Capítulo 25
CONVERSACIONES INESPERADAS
HAYLEY
—Oh, cielos. De verdad. ¡No puede ser! ¿Tú y…? ¡Esto es increíble! —exclamó Maddie, incapaz de contener su asombro.
Asentí, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.
—Sí, así es. Yo tampoco podía creerlo —confesé, mientras una risa nerviosa escapaba de mis labios.
Nos encontrábamos en la cafetería desayunando un smoothie bowl adornado con semillas de chía, coco rallado y nueces picadas, además de un zumo de uva delicioso.
El lugar estaba lleno de estudiantes, cada uno absorto en su propio mundo, pero yo solo podía pensar en Fred. ¿Dónde estaría? ¿Habría decidido quedarse en el aula con Chase? Mi mirada vagaba inquieta, buscando su figura entre la multitud.
—¿Y bien? ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Ibas a guardarte el secreto para siempre? —su dramatismo me hizo reír.
—Te lo estoy diciendo justo ahora —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Ella sacudió la cabeza en desacuerdo.
—Sí, claro, pero has esperado hasta ahora. Podrías haberme llamado anoche y habríamos armado una fiesta —explicó con un tono teatral y juguetón.
—No es para tanto —traté de restarle importancia, aunque en mi interior sabía que era uno de los momentos más especiales de mi vida.
Maddie infló las mejillas, fingiendo un puchero exagerado.
—¡Ay, por favor! Una noticia como esta merece fuegos artificiales, música a todo volumen y bailar hasta el amanecer —gritó Maddie, gesticulando con las manos para enfatizar su punto. Al mismo tiempo, hizo que el alumnado dirigiera su mirada hacia nosotras.
Sentí cómo el rubor coloreaba mis mejillas.
—Vale, te contaré todo. Solo guarda silencio.
Ella fijó sus ojos en mí y apoyó sus codos sobre la mesa, lista para escuchar, no sin antes agregar.
—Eso espero, porque realmente estoy ansiosa por conocer cada detalle.
Suspiré y después me dispuse a contarle todo lo que había sucedido: desde el paseo en el coche, hasta la sorpresa del globo aerostático. Al terminar, ella me miró maravillada.
—¿Realmente hizo todo eso por ti? —preguntó, arqueando una ceja.
—Sí.
—Vaya, eso es lo que yo llamo un amor de verdad. No todos se toman el esfuerzo de organizar algo tan especial.
—¿De verdad crees eso?
—Por supuesto —afirmó ella, y prosiguió —Es más, creo que es una de las cosas más románticas que he escuchado en mucho tiempo. Y viniendo de Fred, que siempre ha sido tan reservado con sus sentimientos… esto es significativo, muy significativo. Y sin mencionar que él no ha dejado de lanzarte miradas todo el día.
—¿Cómo sabes que el me mira?
—Porque lo he visto en el acto más veces de las que puedo contar —aseguró, clavando su mirada en mí—. Cada vez que entras al salón, sus ojos te siguen como si fueras la única persona en el mundo. Es obvio.
No pude evitar sonreír como una boba, imaginándome la escena que describía.
—No lo había notado —confesé, nerviosa.
—Pues deberías —continuó Maddie, apoyando su barbilla en las manos. —Es lindo ver cómo alguien te mira de esa manera.
—Es hermoso.
Ella asintió.
—Dime, ¿qué sigue? ¿Hará una enorme fiesta para proponerte matrimonio? —bromeó ella, con una voz juguetona.
La conversación se detuvo abruptamente cuando una voz interrumpió nuestro animado diálogo.
—¿Quién se casará con quién? —preguntó Ryan, dejándonos atónitas.
Nos giramos para encontrarlo parado allí, con una sonrisa juguetona y una ceja arqueada en señal de curiosidad. Maddie fue la primera en recuperarse, su expresión pasó de la sorpresa a una sonrisa cómplice.
—Oh, nada importante, Ryan. Solo le contaba sobre mi prima, ya sabes, ella es tan intensaaa —comentó Maddie, extendió la última palabra con un tono dramático.
—Ya lo creo. Seguro es igual a ti. No me sorprendería que fuera un rasgo familiar —bromeó Ryan, con una sonrisa pícara. —¿No dicen que lo intenso corre por la sangre?
Maddie le lanzó una mirada de desaprobación a Ryan, y yo estallé en risas.
—Ten un poco de respeto por el linaje de los Klein —replicó ella, fingiendo indignación.
—Como usted mande, señorita —contestó el rubio, haciendo una reverencia exagerada desde su silla.
Ella se cruzó de brazos.
—Ah, y por cierto, ¿alguien te invitó a sentarte?
Mi amiga lo miró con una ceja levantada.
—No, pero estoy seguro de que no es un problema, ¿verdad, Hayley? —inquirió Ryan, volviéndose hacia mí con una sonrisa contagiosa.
—No, por supuesto que no.
—Lo ves, Maddie, no hay problema —agregó él, con una sonrisa triunfante.
Ella rodó los ojos.
—Eso no significa que te haya ascendido a mejor amigo.
—Ay, eso sí que dolió —exclamó Ryan, llevándose una mano al corazón en un gesto dramático.
—No exageres.
Él le lanzó una última mirada fría a Maddie, y después sonrió.
—Me gustaría invitarlas a un partido de fútbol. ¿Qué dicen?
—¡Claro! —respondí entusiasmada—. ¡Un partido de fútbol suena genial!
—Sabía que aceptarías, Hayley. Gracias.
Sonreí.
—¿Y tú, Maddie?
—¿Yo qué? —respondió ella con indiferencia.
—¿Te gustaría ir? —inquirió el chico.
—No, no me gustaría ir. Pero no tengo opción.
Ryan le lanzó una mirada cansada y continúo hablando:
—Vale, chicas. Las espero el viernes en la cancha a las 9:00 am.
Asentí, mientras que Maddie lo miraba fijamente.
—Claro, solo no hagas el ridículo.
Ryan comenzó a caminar fingiendo no escuchar, al final del pasillo dio media vuelta y le respondió a Maddie.
—No te preocupes, Maddie, no haré el ridículo —afirmó él, con una sonrisa confiada y un guiño antes de desaparecer por la esquina.
Mi amiga me tomó del brazo, y ambas nos dirigimos al aula.
★★★
Después de mi última clase, me sentía agotada. Sabía que tenía una cita con la doctora Elsie y una parte de mí temía sentirme abrumada de nuevo. Lidiar con la depresión día a día era una batalla constante. Te hacía sentir como un equilibrista caminando sobre un hilo frágil, sabiendo que una sola caída podría ser devastadora.
A pesar de todo, pasar tiempo con Fred me había llenado de felicidad. Una felicidad inmensa
Y sí, lo bueno podía ser que todo el peso se sintiera menos abrumador.
Pero no solo eso me había reconfortado, sino también la ayuda de alguien más.
Maddie, mi amiga, me había ofrecido su apoyo, pero no quería interferir con su cena importante. Aunque ella insistía en que yo era más importante, decidí enfrentar esto por mí misma.
Caminé hacia el coche de mi madre, y entonces lo escuché. La voz de Fred, con esa sonrisa que siempre lograba iluminar mis días más grises.
—¿Podría acompañarte a tu casa, Chispitas?
Me miró, preocupado.
—En realidad, no voy a casa. Tengo una cita con la doctora más tarde —le expliqué, sintiendo cómo la ansiedad se agitaba dentro de mí.
Fred se acercó lentamente, su rostro mostrando comprensión.
—No tienes que enfrentar esto sola —murmuró, su voz cálida y reconfortante—. ¿Quieres que te acompañe a la cita?
Mi corazón se aceleró ante sus palabras llenas de apoyo incondicional. Sentí un nudo en la garganta al pensar en lo afortunada que era de tener a Fred a mi lado, dispuesto a sostenerme en los momentos más difíciles.
—Sí, me gustaría que vinieras conmigo.
Fred sonrió y tomó mis manos para acompañarme hacia el coche. Una vez dentro, nos encontramos con mi madre, quien nos miró a través del espejo retrovisor con una sonrisa comprensiva.
—Oh, Fred. Es un gusto verte por aquí —saludó mi madre con calidez.
—El placer es mío, señora —respondió Fred con respeto.
Luego de los saludos iniciales, un breve silencio llenó la habitación. Hasta que mi madre habló.
—Ayer me enteré de vuestro noviazgo y debo decir que fue una sorpresa para mí. Hayley me ha contado todos los detalles. Realmente eres un chico excepcional. No puedes imaginar lo feliz que has hecho a mi pequeña. ¡Es maravilloso verla tan contenta! —comentó mi madre, mientras nos regalaba una sonrisa genuina.
—Hayley es una persona increíble, señora. Me siento muy afortunado de que ella haya elegido estar conmigo —contestó Fred, tomando mi mano y acariciándola suavemente.
—Estoy segura de que ambos sois afortunados.
—Lo somos, mamá —expresé.
—No tengo dudas, cariño. Es evidente que os complementáis perfectamente —añadió con ternura.
Al llegar al lugar, ambos nos bajamos del coche y me acerqué a mi madre con una petición en mente.
—Esta vez me gustaría ir con Fred. ¿Puedo, mamá? —le pregunté con una sonrisa expectante.
—Por supuesto, cielo. Ve con Fred. Y recuerda, estoy a solo una llamada de distancia si me necesitas —respondió mi madre con su característica calidez y preocupación maternal.
Después de asegurarme de tener su permiso, Fred y yo nos dirigimos hacia el interior del lugar juntos. Al llegar a la sala de espera del consultorio, noté la tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Mientras observaba a mi alrededor, una persona que parecía ser la asistente de la psicóloga Elsie me llamó por mi nombre.
—Hayley, la doctora Elsie está lista para verte —anunció con amabilidad.
Con paso decidido, seguí a la asistente por un pasillo decorado con tonos grises y blancos hasta llegar a la puerta del consultorio. Al entrar al lugar, noté que todo seguía igual que en mis visitas anteriores. Nada había cambiado.
La doctora Elsie me recibió con una cálida sonrisa y me indicó amablemente que tomara asiento.
—Hola, es un placer volver a tenerte aquí. ¿Cómo te encuentras?
—Bien. Aunque a veces no logro entender mis emociones. Siento como si finalmente hubiera logrado superar la depresión, pero… no lo sé, en ocasiones siento que no puedo más.
Me encogí ligeramente, sintiendo un nudo en el estómago.
—Es normal sentirse así —comenzó, su voz suave pero firme—. La recuperación no es un camino lineal. A veces, incluso cuando creemos haber superado la depresión, los altibajos emocionales pueden sorprendernos.
Observé fijamente el suelo, jugueteando nerviosamente con un mechón de mi pelo.
—Lo sé, pero… ¿Por qué? ¿Por qué no puedo simplemente sentirme bien todo el tiempo?
Mis manos temblaban ligeramente, incapaces de permanecer quietas.
—Sentirnos bien todo el tiempo sería como querer que siempre sea verano; nos perderíamos la oportunidad de experimentar el crecimiento que viene con las estaciones más desafiantes. Las emociones, tanto positivas como negativas, forman parte intrínseca de nuestra vida y no siempre podemos controlar cómo nos sentimos en cada momento. Aceptar esta fluctuación emocional y aprender a gestionarla de forma saludable es un proceso importante en nuestro crecimiento personal y bienestar emocional —respondió la psicóloga, explicándome todo con calma. Inspiré profundamente, tratando de asimilar sus palabras.
—¿Es normal que la pérdida de mi padre siga afectándome tanto tiempo después?
La miré directamente, y suspiré.
La psicóloga se acomodó en su silla, mirándome con comprensión. Luego, tomó una libreta y comenzó a escribir algunas notas mientras hablaba.
—El duelo no tiene un cronograma fijo. Cada persona lo experimenta de manera única, influenciada por su historia personal, su relación con la persona fallecida y su contexto emocional.
Asentí.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla, y la psicóloga extendió su mano en un gesto de consuelo.
—Ya hemos hablado de esto antes. Recuerda que no importa cuánto tiempo te tome sanar, lo importante es que sigas avanzando.
En eso la doctora tenía toda la razón.
Todo era un proceso, nada sencillo. Bastante complejo, requería una valentía total y un apoyo incondicional.
Con el tiempo, había aprendido que a veces un pequeño tropiezo podía desencadenar que todo mi proceso se desmoronara.
Porque un paso en falso podía fracturarlo todo.
Absolutamente todo.
Y cuando eso ocurría, no quedaban más que grietas.
Grietas difíciles de cerrar.
Capaces de perforar hasta el corazón más puro.
Sin embargo, mi abuela Mireille siempre decía:
«Salir adelante no siempre significa avanzar rápido; a veces, simplemente es tener la valentía de dar un paso más».
NOTA:
¡Hola solecitos! ¿Cómo están? ¿Ya están disfrutando de sus vacaciones? Espero que estén teniendo días maravillosos llenos de diversión y descanso.💛
Les cuento que he vuelto, ¡sí, finalmente ha terminado el curso escolar! Estoy considerando retomar las actualizaciones semanales, aunque estoy pensando en que el próximo curso será un poco más exigente y no podré publicar tan seguido como antes. Tal vez tenga que acelerar un poco el proceso de la historia para poder llegar a un final satisfactorio.
Bueno, también me encantaría agradecerles todo el apoyo que me han brindado en todo este proceso.
📌📌📌
Gracias por estar siempre ahí, aunque a veces me ausente de la plataforma. Su apoyo significa mucho para mí y me motiva a seguir escribiendo para ustedes. 💖
¡Realmente son personas súper maravillosas! ✨
Ahora, ¿Qué les ha parecido el capítulo?
💛💛
También, me gustaría dedicarle el capítulo a una lectora que ha estado apoyándome recientemente.
Gracias lindaa🤍
zahreta09
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