Por donde comenzar cuando hay mucho que contar... Al parecer tendré que remontarme hasta la aparición de S.R. Ésta era una voz que surgió de la nada en mi cabeza, una voz que me decía cómo actuar en algunos casos, lo que estaba bien y lo que estaba mal según él. Una voz que por las noches nos poníamos a platicar reflexionando ciertas situaciones. Una voz que la considero como la forma madura en que yo veía las cosas. Le puse S.R porque encajaba con las iniciales de mi nombre, Saúl Rodríguez. Muy original ¿cierto?

Y bueno, me remonto hasta la aparición de esta voz porque me rescató de un pozo muy profundo, en donde mis estándares de amor estaban muy por debajo de lo que me merecía, a lo mejor no era muy evidente pero el hecho de que a mis 18 años no tuviera una novia hizo que mi autoestima y dignidad estuvieran en el suelo y esperara la aceptación de las chicas.

S.R me enseñó el camino para salir de ese gran bache en el que estaba estancado, me puse a ver videos de superación, empecé a hacer ejercicio, me enfocaba en mí, hacerme consciente de que mi valor como hombre era más grande de lo que pensaba. Trababa de disfrutar cada instante que tenía con mi familia y amigos.

No fue para nada un trabajo fácil, pero en cuestión de meses observé un gran cambio en mi persona, se modificaron algunos pensamientos que tenía en cuanto a las mujeres. Me sentía muy bien con mi nueva versión.

Creía que ya estaba listo para darle de nuevo una oportunidad al amor. El destino también lo sabía, y fue cuestión de tiempo para que lo aprendido se pusiera en práctica.

Un día como cualquiera, me encontraba en la tienda de música en donde trabajaba mi mejor amiga, Kat. Hemos sido mejores amigos desde no hace mucho tiempo, nos conocemos desde la primaria, pero logramos tener una de las mejores amistades recientemente.

Bueno, ese día estábamos hablando sobre el amor. Los dos pasábamos por diferentes contextos en esa cuestión, mi mejor amiga asfixiada por su novia Bren a la cual ya había dejado de querer poco a poco. Y cómo no estarlo, a veces el estar en una relación tóxica se va perdiendo el interés y las ganas de estar con alguien. En cambio, yo me encontraba soltero, sin ningún tipo de compromiso.

De la nada, Kat mencionó a una chica que se convertiría en su nuevo interés amoroso y alguien demasiado especial para mi amiga, hablamos de Sofi.

–No manches Saúl, esta semana cuando fui a la casa de mi papá – decía con una luz en sus ojos que irradiaban felicidad­ –conocí a una chica muy bonita. Me la presentó mi prima, resulta que es su mejor amiga. La llevó a la casa y estuvimos pasando el rato las tres, la verdad si me gustó un poco.

– ¿Pero y que hay de Bren? – le pregunté.

­– ¿Qué pasa con Bren? – contestó.

–Ya te dije que seas clara con ella y de lo que sientes, ya no puedes estar en esa relación, es lo mejor para las dos.

–Es que no es fácil Saúl – respondió en tono decaído. ­­

No sé qué tan difícil es ser clara con lo que sientes cuando las cosas simplemente no están bien. Aquella era una relación que no iba por un buen camino, pero a mi amiga cómo le costaba romper con su novia.

Hubo un momento de silencio, sabía que tenía que romper con la tensión que había en el ambiente.

– ¿Y qué prima fue la que te presentó a Sofi? – pregunté.

–Mi prima Luna.

¿Luna? No sabía de quién hablaba, conocía a una que otra prima de Kat, pero aquel nombre no me sonaba.

– ¿Cuál prima? – pregunté pensativo.

– ¿Cómo que cuál prima? – mencionó desconcertada. –De hecho, ya he subido algunas historias en Ig con ella ¿no te has fijado?

–Pues soy bastante distraído porque la verdad no me suena para nada.

Kat sacó su teléfono y me mostró una imagen que tenía con Luna.

–Mira ella es mi prima.

Vaya sorpresa me lleve al verla, era de piel blanca, pelo lacio de color castaño, ojos profundos, sonrisa cautivadora, apariencia de unos 18 años. Quedé hipnotizado en verdad, era muy hermosa.

–Pues no la conocía, debo decir que está bonita– dije mientras se me salía una sonrisa del rostro.

–La verdad si esta algo bonita – confirmó Kat. –No somos primas como tal porque hay todo un relajo con la familia, pero es muy especial para mí.

–Ya veo, entonces si la conoces desde hace mucho.

–Pues algo así, la conozco desde que éramos niñas, pero me empezó a caer muy bien de un tiempo para acá– decía mientras me mostraba más fotos de ellas dos.

–Tiene 16 años­– continuó ­–es algo seria, pero cuando entra en confianza es muy divertida. Además, es cariñosa, inteligente, tierna, tranquila y tiene una personalidad en general muy chida, así como tú.

Me sorprendí al saber que tenía 16 años, aparentaba mucho más.

Kat retiró su teléfono y tuvo un segundo de reflexión. De repente, volteo conmigo con algo de entusiasmo.

–Ahora que lo pienso, creo que tú y Luna harían una bonita pareja Saúl. Yo conozco muy bien a los dos y al parecer harían un match increíble.

La idea me emocionó un poco. La descripción me agradaba, mencionaba cualidades que me llamaban la atención de una chica. Además, era bastante bonita, pero sabía que el conocerla iba a ser muy difícil, vivíamos a una hora de distancia viajando en carro. Obviamente era complicado el panorama. Pero el bendito destino ya tenía algo preparado.