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Capítulo 18 ♡

°  V A L E R I A  °
Observo mi propio reflejo en el pequeño espejo de cuadro fijo en la pared. Estoy lejos de ser la chica que era antes. Mi aspecto en estas circunstancias es deprimente, horrible. Mi cabello esta hecho un desastre, dañado con puntas abiertas, mi rubio se ve opaco y aunque en este lugar haya tomado un baño "decente" aún no me gusta como se me ve. Lo tuve que amarrar en una coleta alta. En mi rostro sin una pizca de maquillaje, visibles ojeras bajo mis ojos. Sin brillo en ellos. Una sonrisa apagada.

“No me gusta esta Valeria”

Hace días que salí, corrijo. Él me ayudó a escapar de esa maldita prisión. Me dió asilo aquí en su escondite. No puedo quejarme aunque no sea de mi agrado. Es mejor que esa celda. No tenía pensado en ir a rentar un departamento de lujo. No tengo dinero. Soy fugitiva y me buscan. En todos lados ya deben conocer mi rostro. Solo tengo que soportar este sitio y esperar a llevar acabo mi venganza.

Tampoco puedo quejarme de Black, es un chico muy atractivo. Sin embargo, me he dado cuenta que esa belleza es solo una máscara al verdadero chico que es. Tan despiadado, malo, asesino igual que yo. Tal vez por eso nos entendemos. Me a tratado bien, en este lugar me respetan. Poco salgo en sus dichosas fiestas, prefiero ocultarme y sobre todo me mantengo al margen de sus trabajos, en aquellos que pronto estaré involucrada.

Dejo mis pensamientos a un lado y me volteo un poco viéndome de perfil. He pensado en cambiar de color de cabello, seguir siendo rubia corro el riesgo de que las personas me reconozcan. Tal vez cambie un tono más oscuro, castaño, quizás.

Llevo mi mano a la cola de mi cabello. Una sonrisa se amplía en mi rostro al pensar en el mismo tono de color de cabello de esa nerd. Debo admitir que se ve bien y tal vez así le guste a Axel.

“Tenian que cambiar sus gustos”

—Valeria, te tengo noticias.

Dejo de ver mi reflejo y me volteo por completo al escuchar esa voz varonil que reconozco. Ambos quedamos frente a frente.

—Dime. Espero que sean buenas noticias.

Black se detiene a una cierta distancia de mi. Luce una traje negro que lo hace ver jodidamente atractivo.

—Las mejores.

Ensancha su sonrisa.

—Te tengo una sorpresa. —agrega— encontré al maldito miserable del que deseas vengarte.

Analizo sus palabras. Las repito en mi mente y rápido ato cabos.

—¿Él?

Black asiente.

Doy un paso adelante.

—¡¿Está aquí?! —emito apresurada.

—Aqui mismo.

—Deja que me encargue de él. —junto mis manos— por favor Black. Quiero verlo. Tengo que hacerlo pagar.

—¿Crees que estás lista para enfrentarlo? No quiero daños.

Black avanza con seguridad. Su mirada no me intimidad.

Siento el roce de su mano al hacer contacto con mi mejilla. Se lo permito y me obligo a no pensar en eso.

—Estoy lista. —digo con seguridad. Él baja su mano— Black, déjame hacerlo.

Él emite una risa.

—Muñeca, a eso vine. —se inclina un poco— por ti. No es una venganza que se disfruta cuando no la llevas acabo tu misma. —se aleja y lleva sus manos a sus bolsillos— ¿Me acompañas?

Sin dudar asiento.

Valentín se da la vuelta y empiezo a seguirlo. Los nervios se apoderan de mí. Las ganas de venganza me invaden al tener que volver a ver a ese maldito que arruinó mi vida y abuso de mí.

...

Es raro que está vez no hayan cubrido mi rostro. Me dejé guiar por Black hasta esa sala de torturas, observé con detenimiento el camino, mientras escucho los pasos de sus hombres al ir detrás de nosotros y dos hasta adelante de él.

De pronto él se detiene frente a una puerta completamente negra. Puedo escuchar las quejas, súplicas de aquel hombre.

—Valeria. —hace una corta pausa— ¿Realmente quieres hacer esto? No quiero fallas.

Amplio mi sonrisa.

—No dudo. Quiero hacerlo. Él sufrirá, te lo aseguro.

Black se da la vuelta.

—Si no puedes, me encargaré yo.

Ladeo mi cabeza.

—Es mi venganza Black.

—Estamos juntos en esto Valeria.

Asiento.

Y es verdad, sin su ayuda no tendría a donde ir. Probablemente estaría vagando en las calles, sin algún refugio. Incluso estaría aún encerrada y sobre todo, no hubiera logrado encontrar a ese desgraciado sola.

—Lo sé Black. Deja que me encargue.

Me escanea por completo.

Termina en mi rostro y curva una maliciosa sonrisa.

—Es todo tuyo. —empuja la puerta y me permite el paso. Tomo una profunda respiración y avanzo— estaré vigilando— me murmura al oído al pasar cerca de él.

Sigo avanzando hasta detenerme a varios pasos de ese hombre. Frente a mi se encuentra repleto de sangre, puedo distinguir con la iluminación que se enfoca solo en él, que se queja, está completamente golpeado y atado de pies y manos sobre esa silla.

Escucho como Black les indica algo a sus hombres. Ellos acatan su orden, le dan un último golpe en el rostro y se marchan.

Hago mis manos puños al reconocerlo, apesar de las condiciones.

—Puedes hacer lo que quieras con él, rubia. —escucho su voz cerca de mi oreja.

Asiento.

Dejo de escucharlo, sentirlo cerca al él déjarme sola. Me quedo sola con ese desgraciado. Una puerta se cierra y el cuarto donde nos encontramos, se ilumina completamente.

Me armo de valor y avanzo hasta él.

—¿Quién...eres? —jadea— ¿Qué... quieres?

—Venganza. —sigo avanzando hasta detenerme frente a él— matarte con mis propias manos.

Lo observo con asco. Cierro los ojos un momento y los vuelvo a abrir. Borro esos malos recuerdos.

—¿No me recuerdas?

Él niega con dificultad.

—¿Cómo pudiste olvidarlo? ¡Yo no puedo! —suspiro profundo— te ayudaré a recordar.—me acerco a él y con asco coloco mi mano en su pecho— tal vez recuerdes aquel día, una chica rubia vagando sola en la calle. Le apuntaba a un hombre borracho y en es momento tú llegaste, tus hombres me apuntaron y me arrebataron mi arma— hago una corta pausa. Lo observo con odio y asco. Logro ver ese tatuaje en forma de víbora en su brazo que es parte de mi pesadillas. Un tormento al recordar su rostro. Su asquerosa voz, risa y el asco me repugna al recordar cada asquerosa caricias por todo mi cuerpo...— ¿Lo recuerdas? Aquella chica que se llevaron y tú abusaste de ella las veces que quisiste, sin importarte sus súplicas o llantos.  ¡Recuérdalo maldito!

Me alejo de él, hago mis manos puños clavándome mis propias uñas en mi palma.

—Sé quién eres. —tose sangre— jamás me olvidaría de una mujer tan hermosa... como tú— sonríe dejando a la vista sus dientes manchados de sangre. Vuelve a toser— ¿Qué tienes que ver con Black?

—No te interesa. Olvidate de él. —observo alrededor. Mi vista se detiene en una mesa en la esquina— aquí solo somos tu y yo.

Me dirijo hasta la mesa. Al llegar puedo observar varias armas, instrumentos de tortura.

—¿Nos vamos a divertir?

Ríe y tose a la vez.

Su voz me asquea.

—Yo me voy a divertir. —tomo un arma y me doy la vuelta mientras le apunto. Él abre los ojos sorprendido.

—No eres capaz... de matarme.

Curvo una sonrisa maliciosa y le disparo en el pecho. Él grita de dolor.

—Seria tan fácil matarte, sería una muerte fácil y rápida. —bajo el arma y la lanzo sobre la mesa— lo haré pero antes quiero que sufras, que supliques por piedad. —me volteo y busco el arma indicada— sabés, me consideran asesina. Estuve en la cárcel. Mate a mi propio ayudante, secuestre a una chica y le dispare al chico que amo. —me decido por una— tal vez con ellos tuve piedad, pero contigo no. —me doy la vuelta con el arma en mi mano— no te dejes guiar por una chica bonita, porque yo si soy capaz de matar por conseguir lo que quiero.

—No... Alejate... ¡Black ayúdame!

Avanzo sin borrar la sonrisa de mi rostro. Sin dejar de disfrutar este momento. Pensando en todas las formas de tortura que puedo hacerle.

(...)

—Muy sorprendente. No me equivoqué contigo Valeria.

Escucho la voz de Black a lo lejano.

Nos encontramos en su despacho. Él recargado en su escritorio y yo frente a él. Sentada en la silla mientras veo mis manos con rastro de sangre, puedo jurar esas gotas de su sangre encontrarse en mi rostro.

Volví a matar otra vez. Sin arrepimientos. Al contrario, disfruté al ver como poco a poco su vida era arrebatada. Disfruté escucharlo quejarse, suplicar que parará, verlo desangrarse. Sin embargo, no me siento del todo satisfecha.

—Lo hiciste bien.

Alzo la vista y la enfoco en Valentín.

—Te dije que podría hacerlo.

Él asiente.

—¿Satisfecha?

Niego.

—No hasta acabar con Alicia y tener a Axel conmigo. Por eso estoy aquí.

—Y yo voy ayudarte en eso. Cuentas con mi ayuda pero a cambio ya sabes lo que quiero. —lo observo fijamente— trabajarás para mí rubia, me has demostrado que puedes torturar y matar sin lástima.

—Hare lo que sea. —emito con seguridad.

Lamo mis labios y limpio mis manos en mi pantalón.

—Pero quiero decirte mis propias condiciones.

—Valeria, no estás para condiciones.

—Voy a hacer lo que quieras. —continuo sin darle importancia a su comentario— trabajaré para ti, pero antes de que me ayudes a vengarme de Alicia y tener a Axel conmigo, quiero a Coral aquí. No me interesa lo que hagas o como lo hagas, quiero que Coral sea libre como yo. La necesito.

—Eso no puedo cumplir. Mira rubia, ella tuvo la oportunidad y prefiero salvarte a ti.

—Se lo debes Black. Ella trabajo para ti. Por tú culpa la agarraron y no hiciste nada para ayudarla.

—Te equivocas rubia —se cruza de brazos— a nadie obligo a trabajar para mí. Sola Coral vino hasta mí, así como tú. Ya obtuvo mi ayuda, no pienso tener a dos locas aquí. Es demasiado riego, tener que controlarte a ti y a otra adicta. —hago mis manos puños— el problema de Coral fue no solo venderla, también consumirla y no me volveré a arriegar por ella, casi me atrapan por su culpa.

—Pero sigues estando libre y Coral no.

Él niega y desvía la vista.

—Black...

—¿Por qué? Dame una buena razón para cambiar de parecer.

Hago una corta pausa, me inclino un poco.

—Porque es mí única amiga.

Su risa resuena en el despacho.

Resoplo.

Él gira a verme y deja de reír.

—Muñeca, no te equivoques. En este mundo no tenemos amigos. Todos te van a traicionar algún día...

—Quiero Coral aquí o no hay trato. —lo interrumpo y me pongo rápido de pie.

—Sientate. —me ordena.

Bufo y me dejo caer de nuevo en la silla.

—Yo me haré cargo de ella.

—Valeria, no puedes cuidarte ni a ti misma. ¿Crees que no lo sé? Lo que tienes y tengo entendido que debes llevar un tratamiento para tu locura —sonrie burlón—. Alucinaciones ¿no? Te he investigado muy bien. Estás inestable.

—Black, por favor...

—No supliques. —la burla desaparece de su rostro— detesto que lo hagan. —emite serio. Me observa por largos segundos— De acuerdo, iré por Coral a cambio de que sigas aquí tu tratamiento.

Suelto una risa sin ánimos.

—¿Estás bromeando?

Él niega.

—Necesitas mi ayuda ¿no? Déjame ayudarte completamente Valeria.

Lo miro sería.

—No estoy loca. Es solo...

—No me interesa oír tus excusas. Ésto es parte del acuerdo. Tus condiciones, mis condiciones ¿estás de acuerdo con eso?

Black se pone de pie y se acerca a mí. Se detiene al quedar a una nula distancia de mí. Apoya sus brazos en el respaldo de la silla.

—O de lo contrario no tendrás más mi ayuda y fácil me deshago de ti.

Resoplo.

—Bien, seguiré con mi tratamiento ¿Contento?

Él sonríe.

—Lo hago por ti. No me arriesgare por una chica inestable y que todo esto que he creado, lo arruines.

Termina por alejarse.

Suelto un suspiro.

Normalmente, me gusta ser yo quien ordene. No seguir órdenes.

No obstante, escucho la puerta ser abierta.

—Entra ¿lo has traído? —escucho a Black hablar.

—Si señor.

Él avanza, dejo de verlo y ni siquiera me interesa voltear. Ignoro su conversación con ese hombre que trabaja para él.

Me dedico a ver el despacho y pensar un nuevo plan. El primer paso para ver a Axel y la estúpida de Alicia. Estoy segura que a estas alturas ya deben saber sobre mi escape y eso solo es la primera parte de mi venganza contra ellos.

Reacciono al ver a Black regresar junto a mi. La puerta es cerrada y me concentro en él.

—Hoy inicias tu tratamiento.

Distingo en sus manos un frasco de pastillas y una botella de agua.

Quisiera negar, gritarle y lanzar esas malditas pastillas lejos sin embargo me obligo a mantener la calma y asiento.

Estiro mi mano y me entrega una pastilla. Sin embargo, él la guía hasta mi boca y me veo con la obligación de abrir mi boca y él deja la pastilla en mi lengua. Prosigo a tomar la botella de agua, abrirla y darle un falso trago. Antes, me asegure de ocultar la pastilla debajo de mi lengua y bajo su atenta mirada, finjo seguir bebiendo.

—Listo —digo al alejar la botella de mis labios.

—Te equivocas conmigo Valeria.

Se inclina, siento sus manos en mis mejillas.

Sin darme oportunidad de alejarlo. Me toma desprevenida al sentir sus labios sobre los míos. Sin embargo, no es tal cual un beso que disfruto. Intento alejarlo, trato de sellar mis labios, demasiado tarde al  sentir su lengua entrar curiosa en mi boca. Llevo mis manos a su pecho mientras trato de empujarlo.

Enseguida, Black se aleja. Lo observo con odio y asco. Él escupe la pastilla y recibo su mala mirada.

—No trates de engañarme. —emite y saca otra pastilla del frasco.

Estoy por tomarla cuando se la coloca en la boca.

—No es necesario...

Rápido siento su mano en mi nuca y me acerca a él. Observo su rostro con detenimiento. Bufo y acerco mis labios a los suyos, tomo la patilla y sin necesidad de agua, me la tomo.

En su rostro adorna una sonrisa triunfante.

—La vas a necesitar. —emite y sella sus labios con los míos.

Está vez me encargo de seguirle el beso, incluso disfrutarlo. Sin ninguna pizca de asco. Besa bien pero sigo extrañando los besos de mi Axel.

Me quejo al él alejarse. Se endereza y lo veo caminar hasta rodear su escritorio.

Suspiro y lamo mis labios.

—Me encargaré de traer a Coral lo antes posible. —asiento.

Él se detiene del otro lado del escritorio.

—Debes saber que así como hay buenas noticias, también hay malas. —agrega y sin dejar de verme, abre un cajón— Y ya has recibido la primera. —deja de verme y no logro ver lo que saca. Mi corazón se acelera— como dije, te he investigado bien Valeria. Debes saber que a estas alturas, ya todos deben saber tu escape. Ya deben buscarte.

—Lo sé, por eso no pienso salir a la calle. Incluso pienso teñime el cabello.

Él posa la vista en mi.

—Buena idea.

Se aleja del escritorio y lo rodea.

No logré ver lo que ocultó en sus bolsillos.

—A estas alturas, tu amado Axel debe saber la noticia que circula por todos lados.

Sonrío ampliamente.

—Lo sé y eso me emociona.

Él musita.

—Todos deben saberlo. —inquiere y se detiene frente a mi. Black se recarga en el escritorio, sin dejar de verme.

—¿Qué sucede?

—¿Piensas ver a tu padre?

Admito que su pregunta me tomó desprevenida. Lo había pensado sin embargo, no quiero involucrarlo en esto.

—No, él ya perdió una hija. —me encojo de hombros— no tiene caso, él está muy enfermo.

—¿Así que no lo sabés?

Frunzo el ceño.

—¿Saber qué? —espeto bruscamente.

—No me gusta dar este tipo de noticias y mucho menos a chicas hermosas como tú.

—Dejate de juegos Black, ¿Qué esta sucediendo?

Él hace una corta pausa.

—Antes comprobé que fuera cierta y así es. No hay equivocación. Gustavo Olson está muerto desde hace días, le dio un paro cardíaco por tal noticia.

Lo miro fijamente.

Repito sus últimas palabras en mi mente.

—No. No es cierto. —siento las lágrimas acumularse en mis ojos— no es cierto. —rapido me pongo de pie —¡Black no! —niego mientras siento las lágrimas bajar por mis mejillas.

—Lo siento rubia.

Mi labio inferior empieza a temblar.

—No, mi padre no...

Sollozo.

Me cuesta creerlo. Me cuesta aceptarlo. Sabía que existía una posibilidad pero dejarlo ir es inaceptable. Él fue el único que estuvo conmigo en todo ese proceso que estuve en la cárcel. Él fue mi única visita apesar de todo.

—¡Mi papá no! —rapido me doy la vuelta y avanzo a la salida.

—¿Valeria a dónde vas?

Ignoro su voz.

Sin embargo, sus brazos me detienen antes de llegar a la salida. Me hace girar y verlo. Empiezo a golpearlo del pecho, sin importar mis lágrimas, lo rechazo.

—¡Sueltame! ¡Quiero verlo! ¡Es mi papá!

—Val... ¡Valeria lo harás! —su agarre en mi brazo aumenta— pero ahora no, tienes que calmarte.

Niego y no dejo de empujarlo sin tener éxito.

Lo escucho maldecir. Rápido me acerca a él y me abraza. Me quejo.

No obstante, siento un leve piquete en mi cuello y esa sensación familiar de estar sedada de nuevo.

—Black, no...

Dejo de golpearlo, me siento débil. Mis piernas dejo de sentirlas y mis ojos pesan cada vez más.

Caigo entre sus brazos.

Logro ver como se deshace de esa jeringa y me abraza.

—Voy a cuidarte Valeria. —escucho su voz a lo lejano.

Mis ojos los empiezo a cerrar poco a poco. Por un momento creo ver a Dylan frente a mi. Ser él quien me sostiene. La imagen cambia a Axel al no tener la seguridad y control de mi.

Mi vista se nubla, dejo de ver la silueta del chico que me sostiene y cierro los ojos por completo. Enseguida se apodera la oscuridad de mi.

❤️💟💖

  • A L I C I A •

Axel está muy raro conmigo desde hace cinco días. Desde aquella vez que pensó sobre mi supuesto embarazo. Es raro que no vaya a trabajar o lo prefiera hacer desde casa. Está muy atento conmigo, muy cariñoso. Incluso los días que fuí a la librería, él me llevó y esperó. Por él tuve que pedirle días de vacaciones a Tatiana. Con tal de estar con él. Al final Axel me convenció y acepté estar en la casa con él.

Estos días ni Sofía, ni Ana han aparecido en casa. Ninguno de nuestros padres han venido a visitarnos. Aunque Axel sigue comunicado con su hermana y con su sobrino.

Eso nos lleva a estar solos. Solo nosotros dos en esta inmensa casa y no puedo quejarme al tenerlo a mi lado. Justo como en este momento.

No puedo dejar de verlo, admito que se ve muy guapo trabajando. Axel se encuentra a una distancia de mi, en el otro extremo del sillón mientras hay varios documentos frente a él, sobre la pequeña mesita de centro.

Tenía que hacerse cargo al no ir a la empresa.

Nuestro momento juntos. Nuestros besos fueron interrumpidos por una llamada de Alan y esos documentos faltantes por firmar.

Me obligo a dejar de verlo y no parecer una acosadora como antes.

Suspiro y regreso la vista en la tablet.

Estoy intentando buscar una película de mi agrado. Una película para ver juntos y no me dicido por alguna. Siempre batallo en estas cosas. Se me facilita más encontrar un libro por leer.

Hago una mueca, me ajusto mis lentes y sigo buscando.

De pronto, una idea se me ocurre. Le doy una rápida mirada a Axel que no me presta atención, dedicado a lo suyo y aprovecho la oportunidad para salir de la aplicación y entrar a facebook.

Pienso mandarle una mensaje a Ana y pedirle una sugerencia de alguna película.

Últimamente, no estoy activa en mis redes. No le tomo tanta importancia al estar con Axel.

Enseguida las notificaciones me invaden. Varias las ignoro. Reviso mi perfil viendo unas fotos de Ana con Max. Sonrío y continuo bajando. Veo una foto de Sofía con un vestido hermoso, siendo obvio su embarazo. Posando en la foto.

—Axel.

Dejo de ver la tablet y dirijo la vista en él.

—Dime Ali.

—Ya falta poco para que el bebé de Sofía y Alan nazca.

—Lo sé.

Alza la vista y me sonríe.

—Me alegro por ellos.

—Yo también Ali, de hecho estoy preparado para hacerle burla a Alan cuando se desmayé ese día que su hija nazca.

—No sabes lo que pasará.

Abrazo la tablet.

—Puedo adivinarlo. Amor, Alan se desmayó cuando Sofía le dió la noticia de su embarazo, no dudo que lo haga cuando su hija nazca. Le haré burla a mi Bro, ya aposté con Max.

Axel ríe.

Niego, alejo la tablet de mi y regreso la vista en ella.

—Pobre Alan, que malos amigos tiene.

Axel deja de reír.

—Él podrá burlarse de mi cuando nuestro bebé nazca.

Trago saliva.

Poso la vista en él.

—¿Nuestro... bebé? —balbuceo.

—Nuestro bebé.

Axel ensancha su sonrisa.

—Amor, ya lo habíamos hablado y...

—Lo sé Alicia, hijos ahora no. Todo a su tiempo sin presiones —me interrumpe— pero al menos deja que me ilucione con la idea.

Le sonrio tímidamente.

—Gracias por entenderlo Axel.

Él asiente.

—Aunque, no creo que esperemos mucho. —dice, me sonríe divertido y regresa en lo suyo.

Paso saliva.

Tal solo pensar en tener un bebé de Axel me emociona, sin embargo, no estoy lista. Aunque mis amigas se hayan animado, Sofía y Alexa, aún no quiero dar ese paso. Al contrario, antes quiero disfrutar mi matrimonio con Axel.

Carraspeo.

—Claro, buscaré la película. —digo y empiezo a revisar mi perfil.

—Hazlo, ya casi termino.

De pronto, me detengo en una noticia y la releo tres veces. Pestañeo varias veces. Reviso cada detalle. Día, hora. Que sea verdad.

—Ali, amor.

Escucho la voz de Axel a lo lejano.

—¿Alicia qué tienes? Estás pálida ¿Te sientes bien?

Siento que me arrebata la tablet.

Poso la vista en Axel. Lo veo a un lado de mí.

Lo escucho maldecir.

—¿Es cierto eso? —suspiro— Valeria... escapó. —ladeo la cabeza— lo dice la noticia, hace días Valeria Olson escapó de la cárcel y no solo eso... Gustavo falleció.... Dice que...

—Ali, no pienses en eso.

Enarco una ceja.

—¿Lo sabías?

Axel deja la tablet sobre la mesa y regresa conmigo.

—Alicia, escuchame.

—¡Lo sabías y no me dijiste nada!

Niego mientras lo veo.

Él intenta tocar mis manos, sin embargo las alejo de él.

—Alicia, no quería que te enteras.

—¿Por qué? Esto también me incumbe, también me preocupa Axel. —hago una corta pausa mientras lo veo— ¿Desde cuándo...?

—Hace días, hace poco. Alan me lo dijo en la empresa y le pedí que no te contara nada. Quería yo hacerlo pero no sabía como Ali. No quería verte afectada, verte así. Lo siento Alicia, por favor, lo siento.

Muerdo mi labio inferior y desvío la vista.

—¿Entonces es cierto?

—Lamentablemente sí.

Lo observo de reojo.

Axel se acerca más a mi.

—Alicia, mírame. Quiero que sepas que voy a protegerte. No voy a dejar que te pase nada. Valeria no te hará daño.

Giro a verlo.

—¿Crees que ella...? —me encojo de hombros sin terminar la oración— tal vez no nos haga daño. Se miraba arrepentida...

—Alicia, perdóname que te diga esto pero yo no le creí. Valeria no es así. Ella no cambiará. Si escapó fue por algo. Nos querrá hacer daño, separarnos. Si fuera de otra forma, ¿por qué escapar? Si tan arrepentida está porque no quedarse en la cárcel y cumplir su condena.

Analizo sus palabras.

Axel tiene razón pero una parte de mi se niega a creer que Valeria está de regreso en nuestras vidas. Después de cuatro años de felicidad, tranquilidad, tenía que volver. Y esta vez, temo lo capaz que es de hacer. Ni si quiera la conozco bien. Recuerdo su mal estado. Valeria está mal de salud y todo eso puede causar mucho daño.

—Ali, voy a protegerte. No te dejaré sola. —siento sus manos sobre la mías— te lo prometo.

Asiento.

Sin mencionar nada, lo termino por abrazar. Siento sus manos deslizarse por mi espalda. Recargo mi barbilla en su hombro. Disfruto estar con Axel, estar juntos.

Tengo miedo por esto, sin embargo, en sus brazos me siento segura, protegida por él.

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