Pasaban los días y los pensamientos de negación se iban consumiendo y daban entrada a la etapa de resignación.

"Casi siempre lo intentaba, buscaba tantas maneras de olvidarla, pero su fantasma aún me perseguía, me susurraba al oído su recuerdo y me torturaba cada noche con su olvido. Casi siempre lo intentaba, pero de mi mente no lograba borrarla. Y yo sigo aquí... sin sentirte, sin besarte, sin tenerte. Sin ti" - Jairo Guerrero.

Cabe señalar que decidí vivir todo mi duelo solo, no quise meter a mi familia en esto. Quise que fuera así porque creía que era lo correcto, era un problema de amor al que yo había decidido entrar. Además, no quería que cuando mi familia me viera triste lo asociaran con Luna y pensaran que ella era la causa de mi desdicha.

Para este punto de resignación ya se habían acabado mis vacaciones y entraba por primera vez a clases totalmente presenciales.

Para mí era un alivio, odiaba las clases en línea. También me serviría como distracción y así borrar el recuerdo de Luna más fácilmente.

Pasado unos días en la escuela, el trabajo se hacía presente (tareas, proyectos, exposiciones, informes, etc.) y no tenía mucho tiempo para pensar en Luna.

Si no era tomando clases era pasando tiempo con mis amigos y así se mantenía ocupada mi mente.

Los únicos momentos en las que pensaba en Luna era en el trayecto de la escuela a mi casa.

Me tardaba una hora y media para llegar a mi hogar, así que escuchaba música. Me ponía mis audífonos, entraba a mi repertorio de música en el teléfono, le daba en la opción de "aleatorio" y disfrutaba de las canciones.

Evidentemente, la música hacía que trajera de regreso a Luna a mi mente y dar pie a las reflexiones.

Sucedía que extrañaba esa parte de mi vida, donde un mensaje bastaba para hacerme feliz, que difícil se había vuelto el día a día desde que eso ya no ocurría.

Había decidido no lamentarme más por lo ocurrido y dejar de encontrar culpables a la situación. No ocultaba el hecho de que me doliera el no poder decir que Luna fue mía, no poder decir que hubo una relación porque nunca lo hubo. No fuimos nada.

En esos días de resignación entendía que no podía guardarle rencor a Luna, ella actúo para su bienestar y eso está bien, ella hizo lo que hizo para su felicidad y no sabía el daño que me estaba haciendo. Pienso que si hubiese entendido un poco mi sentir hubiera ocurrido algo distinto a lo que al final pasó.

Pero eso sí, no le daba gracias por los momentos que había pasado con ella porque al final de cuenta fueron falsos, nunca actuó en consecuencia de un interés hacia mi persona, actuó desde su egocentría y no podía agradecer eso.

Lo único que le daba gracias era por el hecho de saber que yo me sentía el Rey del mundo estando con la chica incorrecta, imagínense como me sentiría con la chica correcta. Con eso me quedo en esta etapa de resignación, pero esa no sería mi reflexión final en cuanto al tema.