Capítulo seis
¿Quién iba a decir que la baraja iba a ser la razón de que tuviera uno de los mejores y peores momentos en aquel día?, les explico.
Unos primos de Kat estaban jugando baraja en la mesa de al lado de nosotros, Kat los vio y se voltea con nosotros muy entusiasmada.
–Oye Luna ¿y si tú y Saúl se echan una partida de baraja?
Kat alguna vez me dijo que Luna era una buena jugadora, era difícil que le ganaran. Yo no me considero un gran jugador, pero sabía que le podía dar batalla.
–Si, buena idea– comenta Sofi siguiéndole la corriente a Kat. –Pero que haya una apuesta de por medio.
– ¿Qué apuesta? – pregunta Luna intrigada.
Sofi y Kat soltaron una risita.
–La apuesta consiste en un beso– responde Sofi. –Si gana Saúl, tú le darás un beso y si ganas tu no hay nada ¿de acuerdo?
La apuesta era fácil de entender.
Luna no sabía que decir ante esa propuesta, en cambio yo me sentía demasiado emocionado por saber que tenía una oportunidad de darle un beso a la chica que me gustaba.
Hubo un instante de incertidumbre porque Luna no se notaba muy convencida pero finalmente aceptó.
Me sentí aliviado al saber que ella aprobara el trato.
He llegado a apostar mucho dinero en la baraja, pero sin duda esa vez era la partida más importante que haya tenido. No podía perder, era recibir un beso de una de las chicas más bonitas que he visto, no iba a dejarlo ir tan fácil.
Las cartas estaban repartidas, al ver mi juego me lleve una desilusión tremenda, me había tocado pura basura, y no exagero al decir que tenía pura basura. El panorama se veía complicado, pero debía tener la esperanza viva.
Pasaban las cartas y el juego se notaba muy reñido, las esperanzas de que yo ganara se incrementaban, no podía creer lo bonito que se me iban acomodando las cartas.
A punto de ya acabarse el juego, los dos teníamos dos cartas en la mano y en cualquier momento podíamos ganar.
Estaba a una carta de triunfar y estaba seguro de que la que necesitaba no había pasado. Solo quedaban dos cartas por jalar, sentía que la de arriba era la buena. Levanté dicha carta y no era la que buscaba.
Quedé impactado al ver que no solo no era mi carta, sino que con esa le daba la victoria a Luna.
Con mucha tristeza alce la última carta para saber si era la mía y efectivamente, mi triunfo estaba ahí.
No quedaba más que resignarse y alzar la cara porque estaba orgulloso de hacer magia prácticamente con basura.
–Buen juego Luna– dije al mismo tiempo que estiraba mi mano en señal de tregua y admiración. –Estuvo muy reñido, bien jugado.
Luna respondió estrechándome la mano.
Había caído en una partida de baraja ante una buena jugadora, pero mi consuelo fue que todavía no acababa la noche, en pocos minutos iba a comenzar el baile y no era momento para estar decaídos...
Esperen, ¿de verdad creen que ahí acabo la historia de la baraja? No los culpo, yo también pensé que ahí terminaba, pero estábamos equivocados.
Después de darle la mano a Luna, Sofi se dirigió con ella.
–Ahora le tienes que dar un beso a Saúl, Luna.
Kat le siguió la corriente. –Si, tiene razón. Vas Luna te toca darle el beso.
Luna y yo estábamos desconcertados, de hecho, ella si lo mencionó.
–Pero ¿cómo? si yo le gané. No hay beso.
Las dos chicas insistiendo que así no fue la apuesta. Yo la verdad ya me sentía un poco enojado, quería decirles que ya dejaran este asunto, solo hacían que me decayera más por el hecho de que yo había perdido y magnificaban aún más esa derrota.
Ella me ganó limpio y no hay beso, punto. Quería escapar de esa situación así que voltee a ver el conjunto que ya estaba dando la segunda llamada para comenzar el baile.
De repente veo a Luna levantarse de su asiento al igual que Sofi. Me confundí porque no sabía qué era lo que pasaba. Dirigí mi vista a Kat para encontrar una respuesta.
–Si va a haber beso– me dijo susurrando en el oído. –Ellas se van a salir primero y las seguimos detrás.
Vaya situación en la que me encontraba, me levante y camine detrás de ellas. Usted pensará que yo estaba muy emocionado y alegre, porque ¿cómo no estarlo? Estoy a punto de besar a una chica de 10.
Lamento decepcionarlo, pero fue todo lo contrario, yo estaba incómodo con la situación, sabía que estaba haciendo mal al darle el beso después de perder la partida.
La mayor razón por la que no quería besarla era porque sentía que ella se encontraba en la misma situación. No quería forzarla a hacer algo que ella no quería, así no fue la apuesta.
Por más hermosa que era no quería besarla.
Salimos de la carpa y Luna estaba sola esperándome.
–Háganlo rápido para que no sospechen los demás–. Dijo Kat mientras miraba de un lado a otro para saber si no había nadie.
No podía acobardarme porque si lo hacía quedaría como un idiota. Estaba entre la espada y la pared. Mi primera reacción fue ir con ella y hacerlo lo más rápido posible.
Me le acerqué y vi sus ojos, no sé si era la luz de la noche, pero sus ojos brillaban en la oscuridad. Cerré los míos y la besé.
Fue solo un pico, por las circunstancias era lo máximo que podía hacer. No sentí la gran cosa, me sentía extraño. Seguía teniendo la sensación de que no estaba haciendo lo correcto.
Y al parecer no fue suficiente espectáculo para Sofi y Kat.
–No se vale– mencionó Sofi. –No vimos el beso, repítanlo.
Más incómodo no podía estar, yo solo quería que ya acabara, pero a la vez algo en mi decía que lo volviera hacer.
No les niego que me gustó el sabor de su labial, era de chocolate, amo el chocolate.
Estaba en este debate de si quería o no volver a darle un beso a Luna. La miré, hizo una pequeña mueca y ahí supe que fue la peor idea haber apostado en la baraja con ella.
Es lógico, ¿con qué frecuencia te dan ganas de besar a un chico al que apenas acabaste de conocer?, no tenía sentido. Cuando vi su reacción lo supe, yo estaba cometiendo un error.
Todo esto cambio cuando de la nada Luna se inclinó hacia a mí, insinuando que quería el beso. La primer reacción que tuve fue hacer lo mismo.
Chocaron nuestros labios y existía un caos en mi cabeza. Me tranquilizaba y a la vez creaba un gran conflicto.
Al separarnos, ella de inmediato se metió junto a Sofi a la carpa, yo estaba realmente enojado.
Me quedé atrás con Kat. Si solo no hubieran hecho tanto escándalo por el beso, no nos hubiéramos incomodado. Y para colmo de males, Kat me estaba felicitando por lo que había hecho, algo de lo cual no estaba para nada orgulloso.
Pero bueno, ellas que iban a saber cómo me sentía.
Al entrar a la carpa el conjunto anunciaba la tercera llamada y ya arrancaba el baile.
Traté de eliminar lo que había pasado allá afuera y hacer como si nada de eso hubiera pasado. El hecho de remar contra corriente y hacer que no solo se enamorara de mí, sino que tenía que eliminar ese mal rato y volver a empezar de cero, era un gran reto.
Y si usted espera que el baile lo mejoraría todo, pues fíjese que yo también lo esperaba.
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