tu sobrino«

Alicia camina con él de la mano hasta nosotros. Saluda a Alexa, ambas se abrazan y se alejan.

—Que gusto verlos.

—¿Aún sin ser invitados?

—Pueden venir cuando quieran.

—Gracias cuñis.

Observo fijamente a Alexa.

—¿Y Bryan?  —le pregunta Alicia.

—No vino, le tocó trabajar en el restaurante.

—Sera en otras ocasion, entonces.

—Si, la verdad es que Lucas quería verlos. Extraña jugar con su tío.

—¡Tío Axel, mira!

Presto atención en mi sobrino.

Lucas me muestra un vídeojuego.

—Tengo muchos para jugar, me los compró Bryan —dice con emoción mientras saca varios juegos de esa bolsa de regalo.

Le sonrío.

—Claro que si tocayo.

—Ah ah, antes tengo que hablar con tu tío. Tendrás que esperar Lucas. —le dice Alexa.

Él guarda los juegos y hace una mueca triste.

Me acerco a él.

—Tocayo —me agacho a su altura— porque no vas a la habitación y juegas un rato con Alicia, después los alcanzo.

—¡Sii! —gira a ver a Alicia— ¡vamos tía Alicia!

Ella mueve sus manos nerviosa.

—Yo... Yo no sé jugar mucho pero puedo aprender.

Lucas se aleja de mi y corre hasta ella.

—Aprenderas del mejor tía Alicia.

Me levanto.

Alicia asiente y le sonríe.

—Vamos, entonces.

Lo toma de la mano y se lo lleva con él hasta las escaleras. Los veo subir mientras Lucas le empieza a contar sobre los juegos, ella le presta atención.

Sonrío al verlos.

No evito imaginar a Alicia de esa forma con mis hijos.

Reacciono, la voz de Alexa me trae a la realidad.

—Axel —repite— ¿Podemos hablar?

Giro a verla y asiento.

—Vamos a la sala.

Ella se voltea y avanza hasta llegar al sillón. La sigo, borro esos pensamientos de mi cabeza.

Mi hermana termina por tomar asiento en el sillón.

Imito su acción y termino sentado a un lado de ella. Veo sus manos moverse nerviosa.

—Me enteré lo que pasó con Valeria. —la oigo decir— siento no haber venido antes ¿Cómo estás? ¿Cómo está Alicia?

Suspiro.

—La noticia nos afectó a ambos Alexa. Alicia terminó por enterarse. Al principio sí estuvo alterada, la miré preocupada. Incluso, hace unos días tuvo una pesadilla, revivió eso que pasó hace años con Valeria y Dylan. —recuerdo esa noche. Hago mis manos puños— quería ayudarla y no sabía como. —hago una corta pausa y deshago mis puños— logré que se calmará. Esa fue la última noche. Últimamente, a estado distraída, ayer vino Ana y le ayudó mucho estar con ella. Yo trato de estar con ella el más tiempo posible. —suspiro— quiero que se distraiga y dejé de pensar en eso. Le ayuda leer y ahora que están aquí, más.

Alexa toma mi mano.

—¿Y tú?

—Si Alicia está mal, yo estoy el doble. —confieso.

Aparto la vista.

—Axel, me preocupas. No quiero que les pasé nada.  Valeria debe regresar a esa prisión.

Asiento.

Giro a verla.

—Fuimos a la delegación. Ya hablamos con el oficial que sigue su caso, nos tendrá informados incluso estarán vigilando la casa si ella se atreve a venir. —suspiro— quiero la tranquilidad de Alicia, está vez voy a protegerla bien.

—Axel, lo haz hecho todos estos años.

Alexa me abraza, recibo su abrazo y segundos después, ella se aleja.

—Es tu turno. —noto su confusión— ya hablé de lo que me preocupa, es tu turno que me digas porque estás así. Te conozco Alexa, algo te preocupa.

Ella marca distancia y agacha la vista.

—Alexandra, dime.

La veo fijamente.

—¿De qué querías hablar conmigo? —insisto.

Alexa alza la vista. Veo sus lágrimas acumularse en sus ojos.

—Axel, él regresó. —dice con voz débil.

Enarco una ceja.

—¿De qué hablas Alexa?

Me acerco más a ella. La preocupación me invade. Miles de cosas malas pasan por mi cabeza.

—Hace unos días, llevé a Lucas al parque. —asiento— él estaba en los juegos, no se dió cuenta. Yo lo estaba mirando desde una banca cuando él apareció. —veo una lágrima bajar de su mejilla— Leo, regresó.  Lo ví, quiso hablar conmigo, no le dí tiempo. Me altere y le reclamé por todo, por haberme dejado, por haber rechazado a Lucas. —Alexa hace una corta pausa, trata de limpiar de sus mejillas esas lágrimas que continúan bajando— está dispuesto a recuperar a Lucas, quiere estar conmigo de nuevo. Le dije que ya tengo una familia con Bryan. Él se enojó y quiere conocer a Lucas, me lo quiere quitar, Axel. Se quiere llevar a mi hijo.

—Es un imbécil, no lo vamos a permitir Alexa. —coloco ambas manos en sus mejillas— Lucas, ¿lo vió? —ella niega— ¿Le has contado?

—No, no le he dicho nada. —sorbe su nariz— solo a Bryan, él me está apoyando. Cuento con su ayuda.

—Y con la mía Alexa, con todos. —bajo mis manos— debes decirles a nuestros padres.

—No, a ellos no.

—Alexandra, tienes que hacerlo. —tomo su mano— las cosas han cambiado, ellos te van a apoyar. Tienes a toda la familia, Alexa. Sabés perfectamente que no te dejaré sola, tú y Lucas son muy importantes para mí.

Ella asiente.

—Dame tiempo para decirles.

Asiento sin estar totalmente de acuerdo.

—Debemos actuar rápido. No voy a dejar que ese imbécil se acerque a ti o a Lucas. —fijo la vista al frente— contactare a Alan, ambos iremos a buscarlo y le daremos una paliza.

—Axel, no harás eso.

—Eres mi hermana Alexa.

Giro a verla.

Me obligo a controlar mi tono alto de voz.

—No lo harás, esa no es la manera. —me dice seria— tú y Alan no se van a meter en problemas, ya no eres el Axel de antes. Ambos tienen una familia, no pueden terminar en la cárcel si hacen eso y está vez Leo si quiera denunciar. —toma mi mano— te lo pido hermano, sé que me quieres ayudar pero esa no es la forma. Tienes a Alicia, ella te necesita.

Asiento.

Analizo sus palabras.

Tiene razón. Desde la cárcel no puedo ayudarla, proteger a mi hermana, a mi sobrino y a la chica que amo.

—Buscare la forma de ayudarte. Ese imbécil no tiene ningún derecho de ver a Lucas y mucho menos conocerlo. No es un padre que merece Lucas, de él a Bryan, lo prefiero más a Bryan.

Alexa medio sonríe.

—Te conté porque no sé que hacer. Amo a Lucas, él es mí hijo y no quiero perderlo.

Termino por abrazarla.

—Tranquila Alexa, eso no va a pasar.

La escucho llorar.

La abrazo con más fuerza. Sin embargo, mis palabras no logran tranquilizarla.

...

—¿Estás más tranquila? ¿Quieres algo?

Alexa niega y sorbe su nariz.

—Subamos con Lucas y Alicia, te ayudará a distraerte.

Ella asiente.

—Sube tú, ahora te alcanzo. No quiero que Lucas me vea así.

Ella saca de su bolsa maquillaje y se retoca sus ojos. Limpia el delineador corrido.

Me pongo de pie sin dejar de verla.

—Axel, no le cuentes nada de esto a Lucas. Buscaré el mejor momento para decirle.

Asiento.

—No le diré nada y si necesitas mi ayuda para hacerlo, cuenta conmigo —le sonrío— subire arriba, allá te veo.

Sin recibir su respuesta, me empiezo a dirigir a las escaleras.

El trayecto lo uso para pensar una solución sin embargo, no sé como ayudar a Alexa.

¿Por qué ese imbécil tenía que aparecer justo ahora?

Sin darme cuenta, termino por llegar a la habitación. Me detengo al llegar en el marco de la puerta.

Medio sonrío al ver a Alicia y a Lucas jugar o a Alicia intentar hacerlo.

—¡Mátalo tía Alicia!

—¿Qué hago? ¿Por qué no se mueve? ¿Se está acercando? ¡Lucas!

Mueve el control desesperada.

—¡Noo! ¡Nos mataron tía Alicia!

Lucas suelta el control.

—Lo siento Lucas, soy mala para esto.

—Creo que alguien necesita unas clases. —hablo captando su atención.

—Tío Axel ¿juegas contra mí?

—No quiero ganarte tocayo.

Me adentro a la habitación y me acerco a ellos.

—Pero me gustaría jugar más contra mi esposa. —agrego.

—No te burles Axel.

Alicia se cruza de brazos.

Río y termino por llegar hasta ellos. Tomo asiento en el suelo sobre la alfombra.

—¿Puedo darte unas clases? Seré tu maestro. —susurro en su oído.

—Axel, Lucas nos está viendo. —me responde ella, a estas alturas ya ruborizada.

Desvío mi vista en Lucas.

Él ríe y regresa la vista en la pantalla.

—A jugar tocayo.

—Lucas, en un rato nos iremos.

Todos desviamos la vista en Alexa. Finge sonreír a mi sobrino, con su maquillaje perfectamente en su lugar.

—Si mami.

Ella se adentra a la habitación.

—¿Te unes hermanita?

Ella gira a verme.

—No, yo no sé jugar.

—Te entiendo Alexa. —le dice Alicia.

—Ven, harás equipo con Lucas y yo con Alicia.

—¡Sí mami, juega con nosotros!

Ella suspira.

—Bien, pero me van a explicar como se juega.

Alexa toma asiento, queda a un lado de Lucas. Él comienza a explicarle.

—Ire a preparar palomitas. —avisa Alicia y se levanta.

—No tardes, no puedo hacer esto sin ti.

Ella me sonríe, me manda un beso y la pierdo de vista al ella salir de la habitación.

Suspiro y giro a ver a Alexa.

Verla con Lucas, solo aumenta mi preocupación por ellos.

(...)

Nos despedimos de Alexa y de mi sobrino. Ellos terminan por entrar al auto. Enseguida Alexa lo pone en marcha y nosotros entramos a la casa.

Cierro la puerta, me volteo y sigo a Alicia.

—Pocas veces pierdo contra mi sobrino.

—Si, porque jugaste conmigo. —Alicia se detiene y se cruza de brazos— les dije que no sé jugar, por mí culpa perdiste. Yo no sabía que Alexa me ganaría y que jugaría mejor que yo.

—Ey, hicimos un buen equipo. —me detengo frente a ella— no puedo quejarme de mi compañera. —coloco mis manos en su cintura y la acerco más a mí— la mejor.

—Axel. —Alicia baja sus manos y las coloca en mi pecho— sabés, estoy considerando en recibir esas clases de juego, quiero aprender a jugar.

—Con gusto lo haré a cambio... —alzo una ceja, ella me mira divertida— recibir muchos besos.

—Hecho.

Siento sus labios sobre los míos. Ladeo un poco la cabeza, ambos mantenemos un buen ritmo. Me dedico a besarla lentamente.

No obstante, el timbre nos vuelve a interrumpir.

Me alejo de ella y bufo.

—De nuevo.

—Tal vez a Alexa se le olvidó algo.

Rendido, suelto a Alicia y me dirijo a la puerta.

Al llegar, al abro sin ver a nadie. Frunzo el ceño, bajo la vista al suelo y veo un sobre amarillo tirado en el suelo a unos cuantos pasos de mis zapatos.

Me agacho y lo tomo. Me enderezco y tras una mirada a ambos lados, sin ver nada, entro a la casa y cierro la puerta.

—¿Era Alexa?

Regreso con Alicia, me detengo a unos cuantos pasos de ella.

—¿Qué es eso?

—No lo sé, estaba en la entrada. —digo.

Veo a Alicia acercarse a mí.

Tomo una profunda respiración y empiezo a abrir el sobre. Introduzco mi mano, al sacarla, sostengo varías fotos.

Giro a ver a Alicia.

Ella se coloca a mi lado, recarga su mano en mi hombro y observa fijamente la foto que se muestra.

Suspiro y regreso la vista en la foto. La primera aparezco yo. Es una foto reciente donde estoy apunto de entrar al auto, me encuentro fuera de la empresa. Paso a la siguiente foto, aparezco con Alicia fuera de la librería. Continuo hasta ver fijamente esa foto. Esta vez solo aparece Alicia, sin embargo su rostro está marcado con un enorme equis.

—¿Qué carajos es esto? —emito molesto.

Paso a la siguiente foto.

Veo a Alexa con Lucas en el parque. Ella lo toma de la mano mientras mi sobrino ríe.

De reojo, veo a Alicia avanzar y colocarse frente a mi.

Dejo caer el resto de las fotos y mi mano solo sostiene esa foto.

—Axel, la nota. —la escucho decir.

Aparto la vista de la foto, la veo a ella. La preocupación invade su rostro. Alicia levanta su mano, sus dedos rozan con los míos y me hace girar la foto.

Veo una nota escrita detrás de ella y la leo.

—No puede ser, es ella. —la escucho decir.

Releo la nota una y otras vez:

Te voy a conquistar Axel. Volverás
a ser mío. A estas alturas, ya sabés de
mi regreso. Fue fácil encontrar a Leo. Pagarás por haberme cambiado por esa nerd, es una lástima que Alexa y Lucas paguen tus errores.
V.

Bajo la foto.

Poso la vista en Alicia.

Ella se cruza de brazos.

—Regresó. —dice en un hilo de voz.

Asiento.

No cabe dudas, Valeria tiene que ver en esto. Regresó a nuestras vidas. La tranquilidad que existía se a esfumado sin embargo no pienso permitir que se acerque y les haga daño a las personas que quiero. No le voy a permitir que involucre a Alexa, a Lucas en esto. Ni mucho menos, quiera hacerle daño a Alicia, a la chica que amo.

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