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Capítulo 16 ♡

Estoy de pie cerca del escritorio mientras me acomodo mi ropa. Termino de vestirme, me acomodo la blusa, peino mi cabello con mis manos sin evitar esa sonrisa boba en mi rostro tan solo recordar tan bello momento que acaba de pasar con Axel aquí en su oficina.

Controlate Alicia.

Trato de guardar la calma. Evitar la vergüenza. En verdad me dejé llevar, deseaba estar con él, una adrenalina creció en mi interior al no ser el lugar correcto, tan solo pensar que alguien pudo escucharnos.

Dejo salir un profundo suspiro.

"No debí acceder"

"Bien que lo disfrutaste. No te resististe. Te entregaste de esa forma a él. Uff, no te culpo con ese hombre"

Ignoro esa segunda voz en mi cabeza.

—Ali

Pego un leve sobresalto al escuchar la voz de Axel cerca de mi oído. Sentir sus manos en mi cintura. Su cercanía, su voz, su tacto provoca miles de sensaciones en mi.

—Axel tengo que irme.

Él deja un corto beso en mi mejilla y recarga su barbilla en mi hombro sin soltarme.

—Después de esto, no estoy seguro si quiero que te vayas.

—Axel por favor. Ya fue suficiente, no debimos actuar así tan…

—¿Te arrepientes?

Lo escucho perfectamente.

Suspiro y niego.

—Claro que no, de hecho me gustó mucho. Estar contigo y más de esa forma no será un error.

Dejo de sentir sus manos en mi cintura. Me obliga a darme la vuelta y logro tener una hermosa vista de su físico. Axel aún con el pecho descubierto, su camisa aún sobre el escritorio, siendo una gloriosa vista al tenerlo cerca, observar sus ojos azules y ese rubio cabello despeinado un poco por mi culpa.

—Pero si debo irme. —agrego.

Él musita y vuelve a colocar sus manos en mi cintura y en un rápido delicado jalón, me acerca hasta él.

—Me siento utilizado.

Sonrio con burla y apoyo sus manos en su pecho.

"No Alicia, no pienses cosas sucias"

—Solo no quiero interrumpirte más Axel, tiene mucho trabajo por hacer.

Conecto mis ojos con los suyos.

—Me gustaría decir que te equivocas pero tienes razón. Pero eso no impide que me guste estar contigo. Gracias por venir y gracias a ti, logré desestrezarme. —Axel me roba un corto beso. —pero no quiero que te vayas. Esto jamas lo voy a olvidar, tal vez podemos después repetir. —su rostro adorna esa sonrisa perversa.

—Axel. —me quejo, finjo molestia sin embargo fallo y dejo salir una risilla—. No te aseguro nada, si fue increíble. —su sonrisa se amplia— pero prefiero que sea en nuestra casa.

—En nuestra cama que un duro mueble.

—Basta Axel.

Su risa resuena en esa oficina.

Logro alejarme de él y me cruzo de brazos.

—Me voy.

Él deja de reír, antes de que de media vuelta logra tomar mi mano.

—Espera Alicia. Antes quiero decirte que te amo y que esto solo demuestra lo mucho que te amo y que siempre serás la única para mi —Axel se vuelve acercar.

—Lo sé Axel, me quedó claro. —le digo.

Fue una estupidez ponerme celosa por esa periodista. Dudar de este amor que existe entre los dos. Nuestro hilo rojo.

Él sonríe.

—Bueno, olvidando aquello aunque no creo que lo haga, si quiero que te quedes.

—Axel tienes trabajo, yo aquí seria un estorbo.

—Alicia no digas eso. No quiero que te vayas sola, solo te pido que me esperes. Ya falta poco para que mi turno termine, solo reviso unos documentos, voy a esa maldita reunión y después nos vamos juntos. —hace una corta pausa— seré todo tuyo.

Axel roza nuestras narices.

—Está bien, acepto quedarme.

—Tal vez te aburras un poco pero haré todo lo posible para apresurarme.

Se aleja.

—Descuida amor, tengo en que pasar el rato. —me alejo de él, voy hasta el escritorio y busco entre mi bolsa sacando ese nuevo libro por leer —ves, con esto no me aburro. —Axel se da la vuelta y le muestro el libro.

Axel sonríe y niega.

—Siempre tan precavida.

—Sabes que siempre llevo un libro a todos lados que vaya. Una nunca sabe la oportunidad que tendrá para leer un rato.

—Lo sé y no lo dudo. Te conozco y eres así.

Axel se acerca a mi.

—¿Entonces puedes esperar?

Asiento.

Me inclino hacia él y le doy un beso que me sigue a la par, ambos siguiendo el mismo ritmo.

—Te espero. —le digo al alejarme y cortar ese beso.

Axel asiente, lo veo lamer sus labios.

—Solo, ¿puedo pedirte algo?

—Claro amor.

—Colocate la camisa que así, es mucha tentacion para mi.

Axel se ve a sí mismo y ríe, me contagia la risa ambos terminando riendo.

—Lo haré, pero tu aquí en mi oficina es más la tentacion.

Axel prosigue a acercarse al escritorio y rápido colocarse su camisa mientras se la abrocha boton por botón.

Aparto la vista y carraspeo.

—Puedo irme si quieres.

Axel alza la vista.

—Prefiero verte aquí mientras trabajo.

Axel termina de abrochar su camisa, peina su cabello y se dirige a la puerta.

Suspiro y tomo asiento en la silla con el libro en mis manos. A los pocos minutos, Axel regresa hasta mi.

—Listo, no más seguro.

—¿Crees que nos hayan escuchado? —le pregunto con las mejillas sonrojadas— que vergüenza si si, no podría volver a venir o ver a Sara, tal vez ella.

—Ali, nadie nos escuchó.

—Pero se dan cuenta Axel. Encerrados aquí por más de media hora.

—Podemos decir que estábamos hablando.

Se me escapa una risa.

—Ey, deja de pensar en eso Alicia. Ellos lo ignoran, no les importa nuestra vida privada.

—Estamos en tu trabajo.

—Con más razón, soy su jefe. —ruedo los ojos. Axel besa mi mejlla— no pienses en eso okey, me pondré a trabajar para irnos rápido.

Asiento.

Lo veo avanzar hasta su escritorio.

Suspiro y abro ese libro que apenas compré, me intrigó y deseo leer. Paso a las siguientes páginas. Lo inicio comenzando a leer esa Bonita historia de amor, el mismo título lo dice A Nice Love Story. Esa historia que narra esa escritora, esa historia de amor que deseo tener con Axel, mi chico de libro viviendo mi propia historia en esta realidad.

Horas después...

Después de horas en esa empresa, Axel terminó con las tareas pendientes. Sería mentira que dijiera que me aburrí, estando con un buen libro es imposible. Dejé de leer apenas Axel terminó con esa última reunión, entró al despacho avisando que podíamos irnos, apenas si me quedé en la mitad del libro.

Lo terminé guardando para finalmente ambos salir de esa oficina. Obvio ignore esas miradas, nadie sin ningún comentario. Sara muy amable al atenderme mientras esperaba a Axel, se despidió educadamente. Siendo ahora su esposa, tengo cierto respeto aquí.

Luego salimos de la empresa. No volví a ver a Alan y lo agradezco. Sería batallar con sus comentarios. Axel se dedico a llevarme en su auto, siendo el resto de camino cómodo entre platicas, más al comentarle esa loca idea que se me ocurrió mientras lo esperaba.

Idea que Axel no se negó y aquí estamos. En la casa, afuera, cerca de su moto, cada uno con su casco correspondiente.

—¿Ali estas segura que quieres hacer esto?

Asiento.

—Tu me prometiste que ibas a enseñarme.

—Lo sé pero. —Axel hace una mueca— aprender en andar en moto lleva tiempo y…

—Tengo al más guapo maestro.

Axel me sonríe.

—Bien, cumpliré mi promesa. Solo no quiero que te hagas daño, que te caigas. Tendrás que poner mucha atención en las indicaciones. —asiento varias veces—. Pero tendremos que ir a otro lado seguro para que practiques.

Vuelvo a asentir.

Axel me jala hasta él, deja su mano en mi cintura y me besa.

—Vamos Alicia. —corta el beso, me suelta y se aleja de mi.

Tan pronto Axel se coloca su casco. Imito su acción y me coloco el mio.

Axel prosigue a subirse a la moto y encenderla.

—Axel

—Dime.

—Esto parece una escena de libro. Donde la chica buena sube a la moto de ese chico malo.

—No soy malo Alicia, soy solo tu esposo. Anda, sube.

Asiento y me acerco a la moto.

Me subo y me acomodo en el asiento de atrás mientras rodeo con mis brazos la cintura de mi chico.

—Creo que alguien lee mucho.—lo oigo decir.

Evito responderle.

Escucho su risa.

—Bien, vámonos. Agarrate fuerte amor. Vamos hasta el infinito.

—Solo conduce Axel. —me limito a decirle.

Axel se pone en marcha, me aferro a mi chico sintiendo una adrenalina invadirme al Axel aumentar la velocidad, me dedico a disfrutar el resto del recorrido abrazada de  él.


No sé donde estoy.

No tengo la menor idea de donde me encuentro. Vagos recuerdos tengo en mi mente. Lo único que recuerdo es que soy libre.

Esa sensación de libertad es tan satisfactoria.

¿Cómo llegué aquí?

¿Cómo termine vagando sola por estas calles?

Sin esa celda, sin estar de nuevo priosionera.

Lo poco que recuerdo es que mi traslado comenzó. Yo ahí atada con esa camisa de fuerza, voces, esperando el momento para llevar acabo mi plan y después…

Recuerdos borrosos.

Una discusión con Dylan y…

Terminé libre, fuera de esa patrulla. Con sangre en mis manos y esos oficiales sin vida.

Volví a matar.

No estoy segura. No estoy consciente de nada. No sé cómo lo hice. No sé en qué momento me quite esa camisa de fuerza.

Solo estoy aquí, ambulando por estas calles, con tan solo el uniforme de la prisión. Hambrienta, con frío y mis manos rojas, sucias, con rastro de sangre.

Estoy perdida.

He tratado de encontrar a la única persona que puede ayudarme, no quiero ir con mi padre, hacerlo mi cómplice. Tan solo al enterarse de mi escape será un fuerte golpe, una sorpresa para él. Prefiero que me pierda como hija, no merece tener una hija delincuente y mucho menos quiero involucrarlo en mi venganza. He buscado a ese tipo peligroso que tanto me habló Coral, Valentín Black.

Coral.

Aún no se me olvida la promesa que le hice. Voy a sacarla de ahí. La necesito libre como yo.

Que sienta la libertad.

Apesar de eso, no me siento feliz del todo.

No tengo la menor idea de que hacer. Siendo sincera, no creí que lo lograría.

Observo las calles, alerta, cuidado que nadie me reconozca. Trato de llegar a ese lugar que tanto me habló Coral. Sería suerte que lo encontrará, él es el unico apoyo que tengo.

Sin importar nada, me escabullo entre esas personas mientras bailan, beben. La música fuerte se escucha. Ignoro las miradas, trato de cubrir mi rostro, lo oculto en esa chamarra con capucha que robe.

Encontré su escondite.

Un antro bien oculto, entre calles. Zona subterránea. Los policías son imbéciles aveces o él sabe bien ocultarse.

Esquivo a las personas, algunas logran empujarme. Observo el lugar.

Alta música.

Parejas bailando.

Besándose.

Solía ser como ellos.

Se supone que tendría que ser una chica como ellos. Disfrutando su juventud, en fiestas, amigos, un novio como antes. Sin embargo es parte del pasado. No queda nada de la antigua Valeria, ahora fugitiva, delincuente con una venganza por cumplir. Llena de rencor contra esa nerd.

Continuo, observo alrededor hasta que choco contra alguien. Veo frente a mi a dos hombres robustos, altos, vestidos de traje bloqueando mi camino.

—Señorita usted no puede estar aquí y vestida de esa forma.

Me escanean.

—A ustedes que les importa.

Paso por su lado. Uno de ellos me detiene y me jala del brazo.

—Le voy a pedir que se vaya.

—¡Sueltame! ¡No me toques! —trato de alejarme mientras su tacto me produce asco— ¡No me toques! ¡Solo quiero hablar con él! ¡Busco a Valentín Black!

Ese hombre me suelta de inmediato. Le doy una mirada asesina y toco mi brazo.

Ellos se ven entre ellos, uno de ellos le susurra palabras inaudibles para mi. Desvían la vista en mi y solo uno se aleja hasta verlo perderse entre el bullicio. Aquel hombre está por sujetarme de nuevo cuando retrocedo.

—Sólo venga conmigo, la llevaré hasta mi jefe.

Niego.

Lo miro con desconfianza, sin embargo a estas alturas debo arriesgarme si quiero conseguir lo que quiero.

—Pero no me toque. Lo sigo.

Él asiente y me permite pasar. Me indica la dirección, atravesamos unas cortinas rojas, escaleras yendo por un extraño pasillo. Lejos del bullicio, la música hasta que me obliga a detenerme frente a esa puerta.

Observo alrededor alerta. Desconfío de ellos, de todo el mundo.

De pronto, esa puerta se abre saliendo ese mismo hombre. Me permite el paso haciendo un ademán con la cabeza.

—Puedes pasar.

Lo dudo. Observo el interior sin lograr ver nada. Les doy una última mirada y avanzo hasta entrar. A ese hombre sin importarle mis reclamos, me sujeta fuerte del brazo y me jala dentro de esa habitación. Solo me suelta hasta dejarme en el centro, lo último que escucho es esa puerta ser cerrada por ellos y quedarme sola en esa habitación mientras observo alrededor.

—¿Me dijeron mis hombres que me buscabas?

Me sobresalto al escuchar una desconocida voz detrás de mi. Una voz varonil.

—¿Tu eres Valentín Black?

Escucho sus pasos, cada vez se acerca más.

—En efecto. —susurra en mi oído—. ¿Qué quieres rubia?

Tomo una profunda respiración.

Que no pueda verlo, me causa más curiosidad, sin el miedo ser presente.

—Me llamo Valeria y…

—Lo sé, sé todo de ti. —me interrumpe— Valeria Olson, fugitiva, llevas cuatro años en prisión por asesinato contra tu aliado, aparte de secuestro y intento de homicidio. Te mandé investigar, no recibo a cualquiera. —hace un corta pausa— ¿cómo sabes de mi? ¿Cómo llegaste aquí?

Todo eso me confunde.

—Coral. —paso saliva— Una amiga de la prisión me habló de ti, ella trabaja para ti pero la agarraron y no la salvaste. Me dijo que tu puedes ayudarme. No tengo a donde ir, necesito de tu ayuda.

—Coral. —se ríe— mi amada Coral me habló mucho de ti.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo?

Estoy por voltearme cuando siento un arma apuntarme en la sien sin él dejarse ver.

—Solo quedate quieta bonita rubia.

Paso saliva y asiento.

Él baja el arma, escucho sus pasos al alejarse.

—Verás rubia, hace tiempo que Coral se contacto conmigo desde la cárcel. Mande a unos de mis hombres, ella me habló de ti, tengo valiosa información tuya. Le propuse que te hablará de mi, que te convenciera de buscarme y lo hiciste.

Maldita Coral, no me dijo nada.

—Yo te ayude a escapar, yo mate a esos hombres, te desate y hui. Sabía que tu sólita vendrías a mi. —agrega.

—No entiendo, ¿qué hay de la sangre en mis manos?

—Solo fue una pequeña broma.

Bufo.

—No recuerdo casi nada.

—Lo sé porque el impacto te golpeó. Quedaste desmayada mientras mis hombres se encargaban de todo.

—Entonces, ¿Coral y tu lo planearon todo?

—Exacto, fue un favor que le debía. En vez de su libertad, pidió la tuya.

Analizo sus palabras.

"Estas loca Coral"

Con más razón debo cumplir mi promesa de sacarla de ahí.

—Entonces si vas a ayudarme.

—Te ayude desde un principio pero ahora lo dudo. No te creo capaz de nada. No me sirves Valeria.

Hago mis manos puños.

—¡Te equivocas! —rápido me doy la vuelta viéndolo frente a mi. Lo observo sin vergüenza. Admito que me sorprende lo joven que es. Reconozco ese lindo atractivo que posee, tan bien con ese traje rojo puesto. Su cabello castaño ondulado. Esos ojos cafés claros —ponme a prueba. De verdad necesito tu ayuda, yo hago lo que sea.

—Esa linda carita me hace dudar. —corta la distancia y me sujeta de la cara— Rubia, en este mundo he conocido a tantas como tu. Fingen tan bien. Bello rostro con una mente tan malvada.

—Haré lo que quieras, por favor.

—¿Te das cuenta de tus palabras?—asiento sin dudar— si acepto ayudarte, que trabajes para mi, ya no podrás salir de aquí. Tal vez aquí no seras prisionera pero esto es peor que la Cárcel, un nuevo infierno. La única forma de salir es muerta, creeme que no me importara matar a una hermosa rubia como tu si llegas a traicionarme.

—No me importa. —le digo desafiandolo con la mirada— no me importa el riesgo.

Él sonríe malicioso y me suelta.

—Tengo curiosidad de averiguarlo. Ver de lo que es capaz Valeria Olson. —pronuncia mi nombre de forma extraña— bien, te haré una pequeña prueba, si la pasas, estas dentro y nos ayudaremos mutuamente.

Se da la vuelta y avanza hasta la puerta.

Por un momento pienso que va a irse cuando solo se asoma por la puerta. Chaquea sus dedos y tan pronto, regresa conmigo. Al poco tiempo, dos hombres entran y se detienen detrás de él.

—Cubranla.

Ellos se acercan a mí.

Retrocedo.

—¿Qué van a hacerme?

—Descuida rubia, sólo van a cubrirte la cabeza. No quiero que veas mi mejor escondite. Aún desconfío de ti.

Uno de ellos me cubre la cabeza sin lograr ver nada y me obligan a caminar. Soporto sus manos en mis brazos, me dejo guiar como ordenan.

Claridad es lo que mis ojos captan al ser mi cabeza descubierta y tener frente a mi a ese tan Valentín Black.

—Escucha hermosa, hoy inicia tu prueba. —siento que me sueltan. De reojo observo alrededor. —detrás de mi hay un sujeto que no quiere cooperar, alguien que no quiere pagar y tu vas a castigarlo ¿entendido?

Asiento.

Él se aleja.

Me permite ver el sujeto frente a mi atado a una silla. Amarrado. Avanzo dos pasos y ladeo la cabeza. Apesar de estar golpeado, con sangre en su rostro logro reconocerlo.

Tan pronto los recuerdos me invaden.

La ira crece al recordar ese horrible momento, ese maldito día.

—¡¿Tu?! ¡Eres un maldito! —grito y me lanzo contra él, rápido lo golpeo con mi puño cerrado una, dos, tres veces en la cara. —¡vas a pagar!

—¡Ey, detente!

Siento sus brazos sujetar mi cintura y alejarme de él con fuerza.

—¡Sueltame!

Lanzo manotazos.

Valentín toma mis manos, las inmoviliza sin permitir que lo golpee.

—Tranquila muñeca. —respiro aceleradamente— aún no te di la orden y ya lo estás golpeando.

—Este asqueroso debe pagar. —mascullo con irritación. —giro a verlo viéndolo con desprecio— es un maldito asqueroso—. Regreso la vista en él, cierro los ojos segundos para volverlos abrir. Siento las lágrimas acumuladas en mis ojos. Lágrimas de rabia. —ese maldito con sus asquerosos compañeros, —hago una corta pausa—. Abusaron de mi hace cuatro años.

Dejo deslizar varias lágrimas por mis mejillas.

Él me suelta y se dirige hasta ese ser repugnante.

—¿Es cierto eso?

—No, te juro que no.

—¡Es cierto! —grito y me acerco a él. Sin embargo, Valentín me detiene con su agarre en mi cintura. —¡tu maldito me violaste! ¡Hace cuatro años, yo era esa chica que estaba sola por esa calle. Le estaba apuntando a un borracho cuando ustedes llegaron. Me quitaron mi arma y me subieron a esa camioneta! —hago mis manos puños— usaron mi cuerpo las veces que les dio las ganas ¡recuerdalo maldito!

—Rubia retrocede.

Él me empuja hacia atrás.

—Yo haré que hable. —agrega y me suelta.

Valentin se acerca hasta él, saca una navaja de su bolsillo y le apunta.

—Dime la verdad, sabes que odio que me mientan. Sabes de lo que soy capaz.

—Ya le dije que no sé quien es esta loca.

Me cruzo de brazos molesta.

—Creí que dirías eso.

Ese maldito tipo grita al Valentín clavar la navaja en su mejilla haciendole un profundo y perfecto corte. Continúa clavando en partes de su cuerpo, ignorando sus gritos con una sonrisa maliciosa en él.

—¡Lo aceptó!... La… recuerdo… —Valentín se detiene, lleva el filo en su ojo, ese maldito tipo hecha la cabeza hacia atrás lo más que puede—. Pero yo no le hice nada… —respira agitado mientras se desangra—. Mi jeje, solo fue él… No nos permitió tocarla… él abuso de ella… Solo él… La obligó… Nosotros sólo la atamos… Black lo siento.

Él se aleja sin antes darle un golpe en su boca con el puño cerrado, ese maldito hombre escupiendo sangre de su boca.

—A mi no debes pedirme perdón. —gira a verme. —acércate muñeca. —acato su orden y me acerco a él sin dejar de ver a ese asqueroso hombre con odio— con ella debes hacerlo, ¿puedes encargarte de él?

Asiento.

—Dame una maldita arma.

Él sonríe, aquel niega desesperado.

—No… ¡BLACK NO LA DEJES!

Rápido me entregan una arma que no dudo en aceptar.

Valentin se acerca a él.

—Esto te servirá de castigo, me servirá para asegurarle a tu asqueroso jefe que conmigo no se juega. Serás un regalo para él. —se aleja y se da la vuelta. Pasa a lado de mi y su agarre en mi barbilla me obliga a girar la cabeza y verlo. —todo tuyo.

Le sonrio con malicia.

Me suelta y lo pierdo de vista.

Concentro mi vista en ese asqueroso tipo. Me acerco a él sin borrar esa sonrisa de mi rostro. Levanto el arma y la cargo rápido sin dejar de apuntarlo con ella.

—No, por favor… No me mates…

—Ustedes no tuvieron piedad por mi. No les importaron mis quejas, mis súplicas. No me soltaron, no me dejaron libre. —sujeto el arma con fuerza— no la tendré por ti. Arruinaron mi vida, yo quedé… —trago saliva— lo perdí. —logro ver a Dylan detrás de él.

"Val, no lo hagas"

Lo ignoro y dejo que el rencor que siento, gane y actúe.

—Encontraré a ese maldito y va a pagar mucho peor que tu. Con Valeria Olson nadie se mete.

Sin dudar disparo.

Un perfecto tiro en su frente, ver ese hoyo en su frente mientras bajan hilos de sangre.

Vuelvo a disparar.

Esta vez en su corazón, directo. Lo logro terminando con su maldita vida.

Sin sentirme mal por matar de nuevo. Usar una arma muy segura de seguir con mi venganza.

Bajo mi brazo, dejo de verlo y miro a Dylan. Él niega y desaparece.

—Bien hecho muñeca. —oigo su voz detrás de mi. —admito que me sorprendiste, no te creí capaz. Confirmo que todo lo que se dice de ti es cierto.

—Soy capaz de eso y más.

Él llega hasta mi y se coloca frente a mi.

—Estas dentro. A partir de ahora trabajas para mi, serás mi reina aquí. Voy a ayudarte en lo que quieras, ambos buscaremos a ese maldito imbecil que se atrevió a dañarte. Yo puedo ser peligroso, copaz de matar, tantas horribles cosas pero nunca hacerle daño de esa asquerosa, cobarde forma a una mujer. —asiento. Me sonríe. — bienvenida Valeria.

Sin respuesta de mi parte.

Me dedico a verlo y me armo de valor para besarlo. Uno mis labios a los suyos en un desesperado beso que él sigue, acepta. Yo disfruto.

Teniendo en mente hacer lo qué sea para lograr lo que quiero. Conseguí un nuevo aliado. Alguien que me ayudará contra mis venganzas. Lograr mi objetivo: lograr que Axel Navarro sea solo mío.

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Nota de escritora:
Holaa, hace mucho que no escribía esta historias y hoy la inspiración se apiado de mi y logré escribir el siguiente capítulo. Woo, que tenemos aquí...

¡Valeria esta libre!

Tengo miedo, ja no es cierto.

Ya enserio, imaginen el peligro, cuando se enteren Axel y Alicia. Spolier. Se vienen cosas buenas, interesantes.

Por cierto, el libro que leía Alicia es supuestamente mío. Sería un sueño que A Nice Love Story saliera en físico, sería increíble pero solo imaginen que si. Ahora pueden leer esa historia aquí, en mi perfil 📖💘

Otra cosa:
Al fin apareció nuestro nuevo personaje. Valentín Black ¡Shawn Mendes! 😍🤤

Sin más, gracias por leer. No olviden dejar su estrellita como apoyo. Nos vemos en el siguiente capítulo.  Los invito a leer mis otras historias. Besos ♡

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