Capítulo doce
Desperté como a las 10 de la noche. Faltaba una hora para la charla. No tenía mucha hambre, así que ya estaba dispuesto a analizar la situación de Luna.
S.R tuvo razón todo el tiempo. Mi corazón enamorado pudo más que esta voz en mi cabeza. Con resignación acepté la realidad, fui parte de un juego de niños del que pensaba nunca iba a caer. Fui uno de los muchos hombres que cayó en el famoso "enculamiento por un beso". Un beso que no significó nada, que era parte de la fiesta solo para pasar el rato. Fui solo un nombre más en la lista de Luna a los que había besado. No fui más que un hombre de bajo valor al ilusionarme con alguien que no valía la pena.
Estando en esa crisis, abrí el chat que tenía con Luna y borré todos los mensajes. Jamás lo hago, pero esa era una situación que me lo demandaba.
Al parecer lo tenía claro, Luna no estaba interesada en mí y ni mucho menos le gustaba, fue un golpe durísimo a mi ego y esa era la verdadera razón por la que me sentía mal.
El alta autoestima me hacía ver que yo le tenía que gustar a Luna, que yo era un gran partido, pero por más que yo me consideré una excelente persona para Luna, ella también tenía voz en esto y lastimosamente no pesaba igual que yo. Ella tenía otra perspectiva de su hombre ideal y yo no era ese sujeto, es totalmente válido.
En ese momento con ayuda de S.R lo pude ver. La realidad es bastante dura y el hecho de darme cuenta de todos estos aspectos hizo que derramara algunas lágrimas.
Tengo un corazón de pollo que a veces odio tenerlo.
Todavía existía algo en que pensar: ¿Que haría ahora con Luna? ¿Vengarme por el daño que me había hecho? Que ardido me vería si hiciera eso. ¿Querer conocerla más a fondo porque aun así la intriga por conocerla existía? Tampoco, no tiene caso seguir conociéndola, además ¿con qué intenciones lo haría? estaría engañándome de nuevo. ¿Ir a la tienda de música y demostrarle a Luna del gran tipo que se había perdido? No era lo adecuado, sería darle importancia a una niña que no estuvo dispuesta a conocerme.
Mientras encontraba respuesta a la pregunta que me había planteado, sonó mi teléfono. Era Leo.
El volver escuchar su voz me llenó el alma, en la pandemia acostumbrábamos mucho hablar de vez en cuando por teléfono y eran unas pláticas muy divertidas. Una llamada con Leo te reiniciaba la vida.
Hablamos de muchas cosas; de la escuela, de lo que hemos estado haciendo, del futbol y sin duda del amor.
Le conté todo lo que viví con Luna y desahogué todo lo que tenía en ese momento.
Al final rescato dos cuestiones importantes que él me dijo. Una fue el hecho de que me alejara de ese ambiente, Luna me causaba problemas que no valía tener, que dejara todo lo vivido en el pasado y siguiera adelante.
La segunda cuestión fue que no pensara ni planeara las cosas, si algo le había enseñado la vida era que las mejores cosas llegan sin que las esperemos. La relación que hubo entre Luna y yo fue forzada desde el inicio y el forzar algo casi nunca sale bien.
"El amor es una cosa que se da de pronto en forma natural, lleno de fuego. Que si lo forzas, se marchita. Sin tener principio, llega a su final" –Sin bandera.
Agradezco esos consejos que me dio Leo. Al parecer ya tenía clara la respuesta a la pregunta que me había hecho antes de la llamada. Iba a ser yo.
Sé que es difícil de explicar, pero es la forma en la que iba actuar para superar esto. Yo no me caracterizo por ser rencoroso o por guardar algún resentimiento hacia alguien. Así que eso haría, seguir con mi vida y retomar el aprendizaje que había tenido con aquella chica.
¿De qué me serviría guardarle resentimiento a Luna? El daño no se lo haría a ella, me lo haría a mí por actuar de esa manera.
"El resentimiento es como tomar veneno y esperar que el otro muera"
Tuve que ser más objetivo y darme cuenta de que probablemente era yo el del problema. No todos piensan de la misma forma que yo a la hora de hablar sobre el amor. Luna y yo no teníamos los mismos ideales.
Aprendí que debo tener más cuidado de quien me enamoro, que el hecho de que me den un beso no siempre va a significar que quieren tener un noviazgo o algo parecido, es solo la hormona que esta de un lado al otro en nosotros los jóvenes y es algo totalmente natural.
Además, comprobé que tenía que trabajar un poco más en mi autoestima, era alta, pero se podía mejorar.
Seguí platicando con Leo, recordamos los momentos más divertidos que habíamos tenido en la prepa y no parábamos de reír. Aquella llamada la considero como una de las mejores.
Nos despedimos porque ya estábamos cansados, ya teníamos sueño. Nos deseamos buena noche y colgamos.
No tenía ganas de seguir pensando, así que me dormí en el instante.
Vaya enredo que me hizo tener una chica de 16 años que, para bien o para mal, la historia no acabaría allí.
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