Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

DESPEDIDA NOSTALGICA

HAYLEY

Di vueltas en la cama tratando de dormir, pero por más que lo intentaba no podía, estaba hundida en mis pensamientos. Me frustraba la idea de mudarme o mejor dicho la noticia. Porque sería difícil adaptarme a un nuevo instituto.

Por un lado, mi madre tenía razón. No deseaba volver a recaer, ni siquiera contemplaba la posibilidad de regresar a esos días donde asistía constantemente al consultorio de la doctora Milner. Había progresado demasiado, ahora las sesiones eran menos frecuentes.

Antes yo tenía muchos sueños, muchas aspiraciones, solía ser alguien que irradiaba felicidad, era risueña y muy animada, ahora solo quedaban pequeños fragmentos de aquella chica que algún día fui. Todo sucedió cuando mi padre fue diagnosticado con diabetes, tuvo que visitar varios médicos especialistas, nutricionistas, y lo peor para él, fue ausentarse del bufete de abogados, la noticia le destrozó el corazón, y a raíz de eso dejó de cuidarse hasta el punto de estar en un estado crítico. Pasó por muchos tratamientos, medicaciones y exámenes. Vi a mi padre luchar y aferrarse a la vida, pero todo eso se fue por la borda. Él no merecía morir.

Mi vida se había desplomado de la forma más horrible. Sentimientos como la rabia, la frustración, la tristeza, estuvieron presentes. Nada podía describir el dolor, ni la punzada en el pecho. Era como si mi corazón estuviese siendo pinchado repetidas veces. Y me sentía completamente sola.

Un montón de preguntas merodeaban mi mente.

¿Cuánto tiempo durará este dolor?

¿Lo superaré algún día?

Y ninguna pregunta obtenía respuesta.

Después de unos minutos de lucha, finalmente me quedé dormida.

★★★

Era un día precioso, los primeros rayos del sol se colaban entre las cortinas de mi ventana. Abrí los ojos, adormilada. Lo primero que vi fue el estante de libros. En el había todo tipo de géneros como: ciencia ficción, fantasía, aventura, misterio, acción y mi favorito «romance». Había leído varios de ese tipo, la manera en la que se narraba era impresionante. Amaba leer, era mi pasión.

Luego de observar mi habitación, me levanté intentando no hacer ruido, caminé hacia el armario y elegí mi atuendo del día, un vestido corto con estampado floral. Después recogí mi pelo con un moño y salí de mi habitación. Bajé cada escalón, hasta que al pisar el último me llevé una gran sorpresa. Mi mejor amiga se encontraba sentada en el sofá gris. Tenía el pelo rubio y largo, levemente ondulado, sus ojos eran marrones. Llevaba puesta un atuendo elegante, entre ellos, una camisa verde que dejaba ver su pequeña cintura, una falda blanca, y unas botas negras.

Everly Moreau siempre con un estilo impecable.

—Hayley, ¡qué alegría verte! Creí que jamás saldrías de tu habitación —exclamó irónicamente.

—Qué graciosa, ¿hace cuánto tiempo que estás aquí?

—Uhm... La verdad no lo sé.

—¿Y Susan? —Inquirí curiosa.

Ellas eran mis mejores amigas, las consideraba como las hermanas que nunca tuve. Las había conocido cuando era pequeña en un campamento de verano. Recuerdo claramente que ellas fueron elegidas para ser mis compañeras de habitación, así que desde allí nos volvimos inseparables. Everly era una chica analítica, observadora y pacífica. Mientras que Susan era todo lo contrario, era extrovertida, bromista y rebelde.

—Aquí estoy —dijo una voz que provenía del pasillo. —Solo di una visita al baño.

Susan Durand tenía el pelo negro liso como la noche, siempre lo llevaba bien peinado, sus ojos eran grandes y de color ámbar, muy hermosos y brillantes. Vestía con colores muy llamativos.

—Te ves fatal, deberías volver al baño y no lo sé..., podrías mejorar tu imagen —Ironizó Everly.

—Oh, que ocurrente eres, pero gracias por tu consejo, boba.

Suspiré, sabía hacia dónde se dirigía está conversación.

A una pelea total

—Cuando quieras, tonta —Bromeó Everly.

—Ahora que lo pienso mejor, el apelativo que más congenia contigo es «aburrida» —espetó Susan, haciendo énfasis en la última palabra. En ocasiones, no medía el impacto de lo que decía.

—De verdad. ¡Necesitas mejorar tu lista de apodos, porque no son tan hirientes como creéis, inmadura!—. Fue el turno de Everly de silenciar por unos segundos a Susan.

—¡Basta, chicas! —Me interpuse en la conversación.

Esto solía pasar cada vez que nos reuníamos, tener amigas con personalidades totalmente opuestas tenía sus consecuencias. Aunque con ellas me sentía tan feliz, algo que por varios años había dejado de percibir.

—Julieta, deberías estar de mi lado. Everly fue quien comenzó todo esto —Aclaró, al mismo tiempo que dibujaba un círculo en el aire con el dedo índice para referirse a la situación.

—¡En serio me vas a culpar!, asume tus errores niñita.

Y esa fue la gota que colmo el vaso. Ambas estaban furiosas, y ninguna de las dos quería asumir su responsabilidad.

—Vale, así que ahora yo soy la villana, cuando fuiste tú quien soltó un comentario ofensivo de mí —agregó Susan molesta.

—Chicas, es mejor que se calmen, a este paso no solucionarán nada.

Sugerí. Estaba un poco irritada, aunque hablé con un tono de voz cálido. Me había nombrado «Julieta», cuando Susan era consciente de que no me gustaba en absoluto que se dirigieran a mí de esa forma, pero en esta ocasión lo pasaría por alto.

—Hayley, estaré de acuerdo contigo cuando al menos reciba una disculpa de Susan —Aseguró Everly segura de su respuesta.

—Disculpa, creo que estás exagerando. Aquí la víctima soy yo.

Susan la miró un instante antes de soltar una risa despectiva.

—¡Por supuesto que no! La única que exagera eres tú.

Tenía que hacer algo cuánto antes, no me gustaba que mis amigas se enfadaran.

—¡Ya es suficiente!. Necesitan tranquilizarse y después disculparse —exclamé, pero ninguna me hizo caso.

—Bien, pero Everly debería disculparse primero —Protestó Susan mostrando una sonrisa falsa.

—Lo haré, pero solamente porque no soy tan inmadura como tú —Afirmó la aludida.

—No podéis actuar como dos chiquillas.

Suspiré y me masajeé las sienes, sintiéndome tan desesperada. Las dos chicas se miraron, ambas analizando la situación.

—Lo sé. Lo lamento tanto Susan, no debí de haber dicho eso de ti, ¿ok? Es solo que..., no pensé en lo ofensivo que podía ser.

Por fin. Creí que Everly había abandonado su título de chica sensata.

—Disculpas aceptadas. También debería asumir parte de la culpa. Lo siento tanto, admito que reaccioné muy mal, pero ahora me doy cuenta de lo tonta que fui—. Las palabras de Susan fueron de arrepentimiento real.

—Descuida, todo olvidado —Everly se encogió de hombros.

—Gracias, les parece un abrazo grupal de amigas —Agregó Susan por último. Ambas asentimos y sin darme cuenta, ellas se lanzaron sobre mí.

El abrazo fue una especie de reconfortante para mí.

¿Alguna vez te has preguntado lo importante que puede ser un abrazo? ¿ O qué a veces un pequeño detalle puede cambiar la vida de alguien?

En mi caso si. Al final llegué a la conclusión de que los abrazos son la mejor medicina para el alma. Un abrazo te hace sentir un gran cúmulo de emociones.

Hay quienes piensan que el amor o el cariño se deben de demostrar con actos gigantes. Sin embargo, a veces un simple acto puede modificar el estado de ánimo de una persona, como: una sonrisa genuina, una caricia, una carcajada o una llamada.

En ocasiones, frases como:

«Espero que tengas un bonito día»

«Te ves radiante»

«Si necesitas ayuda cuentas conmigo»

Tienen un gran impacto en tu vida. Porque aunque las acciones sean tan diminutas, pueden causar una oleada de emociones gigantes.

—Chicas, creo que es importante que sepan esto..., pronto me mudaré a Melbourne.

—Espera... ¡¿Qué?!... ¡¿Cómo?! No estás hablando en serio, ¿o si?

Asombro y melancolía. Así sonaba la voz de Everly.

—La próxima semana me mudaré, la decisión es de mi madre y aunque no esté totalmente de acuerdo con ella, creo que será lo mejor para mí —Le dije a punto de llorar, pero no podía quebrantarme, no ahora—. Sé que es demasiado precipitado y difícil de asimilar, porque créanme que estoy igual de sorprendida.

—No puede ser. Tenemos que hacer algo... Tú no te puedes ir, podemos hablar con tu mamá... Y tal vez... —Susan no terminó la oración, porque sus ojos se aguaron, aun así, no derramó ninguna lágrima.

—No me parece lo correcto, Susan —admitió Everly—. Debemos apoyarla y creo que por más triste y doloroso que suene esto: Hayley Juliette merece sanar las heridas abiertas, y si para eso, tiene que mudarse, lo hará. Porque no podemos ser egoístas, nuestra amistad es bastante importante y seguirá intacta, aun cuando estéis a millas de distancia. —finalizó

—Tienes razón, Everly. Perdón, Hayley, todo esto es muy difícil para mí, pero eso no justifica lo que dije. Me parece superbién que quieras sanar, y, si esa es la mejor forma, cuentas conmigo.

—Gracias, chicas. No saben lo que sus palabras significan para mí.

Una sonrisa se dibujó en sus rostros.

—Está bien, Hayley —habló Everly—. Solo quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo.

Durante los últimos años, mis amigas habían sido de gran importancia para mí. Cada una a su manera, pero al final sosteniéndome para que no me derrumbara y cayera en un precipicio que no tenía fin.

—Las echaré de menos.

—También nosotras, no creas que te desharás de ambas fácilmente.

No pude evitar reírme al respecto.

—Son increíbles, ¿lo saben?

—Claro —murmuró Everly.

—Estoy de acuerdo —se limitó a decir Susan.

★★★

La semana transcurrió, hasta que por fin llegó el día que menos esperaba: la mudanza.

Decidí salir de casa y caminé hacia la entrada. El cielo tenía un tinte grisáceo, era como si supiera lo triste que me sentía.

Escuché algunas voces detrás de mí, giré ligeramente la cabeza y miré a esas dos chicas con un semblante decaído. Como si por varias horas se hubieran dedicado únicamente a llorar.

—Hola, chicas. Gracias por venir.

—Hola, Hayley. No lo agradezcas, estamos aquí porque nos importas —Aseguró Everly.

—Así es. Mantén la seguridad, de que aunque estés demasiado lejos siempre podrás contar con nosotras. Puedes contactarnos en cualquier momento... y no olvides que te quiero demasiado Hayley—. Confesó Susan.

—En cuanto a mí... —Suspiró Everly—. Sabes perfectamente que te extrañaré y no será lo mismo sin ti. Pero, no dudes ni por un momento en pedirme lo que necesites. Te quiero mucho Hayley.

—Gracias, espero verlas pronto. Las quiero chicas.

Comencé a caminar hacia donde el coche estaba estacionado y entré, no sin antes agitar la mano como signo de despedida, mi madre colocó las llaves en el contacto y puso en marcha al coche.

Nos dirigíamos al aeropuerto, nuestro vuelo estaba programado a las 7:00 pm.

Media hora después nos
encontrábamos buscando el lugar donde se dejaban las maletas. Después pasamos por el aparato de objetos y al final nos dirigimos hacia donde había asientos vacíos. Me puse de pie cuando una mujer avisó que el vuelo ya saldría, las dos nos pusimos en la fila de pasajeros en espera de entrar al avión.

Di un último vistazo hacia el lugar, había demasiada gente, algunos murmuraban, otros se despedían, reían o se quejaban por algún problema con el equipaje, la cancelación de vuelos o simplemente por falta de personal, y con tantas personas era imposible atender a todos en un lapso corto de tiempo. En definitiva, este verano todos regresarían a su hogar después de las vacaciones.

La fila comenzó a avanzar, hasta que llegó mi turno. Le entregué mi boleto y entré, mamá venía detrás de mí. Nos detuvieron un minuto para interrogarnos sobre el contenido del equipaje. Mi madre indignada dijo que tenía sus libros, fotografías y diversos documentos, entre otras cosas.

Nuestros asientos estaban a la par. Me senté y me removí incómoda. Estiré las piernas hasta donde el espacio lo permitiera, miré por la ventanilla; había nubes blancas en forma de algodón y un cielo azul, con tonos naranjas y amarillos.

El vuelo había comenzado y tenía un presentimiento de que las piezas de mi rompecabezas volverían a colocarse en su sitio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro